(19) El Muro Que Nos Separa
Han pasado unos días desde el último partido de Quidditch entre Gryffindor y Slytherin, pero la derrota sigue siendo un tema recurrente en la sala común.
La atmósfera está tensa, y muchos de mis compañeros, en los que me incluyo, aún no han superado que, a pesar de liderar durante casi todo el juego, perdimos porque Potter atrapó la maldita Snitch dorada.
Me encuentro sentada en un rincón con Araminta, Ophelia y Selene, intentando distraerme del incómodo murmullo de quejas que llena la sala.
—¡Es que no lo entiendo! —digo, gesticulando con frustración mientras mis palabras se aceleran— ¿Cómo puede una pequeña bola dorada con alas ser la clave para decidir la victoria o la derrota? ¡Es ridículo! Es como si todo el esfuerzo del equipo no sirviera para nada.
Araminta resopla, cruzando los brazos y habla como la experta en la materia.
—Es la ley del Quidditch, Leah. Así funciona, y si no te gusta, mala suerte.
—Claro que no me gusta. —replico, exasperada— Es como si los cazadores y los golpeadores no importaran. ¿Para qué demonios juegan los otros puestos si el buscador puede anular todo en un instante?
Ophelia, que ha estado escuchando con una sonrisa maliciosa, interviene.
—Lo que a mí me habría encantado es que ese Ron Weasley se cayera de la escoba.
—¡Eso sí habría sido un espectáculo! —Selene ríe, mientras Ophelia continúa, animada.
—Todo empezó a ir mal cuando ese pelirrojo comenzó a parar todas las Quaffles. Estaba siendo un desastre al principio, ¿recordáis? Pero de repente, ¡pum!, empezó a atajar como si fuera el mejor guardián de la historia.
—Suerte de principiante, nada más. —añade Araminta, con desdén— Y no me hagas hablar de Potter y su "gran jugada heroica".
—No es suerte, fue pura casualidad. —respondo, aunque mis palabras tienen un toque de resignación— Y tienes razón, Ophelia. Todo cambió cuando Weasley empezó a actuar como el héroe.
Nos reímos suavemente, aunque es más por aliviar la tensión que por verdadero humor. La derrota duele, pero hay algo más que no puedo sacarme de la cabeza: la celebración. Hermione.
La imagen sigue fresca en mi mente. Cuando el partido terminó, Potter atrapando la Snitch y Gryffindor estallando en vítores, la vi corriendo hacia él y Weasley. Esa sonrisa radiante, esos ojos brillantes de orgullo...
Antes me había mirado así a mí...
Y luego está Draco.
Desde ese día, en el pasillo, ha actuado con normalidad. Como si Pansy y él no estuvieran tramando algo... Y yo no sé cómo comportarme cuando estoy con él...
"¿Debería confrontarlo? ¿Fingir que no sé nada? ¿Y si malinterpreté todo?" La duda no me deja tranquila.
Por suerte, tengo algo más en qué centrarme hoy.
Luna me propuso hace unos días hablar con un amigo suyo, alguien que podría ayudarme con las preguntas que no dejan de atormentarme. Con esa idea en mente, me despido de mis compañeras.
—Tengo que irme —les digo, levantándome.
Ophelia y Araminta siguen enfrascadas en su debate sobre quién tuvo más culpa en el partido, mientras Selene, como siempre la más sensata, se despide con una sonrisa.
—Intentaré que estas dos no se maten. —murmura, rodando los ojos mientras me hace un gesto de despedida.
Atravieso los pasillos de la escuela, cruzándome con alumnos que me saludan al pasar. Es extraño cómo con el tiempo, este lugar se ha convertido en algo cercano a un hogar. Hogwarts ya no se siente como un territorio hostil, sino como un espacio en el que encajo, al menos en parte.
Llego al patio del ala oeste, un rincón tranquilo y soleado, y ahí está Luna, agachada frente a unas pequeñas flores que brotan de una enredadera. Sus dedos las rozan con delicadeza, como si fueran las cosas más fascinantes del mundo.
