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Capítulo 11

Un nuevo día había llegado al Reino del Norte y el Príncipe Jimin salió a caminar por los jardines del castillo necesitaba pensar y decidir qué hacer ¡Pero era tan difícil!, por un lado estaban todos esos sentimientos que el Rey Jeon despertaba en él y lo que lo había hecho sentir con el beso era tan increíblemente maravilloso, pero por otro estaba el compromiso que Jungkook tenía con su hermana, y las consecuencias que su cercanía con Jeon podría ocasionar.

Jimin se pasó las manos por el rostro en signo de frustración, él sabía que el rey lo deseaba lo demostró y lo dijo con palabras, pero pensar así lo hacía sentirse un mal príncipe, un mal hermano y un cualquiera, ¡Estaba enamorado del prometido de su hermana!, por el diablo y todos sus jodidos demonios ¿Por qué todo tenía que ser tan complicado?

¿Por qué tenía que haberse enamorado exactamente de un hombre que no podía tener? El destino era muy jodido, darle la oportunidad de sentirse enamorado de alguien pero a la vez prohibirle estar cerca de esa persona.

Jimin tenía un nudo en el estómago y hasta ganas de llorar.

— Jimin — Escuchó la voz del dueño de sus pensamientos.

—Rey Jeon— Jimin lo saludó entre dientes.

—Me gusta más cuando me dices Jungkook— el Rey Jeon se acercó a el— Yo quería pedirte una disculpa por lo que sucedió en mi habitación— empezó diciendo.

Jimin lo miró y una punzada de decepción golpeo su corazón, él estaba matándose su cabeza pensando en lo que debería hacer mientras el rey Jeon se arrepentía de lo que pasaba entre los dos, ¡Que estúpido!

—Acepto sus disculpas y es mejor olvidarlo en lo que concierne a mi jamás pasó— dijo Jimin para entrar al castillo.

—Jimin espera, ¿Cómo puedes decir eso de que jamás paso?, ambos lo sentimos y este sentimiento no es fácil de ignorar— dijo Jungkook tomándolo por el brazo.

—Pero me acabas de pedir disculpas por eso, porque te arrepientes de lo que sucedió en la alcoba — Inquirió Jimin.

—Lo siento, no fui claro con mis palabras — respondió Jungkook rápidamente — Me arrepiento de haberte ofendido insinuando que tenías algo con tu guardia, no de los demás jamás me arrepentiría del mejor beso que he dado en toda mi vida—

Jimin no pudo evitar que una tonta y coqueta sonrisa se le formara en el rostro — ¿En serio el mejor beso? — preguntó mordiéndose el labio inferior.

Jungkook centró su mirada en los sensuales y muy apetecibles labios del príncipe — Si, por mi honor juro que no he probado labios más dulces y delicioso que los tuyos Jimin—

— ¿Y te gustaría probarlos de nuevo Rey Jeon? — Preguntó un poco cínico.

—Más que nada en el mundo — Contestó el Rey Jeon sin quitar sus ojos del rostro de Jimin.

Jimin hizo un puchero —Lastima que no pueda hacerlo, usted se va a casar con mi hermana y esto está prohibido — dijo alejándose del Jungkook.

El Rey Jeon gruñó bajo y lo siguió para tomarlo por el brazo de nuevo —Lo sé, pero eso no quita que me sienta de esta manera Jimin, no deseo a tu hermana, en mi cabeza no hay pensamientos para nadie más si no para ti desde el primer momento en que te vi—

El corazón de Jimin latió muy a prisa al escuchar esas palabras, por un momento deseó ser lo suficientemente egoísta, dejar de pensar en los demás y centrarse en él, en disfrutar su momento con Jungkook entregarse a sus deseos más profundos por el hombre.

—No es prudente que tengamos esta conversación — explicó Jimin intentando agarrarse con todas sus fuerzas del poco sentido común que aún le quedaba.

—Dime que tu no sientes lo mismo y yo te juro que no volveré a mencionar nada sobre esto— Insistió el Rey Jeon con temor en su voz.

Jimin tragó grueso y miró los ojos anhelantes del Rey, no Jimin, no debes caer, maldición no puedes, repetía su mente.

Pero su corazón pedía a gritos tomara lo que se le estaba ofreciendo — No puedo— Dijo en un susurró.

