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☦︎ 𝗦𝗲𝗲 𝘆𝗼𝘂 𝗮𝗴𝗮𝗶𝗻 | 𝐂𝐡𝐨𝐢 𝐍𝐚𝐦-𝐫𝐚


➪ 𝗣𝗲𝗱𝗶𝗱𝗼 𝗱𝗲: miyeonmiflaca_

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ʀᴇᴄᴏᴍᴇɴᴅᴀᴄɪᴏ́ɴ:
— ᴏɪʀ ʟᴀ ᴄᴀɴᴄɪᴏ́ɴ ᴍᴇɴᴄɪᴏɴᴀᴅᴀ ᴍɪᴇɴᴛʀᴀs ss ʀᴇᴀʟɪᴢᴀ ʟᴀ ʟᴇᴄᴛᴜʀᴀ —

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𝖢𝗁𝗈𝗂 𝖭𝖺𝗆-𝗋𝖺

𝘚𝘦𝘦 𝘺𝘰𝘶 𝘢𝘨𝘢𝘪𝘯 — 𝘛𝘺𝘭𝘦𝘳 𝘵𝘩𝘦 𝘤𝘳𝘦𝘢𝘵𝘰𝘳, 𝘒𝘢𝘭𝘪 𝘜𝘤𝘩𝘪𝘴

" ᶜᵃⁿ ⁱ ᵍᵉᵗ ᵃ ᵏⁱˢˢ

ᵃⁿᵈ ᶜᵃⁿ ʸᵒᵘ ᵐᵃᵏᵉ
ⁱᵗ ˡᵃˢᵗ ᶠᵒʳᵉᵛᵉʳ "



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—Entonces, para resumir, ¿Te gusta Nam-ra, mas no le dices porque crees que no te va a corresponder, pero al mismo tiempo no quieres que ella esté con nadie? —Preguntó un tanto confundido Dae-su.

Daek-ho miró hacia otro lado, rascándose la nunca y terminando por asentir. Ahora que su amigo lo decía, sí sonaba ilógico.

Woo-jin se sumó a la interesante conversación.

—¿Esperas que sepa telepáticamente que gustas de ella y así abandone a todos sus pretendientes por ti? —Cuestionó sarcástico, apoyando su brazo en Dae-su.

El más bajo puso sus ojos en blanco ante la clara broma de su amigo. Le dio un leve empujón de reproche.

—No, no estoy esperando eso —aclaró —. ¿Pero no creen ustedes que soy muy obvio? —colocó su típica cara de desilusión.

—Oh, sí, eres terriblemente obvio. Todo el mundo se da cuenta que te gusta Nam-ra. —Estuvo de acuerdo Woo-jin.

Eso sólo agrandó el mal sentir de Daek-ho.

—¿Entonces cómo ella no se da cuenta? —Reprochó, aprovechando para mirar a la chica que era el centro de la conversación.

Ella estaba amarrada de manos con Su-hyeok, sin saber que esa acción calaba hasta lo más profundo del corazón de Daek-ho y lo hacía revolcarse en celos.

—Seguramente sí lo sabe, pero como tú no le gustas. —Dijo Dae-su en una manera inconscientemente cruel.

Daek-ho vio ofendido a su amigo. Incluso Woo-jin reconocía que ese había sido un comentario cruel. El más grande se escondió de las miradas acusadoras, encogiéndose de hombros y fingiendo deslizarse para desaparecer.

Nuestro protagonista no sabía que le dolía más, si el comentario de Dae-su, o que este fuese absolutamente cierto. Su corazón lo negaba, al igual que sus ilusiones, pero él sabía, muy para sus adentros, que Nam-ra ni siquiera se percataba de su existencia. Probablemente para ella él sólo fuese otro baboso más, otro idiota adolescente en su clase que no valía la pena. Y él llegaba a comprender eso. ¿Qué tenía de especial o diferente? Era una persona genial, sí, pero entre sus inseguridades y más, no lo notaba. Seguramente eso era lo que lo llevaba a no intentar nada con su compañera.

—¿Cómo podría gustarle yo? —Le salió en un tono deprimente.

Dae-su y Woo-jin se alarmaron, yendo hacia él para conformar un abrazo de tres.

—No te pongas así, idiota —Le regañó Woo-jin—. Le podrías gustar a cualquiera. Mira, incluso a Dae-su. —Señaló al muchacho a su lado, quien siguiendo la broma y queriendo subir los ánimos, le guiñó un ojo al desanimado muchacho.

Eso consiguió una leve sonrisa en Daek-ho.

