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🎼 Canción Recomendada para este capítulo:
Brother - Kodaline

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Diciembre 2020.

Fukushima, Japón.


En una fría mañana de invierno, a unos cuantos días de la víspera de Navidad, un par de jóvenes universitarios acudieron al hospital cercano a su hogar para ver el estado médico de su abuelo.

Los médicos les habían dicho que probablemente el anciano podría ser dado de alta en los siguientes días y debían estar al pendiente.

Una vez el joven MinHo habló con el doctor que llevaba el caso de su abuelo, todas esas esperanzas de pasar una navidad en compañía de toda la familia se desvanecían paulatinamente.

El último diagnóstico médico indicaba que el anciano no estaba en las condiciones adecuadas para realizar una segunda cirugía de extracción, a poco tiempo de la primera, pues a pesar de haber extraído gran parte de aquella masa benigna en su cerebro el par de restos que faltaban por extraer volvían a crecer desmesuradamente en tan poco tiempo.

Sabiendo esto el joven analizó la situación comprendiendo el riesgo de la cirugía, agradeció al médico y volvió con su hermana a la sala de espera.

La chica de cabellos negros como la noche y piel lechosa esperaba tranquilamente, estaba sentada sobre las bancas metálicas de aquella habitación fría y silenciosa con el celular entre las manos; estaba leyendo atentamente los mensajes de su grupo universitario, al parecer uno de los profesores realizaría un examen sorpresa próximamente.

El eco de unos pasos a través del pasillo la alertaron inmediatamente, alzó la vista y una vez divisó con claridad el rostro de su hermano mayor corrió directamente hacia él.

─¿Cómo está el abuelo? ─Inquirió ChaeYoung inmediatamente, recibiendo como respuesta una mirada triste y cabizbaja.

─Mal... ─Respondió el muchacho. ─Los médicos dicen que necesita una segunda cirugía, pero su cuerpo aún no se recupera del todo y es bastante riesgoso.

ChaeYoung al escucharle bajó la mirada sintiendo al instante un profundo temor, era consciente que su abuelo en cualquier momento podría estar en riesgo, pero no pensaba que fuese tan rápido.

Los hermanos permanecieron en silencio observando desde las sillas metálicas la nieve que caía con fuerza en el exterior, habían llegado una hora antes del horario de visitas y debían esperar.

La impaciencia de la chica comenzaba a notarse físicamente con pequeños movimientos rápidos realizados con su pie, que claramente, exasperaban a su hermano mayor por lo que el muchacho le dio un suave golpe en el brazo para que la joven respirara y se calmara. Sin embargo, la chica en lugar de tomarlo con tranquilidad frunció el ceño evidenciando su molestia, estaba a punto de insultar a su hermano cuando una de la enfermeras le interrumpió. La amable señorita les indicó a ambos que podían pasar a la habitación de su abuelo.

El muchacho rápidamente se colocó de pie y a paso apresurado se dirigió por el pasillo hacia la habitación donde el hombre descansaba.

Kim SeokJin, un anciano de 95 años, sabía perfectamente que su condición de salud, después del primer diagnóstico médico, iría empeorando paulatinamente, por lo que le pidió a sus hijos que lo dejasen tranquilo hasta que la muerte llegase por él. Pero Kim TaeHyung, el mayor de sus dos hijos, hizo todo lo posible para pagar aquella cirugía en uno de los mejores hospitales de Japón cosa que no pudo rechazar tan fácilmente.

La enfermera encargada de cuidar al anciano salió de la habitación, después de asegurarse que el hombre estuviese estable y se llevó consigo el carrito de comidas cargado de bandejas vacías.

Mientras tanto, SeokJin acomodó su camilla para poder estar ligeramente erguido y observar el álbum de fotos que su nuera le había llevado hace días, estaba inmerso en los recuerdos que le traían cada una de las fotos cuando de pronto un par de golpes a la puerta de su habitación llamaron por completo su atención. Dejando de lado el álbum sobre su regazo, giró la cabeza observando a los jóvenes que yacían de pie en el marco de la puerta esperando señal alguna de su parte como un par de niños de pequeños.