—Te estaba esperando, Leah —dice con su tono característico, sin siquiera levantar la vista.
—¿Y tu amigo? —pregunto, mirando a mi alrededor con curiosidad.
Luna se gira hacia mí, sonriendo suavemente.
—Está llegando justo ahora.
Antes de que pueda procesar sus palabras, escucho pasos rápidos detrás de mí. Me giro y, para mi sorpresa, veo a Harry Potter corriendo hacia nosotras, con el rostro ligeramente sonrojado y el cabello más revuelto de lo habitual.
—Y-ya... e-estoy aquí —dice, jadeando mientras apoya las manos en sus rodillas— Luna, ¿qué pasa? Dijiste que era urgente.
Cuando levanta la cabeza y me ve, su expresión cambia.
Sus ojos se vuelven más fríos, y su rostro adopta una neutralidad que no esperaba. Me duele más de lo que quiero admitir. Después de lo que pasó cuando me enseñó a conjurar el Patronus, pensé que estaríamos en mejores términos. No obstante, parece que no.
Luna, ajena o quizás deliberadamente ignorante de la tensión, sonríe ampliamente y responde:
—Es mi amiga, y tiene un problema. ¿La podrías escuchar?
Harry parpadea, parece genuinamente preocupado, como si al escuchar que tengo un problema, algo en él se hubiera roto. La máscara de indiferencia que había mostrado al principio se desvanece, dejando entrever a alguien que realmente se preocupa.
—¿Qué ha pasado? —pregunta, mirándome directamente a los ojos.
Me quedo en silencio por un momento, buscando las palabras. La verdad es que no sé ni por dónde empezar.
—Dumbledore y yo hablamos después de estar yo inconsciente... Supongo que no lo sabías...
Harry asiente despacio, su expresión cambiando a una llena de comprensión.
—Sí lo sé. Hermione me lo contó.
Esa respuesta me deja sin palabras.
Durante días, pensé que Hermione había dejado de preocuparse por mí, que ya no le importaba lo que me sucediera... Sacudo esos pensamientos a un lado. No es el momento de analizar lo que siente o no siente Hermione.
—Pues... cuando desperté, Dumbledore me dijo que el ataque de los dementores había sido planeado desde dentro de Hogwarts.
Luna y Harry intercambian miradas, alarmados.
—¿Qué quieres decir? —preguntan al unísono.
Levanto la vista, mi voz un poco más firme ahora:
—Dumbledore cree que hay un traidor en Hogwarts... y, al parecer, yo formo parte de su objetivo final.
Harry frunce el ceño, claramente procesando la gravedad de lo que acabo de decir.
—Espera un momento. Eso no es posible. ¿No me digas que...?
Lo interrumpo, sabiendo hacia dónde quiere ir.
—Hace poco oí a Draco y Pansy hablar a escondidas. —mi voz tiembla ligeramente al pronunciar sus nombres— Iba a saludarlos, pero la conversación no me dio buena espina, así que me quedé escondida, escuchando desde lejos.
Harry inclina la cabeza, invitándome a continuar, y Luna me observa con los ojos bien abiertos, como si cada palabra mía fuera crucial.
—Estaban hablando del ataque a Hogwarts. Draco le recriminó a Pansy algo relacionado conmigo, y ella le respondió que era lo que debía hacer.
Harry se cruza de brazos, pensativo.
—¿Estás segura de que Draco y Pansy son los traidores que dejaron entrar a los dementores?
Me duele mucho siquiera considerarlo, pero asiento casi segura.
—Por más que me duela admitirlo... eso parece.
Luna, siempre positiva, intenta suavizar la situación.
—A lo mejor estaban planeándote una sorpresa, Leah. No sería la primera vez que alguien malinterpreta una conversación.
Sin embargo, Harry la interrumpe con un tono más serio:
—Para serte sincero, Leah, ya llevo un tiempo sospechando de Malfoy, incluso antes de que me contaras esto. No obstante, no podemos asumir nada sin pruebas. Tenemos que asegurarnos. ¿Ellos no saben que los estabas escuchando, verdad?
Niego con la cabeza.
