II.
𝐏𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫 𝐝𝐢́𝐚.
𝐿𝑎 𝑐𝑜𝑛𝑓𝑖𝑎𝑛𝑧𝑎 𝑒𝑠 𝑙𝑜 𝑚𝑎́𝑠 𝑑𝑖𝑓𝑖́𝑐𝑖𝑙 𝑑𝑒 𝑜𝑏𝑡𝑒𝑛𝑒𝑟.
Sus nudillos golpearon suavemente la puerta de la habitación en la que se había encerrado el híbrido.
– Midoriya, ¿te encuentras bien? — le cuestionó con preocupación.
Ante su duda, solo recibió un silencio sepulcral como respuesta.
Inconforme con esto, decidió quedarse esperando en el pasillo hasta que el peliverde saliera. Esta acción solo provocó que el pequeño Izuku se tensara en su lugar.
Se sentía amenazado por tu presencia.
La fémina permaneció parada atrás de la puerta durante varios minutos más, sin darse cuenta del efecto negativo que estaba teniendo su presencia en Midoriya.
De manera inconsciente, bajo levemente su mirada [C/D/O], topándose con el dorado picaporte de la puerta que la separaba del híbrido.
Talvez si abría la puerta el híbrido saldría de su escondite.
Aquel pensamiento inundó su mente, causando que su mano se alzará y tomara la perilla con las puntas de sus dedos. Pero, justo cuando estaba apunto de girar la manija,se detuvo abruptamente.
No, esto no era correcto.
Se reprocho a si misma cuando retomó su sentido común, dandose cuenta de la estupidez que estuvo a punto de cometer.
Solo lo asustaría más.
Aquello lo aterro, no quería que el híbrido la odiara.
Después de meditar durante unos segundos, llegó a la conclusión de que lo más sensato seria retirarse y darle su espacio al peliverde.
– Si necesitas algo, no dudes de decírmelo — y de nueva cuenta, no obtuvo respuesta alguna — Estaré en mi estudio.
Tras decir aquello, la fémina soltó un suspiró de resignación y se alejo del lugar.
– Talvez estoy siendo muy impaciente — murmuró.
Y cuando tus pasos se escucharon distantes y tu olor se hizo suave, Midoriya exhaló todo el aire que estaba conteniendo en sus pulmones desde que escuchó tu mano tomar el picaporte.
– Eso estuvo cerca — susurro con la voz temblorosa mientras se envolvía con las suaves mantas de la cama.
Su iris verdes observaron las puerta en donde, hace algunos minutos, se encontraba la fémina.
No era la primera vez que la peli-[C/D/O] se acercaba a su habitación e intentaba entablar un conversación con él para luego, tras recibir solo su silencio como respuesta, marcharse triste y resignada.
El remordimiento lo golpeó.
Se sentía culpable por ser el causante del olor a tristeza que desprendía [T/N]. Pero, por más que lo intentaba, las palabras no salian de su boca cuando sentía la presencia de la fémina.
– Lo siento — pidió por lo bajo, aun sabiendo que no sería escuchado por [T/N].
Aún no se sentía lo suficientemente valiente para mirarla a los ojos.
Giro sobre su eje por décima vez desde que se sentó en su silla.
Aunque intento despejar su mente para realizar los informes que tenia que entregar el día de mañana, para no ver a su odioso jefe enojado, todos sus pensamientos se dirigían hacia su nuevo compañero de departamento.
Me debe de odiar.
Tras varios minutos pensado, llego a esa conclusión.
Ante sus ojos, era bastante lógica pues, ¿que otra explicación habría?.
Talvez no le gusta su habitación.
Talvez su departamento no era tan lujoso como esperaba.
– O simplemente no quería que lo adoptará — murmuró con la mirada perdida — Debe ser eso.
Su corazón se sumió en la tristeza.
No quería admitirlo pero, cuando decidió en adoptar un híbrido, tenía la esperanza de encontrar la compañía que necesitaba para romper su rutina y deshacerse de la molesta monotonía que la atormentaba.
