VI
Némesis estaba viendo atraves de la ventana mientras sostenía una copa de vino en su mano, quería ir por su amada, pero sabía que solo la pondría en un grave peligro, era un ser peligroso, era parte de ser un Prime y un monstruo de la oscuridad
-Némesis, ya es hora de irnos, ¿no vienes?- preguntó Stormreing
-No, no pienso ir, les mandas mis felicitaciones- dijo mientras dejaba su copa en una mesa pequeña con unos pocos libros encima
-Prime, por favor, puede ser la última vez que la veas...- fue interrumpido por el Rey
-¡¡¡Lo sé perfectamente!!! Y no sabes cuánto me duele esto, ¿crees... que no quiero estar con ella? Es lo que más deseo, pero es imposible por esta ¡¡¡puta maldición que me cargo!!!-
Stormreing lo vio sorprendido, jamás lo había escuchado maldecir de esa forma, por lo que entendió que era mejor dejarlo sólo, pero no sin antes decirle algo
-Si tanto la amas como dices,no renuncies a ella, debes cuidarla y protegerla-
-Eso hago al alejarme- se sostuvo de la mesa -Si terminaste, te suplico que me dejes sólo-
Stormreing salió de la habitación; Némesis con tanta rabia y tristeza, tiro los libros y arrojó la copa contra la pared, a un lado de la litera, cayó sentado al pie de la cama, mientras cubría su rostro con ambas manos, llorando en silencio mientras las palabras de Stormreing se repetían una y otra vez en su cabeza.
Faltaba media hora para la boda, el día estaba nublado, Stormreing fue a buscar a Sariatu para decirle lo que había pasado realmente
-Sariatu, necesito decirte algo- se acercó a ella
-¿Qué es?- preguntó desanimada
-Némesis está muy mal... se que te dijo que no podían estar juntos, pero no porque no quiera, sino porque tiene miedo-
-¿Miedo a qué? Cyborg me contó que perdí la memoria, pero solo me dejó más confundida-
-Tiene miedo de lastimarte de nuevo...- lo interrumpieron cuando un guardia entró
-Señorita, ya es hora-
Llegó al altar acompañada de su padre, miró a Stormreing, no sabía que hacer.
Miro a Cyborg, no quería hacerlo, pero no tenía de otra, al estar a su lado, ambos miraron al sacerdote y la ceremonia comenzó.
Mientras tanto, Némesis seguía sentado en el piso, solo tenía su gabardina puesta. No sabía que hacer, su chispa se rompía más; de la nada, sintió una tristeza ajena, sabía lo que era, Sariatu estaba muy triste. Tomando un respiro,se armo de valor, supo que fue un error dejarla y que solo la puso en más peligro, se puso su armadura y esta cambio de color plateado a dorado
(Sin las alas ni el casco)
Y salió haciéndose humo, atravesando el bosque y las montañas en tan sólo segundos.
La ceremonia ya casi terminaba, era el momento de aceptarse el uno al otro
-Cybor, ¿aceptas a Sariatu como tú esposa?- preguntó el sacerdote
-Si, acepto- contesto mirándola
-Sariatu, ¿aceptas a Cyborg como tú esposo?- Sariatu se quedó callada, lo que puso a Cyborg impaciente
-Querida, no tienes que pensarlo tanto- dijo en un tono amenazador
-No, no acepto, porque yo no te amo- salió rápidamente del lugar, nisiquiera dejo que Cyborg reaccionara.
-¡¡¡Guardias, tras ella!!!- ordenó y todos los guardias presentes la siguieron.
Stormreing también salió corriendo por si acaso tuviera que intervenir. Sariatu estuvo corriendo por bosque hasta llegar a un rio y cayó en él.
Se levantó y siguió corriendo, pero el frío y el estar empapada no le permitían ir más rápido, pronto llegó a una zona sin árboles, solo pasto y nieve, los soldados la seguían de cerca, tropezó con un arma haciéndola caer al piso, ee un momento a otro se vio rodeada de los soldados, cuando de repente, unas lengüetas de humo aparecieron frente a ella y atacaron a los guardias, sin lastimar al caballero autobot. Otro humo apareció detrás de Sariatu y cuando desapareció, vio que era Némesis, al verlo corrió hacia él y lo abrazo.
Stormreing se acercó y Némesis usó su magia para llevarlos a sus tierras nuevamente, mientras Cyborg miraba desde lejos
-Apesar de que te quite tus alas,no dejaste de ser tan poderoso, Némesis, y esto no se va a quedar así-
En el castillo autobot, Sariatu estaba sentada en una sala con una frazada sobre ella mientras Némesis se acercaba a ella, tenía tanto que decir y a la vez, las palabras no le salían
-Sariatu, por favor perdóname por todo lo que dije y lo que hice- Sariatu se levantó y se acercó
-No tengo nada que perdonar, lo hiciste por mi bien- acarició la mejilla del mech, para después soltarle una fuerte bofetada
-¿Y eso porqué?- preguntó tocándose la mejilla
-Por no llegar antes a mi vida- después lo abrazo
-Perdoname por todo, no era mi intención hacerte sentir de esa forma-
-No hay nada que perdonar, me basta con estar a su lado-
Finalmente podía estar con ella, la tenía de vuelta y no la dejaría ir otra vez, ni mucho menos, dejar que algo le pasara, ya la había hecho sufrir demasiado, pero faltaba que recordara todo lo ocurrido.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro