🎼 Canción Recomendada para este capítulo:

❝ Lost - BTS ❞

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La lluvia torrencial cae con fuerza en aquel valle; lleva así tres días. De seguir así, el negocio nunca prosperará, la floristería del abuelo Min se irá a la quiebra y apenas es la primera semana de trabajo del menor de sus nietos.

Aquel joven pequeño y pálido tan solo observaba afligido cómo corría el agua sobre la ventana del aparador. Creyó ciegamente en los pronósticos de buen clima que anunciaron en la televisión por la mañana, una razón más para no confiar en el gobierno. Convencido de que el clima no mejoraría para después de las cinco de la tarde, decidió cerrar el local y volver a casa. Tomó el impermeable que le ayudaría a no empapar su ropa y se montó en aquella bicicleta antigua, que a pesar de los años sigue funcionando.

Pedaleaba con calma por las calles del pueblo, sintiendo el choque de las gotas de agua sobre su rostro. Sabía perfectamente que, a pesar de llevar el impermeable, llegaría mojado y tendría que darse un baño caliente para no resfriarse.

Min YoonGi es el menor de tres hermanos y es el encargado de cuidar el patrimonio de su abuelo en Daegu mientras él está hospitalizado en Seúl. Sus padres murieron en un accidente automovilístico cuando él tenía nueve años y desde entonces ha sido criado por su abuelo, al igual que sus hermanos mayores, Min SeokJin y Min JiSoo, los mellizos.

La floristería se encuentra, exactamente, en el centro del pueblo, lo que significa que YoonGi debe subir la montaña para volver a casa. Justo al llegar al pie de la cuesta, tuvo que bajar del vehículo para subir a pie, remolcando la bicicleta a su lado.

Iba tranquilo por la carretera, disfrutando, irónicamente, del clima, cuando de pronto encontró a lo lejos una silueta que iba de un lado a otro en zigzag por el camino. La lluvia no le permitió ver bien y no pudo identificar lo que era; supuso que era uno de los ebrios del pueblo merodeando por ahí, así que, sin darle importancia, siguió su camino hasta que aquella silueta se mostró con mayor definición en su campo visual y pudo ver que no era uno de los ebrios del pueblo, sino un joven pelirrojo que portaba una bata de hospital ensangrentada e iba descalzo, completamente desorientado.

Se mantuvo estático a causa de la impresión y mil pensamientos cruzaron por su mente: ¿Qué haría si ese sujeto era un asesino?

Quiso moverse, salir de ahí lo más rápido posible, pero sus piernas no respondían, por lo que siguió ahí de pie aferrándose al manubrio de la bicicleta y observando el comportamiento del muchacho, quien después de otorgarle una sonrisa, cayó de espaldas contra el pavimento.

YoonGi, en ese preciso instante, recordó una de las tantas frases que su abuelo le decía: "No importa qué pecado llevemos sobre nuestros hombros, somos seres humanos y debemos ayudarnos". Así que, ignorando el temor que lo paralizaba, acudió a socorrer al joven que parecía estar inconsciente; tenía que actuar con rapidez o aquel sujeto perecería ahí mismo.

Jamás había pensado que el regreso a casa sería un verdadero suplicio. Llevar consigo el peso muerto de alguien más no fue cosa fácil; estaba completamente exhausto y quería darse un baño caliente para poder destensar sus músculos, pero antes debía instalar a su nuevo huésped en la habitación de invitados y asegurarse de que no se encontraba herido.

Su nulo conocimiento médico lo orilló a investigar procedimientos de primeros auxilios en internet. Siguiendo cada paso, se aseguró de que el joven pelirrojo se encontraba estable. Quitó con sumo cuidado una sonda intravenosa que portaba incrustada en el antebrazo y que era la causa del sangrado impregnado en sus ropas. Asimismo, con un paño húmedo, limpió a conciencia el cuerpo ajeno, percatándose de la extrema delgadez y de las marcas que parecían ser cicatrices que cubrían sus pectorales. Por último, lo abrigó con una muda de ropa limpia para dejarlo descansar.

¿Quién era ese sujeto? ¿Por qué estaba ahí? ¿De dónde había venido? ¿Por qué tiene ese extraño tatuaje en la nuca? ¿Qué o quién habrá causado las tantas cicatrices en su cuerpo?

La lluvia de preguntas sin respuesta durante el baño parecía no tener fin. Claramente, tenía que decirle a alguien confiable para que lo ayudara a lidiar con esta situación. Pensó en dar aviso a las autoridades, pero el estado débil y deplorable del muchacho debía atenderse con urgencia. Quería asegurarse de que el joven pudiera encarar aquello a lo que tenía que enfrentarse completamente sano y con fuerza.