El hombre sonrió ampliamente soltando una ligera carcajada al ver el rostro de sus nietos y recordó exactamente el día en el que los descubrió comiéndose los chocolates que guardaba en el cajón de su despacho, eran apenas unos niños de cuatro y dos años respectivamente así que la reprimenda no fue muy fuerte, pero les enseño que debían obedecer y respetar sus órdenes como un par de reclutas en entrenamiento o de lo contrario el castigo no sería piadoso.

SeokJin nunca tuvo que recurrir a la violencia para corregir a sus hijos o sus nietos como su padre lo hizo con él durante su infancia, simplemente debía mostrarles lo furioso que estaba al momento para dejarles claro que lo que hicieron estaba mal y no debían volver a hacerlo bajo ninguna circunstancia. Así que con un débil saludo militar les permitió el paso, ChaeYoung inmediatamente se acercó al hombre tomando con delicadeza su mano, ya que la intravenosa de suero estaba incrustada sobre el dorso de la misma.

─¡Abuelo! ─Pronunció la chica conteniendo sus lágrimas.

─Soldado Kim compórtese por favor. ─Mencionó el anciano seriamente.

─Sargento Kim... ─Habló el joven llamando la atención del anciano

─Mantener la compostura para la joven soldado es imposible, siempre ha sido una llorona. ─Aseveró el hermano mayor de la chica, quien recibió un fuerte pisotón de la mencionada tras decir aquello.

─Tiene razón cabo Kim, pero nunca debe faltarle el respeto a una dama. ─Respondió el abuelo.

El joven mencionado aseguró con la cabeza las palabras del anciano para después sentarse en el sillón frente a la camilla.

Mientras tanto ChaeYoung colocó a un costado de la camilla un banquillo de metal, que encontró detrás de uno de los aparatos médicos, para sentarse. Al momento en el que se acercó sintió que había pisado algo, por lo que después de sentarse se inclinó hacia el suelo para levantar aquel objeto de metal.

─Abuelo, ¿Esto es tuyo? ─Preguntó la joven mostrándole el objeto al hombre, quien abrió los ojos sorprendido, tenía años que no veía ese relicario.

─Sí, es mío... ─Respondió extendiendo la mano para recibir el objeto, que inmediatamente estrecho contra su pecho después de recibirlo.

─¿Era de la abuela? ─Inquirió el joven que estaba atento a lo sucedido.

SeokJin cerró los ojos y suspiró profundamente al mismo tiempo que negó suavemente con la cabeza a la pregunta de su nieto.

─No MinHo, no era de tu abuela, es mío. ─Afirmó suspirando nuevamente, la expresión en su rostro cambio notoriamente mientras observaba con nostalgia el viejo relicario; con suma delicadeza pasó sus dedos por los bordes de metal frío y áspero para después abrirlo.

Inmediatamente una pequeña lágrima recorrió la mejilla del anciano tras observar el retrato de un joven soldado, ChaeYoung atenta a las acciones de su abuelo se atrevió a tomarlo de la mano y preguntar quien era esa persona.

SeokJin la observó directamente a los ojos sonriéndole ampliamente y respondió con cierta dificultad.

─Una persona muy importante para mí...

Ambos jóvenes se observaron el uno al otro sin comprender con exactitud las palabras del hombre, que continúo observando el retrato con añoranza.

Minutos acompañados del pitar del monitor cardíaco transcurrieron lentamente hasta que un suspiro del anciano despabiló a los jóvenes quienes lo observaron expectantes.

─Él... ─Pronunció con dificultad debido al nudo en la garganta que se le había formado. ─Es el amor de mi vida... ─Mencionó el anciano en voz baja mirando hacia el cielo desde donde se encontraba.

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Julio 1943

Ulsan, Joseon


Debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial, el mundo estaba hecho un caos, los Nazis avanzaban con velocidad en la conquista de los territorios contiguos a su nación, así mismo Japón le seguía los pasos y continuaban sobre explotando sus colonias para manufacturar los recursos necesarios de cada combate planeado.

Las fuerzas del Ejército Imperial que regían en las tierras de Joseon enviaron a miles de jóvenes, recién egresados de la escuela media, directamente a Kyoto para trabajar en las minas y campos de agricultura.

─¡Me niego rotundamente a ir! ─Expresó con furia un joven de tez morena y ojos color esmeralda, después de escuchar la noticia de la boca de su padre.

─¡No tienes opción NamJoon, es un decreto militar! ─Le refutó su padre severamente.

