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JiMin acarició los cabellos azules de Suga, continúo succionando lentamente su sangre y después de unos instantes se apartó para lamer las marquitas que dejó en su pálido cuello.
—Lo siento, el bebé hace que me dé mucha hambre.— dijo apenado.
—Está bien, no es nada malo, Minnie, crece rápido y lo necesita.— aseguró Suga, acariciándole el regordete vientre.
YoonGi que estaba a su lado, comenzó a desabrochar los botones de su camisa azul para dejar el cuello al descubierto, alimentar a JiMin que era ya bastante normal para ellos. Pero últimamente estaba tomando más sangre de lo usual y era un poco complicado porque solo parecía satisfacerse cuando la conseguía caliente, es decir, durante el sexo.
—Mgh~— gimoteo JiMin al sentir a Agust penetrándole, el rubio le tomaba por las caderas para introducirse más profundo en él —A-Agust.
—Tranquilo, amor, ya casi acabamos.
—Ven, cielo, es momento de que también comas aquí.— señaló YoonGi, haciendo referencia a su cuello.
JiMin se relamió los labios, aún había rastros de la sangre que tomó de Suga y sus colmillos estaban ligeramente asomándose. Con ayuda de Agust se acercó a YoonGi, le acarició el rostro y lo beso, solo fueron unos segundos antes de bajar por su cuello para morderlo.
Agust gruño porque las paredes de JiMin estaban apretándole, deslizó sus manos hacia su trasero y lo abrió para ver cómo se enterraba en él. Suga también estaba mirando, ya se había puesto de pie y se acercó para de igual manera satisfacer a JiMin.
—Me gustan mucho sus pechitos~.— canturreo el menor posicionándose en un costado para apretarle dicha zona.
YoonGi sintió a JiMin gemir contra su piel cuando Suga hizo eso y su miembro erecto brinco de placer, solo se tocó un poco sobre la ropa para calmar sus ganas. Dirigió su mano hacia el pene erguido de JiMin y comenzó a masturbarlo, subiendo y bajando repetidas veces con fuerza, solo hasta que lo hizo venirse abruptamente.
—J-JiMin~.— jadeo Agust sintiendo sus espasmos, corriéndose también, pero en su interior
.
Suga, por otra parte, espero a que JiMin terminara de alimentarse y cuando vio que se apartó de YoonGi, se le fue encima, obviamente con cuidado para no herirlo. Le tomó ambos pechos, que se habían abultado en este tiempo, y los apretó un poco, las gotas de leche salieron al instante y aprovecho para lamerlas, amaba eso.
—¿Te gusta?— curioseo JiMin, arqueándose por las fuertes succiones que daba.
YoonGi respondió —A los tres nos encanta, sabes muy dulce, cielo.
—En realidad todo tú.— comentó Agust a sus espaldas, quien comenzó a dejarle besos en los hombros para relajarlo.
JiMin sonrió extensamente y sus ojitos se entrecerraron, pero los volvió a abrir cuando sintió a Suga penetrarlo repentinamente. Estaba hipersensible por el reciente orgasmo, el número siete del día para ser exactos, ya hasta habían repetido dos veces con cada uno.
—Realmente él no pierde la oportunidad de rellenarte con su semen.— siseo YoonGi con diversión, viendo como nuevamente el menor le hacía el amor.
—No es mi culpa que, Minnie, me guste tanto.— debatió Suga, penetrándole y dándole justo en su punto sensible.
JiMin viró los ojos de placer, mordió su labio inferior intentando acallar sus gritos y gemidos, pero era imposible cuando el peli azul estaba enterrándose tan profundamente en él. Sus propios colmillos abrieron su piel, su sangre se deslizó desde sus belfos hasta el mentón y bajó lentamente por su cuello. Suga no perdió la oportunidad de trazar el recorrido con lengua, limpiándolo para llegar hacia su boca y lamerlo, besarlo y degustar toda su cavidad bucal.
Agust y YoonGi tuvieron que esperar unos minutos para que ellos terminaran y mientras tanto ellos limpiaban un poco la habitación, pues realmente habían pasado todo el día allí, haciéndolo por todas partes y parecía que un huracán arrasó.
Cuando JiMin y Suga acabaron, los cuatro se dirigieron hacia la bañera, la llenaron de agua tibia y estuvieron juntos en silencio. De vez en cuando se miraban y sonreían, en otras simplemente se lavaban entre sí y evitaban tocarse demás para no volver en el círculo vicioso del sexo.
