¿Cómo le dirían a una niña de 9 años que sus padres se separaran?

Que su madre ya no vivirá bajo el mismo techo, ni dormirá más en la misma cama con tu padre. Díganme como, porque a mi no me lo dijeron, simplemente ella se fue y ya.

Recuerdo ese día tan clara como el agua, era viernes del 17/05/2013, ingresaba al colegio a la 1:00p.m, esa fue la última vez que mi mamá nos llevo al colegio a mi y a mi hermana menor tan solo por un año, ella ya se había ido a su aula, yo me quedé un rato más en la entrada dentro del colegio, ella me había dicho que esperara un poco más, que compraría nuestras lunch para el recreo, pero subí rápido a mi aula a dejar mis cosas en mi asiento y baje tan pronto como subí, pero me sorprendió ver llorar a mi mamá, estaba cubriéndose su rostro, no entendía la razón de sus lágrimas, pero solo una cosa venía a mi mente, era mi culpa, no la obedecí y por eso lloraba, que ilusa fui en aquel momento, pero que esperaban, era una niña de 9 años que era mimada por su padres porque tú y tu hermana menor eran las últimas y por ende las más mimadas de la casa, incluso los enamorados de mis hermanas mayores nos mimaban, simplemente nuestra autoestima y el amor que nos transmitían eran desbordantes.

Fingí no haber visto nada, mi madre me había entregado las loncheras y me fui a mi aula, estaba confundida, estaba alejada de la realidad llamada clase de matemática.

Eran las 5:00p.m, el hombre de seguridad del colegio había llegado a mi salón de clases a comunicarle a mi profesor que me diera permiso para retirarme a mi clase, mi mamá había llegado para llevarme a la consulta con el médico, en aquel momento sentí como el aire frío chocaba con mi espina dorsal ocasionando mi piel de gallina, si había algo que detestaba era ir al médico, pero no culpaba a mi mamá por querer llevarme a consultas con el médico constantemente, de pequeña había sufrido bronco-pulmonía y siempre había riesgo que me volviera a dar, por ello su preocupación.

- Su mamá la está esperando fuera del colegio.- Fue lo último que dijo para luego retirarse, el profesor me dijo inmediatamente que guardara mis útiles y fuera con mi mamá que nos veríamos el lunes para la siguiente clase.

Me retire del aula con mi mochila puesta sobre mis hombros y con las miradas de mis compañeras sobre mí, me sentía intimidada, me despedí de mi profesor cordialmente, me sentí aliviada al salir del aula, ya no me sentía intimidada, me sentía segura, me dirigí a la salida del colegio y ahí vi a mi mamá con mi hermana menor, fui corriendo a abrazarla, ella se aferró a mi como si su vida dependiera de ello, su abrazo era tan cálido, me sentía segura, pero esa seguridad se acabaría al llegar a casa.

Caminamos rápido, el trayecto a la casa fue silencioso, nadie se animaba a articular palabra alguna, cuando por fin nos encontrábamos frente a la puerta de mi casa ella tocó la puerta con desesperación, fue una sorpresa inédita cuando vi a mi hermano mayor en casa, se suponía que él saldría del colegio a las 6:30p.m, justo nuestro horario de salida, incluso vi a mis otras hermanas mayores en casa, ahora si no comprendía, todos estábamos presentes, eramos 7 hermanos, así que nadie imagino que esta sería la última charla y reunión familiar que tendríamos.

La mayor de mis hermanos estaba reteniendo las ganas de llorar, mis otras dos hermanas se les escaparon unas gotas, mi hermano, el mayor de los dos varones estaba llorando en su lugar, mi otro hermano estaba con los ojos rojos, quería llorar, pero su orgullo era más fuerte que sus emociones, por otro lado mi hermana y yo estábamos confundidas, como era eso que ella se iría a Lima y jamás volvería, si venía, sería para visitarnos, trataría de visitarnos mensualmente, serían videollamadas la manera de comunicación y la manera en la que ella nos diera las buenas noches, pero que esperaban, mi hermana y yo eramos niñas de 8 y 7 años respectivamente, no entendíamos nada. Entonces escuchamos la puerta de la casa abrirse con llave, sabía que mi papá había llegado, así que salí inmediatamente a recibirlo, lo abrace fuerte, y le pregunte como era eso que mamá y él se separarían, él no me contesto, solo levanto la mirada, cuando volteo veo a mamá fuera de la sala.

