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Capítulo 6

Jungkook se había levantado decidido esa mañana, más que decidido estaba seguro que iba a doblegar el carácter de Jimin, SeokJin le había dicho que si quería llegar al príncipe tenía que cambiar de táctica, bueno ya era hora de que ese precioso hombrecillo empezara a obedecer órdenes y a acatar las reglas.

Y como estaba más que claro que por la fuerza no iba a lograr nada con Jimin, el Rey Jeon tenía una nueva estrategia para conocer al príncipe, necesitaba entender porque ese rebelde chico lo afectaba tanto.

Vio a una de las doncellas de la servidumbre, esta de inmediato hizo una reverencia y mantuvo su mirada en el suelo mientras limpiaba unos jarrones, Jungkook se acercó a ella - ¿Sabes cuál es la habitación del Príncipe Park? -

-Sí, mi señor- dijo ella sin atreverse a mirarlo a los ojos.

-Bien, ve y avísale que le voy a estar esperando en el área norte del jardín para desayunar- Ordenó.

-Sí, majestad- De inmediato la joven mujer dejó los jarrones y fue a cumplir la orden del Rey.

Si tan solo así de obediente fuera el príncipe... Pensó Jungkook con una sonrisa en su rostro, negó con su cabeza, el Rey estaba seguro que con el carácter que Jimin tenía si lo hacía enojar ese chiquillo le sacaría los ojos.

Jimin era verdaderamente una cosita digna de apreciar, con su mirada fiera y pucheros parecía un gatito enfufurruñado, durante casi toda la noche los pensamientos del Rey estuvieron en el príncipe, en la valiente y rebelde forma de retarlo diciendo que si quería que lo obedeciera tenía que obligarlo.

La osadía del chico sí que lo tenía cautivado y las palabras de SeokJin taladraban su mente una y otra vez, se repetía a si mismo que solo tenía curiosidad, pero esa amarga sensación que tuvo al pensar en que el príncipe y su guardia podrían tener una secreta relación lo hizo dudar.

Jungkook nunca había sentido celos, él era el rey, podía tener lo que quisiera cuando quisiera solo dando una orden, por lo que estas sensaciones eran totalmente nuevas y confusas para él.

¿Realmente un hombre podría hacerle sentir de esta manera?

Jimin había despertado con el cantar de los pajarillos amaba el amanecer, después de asearse se entretuvo peinando su cabello, lo recocía, él era un poco vanidoso con su apariencia, todo tenía que quedarle perfecto y físicamente lo que más le encantaba de él, era su cabello, se lo cuidaba con su sumo recelo.

Unos golpes en la puerta lo hicieron detener su labor - ¿Si? - dijo entreabriendo la puerta.

-Príncipe Park, su majestad el Rey Jeon, requiere su presencia en el área norte del jardín - Dijo una joven mujer.

Jimin arqueó una ceja, por un momento pensó en mandar al rey al diablo, pero Jimin recordó que debía darle las gracias al rey por dejar a Tae junto a él.

-Bien, podrías indicarme por donde es, apenas llegue ayer en la tarde a este castillo-

-Por supuesto majestad- la mujer lo guio por una variedad de pasillos que dejaban ver lo hermoso que era el castillo del Reino del Norte, hasta salir al jardín, Jimin se quedó literalmente con la boca abierta, él amaba el jardín en su casa, pero comparado con el del Rey Jeon no era nada.

Este lugar era enorme y precioso tenía todo tipo de flores incluso unas que jamás en su vida había visto, se quedó tan embelesado que la joven se detuvo y lo miró -Es por aquí majestad- dijo indicándole que debían seguir.

Jimin asintió pero con sus ojos perdidos en la belleza del lugar, y el lado norte ¡Oh Santos Cielos! había un camino donde había arboles de cerezos florecidos de lado a lado, que daban a un pequeño lugar rodeado de más árboles de cerezos y un pequeño lago del otro lado justo allí estaba el rey Jeon sentado, había una mesa para dos personas.

Este lugar era toda una belleza, incluyendo a su atractivo rey, pensó Jimin y sin poder evitarlo sonrió, el rey le devolvió la sonrisa dejando ver unas arruguitas en sus ojos que se le hicieron demasiado adorables a Jimin.

¡¿Por qué ese tonto rey tenía que ser tan guapo?! Eso era malo para Jimin, se suponía que su fascinación por este hombre se le pasaría después de unos días.

-Buenos días, ¿te gusta el lugar? - Pregunto Jungkook con su sexy voz.