— ¿No puedes qué? — Preguntó Jungkook atrayéndolo lentamente hacia su cuerpo.

—Decir que no siento lo mismo— contestó Jimin — Si lo dijera te estaría mintiendo a ti y a mí mismo— posó una de sus manos en el pecho de Jeon —Pero estamos jugando con fuego—

Jungkook le rodeo la cintura —No me importaría arder en llamas si estoy contigo—

Ambos podían sentir el pesado sonido de sus respiraciones, un suave viento los envolvió moviendo el largo y lacio cabello de Jimin hacia su rostro, Jungkook lo apartó con cuidado poniéndolo detrás de la oreja del príncipe antes de bajar sus labios y unirlos a los de Jimin.

Sus labios se movieron de una forma diferente, no era tan impulsiva como la primera vez, el rey se dio el gusto de saborear minuciosamente la suave boca del príncipe, delineó los gruesos labios con su lengua, para luego introducirla en la boca de Jimin.

Cuando se separaron lentamente pero quedándose abrazados, ambos estaban conscientes de una sola cosa. No había vuelta atrás.

Jimin miró los ojos del rey Jeon y sonrió —Quiero aclarar una cosa —

— ¿Cuál sería? — Preguntó Jungkook curioso.

—Que tú me gustes no significa que deje de pensar que eres un idiota, rey quejica y bastante imbécil a veces — dijo como si fuera lo más común de la tierra.

El rey Jeon arqueó una ceja para nada asombrado de las palabras del príncipe — Pues que tú me gustes no significa que no piense que eres un chiquillo insolente, irrespetuoso y rebelde—

—Pero también soy coqueto y hermoso— Dijo Jimin encogiéndose de hombros con una sonrisa cínica.

—Pero no quiero que coquetees con nadie que no sea yo — Ordenó el Rey.

Jimin arqueó una ceja —Además me saliste celoso, pues ser coqueto está en mi naturaleza y sabes que no la voy a cambiar por ti—

Jungkook gruñó.

—Pero, está bien bajaré la intensidad de mi coqueteo ya no mirare a los soldados como si quiera verlos desnudos en mi cama — Soltó Jimin.

Jungkook tomó el rostro del príncipe entre sus manos y lo besó rudamente dejándolo sin aliente — Al único hombre que tendrás desnudo en tu cama será a mí — espetó.

—Promesas, promesas— dijo Jimin recuperando el aliento.

—Tampoco volverás a entrenar con los soldados yo me encargaré de tu entrenamiento desde hoy y no quiero negatividad— exclamó el rey.

Jimin rodó los ojos —Esta bien, pero bájale a los celos ¿Bien? —

—Está en mi naturaleza y no voy a cambiar por ti, es más nunca había sentido celos en mi vida hasta que te conocí— confesó el rey.

Jimin se rió — ¿Qué es lo gracioso? — Preguntó Jungkook serió.

—La forma en que empujas tu lengua contra tu mejilla cuando te molestas— dijo Jimin.

—Yo no hago eso—

—Si lo haces, lo he visto varias veces — dijo Jimin.

Jeon negó con la cabeza y volvió a envolver los brazos alrededor del príncipe — ¿En serio estamos haciendo esto, Príncipe Jimin? — Preguntó.

—Sé que no será para siempre, pero a veces vale la pena el riesgo supongo— dijo sinceramente Jimin.

Él no era tonto, lejos de eso, tenía claro que esto que acababa de empezar con el Rey Jeon tenía fecha de caducidad, Jungkook le había dado su palabra de honor a su Padre de desposar a Momo y más temprano que tarde eso sucedería.

Pero mientras tanto Jimin se permitiría ser egoísta y disfrutaría cada momento con el rey, que terminaría con el corazón hecho pedazos Jimin lo sabía perfectamente, pero aun teniendo conocimiento de esa verdad no podía detenerse. Ya no.

Buenas noches creaturas hermosas aquí yo les traigo un poco más de este príncipe hermoso, quiero aclarar algo, esto es solo una historia que salió de mi cabeza no tiene nada de realidad de lo que pasaba en la antigüedad coreana ni nada de eso, es solo ficción y mi descabellada mente inventando pendejadas por diversión y entretenimiento.

Pero gracias por amarme así, se merecen el cielo mis amores.

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