—No te hagas esperanzas, gordo, mi corazón le pertenece a otra. —Alcanzó a bromear con ellos, dejándose comfortar por el abrazo.

Dae-su chistó.

—Y yo que ya pensaba nos casariamos.

Woo-jin y Daek-ho rieron juntos, continuando con sus insinuaciones poco heterosexuales hechas en un contexto de juego.

A lo lejos, Nam-ra oía levemente esas risas de fondo. No les prestaba particular atención, pero sí le generaba una pequeña curiosidad qué podía ser motivo de alegría en esos momentos. Con Su-hyeok a su lado y aquella cinta uniéndolos, tuvo por un segundo el impulso de mirar. No lo hizo. Se resignó a la espera y a la vista de la ventana, con sus esperanzas de vida yéndose a través de esta.

Daek-ho había abandonado aquel sentimiento de celos y autocompasión por uno de adrenalina pura. Su espalda, lejos ya de las de sus amigos, ahora se encontraba pegada a una barricada de objetos musicales y demás que cumplía con la función de retener a los zombies.

Cuando On-jo mencionó la idea que estaba siendo llevada a cabo en la actualidad, él quedó impresionado por esta. Creyó, bromeó y jugó con Dae-su y Woo-jin que podrían hacerlo, que se vería masculino y heroico reteniendo a los zombies con su fuerzo. Claro, él no contaba con la masiva cantidad de estudiantes que fueron infectados y la fuerza que el virus les proveía. Tampoco contaba con que su cuerpo de atlético tenía nada y el único ejercicio que hacía era correr todos los días a la escuela.

—¡¿Cuanto más falta?! -—reguntó en un grito. Sintió que se le fue el alma en este mismo.

Woo-jin, único en no ayudar a sostener la barricada, le respondió.

—¡Resistan un poco más! —Pidió. Su cara delataba el terror y la dura realidad que todos allí vivían.

Daek-ho gruñó en desesperación. Su respiración era un desastre, estaba todo rojo y tenía esa extraña presión recorriéndole el cuerpo. Era como un sentimiento de estar a punto de explotar, de sumergir un objeto a una inhumana resistencia con el fin de que terminase reventando. Miró a su lado izquierdo en busca de esperanza, en busca de dejar de ver a los zombies llegar a ellos por medio del pasillo. No se topó con lo que buscaba, muy por el contrario, encontró la imagen que lo dejaría perturbado.

Una mano de zombie peligrosamente cerca de Nam-ra.

Cualquier cobardía en Daek-ho murió. No se lo pensó ni dos veces antes de tomar una guitarra acústica y golpear al zombie que atentaba contra la vida de la chica que le gustaba. Impactó la madera en un espacio entre el hombro y la cabeza de la criatura, haciéndole caer y obviamente, alejarse de la pelinegra dueña de su corazón.

Nam-ra vio todo suceder con una gran rapidez, apenas percatándose del rescate hacia su persona ya pasados varios segundos. Daek-ho estampaba la guitarra contra los zombies que se querían colar por arriba, todo sin darse cuenta que su fantasía de verse heroico se estaba cumpliendo. La presidenta del curso lo veía con suma atención, sintiendo tener delante de ella al chico que tanto le había pedido al destino. No tardó en tomar una vara larga y ayudar al muchacho a retener a los zombies, aunque su mente realmente nunca se concentró en estos.

Curioso como una acción puede despertar tantas cosas en alguien.

—Daek-ho. —Una voz tranquila y calmada resonó en toda la azotea.

Daek-ho, quien intentaba retomar el aire mientras descansaba en el piso, llevó sus ojos a donde provenía la voz. Choi Nam-ra frente de él. Abandonó su posición de acostado para levantarse con una rapidez que ni los mismos zombies podían provocar en él. A su lado, Dae-su y Woo-jin se acomodaron curiosos, dándose miradas cómplices entre sí y pensando lo mismo.

—Nam-ra -Dijo el muchacho, limpiándose el sudor de la cara y arreglándose la camisa —, ¿Qué sucede? —Cuestionó nervioso.

Nam-ra lo miró con serenidad, sin ninguna expresión evidente en su rostro.

—Gracias por salvarme. —Fue lo único que dijo antes de asentir e irse a una esquina para sentarse.

Daek-ho estaba sin palabras. Una combinación de emociones tales como nerviosismo, alegría, amor y sorpresa se mezclaban en su pecho. Revoltijo de sentimientos. Su mirada se fue con la chica, al igual que su habilidad de hablar. Tenía corazones pintados en los ojos y una cara de enamorado que sacaba más de una risa en el grupo.

Un empujón sacó al chico de su leve ensoñación.