-Me encanta, es realmente precioso- dijo Jimin tomando asiento.

-Supuse que sería de tu agrado, por eso decidí que tomáramos nuestro desayuno en este lugar, es mi área favorita del castillo-

¡Por favor no seas amable conmigo!, ya me siento lo suficientemente atraído por ti siendo un rey idiota y quejica, si te portas de forma linda terminaré cayendo en la tentación. Dijo en su mente.

A pesar de su carácter Jimin en el fondo tenía el corazón de un tonto romántico.

Tratando de alejar sus pensamientos de su mente miró al hombre - ¿Puedo saber por qué requeriste mi presencia, Jungkook? - Preguntó.

El rey arqueo una ceja, absolutamente nadie lo llamaba por su nombre, a excepción de SeokJin - ¿Jungkook? - Preguntó.

-Sí, Pensé que ese era tu nombre - Jimin se encogió de hombros -Al menos que te llames pedro o Francisco que se yo-

El Rey Jeon no pudo evitar reír -Mi nombre no es pedro ni Francisco, me llamo Jungkook-

-Pues fue lo que dije- Jimin rodó los ojos.

-Bien, ya que quieres llamarme de manera informal supongo que yo también puedo decirte, Jimin-

-Puedes decirme, amor- Pensó Jimin, solo que no lo pensó, lo dijo en voz alta.

- ¿Qué? -

-Que hoy hace calor- dijo Jimin de forma apresurada.

Jungkook lo miró no muy convencido -Pues Jimin, quise desayunar contigo porque ayer no empezamos con el pie izquierdo, quiero disculparme por mi comportamiento entiendo que quieras tener cerca a tu guardia, es la única persona que conoces en este reino-

Jimin asintió - Gracias por comprender y dejar a TaeHyung en la habitación contigua a la mía- dijo llevándose un poco de fruta a la boca y lamiéndose los labios.

Jungkook no podía evitar mirar la forma en que Jimin comía, se veía precioso y sexy como lamia sus labios, se aclaró la garganta y tragó grueso, Jimin no se perdió esos movimientos y sonrió de forma coqueta por un momento olvidándose de todo lo demás.

-No tienes que agradecer - Jungkook lo miró a los ojos - También me gustaría hablar contigo en referencia a tu entrenamiento-

-Creo haber dejado claro que no quiero, ya no tengo edad para ser aprendiz - dijo Jimin con voz peligrosamente suave.

-Sí, pero yo le prometí a tu padre hacer de ti un guerrero- sus ojos jamás de apartaron de los del príncipe.

Jimin le sonrió -Lo bueno es que yo no le prometí convertirme en uno, así que ese no es mi problema- dijo restándole importancia.

-Jimin...

- ¿Si? -

-Tu padre no estará contento con eso, él me dijo que esta era tu última oportunidad, ya que anteriormente pasabas mucho tiempo en el campo de entrenamiento perdiendo el tiempo, porque no aprendiste nada-

Jimin soltó una risita picara -Yo no perdía el tiempo-

- ¿No? -

-Por supuesto que no, me encantaba ir al campo de entrenamiento a ver a los soldados practicar, se ven sexys cuando lo hacen-

- ¿Entonces te sientes atraído por los hombres?- Preguntó Jungkook con el ritmo cardiaco acelerado, necesitaba saber esa maldita respuesta tanto.

Jimin se quedó con el rostro en blanco en ese momento, había estado tan cómodo coqueteando con gestos sutiles con el rey que había hablado de más.

¡Por el diablos y todos sus jodidos demonios! ¿Por qué tenía que ser tan coqueto? Eso era lo que TaeHyung siempre le preguntaba, ser así estaba intrínseco en la naturaleza, pero a veces lo metía en problemas.

Nunca le había dicho a nadie directamente que le gustaban los hombres, solo TaeHyung lo sabía con certeza, sus hermanos lo sospechaban, pero Jimin trataba lo más posible de ocultarlo ante su familia, para su padre eso era una abominación, y si lo descubriera sería capaz de declararlo un paria.

¡Pero tenía que abrir su bocota en frente de este desconocido rey el cual la mayor parte del tiempo se portó de forma mal educada incluso se burló de su estatura y era todo un quejica! Aunque en este momento se portara como un caballero.

-Yo... Yo no dije eso- contestó Jimin ahora sintiéndose cohibido por la penetrante y oscura mirada del rey, que parecía que el mismo quería sacarle las palabras de la boca.

