Cuarto objeto de mi obsesa colección: Dentadura de vampiro

¡Claro que no!

No es la mini versión de los dientes de sable, ¡que horror!, que falta de cultura vampiresca.

Se ven algo ridículos si los comparamos con mis dentaduras anteriores; pero en una vida llena de clichés, por que hay que aceptarlo, ¡la vida es un cliché! ─pese a quien le pese.

Aunque más ridículo sería usar estos que me gané en la feria.

La dentadura vampiresca que se suma a mi colección, originalmente fue del Conde Cuacula, cof cof... perdón, me corrijo, quise decir: del Conde Drácula; el mismo que viste y calza y que tu sangre chupa... muahahahaaaaaaaaaaaaaaaa

Claro está, dato curioso y que muchos desconocen; nuestro muy temido Conde Drácula tiene en realidad toda una gran provisión de dentaduras postizas, puesto que como comprenderán, son ya muchos los siglos que el pobre venía usando la misma dentadura.  Así que en una de aquellas excursiones que Yo hiciera y de casualidad le conociera, él, muy galante me regaló una de sus dentaduras como souvenir.

Debo admitir que es una dentadura muy práctica y que además cumple su propósito,  aunque si de besos se trata, son un verdadero estorbo.

Lo que no he contado es que este "souvenir" vino con un accesorio adicional, el cual paso a mostrarles.  El pequeño detalle fue que antes de ponérmelo, nadie me dijo lo que implicaría su uso.

Era una tentación verlo y no usarlo.

Ya lo sé, solo yo me meto en estos líos.  Lo bueno es que tal vez viva más que ustedes, lo malo... que sin querer formaré parte del séquito y harem de un vejestorio, aunque muy considerado vampiro.