—¿Qué esperas? —Preguntó Woo-jin.

—¡Ve con ella! —Le animó Dae-su con otro empujón.

Daek-ho lo dudó, pero su corazón le ganó la pelea a sus inseguridades, moviendo sus pies hacia la chica que tanto le gustaba. Ella estaba sentada en una de las esquinas de la azotea. Sus muslos se unían con su pecho y tenía las manos alrededor de sus piernas en una clase de abrazo. Daek-ho la vio atentamente, sin decir ni una palabra. Solo ahí, observando con los corazoncitos dibujados en sus ojos.

Nam-ra se percató de la presencia, esperando alguna clase de comunicación por parte del muchacho y recibiendo únicamente esa mirada extraña.

—¿Te puedo ayudar en algo? —Preguntó extrañada después de todo ese tiempo con él nada más mirándole.

Daek-ho reaccionó. Se regañó mentalmente múltiples veces.

«Que idiota» Se dijo a sí mismo para sus adentros.

—Yo... —Intentó hablar, pero resultaba más difícil de lo que pensó —Yo...

Nam-ra levantó una ceja.

—¿Tú...?

El chico tragó fuertemente.

—Yo... Yo quería saber... —Buscó qué decir —Yo quería... Bueno, quiero... —Siguió con su balbuceo.

—Ajá... —Lo impulsó Nam-ra.

Él respiró profundo.

—Quiero saber si estás bien. —Completó finalmente.

Nam-ra le obsequió una minúscula sonrisa.

—Sí.

Él asintió, jugando nervioso con sus dedos. No tenía idea de qué decir después de eso.

Por suerte, Nam-ra sí.

—¿Te quieres sentar? —Le preguntó la chica.

Una oleada de ilusión se asomó por los ojos de Daek-ho. ¿Estaba soñando a caso? ¿En serio Nam-ra le estaba ofreciendo un asiento a su lado?

Si no era en serio, tampoco le importaba. Podría ser un sueño, una ilusión, lo que sea. Él lo tomaría.

Si le preguntases al Daek-ho del día anterior, cuando desayunaba en su casa sin imaginarse lo que se le vendría para los próximos días, si creía posible que Cho Nam-ra pasara toda una tarde hablando con él, seguramente se reiría en tu cara. Nunca se imaginó tener el placer, la oportunidad de charlar por gratas horas con la muchacha que le quitaba el sueño y hacía latir su corazón.

Y sin embargo, estaba pasando.

—¡Ese día estuve muy feliz! Fue tan cómoda la sensación, no podía dejar de verme en el espejo —Se rio como un niño pequeño. No recordaba haberle contado eso a nadie. De hecho, no recordaba haberse abierto tanto con alguien —. Y luego cuando los chicos me dijeron que me veía bien... Oh, eso fue increíble. —Admitió, sonriendo y esbozando esa actitud tan alegre típica de su persona.

Nam-ra lo escuchaba atenta, con atención. Llevaba muchísimo tiempo sin prestar esa cantidad de atención a alguien. Oía todo lo que él decía, disfrutando de la amena compañía que le ofrecía.

—Yo también creo que te ves bien —Admitió ella, provocando un aumento en la velocidad de los latidos del contrario —, pero tengo una duda, ¿No te lastima? ¿No te duele?

Daek-ho sintió una sensación bonita en su pecho. No era la primera vez que le hacían esa pregunta, pero era la primera vez que se la hacían de manera genuina.

—No —Negó —. El binder no me lastima. Simplemente debo cuidar las horas de uso. No debo utilizarlo por más de ocho horas, o en todo caso, doce —Explicó —. Por eso ayer pedí el espacio para poder cambiarme. —Se rio, pasando una mano por su nuca.

Nam-ra asintió en señal de entendimiento. Ya llevaban un rato hablando sobre Daek-ho y la vida de este mismo. Ella lo encontraba fascinante y más que interesante. La música que él oía, las películas que le gustaban, su manera de ver la vida, las experiencias en esta misma. Oír a Daek-ho hablar era un placer, y no sólo por el contenido de su plática, sino también por su misma manera de expresarse. Nunca conoció alguien que sonriese tanto y fuese tan agradable.

—Interesante. —Fue lo único que dijo ella, dividiendo su atención entre el chico a su lado y la reciente oscuridad que comenzaba embargarlos.

Daek-ho siguió los ojos de Nam-ra, terminando por ver el cielo.

—Otra noche aquí... —Susurró él, volviendo a la realidad fuera de su burbuja. El mundo seguía moviéndose más allá de él y Nam-ra.

La chica volvió a mirarlo.