- Voy a alistar mis cosas para el viaje, cuida bien de los bebés. - Su voz se quebraba, quería llorar.

Eran las 6:30p.m, ella salió de la pieza que compartía con mi papá con sus maletas, sabía que había comprado un boleto de viaje, nos lo había comentado una hora antes, pero no sabía que ese boleto solo era de ida, eso significaba que se sumergía en un viaje sin retorno alguno, entendí las cosas cuando le pregunté inocentemente cuando volvería.

- Mi amor, no volveré, cuida de tu hermanita y obedezcan a sus hermanos mayores, ¿Sí?. - Sus ojos se aguaron, quería llorar.

Al fin había caído en cuenta de la realidad de las cosas, en ese preciso instante recordé la escena fuera del colegio cuando ingresé.

- Te vas porque te desobedecí y te hice llorar, ¿Verdad?. - Esta vez fueron mis ojos los que se aguaron y sentía las lagrimas correr por mis mejillas, el sabor salado de estas se hizo presente en la comisura de mis labios, inmediatamente me aferre a ella con un abrazo. - Prometo obedecerte y no hacerte llorar, pero no te vayas, no me dejes sola por favor mami. - Estaba echa un mar de lágrimas, mis hermanas mayores empezaron a jalarme para que soltase a mamá, pero no quería, finalmente lograron su cometido, me habían alejado de mi mamá y ella solo se dirigió a la puerta de mi casa y salió de ella para un viaje sin retorno, y si retornaba, era solo de visita.

Corrí a llorar a la pieza que compartía con mis hermanos mayores, me tiré a mi cama a llorar, empezaba a gritar que todo era culpa mía, me sentía la peor persona del mundo.

Había llegado la hora de la cena, mi hermana mayor para consolarme y consolar a todos había preparado pan con queso mantecoso y lo había pasado por la waflera para que el queso cuando lo comiéramos se estirara, pero nada me consolaba, no tenía apetito alguno, solo quería llorar, mi papá había salido, nadie sabía a que lugar, solo sabía que salió y no nos dijo nada.

Los días transcurrieron, mi papá llegaba borracho a la casa, llegaba y se tiraba a la cama que compartía con mamá a llorar, en varias ocasiones mis hermanos mayores me mandaban a mi o mi hermana menor a decirle a papá que nos diera que comprar la cena, la razón era porque como nosotras eramos las más pequeñas y le decimos que teníamos hambre él inmediatamente nos daba dinero para que compren la cena o él mismo iba y conseguía la cena, no nos negaba nada.

El primer año paso, ¿Pasó factura? Por supuesto que pasó factura, mis hermanos varones habían bajado sus calificaciones en la escuela, mis hermanas mayores se hicieron cargo de nosotras, mi papá había dejado de tomar, empezaba a asistir a una iglesia, su temperamento había cambiado, todo en él había cambiado, eso estaba bien, nosotras seguíamos se podría decir igual, si nos afecto, eramos niñas, las videollamadas no eran suficientes, queríamos abrazarla, decirle cuanto la extrañábamos por medio de una pantalla no bastaba, la necesitábamos, nuestra rutina había cambiado radicalmente, mis hermanas mayores siempre se turnaban para lavar nuestros uniformes y ayudarnos con las tareas, pero había veces que caían rendidos y no podían, así que nos tocaba hacerla por nuestra cuenta, así no lo entendamos, debíamos hacerlas.

Mi maestra de 4° de primaria me hacia sentir valiosa, ella sabía mi caso pese a ser nueva en el colegio, me entendía, hasta en alguna ocasión e dijo para ir con la psicóloga del colegio, pero me negué, quería mostrar que eso no me afectaba.

Las visitas mensuales de mi madre se convirtieron en visitas de cada 6 meses o tan solo una vez al año y llamadas o videollamadas cada que ella pudiese, ahora si me afectaba, pero prefería encerrarme en libros, en escribir, en dibujar o hacer manualidades con cajas de todo tipo con las que me encontrase en mi camino, siempre me han dicho que soy muy habilidosa y paciente para hacer ello, me decía que por la dedicación y diseño que le colocaba debía estudiar Arquitectura, pero hasta ese momento siempre decía que estudiaría Medicina Humana, una carrera que me permitiera salvar vidas.