– Ahg, será mejor no pensar en ello o terminaré llorando — levantó se cuerpo de la cómoda silla y camino hacia la puerta — Comeré algo, eso siempre ayuda.
Izuku alzó sus largas orejas cuando escucho sonidos provenientes de la sala. Al inicio no le tomó importancia pero, cuando su sensible nariz persivio el olor a chuleta de cerdo empanizada, pronto la curiosidad invadió su ser.
Con pasos temblorosos camino hacia la puerta de la habitación y, olvidándose del miedo que sentía con anterioridad, abrió la puerta lentamente.
Procurando hacer el menor ruido posible para no llamar la atención de la fémina, emprendió una caminata sigilosa hacia la sala.
Y una vez llego ahí, no pudo evitar mover su esponjosa cola cuando sus iris vislumbraron, a través de la puerta abierta que daba a la cocina, varios ingredientes que eran comunes en un platillo en particular.
Estaba haciendo su comida favorita.
Pronto su sospechas se vieron confirmadas cuando vio como la fémina volteaba los pequeños trozos de chuleta de cerdo, previamente condimentados con salsa y cebolla, para luego verter sobre estos un huevo batido.
Sin duda era Katsudon.
Talvez fue por lo intenso de su mirada o el goteo inconsciente de saliva de su boca pero, cuándo menos se lo esperaba, la mirada [C/D/O] sorpendida de la fémina se posó sobre él.
– Oh, hola — le saludo con alegría — Estaba cocinando algo porque me dio hambre.
Ante el repentino saludo, el híbrido se paralizó en su lugar al no saber como responder.
– ¿Te apetece un plato de Katsudon? — preguntó con inseguridad [T/N], reprendiendose al instante al darse cuenta de que el híbrido era un herbívoro y, por lo tanto, era poco probable que la carne fuera de su gusto.
Y contra todas expectativas, el ojiverde asintió lentamente mientras sus regordetas mejillas se tornaban carmín, dándole una imágen adorable ante los ojos de la fémina.
– La comida estará lista en un momento, si quieres puedes tomar asiento en el pequeño comedor de la sala— sugirió [T/N] con entusiasmo.
Haciendo caso a las palabras dichas por la peli-[C/D/O], Midoriya emprendió su camino hacia el comedor mientras, de manera inconsciente, movía su rabo a causa de la felicidad que sentía.
Es lindo.
Pensó para sus adentros antes de volver a fijar su atenciónen la estufa.
Los iris verdes del híbrido brillaron cuando sus papilas gustativas captaron el sabor característico del Katsudon, disfrutando aquel delicioso platillo.
– ¡Delicioso!— fue lo único que pudo pronunciar Midoriya, provocando que una extensa sonrisa se pintará en la cara de la fémina.
– Me alegra que te guste mi comida — la mirada que le dirigió [T/N] era igual de cálida como la que le dedicaba su madre cada vez que lo veía feliz — Si para sacarte de tu escondite necesito cocinar Katsudon, creo que lo puedo hacer todos los días.
Aunque la fémina lo dijo como broma, Izuku no pudo evitar sentir como la calidez envolvía su corazón.
– Buenos, Midoriya. Creo que no me he presentado correctamente — extendió su mano sobre la mesa — Soy [T/N] [T/A], una oficinista promedio que está dispuesta a...¿hacerte feliz?.
Durante unos momentos el híbrido dudo en tomar la mano pero, cuando recordó que la fémina le había dado su espacio desde que llegó y que, además, le preparó su comida favorita sin saberlo, concluyó que no era una persona de la que tenia que desconfiar.
– Midoriya, Izuku Midoriya — estrecho su mano con la peli-[C/D/O] — Por favor, cuida de mi — suplicó con vergüenza.
– Lo haré, no dudes de ello — prometió con determinación.
Y de esta manera, ambos depositaron su confianza ciega en el otro.
Gracias a un plato de Katsudon.
𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐞𝐝𝐢𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐥:
10/03/2021.
¡𝕲𝖗𝖆𝖈𝖎𝖆𝖘 𝖕𝖔𝖗 𝖘𝖚 𝖆𝖕𝖔𝖞𝖔!
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