—¿No tienes miedo de morir aquí? —Cuestionó de repente.

Una pregunta cruda, hecha a secas.

Daek-ho pensó antes de responder.

—Sí. La verdad sí —Admitió —. Estoy muerto de miedo.

—¿Y cómo puedes continuar bromeando y riendo?

Por más que pareciese lo contrario, esa pregunta fue hecha sin ninguna malicia. Era curiosidad en su máximo esplendor.

—Supongo que es más fácil cuando tienes a la gente que aprecias a tu alrededor. Dae-su, Woo-jin... Tú.

Nam-ra lució impresionada de estar en esa lista.

Daek-ho simplemente siguió mirando al cielo.

Empapados y cansados. La vida colgando de un hilo y la esperanza en la basura.

Daek-ho podía sentir algunas lágrimas mezclarse con el agua de la lluvia que lo cubría. Agradecía eso totalmente, no quería que nadie lo viese llorar. Se escondió en uno de los rincones de aquel closet, haciéndose bolita y pensando solamente en dormir. Estaba tan cansado. Cansado en demasiados sentidos.

—Daek-ho. —lo llamó una voz a sus espaldas.

Él volteó levemente. Ahí estaba ella, en las mismas condiciones que él, pero más serena. No respondió al llamado de su nombre.

—Tu binder —Le recordó ella —. Dijiste que no podías usarlo más de ocho horas.

Daek-ho se sorprendió ante el comentario. Se terminó de dar la vuelta para poder verle frente a frente. ¿Después de semejante infierno que habían vivido, ella recordaba aquel dato que él le dijo?

—Tú... ¿Tú recuerdas eso? —Cuestionó. Los labios le temblaban por el frío y en general todo en él gritaba: miedo.

Nam-ra, de cuclillas, asintió.

—Sí. Debes quitartelo, no quiero que te hagas daño.

Daek-ho percibió el frío que recorría su anatomía apaciguarse un poco, todo por una calidez que le invadió el pecho.

—¿Cómo lo hago si están todos aquí? —Preguntó, apenado.

Nam-ra pareció pensar en aquel dilema durante unos segundos, llegando a una solución.

—Puedo cubrirte mientras lo haces. —Propuso. La serenidad le embargaba, de alterada tenía poco.

Él, por el contrario a ella, recibió el carmesí que pintaría toda su cara. Hubiese terminado por desmayarse ante la idea si Dae-su y Woo-jin no interviniesen.

—Nosotros también podemos ayudar a cubrirte. —Se ofreció Dae-su por él mismo y por Woo-jin. No faltaban las sonrisas sinceras.

Daek-ho terminó por ser convencido, dejándose ayudar. Woo-jin, Dae-su y Nam-ra le hicieron una pared humana para que él pudiese cambiarse. Los tres miraban para el lado contrario, sin querer alterar al chico o invadirle la poca privacidad que tenía. No faltaron los curiosos que preguntaron qué hacían. Por suerte, Nam-ra se encargó de ellos, diciendo de una manera extrañamente amable que no era de su incumbencia.

Al terminar de ponerse la camisa otra vez, Daek-ho deshizo el vestidor improvisado, dando las gracias -cien por ciento sinceras- y regresando a su pequeño rincón. Dae-su y Woo-jin se fueron a acostar en un lugar cercano a él, dándole el espacio que se notaba necesitaba. Nam-ra, contrario a los muchachos, fue directo con Daek-ho.

—¿Estás bien? —Cuestionó, sentándose a su lado. Por primera vez, la serenidad había abandonando su voz. Seguía siendo tranquila y calmada, pero ahora poseía cierto sentimiento afable que la volvía más agradable al oído ajeno.

Daek-ho, acostumbrándose a la nueva presencia, se acomodó.

—Eso creo... —Fue su respuesta. Le salió como un pequeño suspiro.

Nam-ra se pegó más a él, tal vez de manera consciente o inconsciente, pero lo hizo. Esas dos esferas negras y cristalinas que tenía por ojos se dirigieron directo a mirar a Daek-ho. Podía sentir el miedo y melancolía que emanaba el chico.

—Daek-ho. —Pronunció su nombre por tercera vez en ese día.

Él le dedicó la poca atención que tenía.

—¿Si?

—No dejes de sonreír y bromear —Pidió, atravesándolo con la mirada y dando directo en su corazón como si de cupido se tratase —. No lo hagas. —Sentenció, recargando su cabeza en el hombro del muchacho.

Daek-ho no supo cómo interpretar lo expresado por Nam-ra, pero agradeció el calor que ella le brindó con su cercanía. En su mente enamorada, lo único que importaba es que la tenía a su lado.