Habían pasado tres meses desde la noticia de que serían papás y JiMin ya tenía su vientre completamente crecido, sus pechos estaban lactando y su apetito sexual era desconcertante. Sin embargo, los hermanos Min no tenían problema con darle todo lo que pedía, ya fuera sangre, hacer al amor o incluso tener que ir a comprar comida humana para sus antojos.
JiMin ya no podía sentir los sabores de los alimentos normales como antes, pero el simple hecho de olerlos y masticarlos lo hacía feliz. Todos en el castillo sabían sobre la dulce espera qué tenía y solían visitarlo, ayudarlo en lo que necesitara y le regalaban muchas cosas.
Los neonatos estaban emocionados por saber que habría un bebé entre ellos y JungKook no se quedaba atrás, se había vuelto loco comprando todo por adelantado, de ambos sexos para no equivocarse.
—Deberíamos salir, pero apenas pongo un pie fuera de la cama y ya quiero volver.— comentó JiMin, saliendo de la bañera y colocándose una bata de toalla alrededor del cuerpo.
YoonGi salió detrás de él, se acercó para ayudarlo a atársela y tomó una toalla más pequeña para ayudarle a secar sus piernas porque con su vientre ya no podía agacharse para hacerlo por sí solo.
—El bebé nacerá en estos días.— señaló Agust saliendo junto a Suga.
—Falta poco para saber de quién es.
JiMin asintió —Realmente estoy bien con cualquiera de ustedes.— aclaro, fijándose más que nada en el menor de los hermanos, pues era quien más peleaba la idea de ser papá.
YoonGi y Agust se rieron al ver que Suga entendió la indirecta y formó un puchero con los labios, sus mejillas rojizas por la vergüenza. Desde el inicio quería un bebé, que JiMin se lo pudiera dar parecía un sueño hecho realidad, pero ya había medio superado esa etapa obstinada.
Ahora todos estaban bien mientras que JiMin y su hijo o hija también lo estuvieran, HoSeok no había querido soltar la lengua sobre el género del bebé y mucho menos hablar sobre la paternidad. Eso había servido mucho para que Suga calmara su obsesión, YoonGi y Agust, por otro lado, solo esperaban pacientemente la dulce llegada.
—Te aprovechas de que estoy completamente seco.— siseo Suga tomando una toalla como YoonGi para secarle, pero el cabello —Creo que necesitaré bolsas extras de sangre y descanso porque me vine demasiadas veces.
JiMin se burló —No es mi culpa.
—Oh, claro, aquí es cuando vuelves a decir que es cosa del bebé.— alegó Agust, burlándose de la situación —Aunque los cuatro sabemos que eres un goloso y no puedes evitarlo.
YoonGi se partió en carcajadas, retorciéndose mientras se sostenía el estómago, y es que fue realmente gracioso que JiMin hubiese lanzado un golpe a su hermano por lo que dijo y que el rubio saliera volando justamente por la puerta.
—No te rías porque con este puñito.— amenazó JiMin, mirándole furiosamente —Puedo mandarte a la pastelería del pueblo por un postre de fresas y una manzana acaramelada.
Los cuatro salieron del baño después de eso, se vistieron y fueron hacia la sala principal, donde los neonatos, HoSeok y JungKook los esperaban. Afortunadamente, ya no habían tenido ataques del Vaticano y si pasaban estaban preparados, por el momento solo estaban centrados en el eternâ.
JiMin estuvo atento a todas las indicaciones que los hermanos daban, pero después de una hora se encontraba cabeceando de sueño y JungKook se acercó a él para abrazarlo. HoSeok se les unió un poco después, ya que había escuchado sobre los antojos que tenía y fue por lo que quería, sinceramente él también como futuro tío estaba consintiendo al bebé.
Y si "tío" porque en esos meses JungKook y él habían formalizado su relación, claro que primero el mago recibió una bonita paliza de Agust y unas tantas amenazas. Pese a eso, nada fue grave y se había mudado al castillo para vivir con su pareja, había traído todas sus cosas para acomodarse en los pasadizos y estaba estudiando sobre como recuperar el árbol de vida.
—Toma, JiMin.— dijo HoSeok entregándole la manzana acaramelada y el postre de fresas.
JiMin lo tomó en sus regordetas manos a la vez que sonreía, pero al hacerlo sintió un fuerte dolor en su estómago y se dobló. Sentía que se caería, era una presión enorme que le había sacado todo el aire de los pulmones y lo mareo hasta dejarlo jadeando.
—¡Va a entrar en labor!— grito el mago al verlo —Ayúdame JungKook, hay que llevarlo a la habitación.— pidió desesperado, pues los hermanos Min se habían congelado en su lugar, demasiado impactados para moverse —Tranquilo, JiMin, todo saldrá bien.
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