Totalmente absorto en sus pensamientos, pasó de largo que el teléfono sonaba desde la sala de estar, hasta que el sonido volvió a escucharse con fuerza y tomó la llamada.

—¿Hyung? —mencionó tras descolgar el teléfono.

—¿Por qué tardaste tanto en responder?

—Estaba en mi habitación escuchando música, por eso no oí tu llamada —mintió.

—Si sigues escuchando música a volumen alto, te quedarás sordo —refutó el interlocutor. —¿Qué tal va todo? Vi en Twitter que pronto habrá un tifón en la región.

—Eso explica el horrible clima; la lluvia no ha parado desde hace días y el pueblo está prácticamente vacío —declaró con molestia. —¿Hyung, sabes si aquí en el pueblo hay un médico? —inquirió, tratando de no evidenciar su nerviosismo.

—Sí, el doctor Lee vive a 20 minutos hacia la cima de la montaña desde la casa del abuelo. ¿Por qué, estás enfermo? ¿Quieres que te envíe dinero para medicamentos, o quieres que vaya por ti y te lleve al centro médico?

—Calma, Hyung. Tan solo creo que estoy a punto de pescar un resfriado porque hoy me empapé en la lluvia y... —dudó en informarle a su hermano mayor lo que había pasado en la carretera.

—¿Y, YoonGi, seguro que estás bien? ¿No necesitas mi ayuda? —el interlocutor esperó alguna respuesta. —¿YoonGi?

—¡Sí, perdón! —respondió exaltado. —Estoy bien, no necesitas venir...

—Estás actuando muy extraño, hermanito, pero está bien, dejaré que te hagas cargo de tu salud. Mañana volveré a llamar a esta hora para decirte cómo sigue el abuelo, ya que mañana, al parecer, le harán nuevos estudios. Descansa y no salgas más a la lluvia.

—Está bien, Hyung. Descansa...

La llamada finalizó antes de que YoonGi pudiese terminar lo que iba a decir. Entonces, el sonido de una notificación en su teléfono móvil lo alertó, su hermano mayor realizó una transferencia bancaria para que pudiese comprar medicamentos, ya que se lo explicó en un mensaje de texto. Definitivamente, la nariz le iba a crecer como a Pinocho por mentirle, pero sabía que SeokJin se enfadaría con él si le decía la verdad.

YoonGi se quedó en la sala de estar leyendo en internet más artículos de primeros auxilios. Quería asegurarse de que estaba haciendo bien las cosas para no poner en peligro a su huésped. Leyó qué tipo de alimentos podía ingerir para recuperar energía y qué medicamentos podía administrarle para que la fiebre no volviera a aparecer.

Pasó más de dos horas informándose hasta que un par de golpes llamaron su atención. El ruido provenía de la habitación de huéspedes, así que se acercó a averiguar qué estaba sucediendo. Al abrir la puerta, se encontró al sujeto golpeando desesperadamente la ventana con sus manos.

Intentó calmarlo al hablarle con tranquilidad, pero fue un completo error, pues el sujeto en lugar de hacerle caso, terminó por golpearlo en la cabeza con la lámpara que estaba sobre la mesita de noche y salió de ahí rápidamente. YoonGi quedó tendido sobre el piso unos minutos, en lo que su cuerpo reaccionaba al aturdimiento que el golpe le ocasionó.

Aminorando el dolor punzante que sentía en la nuca con pequeños masajes y ejerciendo presión directamente sobre el golpe para detener el sangrado, se levantó en busca del muchacho. Siguió el camino hacia la puerta de entrada, la cual tenía el vidrio de decoración completamente destrozado y parte de la cerradura hecha pedazos. Molesto, salió de casa en busca de él.

Por suerte, la lluvia había cesado y la visibilidad era mayor que la de hace unas horas, por lo que pudo encontrar fácilmente al pelirrojo, quien se encontraba sentado al pie de la escalera de entrada, observando con atención el paisaje de las montañas.

—¡Oye, será mejor que entres o te resfriarás! —exclamó YoonGi desde la cima de la escalera.

El pelirrojo viró el rostro, cruzando la mirada con la del pálido que seguía sosteniendo su cabeza ligeramente ensangrentada. Al ver que sus intenciones no eran para dañarlo, obedeció la orden en silencio, volviendo a la casa.

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Yo sé que no debería estar escribiendo más ideas, que seguramente quedarán en el olvido en un par meses, pero no puedo evitarlo 😭.

Asi que está desesperada escritora les trae una nueva historia de Ciencia Ficción, espero poder desarrollarla exitosamente.

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¡Lxs amo mucho! 😘💜

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