—No lo creo. Draco ha estado actuando con total normalidad, como si nada hubiera pasado. No parece que lo sepan. ¿Por qué lo preguntas?
Harry sonríe levemente, su mano tocando su barbilla mientras sus ojos brillan con una idea.
—Genial. Vamos a usar eso a nuestro favor.
Me quedo mirándolo, confundida. Él levanta un dedo, señalando en el aire como para aclarar su plan:
—Si Draco actúa con normalidad, tú también actúa como si no hubieras oído nada. Si Pansy intenta acercarse a ti, deja que lo haga. Juega su juego. Pero, Leah, no te dejes engañar. Mantén los ojos abiertos.
Harry continúa hablando:
—Luna puede estar pendiente de ti. —dice, retomando el hilo del plan— Y yo buscaré más pistas mientras tanto. No vamos a dejar que esto quede sin resolver.
Luna, entusiasmada, levanta los dos pulgares con una sonrisa amplia.
—¡No te preocupes, Leah! Los nargles y yo estaremos atentos, vigilando.
Asiento, intentando asimilar todo lo que está sucediendo y lo que está por venir. La firmeza en las palabras de Harry y la extraña positividad de Luna deberían darme algo de consuelo, pero una parte de mí sigue inquieta, preguntándose si realmente seremos capaces de descubrir la verdad sin que nadie salga herido.
Mientras camino hacia la biblioteca, mis pensamientos se enredan.
Dumbledore sospecha de un traidor en Hogwarts, alguien que aparentemente está involucrado en los ataques y que me tiene como objetivo.
¿Por qué yo?
¿Qué importancia podría tener yo en medio de todo esto?
"¿Y si malinterpreté la situación? ¿Y si lo que dijeron Pansy y él no era lo que creo?" El dolor de siquiera pensarlo me invade de nuevo. Me siento atrapada en una red de incertidumbre, con dudas que parecen no tener fin.
Por suerte, sé a dónde dirigirme.
Aunque Hermione ya no cumple con nuestras tutorías, yo al menos voy a hacerlo. Alguien tiene que ser responsable, aunque ella haya decidido desaparecer de mi vida.
Cuando llego a la biblioteca, la sala está tranquila, como siempre.
El murmullo de páginas pasando y plumas raspando el pergamino llenan el espacio, una música familiar que antes encontraba reconfortante. Ahora, sin embargo, cada paso hacia la mesa que compartimos tantas veces me pesa.
El lugar donde solíamos sentarnos juntas está vacío, como lo ha estado desde aquella última vez.
Me dejo caer en la silla, sacando mis libros lentamente, casi con un aire de resignación. Miro el lugar vacío frente a mí, ese espacio que una vez fue suyo, y mi pecho se aprieta de nuevo.
No sé qué duele más: que esté lejos de mí, o no entender por qué.
Con un suspiro, sacudo esos pensamientos de mi mente y me enfoco en el libro que tengo delante. Abro sus páginas y comienzo a leer, sumergiéndome en el texto.
Ya estoy acostumbrada a trabajar sola.
—¿Qué haces aquí sola, Leah? —la voz de Pansy me sobresalta, y al levantar la vista, la encuentro de pie junto a la mesa, su expresión mezcla de curiosidad y algo que no consigo descifrar.
—Estudio. —respondo, cerrando el libro instintivamente, como si me hubiera atrapado haciendo algo indebido.
Pansy ladea la cabeza y sonríe levemente.
—Vaya, no esperaba encontrarte aquí. Pensé que después del partido seguirías dándole vueltas a la derrota. ¿Te importa si me siento contigo?
Mis pensamientos se agolpan de inmediato. La conversación con Harry resuena en mi mente. "Si Pansy quiere acercarse a ti, deja que lo haga... juega a su juego, pero no te dejes engañar."
Esta es la oportunidad para obtener algo más de información.
—Claro. —respondo al fin, forzando una sonrisa— No hay problema.
Pansy arrastra una silla y se sienta frente a mí, ocupando el lugar que alguna vez fue de Hermione. La comparación me golpea de inmediato, pero trato de mantener la compostura.