─Prefiero morir antes de trabajar para los japoneses... ─Mencionó entre dientes antes de salir de su hogar como alma que lleva el diablo.

─¡Tú abuelo era japonés! ─Gritó el hombre para evitar que su hijo saliera de la casa.

─¡Ya está muerto! ─Respondió el adolescente dando un portazo.

El joven se dirigió con rapidez hacia la plaza principal del pueblo, en su camino trató de calmar la ira que sentía con la ayuda de un cigarrillo para no descargarla con su mejor amigo, el muchacho lo esperaba para ir juntos a la mina. Ese pequeño lugar alejado del pueblo donde podían relajarse y ser solo dos jóvenes que descubrían el mundo.

NamJoon, sin duda, se sentía furioso por el decreto militar no podía creer lo que sus oídos escuchaban, mas bien no quería aceptarlo pues de hacerlo era aceptar que sus días de adolescente terminaban aun sin siquiera comenzar. Un joven de dieciocho años debería preocuparse por como cortejar a su futura esposa o por como vengarse de su peor enemigo, no estar preocupándose por la Guerra.

─¡Hey Namjoon! ─Aquella melodiosa y dulce voz despabiló de todos sus males al joven de tez morena quien automáticamente sonrió al ver la sonrisa radiante frente a él.

Kim SeokJin, su Mejor amigo, le hablaba desde el otro lado de la vereda.

─Llegaste antes. ─Le mencionó el moreno al contrario después de cruzar el camino.

─Vengo del taller de mi madre. ─Respondió el más bajo de los dos. ─Y mira conseguí un poco de esto. ─SeokJin se pegó lo más que pudo al cuerpo de NamJoon para mostrarle la botella de vino que cargaba en su canastilla.

─¡Excelente amigo mío! ─Expresó efusivamente golpeando con suavidad el hombro de su amigo.

Ambos jóvenes entre risas y uno que otro golpe emprendieron camino a su lugar secreto, cuidándose en todo momento de no ser vistos por los militares japoneses o de lo contrario volverían a llevárselos al cuartel cercano para interrogarlos.

La brisa veraniega golpeaba con fuerza sus rostros, llevándose consigo las boinas que adornaban sus cabezas, así mismo el pasar del tiempo los abrazaba en el lejano anochecer, debían apresurar el paso para no perderse en la obscuridad.

Tras llegar a dicho lugar y encender la lámpara de petróleo oxidada, NamJoon se despojó de todas las prendas superiores que lo cubrían, ya que el calor en pleno verano dentro de aquella mina abandonada era insoportable, el muchacho mostraba sin pena alguna su definida figura masculina mientras descansaba sobre un tapete tejido de trigo.

SeokJin por su parte solo se quitó su chaqueta y el chaleco que lo cubrían, quedándose con la camisa desabotonada y los tirantes del pantalón abajo, observando a su amigo desde lejos.

Desde que son unos niños, Jin ha sabido descifrar a la perfección los pensamientos del contrario por lo que sin rodeo alguno le preguntó que es lo que le causaba tanto conflicto.

─Siendo sincero, ¡Ese maldito decreto militar! ─Respondió NamJoon quien lanzó un pedazo de madera con rabia hacia los pies del castaño. ─Perdón no quise asustarte. ─Se disculpó inmediatamente al ver que el palo casi golpea sus piernas.

─Ya estoy más que acostumbrado, descuida. ─Dijo el contrario restándole importancia.
─Pero... ¿Por qué te causa tanta molestia? ─Inquirió inocentemente.

─Vamos viejo, ¿A ti no te causa molestia? ─El contrario negó.

─¿Por qué no molestarse?, Somos jóvenes deberíamos estar disfrutando de la juventud, de las chicas, del cigarro, del alcohol... ─Pausó tomando aire. ─No estar preocupados por el maldito gobierno japonés, a este paso nos enviaran como esclavos de trabajo antes de enlistarnos en el Ejército Imperial. ─Lo último lo mencionó con sarcasmo y un gesto de burla tan gracioso que causó una carcajada en Jin.

─Pero, es un decreto Nam, no podemos negarnos. ─Respondió el castaño en voz baja después de reír y sentarse a su lado sobre el tapete.

─Eso es lo que más me molesta... Que no podemos negarnos, que todos estamos atados de manos por el maldito Imperio. ─Refutó con molestia.