08/11/2015

Veo como mi hermana mayor entra corriendo en la casa con su ropa ensangrentada y con los zapatos de mi hermano mayor, estos también con sangre, solo la mire horrorizada, sin duda alguna algo le había pasado a mi hermano mayor.

Una vez más se aguaron mis ojos, sentía como las tibias lágrimas rodaban por mis mejillas y su camino y destino eran las comisuras de mis labios, temía por la vida de mi hermano. Seré honesta, desde que mamá se fue se podría decir que una que otra desgracia pasaba para nuestra familia, deudas, accidentes como este es el caso y autoestima baja y visitas a los psicólogos de nuestras escuelas y citaban constantemente a mi papá por eso, pero nunca asistía, la razón, nunca se lo decíamos, queríamos tener un temple firme, nadie podía saber que ocultaban nuestras falsas sonrisas.

Mis hermanas llamaron a mi mamá y ella obviamente compró un boleto para venir y ver el estado de mi hermano. Se podría decir que me sentía humillada, el año pasado fue que me enteré que ella tenía a otro hombre en su vida, digo, ella no tardo en sanar las heridas, mientras nosotros llorábamos silenciosamente para poder mostrarnos impecables en la sociedad.

Los días transcurrieron, operaron ami hermano, este llegó a casa, se sentía inútil, lloraba porque era como si le hubiesen quitado esa independencia de mi mamá que había desarrollado desde el momento en el que cruzó la puerta con sus maletas. No lo culpo, todos en tan solo dos años ya nos habíamos acostumbrado a su ausencia en los cumpleaños, fiestas patrias, año nuevo y otras festividades, las fechas en las que venía eran para el día de la madre, Navidad y Semana Santa, y eso que solo se quedaba dos a máximo 5 días, si se quedaba dos semanas era toda una pesadilla, ¿Por qué? Porque era difícil despedirse nuevamente cuando tus sentimientos empiezan a depender de esa persona que tanto te hizo daño.

El tiempo siguió pasando, ella se fue, otra vez, mi hermano continuó su recuperación, cuando por fin no tenía el yeso en su brazo se sentía feliz, pero por su accidente tenía que hacer terapia, pero el no tener el yeso, repito, era un gran progreso para él.

Pero había algo que nadie sabia en mi familia, si había mucho más allá de no saber que asistí a terapia psicológica, pues sí, hay más, veía 1,000 maneras de morir, lo sé, solo una mente retorcida y con problemas psicológicos vería eso para saber como acabar con su propia vida, pues aquella mente retorcida era la mía.

Cuando empecé a verlo apenas si tenía 12 años, pero hoy a mis 15 años, estoy dispuesta a realizar mi cometido.

El mundo en el que vivo es un asco, tanto mi padre como mi madre han hecho sus vidas con otras personas.

¿Acaso les importa como me siento o si estoy de acuerdo con ello?

No es que ellos nos digan "Bien, aquí les presento a su nueva madrastra y a su nuevo padrastro", sino que simplemente, las cosas sucedieron, poca fue la gracia en la manera en la que me enteré, todos desearían enterarse de este tipo de cosas por boca de sus propios padres, pero yo me enteré por terceros, terceros que tenían pruebas de ello.

Aquello que me hizo aterrizar y destrozar aquellas paredes de esperanza y anhelo que tenía.

Mi única salida para este asqueroso mundo, la muerte, fui cobarde, digo, he visto 1,000 formas de morir y en serio opté por la opción más cobarde y cliché de todas, tirarme de un puente, digo, pude haber elegido anestesiarme para luego mutilarme o acuchillarme yo que sé, pero opté por tirarme de un puente, en fin, con mi espíritu fuera de mi cuerpo solo veo las patrullas en los alrededores, reporteros y a mi familia, en serio ella esta acá, pensé no le importaba en lo absoluto, pero acá esta ella, llorando arrodillada, lo siento mamá, pero te dije que te necesitaba y tu preferiste hacer caso omiso a ello.

Agradezco haber muerto, ¿Por qué? Porque al menos ya no seguiré sufriendo y resignándome a tener un padrastro y una madrastra y tener que elegir entre ellos dos.