Saco otro libro, fingiendo normalidad mientras Pansy se acomoda.
—¿Qué estás repasando? —pregunta mientras inclina la cabeza hacia el libro, interesada.
—Encantamientos de defensa. —respondo, señalando las páginas abiertas.
Pansy asiente y me guiña un ojo.
—Déjame ayudarte. —ofrece, y sin esperar mi respuesta, empieza a repasar los conceptos conmigo.
Ella me habla y me explica hechizos de defensa.
No obstante, yo apenas puedo seguir el hilo de la conversación.
Mis pensamientos regresan constantemente a Hermione. A su sonrisa que ahora siento tan distante, a sus ojos que no puedo descifrar, a cómo evitaba siquiera mirarme... No sé por qué sigue ocupando mi mente incluso ahora, cuando claramente ya no quiere nada que ver conmigo.
Ah bueno, si lo sé. Es porque Granger me gusta...
—¿Estás escuchándome? —la voz de Pansy me arrastra de vuelta a la realidad.
Me doy cuenta de que ha estado explicando algo sobre el hechizo "Protego", pero no capté ni una palabra.
—Perdón. Sí, sí, te escucho. —miento, esforzándome por parecer interesada.
Pansy sonríe ligeramente mientras posa su mano sobre la mía, un gesto que me sorprende.
—Entonces, como te decía... —continúa hablando, pero su tono parece más suave, casi como si estuviera midiendo cada palabra.
Antes de que pueda responder o apartar la mano, la puerta de la biblioteca se abre de golpe, y el inconfundible sonido de pasos y murmullos interrumpe el silencio del lugar. Miro hacia la entrada y siento que mi estómago da un vuelco.
Hermione.
Y, como no podía ser de otra manera, está acompañada de Ron. Mis ojos se quedan fijos en ellos por un instante, viendo cómo se dirigen hacia una de las mesas más alejadas. Una punzada de celos me atraviesa antes de poder detenerla.
"¿No tiene tiempo para venir a ayudarme, pero para él sí?" Sacudo la cabeza y suspiro, tratando de ignorar la mezcla de emociones que me invade. No es justo pensar así... o al menos, eso intento repetirme.
Decido centrarme en mi libro. Es lo único que puedo controlar ahora. No obstante, apenas he leído una línea cuando siento algo... esa sensación de que alguien te está mirando. Levanto la vista y la veo.
Hermione está parada a unos metros, junto a Ron, pero no avanza.
Su mirada está fija en mí, o más específicamente, en nosotras. Al principio, no entiendo por qué su expresión parece tan tensa, hasta que la veo. Su mirada desciende lentamente, como atraída por algo en particular.
La mano de Pansy sigue sobre la mía.
Hermione frunce el ceño, y su expresión cambia en un instante. Su rostro, antes neutral, ahora está endurecido, casi agresivo. Mis ojos se encuentran con los suyos brevemente, pero no tengo tiempo de reaccionar.
Pansy, claramente dándose cuenta del efecto que tiene, sonríe para sí misma, como si acabara de ganar un pequeño juego. Entonces, con una deliberación que no pasa desapercibida, retira su mano lentamente.
—Al parecer, a Granger no le gusta que toque lo que es suyo... —murmura Pansy en voz baja, probablemente sin pensar que podría oírla.
Mis ojos se abren de par en par.
—¿Cómo? —pregunto, mi voz, apenas un susurro, tratando de confirmar lo que creo haber escuchado.
Pansy me mira, fingiendo inocencia, y niega con la cabeza, su sonrisa encantadora pero claramente manipuladora.
—Oh, nada... no te preocupes, Leah.
Frunzo el ceño, desconcertada, pero decido no darle más importancia. Hay demasiadas cosas rondando mi mente como para añadir otra a la lista.
Granger, mientras tanto, ha retomado su camino junto a Ron.
Se sientan en una mesa que, por casualidad o a propósito, les permite tener una vista clara hacia donde estamos Pansy y yo. Siento su mirada clavada en nosotras, aunque hago un esfuerzo consciente por no devolverla.
