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02

El chico que observaba a Moroha y a sus primas parecía tener una mirada inquisitiva, como si algo en ellas llamara su atención. Sus ojos, de un tono azul intenso, parecían buscar algo más que una simple imagen. Sin embargo, antes de que Moroha pudiera identificarlo claramente, el joven desvió la mirada y se sumergió entre la multitud de estudiantes que se dirigían a sus clases.

Towa, notando la distracción de Moroha, la sacudió suavemente por el brazo. ¿Todo bien?, preguntó con preocupación.

Moroha parpadeó, volviendo su atención a sus primas. ─ Sí, sí, todo bien. Solo... pensando en algunas cosas, respondió, intentando ocultar su confusión sobre lo ocurrido en su habitación más temprano.

Setsuna cruzó los brazos, estudiando a Moroha con detenimiento. No tienes que forzar una sonrisa, Moroha. ¿Algo te preocupa?.

─ No es nada contestó rápidamente, sin querer preocuparlas más de lo necesario. Solo fue una mañana extraña en casa.

Tanto Towa como Setsuna se dieron una mirada, Moroha no era del tipo reservada, normalmente, solía contar todo lo que le pasaba sin pelos en la lengua, era extraño. Pero Towa prefería pensar que más tarde Moroha 

Las tres chicas caminaron juntas hacia sus aulas, pero el incidente de la mañana continuaba atormentando a Moroha. Los sucesos inusuales se habían convertido en algo más que una casualidad, y se preguntaba si habría algo más detrás de todo eso.

Durante las clases, Moroha luchaba por mantener su concentración. Cada vez que intentaba enfocarse en el contenido de la lección, su mente se desviaba hacia las extrañas habilidades que aparentemente poseía. No podía sacarse de la cabeza la imagen del peluche que cobró vida ni el caos de la mañana.

El timbre del almuerzo interrumpió sus pensamientos. Towa y Setsuna la arrastraron hacia el patio, donde solían almorzar juntas. El lugar estaba abarrotado de estudiantes charlando y riendo, creando un bullicio reconfortante. Sin embargo, antes de que pudieran acomodarse, Moroha notó nuevamente al chico de los ojos azules entre la multitud.

Esta vez, él no parecía perdido en sus pensamientos; sus ojos estaban clavados directamente en Moroha. Antes de que pudiera reaccionar, el chico apartó la mirada y se dirigió hacia una mesa apartada.

─ Towa, Setsuna, ¿Quién es ese chico? , preguntó Moroha, señalando discretamente con la cabeza en dirección a donde se sentó el chico misterioso.

Las dos chicas se voltearon para mirar y fruncieron el ceño, intercambiando miradas entre ellas.

─ Es Riku Kirinmaru.  respondió Setsuna con un tono neutral. ─ Es un chico bastante reservado. No suele mezclarse mucho.

─ Raramente se le ve interactuando con otros , agregó Towa. ─ Algunos rumores dicen que es bastante inteligente, y es un poco reservado. Me gustaría invitarlo a salir.

Moroha asintió, aunque la curiosidad la impulsaba a saber más. No podía evitar sentir una extraña conexión con ese chico, como si algo en él resonara con lo que estaba experimentando.

Durante el resto del almuerzo, Moroha se encontró distraída, incapaz de sacarse de la cabeza la imagen del chico de ojos azules. Una vez que las clases de la tarde comenzaron, la curiosidad se convirtió en una leve obsesión por encontrar alguna pista sobre él.

Al final del día, mientras caminaba hacia su casa con Towa y Setsuna, Moroha decidió romper el silencio que rodeaba al misterioso chico. ─ ¿Creen que podríamos conocer más a ese Riku Kirinmaru? Quiero decir, parece interesante. Y, podríamos ayudar a que tengas una cita con él, Towa.

Las expresiones de sus primas se suavizaron mientras intercambiaban miradas.

─ Podemos intentarlo , respondió Setsuna con cautela. ─ Pero no creo que sea fácil. Es un tipo bastante solitario".

─ Tal vez podríamos acercarnos y tratar de ser amigables , sugirió Moroha, con una chispa de optimismo.

Bueno, no perdemos nada con intentarlo.

Moroha sonrió, emocionada por la posibilidad de descubrir más sobre aquel chico que parecía atraer su atención de manera inexplicable. ─ Creo que vale la pena intentarlo. ¿Quién sabe? Tal vez podamos encontrar algo en común.

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