-Puedes confiar en mi Jimin- dijo de repente Jungkook -Soy un Rey y te doy mi palabra que nadie sabrá nada de lo que hablemos aquí-

Jimin lo miró desconfiado -Ni siquiera al idiota de tu general-

-Por mi honor, lo prometo- contestó Jungkook.

¿Confiar o no? Ese era su dilema, pero al final Jimin hizo algo bastante infantil que solía hacer con Tae cuando eran niños, sacó su pequeño y dedito meñique, Jungkook lo miró curioso, y el príncipe tuvo la osadía de tomar la mano del rey y entrelazar sus meñiques -Esta es una promesa irrompible -

Jungkook asintió solemnemente, al soltar sus meñiques sus manos sobre la mesa quedaron un poco demasiado cerca, Jimin tomó aire -Pues sí, me siento atraído por los hombres, las mujeres son hermosas, pero no me veo casado con una, solo pensarlo me hace sentir... - Jimin puso una mueca en su rostro.

Jungkook sonrió al saberlo con certeza, al príncipe Jimin le gustaban los hombre y por alguna razón el sentía que eso era bueno - ¿Y es por eso que no quieres estar en el ejército, te sientes incomodo? -

-No, al contrario, me siento demasiado cómodo, me gustan los hombres, y estar rodeado de soldados sexys, fuertes y musculosos es excitante, y estaría con una erección todo el tiempo y si mi padre se entera me mataría -

-Entiendo- Jungkook frunció el ceño la idea del príncipe excitándose por esos soldados hizo que se le revolviera el estómago.

¿Acaso quieres que se excite por ti?

Preguntó una vocecita en su cabeza, el Rey Jeon no la ignoró a conciencia porque en el fondo la idea de Jimin lo deseara a él, le gustaba un poco demasiado.

-Pero no crees que al menos deberías tener lo básico en entrenamiento, no lo sé, estamos en tiempos pacíficos, pero podríamos entrar en guerra deberías saber cómo defenderte-

Jimin lo pensó un momento -Tengo a TaeHyung, es mi guardia él siempre me defiende- Dijo encogiéndose de hombros.

-Sí, es tu guardia pero dado el caso de que lo mataran, para llegar a ti sería muy útil saber cómo manejar una espada- inquirió el rey con molestia, la confianza que Jimin tenía en su guardia le resultaba irritante.

Jimin analizó las palabras del rey, nunca había pensado en esa posibilidad, si a TaeHyung le pasara algo por su culpa el príncipe jamás se lo perdonaría, la sola idea de perder a su mejor amigo lo hizo sentir mareado y sus ojos ponerse acuosos, Tae era la única persona que lo aceptaba y comprendía, era más importante para Jimin incluso que sus hermanos de sangre.

Se mordió el labio inferior con insistencia odiaba admitirlo pero el rey Jeon tenía razón debía aprender a defenderse -Esta bien, puede que si quiera aprender un poco, pero con dos condiciones-

- ¿Cuáles? -

-Que tú mismo me enseñes nadie más -

Jungkook sonrió él estaba más que de acuerdo con eso, si alguien iba a estar cerca del príncipe ese sería el.

-Por supuesto, ¿la segunda? -

-Quiero acceso ilimitado a la cocina-

- ¿Qué? -

-Me gusta cocinar- Dijo Jimin con orgullo.

- ¿En serio? -

-Por supuesto, soy muy bueno deberías probar mi tarta de durazno- dijo sonriendo.

-Creo que siento curiosidad ahora por probar tu durazno - Jungkook se carraspeó la garganta- tu tarta-

Jimin soltó una risita perversa -Con gusto te dejaría probar... la tarta-

Jungkook se perdió en la sonrisa del príncipe - ¿Quieres conocer el lugar? -

-Me encantaría -

Jungkook se puso de pie -Por aquí majestad - dijo Jungkook al levantarse.

Jimin empezó a caminar al lado del rey, aunque su mente le decía que dejar que esa atracción hacia Jeon creciera estaba mal, su corazón se sentía increíblemente feliz por lo atento que estaba siendo Jungkook el día de hoy, y cuando la mano del rey se posó en su espalda baja para guiarlo no pudo evitar que su sonrisa coqueta apareciera de nuevo.

¡Es que no era su culpa, Ser coqueto estaba en su naturaleza!

Hola bebés hermosos, realmente todos saben que he pasado momentos estresantes los últimos días, mi salud, exámenes virtuales y el plagio de atracción prohibida, pero aun así espero que este capítulo les sea de su agrado, con todo mi amor y esfuerzo para ustedes mis amores.















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