"Concéntrate, Leah. Concéntrate." Sacudo la cabeza centrándome en el libro frente a mí.
Pansy sigue explicándome algo sobre hechizos, retomando su tono normal, como si nada hubiera pasado. Sin embargo, no puedo dejar de notar cómo Hermione, desde su mesa, nos observa.
De reojo, veo cómo su atención no está en el libro que tiene frente a ella ni en Ron, que parece estar hablando animadamente. No... su atención sigue sobre nosotras.
Pansy, ajena o fingiendo estarlo, continúa hablando.
—Como te decía, con el hechizo "Protego" tienes que visualizar una barrera sólida... algo resistente. Es casi como construir un muro en tu mente. —hace una pausa y sonríe— ¿Estás siguiendo o necesitas que lo explique otra vez?
—No, no... estoy siguiendo. —miento, aunque realmente no he procesado nada de lo que ha dicho.
Mi mente está en otro lugar. En esos ojos marrones que no dejan de mirarnos desde el otro lado de la biblioteca.
Pansy continúa explicándome durante casi media hora más, y debo admitir que, para mi sorpresa, no lo hace nada mal. Su explicación es clara, precisa, incluso un poco entretenida. No obstante, esa facilidad para acercarse a mí... esa aparente espontaneidad, me resulta extraña.
"¿Qué está tramando realmente?" No puedo evitar preguntármelo una y otra vez mientras intento mantener la calma.
Si Harry tiene razón y Pansy quiere algo de mí, necesito ganar tiempo. Necesito que confíe en mí.
Finalmente, cuando el cielo fuera de las ventanas de la biblioteca comienza a teñirse de naranja y púrpura, cierro mi libro.
—Gracias, Pansy. Creo que por hoy ya es suficiente. —Intento mantener mi tono neutral, sin que sea demasiado distante.
—Cuando quieras, Leah. —Pansy sonríe, sus ojos brillando con esa confianza que parece nunca abandonar.
Recojo mis cosas y me despido, notando cómo Hermione sigue sentada en su mesa. Su mirada sigue fija en mí, como si quisiera decirme algo sin atreverse a hacerlo. Trago el nudo en mi garganta y me marcho sin mirarla directamente.
El pasillo está más vacío de lo habitual, los estudiantes regresan a sus casas mientras la noche asoma por las ventanas. Mis pasos resuenan en la piedra fría mientras me dirijo a los dormitorios de Slytherin, deseando solo dormir en mi cama y no pensar en nada más.
A mitad del pasillo, escucho pasos apresurados detrás de mí. Me detengo y me giro rápidamente, con el corazón latiendo un poco más rápido de lo normal.
Es Hermione.
Está a escasos pasos de mí, mirándome con determinación. Antes de que pueda decir algo, ella toma la palabra.
—Leah, necesito decirte algo.
Mi reacción es automática, casi como si todo lo que he estado guardando durante semanas saliera de golpe.
—¿Decirme algo? —pregunto, mi voz cargada de incredulidad— No has querido saber nada de mí estas semanas, Hermione. Solo déjame en paz.
El rostro de Hermione se entristece, y sus ojos parecen brillar con algo que podría ser arrepentimiento. Sin embargo, no puedo determerme, no ahora.
—Me has hecho daño. —mi voz se quiebra ligeramente, pero lo disimulo al alzarla un poco más— Me apartaste, me trataste como si no significara nada. Y ahora vienes aquí... ¿A decirme qué?
—Leah, yo... no quería... —Hermione comienza a hablar, pero no puede completar la frase.
—Es tarde, Hermione. —la interrumpo con frialdad— Si realmente te importara, habrías venido antes.
Sin darle oportunidad de responder, me giro y sigo caminando hacia los dormitorios de Slytherin, dejando a Hermione allí, plantada en el pasillo.
No miro atrás.
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Oh leah... Entiendo tanto tu dolor... Sin embargo, si supieras lo que esta por venir...
Espero que os haya gustado, no olvidéis dejar un voto en cada capítulo o comentar, me ayuda mucho <3
Gracias por leer.
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