A la mañana siguiente, Hermione fue recibida por el miembro de Severus, bastante rígido, que se clavaba insistentemente en su vientre. Ella sonrió, besando su pecho mientras sus pequeñas manos acariciaban su polla. Les esperaba una mañana interesante, más vale empezarla bien. Así que Hermione se deslizó por debajo de las sábanas para rodear el pene con sus regordetes labios, chupando lentamente.

Finalmente, Severus se quedó dormido. Le costó mucho conciliar el sueño, pero lo consiguió después de ignorar el hecho de que ella estaba desnuda a su lado. Además del hecho de que estaba cachondo, le gustaba mucho estar tumbado junto a ella. Se sentía bien tener compañía en su cama y acogió a Hermione en su fuerte abrazo.

Al día siguiente, Severus seguía profundamente dormido. Tenía una gran erección por la constante fricción que se aplicó a su polla durante la noche. Su duro eje presionaba contra su estómago provocando un cosquilleo. Por suerte, Severus había estado demasiado dormido como para darse cuenta. Sin embargo, eso pronto cambió cuando los labios de Hermione envolvieron la cabeza de su polla. Incluso en su sueño, gimió. Sus ojos se ajustaron lentamente al sol que entraba por la ventana.

Otro gemido siguió, y él estaba sintiendo una sensación increíble bajo las sábanas. Sintió que su polla se retorcía al verse envuelta en los confines de algo extraordinario. Miró hacia abajo y vio una cabeza que asomaba bajo las sábanas. "Esta es la mejor manera de despertarse", pensó mientras otro gemido amenazaba con salir de su boca. Cerró los ojos y fingió dormir, temiendo que cualquier movimiento o palabra repentina hiciera que ella dejara de trabajar su polla. Después de la noche con ella, realmente necesitaba esto para pasar el día.

Cuando empezó a gemir Hermione supo que Severus se estaba despertando. Y como él no le había pedido que se detuviera inmediatamente, ella sólo podía suponer que no le importaba su anormal método de despertar. Hermione sonrió interiormente, sabiendo que probablemente él ya estaba despierto pero se hacía el dormido. A ella no le importaba mientras él se sintiera bien.

Esta vez no se burló. Hermione fue directamente a la yugular. Acariciando sus pelotas mientras se tragaba su polla. Pulgada a pulgada deliciosa. Ella gimió, enviando las vibraciones por su eje, mientras su lengua lamía el poco de precum que rezumaba de la punta. Delicioso. Probablemente nunca se cansaría de tenerlo así. Era enorme y sus gemidos la hacían sentir como si acabara de inventar la mejor poción de la historia. Sus manos le arañaron los muslos y le frotaron los planos y tonificados abdominales mientras seguía chupándolo con fuerza, ansiosa por sentirlo dispararse en su garganta.

Al no tener nada a lo que agarrarse, Severus se agarró a las sábanas mientras ella trabajaba sobre él como una diosa. Los gemidos fueron interrumpidos por respiraciones agitadas y gruñidos mientras ella lo chupaba. Todo su cuerpo se tensó por el satisfactorio placer que ella le proporcionaba. Sintió que empezaba a acercarse al clímax, esta mujer sabía exactamente qué hacer para provocarle el éxtasis. Nunca se cansaría de que su boca lo trabajara.

Con pocas sacudidas en su polla, Severus se corrió. Sus músculos se relajaron mientras explotaba en su boca. Su semilla golpeó la parte posterior de su boca mientras su cuerpo temblaba bajo su contacto. "Ahhh..." Echó la cabeza hacia atrás contra las sábanas, tratando de recomponerse después de la deliciosa exhibición. Le encantaba que ella tomara la iniciativa y le hiciera correrse. Demostró que realmente se preocupaba por complacerlo. Su polla se agitó un par de veces ante ella mientras abría la manta y miraba a la sexy dama.

Hermione se sintió eufórica cuando finalmente se corrió, aquella ráfaga de semilla se disparó en su boca. Ella tragó. Al principio por reflejo y luego con un propósito al pensar en lo bien que sabía Severus. Lo lamió hasta dejarlo limpio, con una sonrisa sensual en los labios cuando él retiró las sábanas. "Buenos días, profesor Snape".

Con cuidado, deslizó su cuerpo desnudo sobre el de él, besando su pecho. Lamiendo sus pezones y mordiéndolos ligeramente antes de subir a su cuello. Apretó los besos hasta llegar a su mejilla, pero se detuvo, sin besar su boca. Esa era otra cosa que él no le había concedido. Un beso. Y era algo que Hermione deseaba igualmente.

Incluso después de que su semen saliera disparado dentro de la boca de ella, miró hacia abajo para ver una visión sexy. Hermione estaba tragando hasta la última gota de su semilla y luego lo lamía hasta dejarlo limpio. Severus no pudo evitar sonreír al ver a Hermione mirándolo. La inocente niña había hecho bien en complacerlo. No le importaría despertarse así cada mañana. "Buenos días Profesora Granger". Dijo en voz baja, mirando como ella le besaba el pecho.

La rodeó con sus brazos cuando llegó a su boca. Mirando a un lado con sus habituales ojos severos, había un toque de amabilidad en ellos. "Te lo has tragado todo. Buena chica". Elogió, rozando su mano callosa contra su suave mejilla. "Me alegro de haberte invitado a dormir en mi cama".

Hermione acurrucó su mejilla contra su mano. El ablandamiento de sus ojos no le pasó desapercibido. Ella lo estaba agotando. El hombre frío de su infancia se calentaba lentamente. O al menos, desvelando su verdadera naturaleza. "Me alegro de que me hayas invitado. Me sentí bien en tus brazos. No tuve ninguna pesadilla". Ella giró la cabeza para besar su mano y luego se acomodó cerca.

"¿Puedo, pedir un beso como recompensa Maestro Snape?" Preguntó tímidamente. Él podía rechazarla. Como lo había hecho con todo el tema de la virginidad y Hermione tenía que admitir que sería un golpe para su ego. Además la curiosidad la estaba invadiendo. Quería sentir sus labios en los suyos. Aprovechar toda esa pasión oculta. Si tan sólo él la dejara.