Un par de minutos sordos transcurrieron, mientras ambos jóvenes estaban inmersos en sus pensamientos, cada uno lidiaba con sus ideas y optaron por dejarlas en el olvido para disfrutar del poco tiempo que tenían en compañía. NamJoon se encargó de destapar aquella botella de vino joven y SeokJin se encargó de sacar los refrigerios que preparó en el taller de su madre antes de venir, sumado al festín NamJoon sacó un par de revistas para adultos que contrabandeo del estudio de su padre.

La noche transcurría tranquila, SeokJin leía con atención los artículos de educación y salud sexual de aquellas revistas, hasta que una imagen, poco común, llamó por completo su atención. Era la imagen de dos jóvenes semi desnudos besándose apasionadamente, trató de ocultar su asombro para que Nam no se diera cuenta, pero esa imagen inmediatamente lo hizo reflexionar.

El tiempo se le estaba acabando, si él y su mejor amigo terminaban siendo reclutas del Ejército Imperial no podría decirle lo que en verdad siente por él. Sin poder evitarlo, se quedó quieto mirando hacia el cielo pensando en que es lo que debería hacer con respecto a su sentir.

NamJoon al darse cuenta lo observó disimuladamente, él tenía la costumbre de observar a Jin en silencio admirando sus finas facciones; muchas veces ha pensado que él no debió de ser un chico debió ser, sin duda alguna, la chica más hermosa del pueblo y él su afortunado novio. De solo imaginarlo una calidez indescriptible invadía su pecho.

Un tanto preocupado por el gran lapso de tiempo en silencio se acercó al chico castaño y con un suave toque hombro con hombro llamó su atención.

─Hey... ¿Qué pasa? ─Preguntó con voz suave.

SeokJin volviendo en si, suspiró ampliamente dejando la revista que sostenía entre las manos a un lado y estiró sus brazos por encima de su cabeza.

─Nada en particular. ─Respondió vagamente. ─Ya es algo tarde, ¿Nos vamos a casa? ─Preguntó observando los ojos esmeraldas del contrario, quien le asintió en silencio apartando la mirada.

En ese instante, SeokJin trató de disimular la extraña sensación que se alojó en su estómago recostándose sobre el tapete para después estirar placenteramente sus extremidades, sin darse cuenta que en su entrepierna se había formado un pequeño bulto.

NamJoon, que se encontraba de pie acomodándose la camisa se percató inmediatamente de aquella pequeña erección, no fue algo intencional simplemente estaba dentro de su campo visual y era inevitable no prestarle atención. El joven castaño se quedó unos cuantos segundos con los ojos cerrados y los brazos por encima de su cabeza descansando, segundos los cuales el moreno aprovechó para observar detenidamente la anatomía de su mejor amigo, despertando en él un silencioso interés por descubrir que es lo que hay por debajo de aquellas prendas desarregladas y amplias.

Ese fugaz interés se desvaneció tras observar que el muchacho comenzó a acomodar su vestimenta y objetos a su alrededor para poder irse a casa.

Sorprendentemente, el ambiente cálido fuera de la mina cambió drásticamente por un viento frío y húmedo que provocó una densa neblina en todo el campo, el camino por donde habían llegado apenas si era visible, un paso en falso y caerían en alguno de los lodazales. Ambos jóvenes caminaron con cautela entre la densidad tomados de la mano para no extraviarse, NamJoon era quien guiaba a SeokJin y cada que el chico se detenía asustado por cualquier cosa que llegase a alterarlo el más alto lo abrazaba entre sus brazos esperando que se calmará.

Tardaron aproximadamente un par de horas en volver al pueblo donde la neblina era casi imperceptible, las pocas luces eléctricas les permitían observar ampliamente el camino, y en cuanto llegaron al centro cada uno tomo el rumbo a sus respectivos hogares despidiéndose con un ligero movimiento de mano.

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He aquí el primer capítulo de esta dramática historia, espero que les haya gustado. Iba a ser un O.S pero me extendí mucho en la corrección y decidí convertirlo en Historia Corta.

Recuerda que los links a las listas de reproducción puedes encontrarlos en el apartado especial, tan solo debes escanear el QR.

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¡Lxs amo mucho! 😘💜

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Se despide
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