Todos se preparaban para salir de aquel lugar. Repasaban mentalmente el plan de Joon-young mientras se colocaban toda clase de cosas para protegerse. No sabían que número de vez era esa, pero de nuevo, estaban a punto de arriesgar sus vidas con la leve esperanza de escapar. El miedo era su mejor amigo, aliándose con las ilusiones de vivir y obligándolos a moverse.

Daek-ho, ya listo, miraba atentamente a Nam-ra, quien estaba unos pasos más adelante de él dándole la espalda. Su mente, impulsada por anteriores acontecimientos relacionados con Dae-su y la hermana de Woo-jin, tenía esta particular idea que no podía ignorar. Sus manos sostenían con fuerza un bate de béisbol, llenándolo de sudor. ¿Sería muy mala idea confesarle a Nam-ra sus sentimientos? Su mente le decía que sí, su corazón le decía que no.

No sabía si iba a morir, pero la ansiedad le susurraba que capaz sí. Y no, no quería morir sin haber sido sincero.

Incluso en momentos como esos, Nam-ra era lo único en lo que podía pensar. ¿Miraría ella a los dos lados cada que cruzaba por su mente?

La idea de ir con ella siguió latente, y sólo creció cuando vio a Su-hyeok acercarsele. Los celos le quemaron el alma al ver cómo la abrazaba, cómo la tocaba. No era alguien celoso, no usualmente, pero la inseguridad de que Su-hyeok se confesaría primero que él y le quitaría cualquier oportunidad, estaba presente. Sin imaginarse que eso sería un impulso, Daek-ho fue con Nam-ra.

Suaves dedos tocaron el hombro de la chica, haciéndole voltear. A penas su cuerpo dio la vuelta completa, un beso se posó en su mejilla. Uno rápido y con una gran carga encima. Todos allí, incluidos ella y Su-hyeok, se sorprendieron.

Daek-ho, frente a Nam-ra, aprovechando la dosis de adrenalina que los celos le dieron, habló.

—¡Me gustas! —Técnicamente gritó, logrando llamar aún más la atención —¡Estoy enamorado de ti, Nam-ra!

Silencio. Algunas risas, miradas expectantes, susurros.

Nam-ra, ya salida del estado de sorpresa, contestó:

—Ya lo sabía.

Desilusión y confusión. Esos fueron los sentimientos que llenaron a Daek-ho por unos segundos.

—Tú... —Atentó él con decir algo, pero Nam-ra lo detuvo.

—No te estoy rechazando —Aclaró —. Hablemos cuando todo esto acabe. —Le ofreció su mano.

Daek-ho, atónito y sin comprender muy bien qué sucedía, tomó la mano de Nam-ra. Quizá la mano de ella era la única seguridad que tendría.

Ella lo recibió con aprecio y tranquilidad.

—Una cosa más —pidió bajo las miradas curiosas de todos —, ¿Puedo darte yo uno a ti? —Preguntó.

—¿Un qué? —Cuestionó el muchacho.

—Un beso.

Más sorpresa e impacto en el grupo. El pobre Daek-ho percibió el calor en su cara quemarle.

—¡Sí puedes! —Respondió Dae-su lejos de ellos, sabiendo que su amigo jamás se animaría a responder.

Woo-jin le golpeó y los demás sólo se rieron. Nam-ra tomó ese sí.

Un suave beso se plantó en la mejilla de Daek-ho. Labios cálidos sobre su piel, dándole vida, dándole de eso que tanto necesitaba.

Beso que duró para siempre, que perduró eternidades.

Hola, amores míos <3 ¿Cómo están? ¿Cómo les va? Yo espero que muy bien♥︎

Hoy les traje este pedido de Nam-ra que me hicieron, díganme ustedes, ¿Les gustó? ¿Qué les pareció? A mi me gustó escribirlo. Es la primera vez que escribo a un OC trans, lamento si lo he realizado mal. Si hay alguna sugerencia o corrección respecto a esto, son totalmente libres de hacerlo <3

A la persona que me lo pidió: Darling, lo hice con cariño y aprecio, espero me puedas decir en los comentarios qué te pareció.

Un agradecimiento especial a mi amigo Lokixw que leyó esto y lo aprobó. Capítulo totalmente dedicado a él <$

Advertencia de que lo próximo que viene es triste, así que agarrense.

Me despido sin más que decir con un gif de mi amorcito ❣︎❣︎

ES UN BEBITO AGSKSHSKDJ ( ˘ ³˘)♥︎

— 𝙸𝚜𝚛𝚘𝚓𝚒.

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