JiMin sintió que su corazón golpeó fuertemente contra su pecho, de una manera tan inexplicable que lo hizo llevar ambas manos hacia su rostro y se ocultó, tratando de aminorar la vergüenza. Rayos, de alguna forma había estado esperando algo más de Suga, estaba seguro de que podía verlo, pensó que lo besaría y simplemente no lo hizo.
¿Fue para castigarlo por reírse de él?
Cuando logró controlar sus emociones se giró hacia la mesita para tomar la sopa y empezar a comer, la primera cucharada le supo deliciosa. Había una combinación rara de sabores que lo hacían sentir familiarizado con ella, no le tomó demasiada relevancia.
Al terminar levantó las colchas, se recostó y acomodó a Shooky entre sus brazos para dormir. Sus ojos le pesaban sobremanera, no recordaba el momento exacto en el que terminó entregándose en los brazos de Morfeo.
JiMin sintió que su cabello se movía con el viento, su nariz percibía el olor de la naturaleza y el zacate picaba contra su piel. Entonces se levantó de golpe, observó a su alrededor y se percató de que se encontraba en una pradera verde.
— "Mama putem sa mergem afara sa ne jucam"— escuchó las voces de niños a lo lejos, se puso de pie y caminó hacia donde provenían, intuido por la curiosidad. Había por lo menos seis niños formando un círculo, en medio de ellos se encontraba Hilda, quien al verlo le sonrió y le regresó una de igual manera.
— "Da, puteti, dar un va apropiati de pestera capcaunului".
Tras las palabras de Hilda todos corrieron hacia distintas partes, ninguno dio hacia la misma dirección que JiMin y quiso ir tras alguno para ver quiénes eran. Su cuerpo no reaccionó como quería y terminó dirigiéndose hacia la pelirroja que no había despegado sus avellanos fanales de su persona.
—Están en el bosque.— comentó con miedo mezclado en su dulce voz, mirando hacia mis espaldas —No deberías estar aquí.
—¿Qué es este lugar?— preguntó JiMin, mirando alrededor, todo era demasiado realista, el cielo era de un blanco precioso.
—Despierta.— pidió ella, alzando su mano y le acarició el rostro, se sintió cálido —No es el momento.
—¿No es el momento?— volvió a preguntar JiMin, Hilda negó y automáticamente su cuerpo regresó en sus pasos, casi como si fuera en reversa.
—"Copii, venitti acasa capcaumul va prinde!"— dijo la pelirroja alzando su voz.
Cinco niños salieron del bosque, se reunieron con ella mientras reían y brincaban. El sonido de una turba se escuchó a lo lejos, gritos de ira iban creciendo con los segundos y de pronto el bosque comenzó a incendiarse. La primera reacción de JiMin era correr lejos de las llamas, pero sus piernas no parecían estar dispuestas a seguir órdenes, entonces recordó que eran seis niños, no cinco, y volvió su mirada al círculo alrededor de Hilda.
—¡JungKoook!— gritó ella con los ojos llenos de lágrimas, su brazo apuntaba hacia el bosque y parecía querer ir por el pequeño, más los otros niños la tenían retenida.
—JungKook.— repitió JiMin, sintiendo una indescriptible desesperación recorrer sus entrañas.
—Lo atrapó el gigante, devuélveme a mi bebé, por favor.— rogó Hilda, dirigiéndose a la nada y luego girándose hacia él.
JiMin solo pudo asentir al comprender su temor, se adentró entre el fuego, intentando cubrirse con el antebrazo de la enorme cantidad de humo que se había comenzado a formar. Buscó con la mirada por todos lados, pero solo había llamas y más llamas, un sollozo provino desde arriba de uno de los tantos árboles a su alrededor y lo encontró.
—JungKook.— dijo al ver al niño que se estaba aferrando a una gran rama mientras ocultaba su rostro entre los brazos —Mi mamá... Mi papá...
—Tu mamá te está buscando, vamos con ella. Déjate caer, te voy a atrapar.— aseguró JiMin, parpadeando varias veces, los ojos le ardían por la intensidad del calor.
—¡No! Tú eres el gigante, me quieres llevar y ya no poder ver a mi mami.— negó JungKook gritando y llorando en el proceso.
—¿Gigante?— dudó, más dejó de lado eso para vislumbrar su alrededor y el fuego ya estaba creciendo demasiado —Debemos irnos.— insistió, alzando sus brazos.
El niño lo vio unos instantes, lo rechazó con un movimiento de su pequeño rostro y JiMin no tuvo más opción que subir al árbol por él. Sus movimientos eran torpes, nunca había subido a uno antes, sumándole el hecho de que estaba ansioso por sacarlo de ahí no era ninguna ventaja.
—Dame la mano.— le pidió, estirándose lo más que pudo para alcanzarlo.
JungKook no parecía convencido y tardó varios segundos en atreverse a tomarla. El árbol crujió, una rama pasó rozando a JiMin y en un acto de reflejo regresó el brazo para que no lo dañara. Su piel se comenzó a quemar, apretó los dientes intentando calmar el dolor, estaba seguro de que se había lastimado.
—Debo llevarte de regreso.— comentó para calmar al niño y a su vez para alentarse.
JungKook se pegó contra su pecho y lo envolvió entre sus brazos para bajar, cuando tocaron tierra busco una salida, pero ya no había ninguna, estaban rodeados. Todo era fuego, no había ni una sola área verde y el humo negro empezaba a molestar sus pulmones. Era claro que se podían dar por perdidos, así que JiMin terminó desistiendo y se acomodó contra el árbol, dándole la espalda a su inevitable final y dejó al pequeño en medio para que no sintiera las llamas.
—Es mi culpa.— murmuró el niño.
—No lo es.
—Por eso mi papi se fue.— insistió —Mami dice que no, pero yo sé que sí.
Tras esas palabras, JiMin lo alejó solo un poco, sus cabellos castaños no le permitían ver su rostro del todo, por lo que le tomó por el mentón y se lo alzó para mirarlo. JungKook tenía los ojos verdes, lágrimas salían como cascadas de ellos y su naricita estaba roja de tanto llorar, por un instante le pareció conocido, estaba seguro de haberlo visto antes.
—Papi está aquí.— JiMin lo consoló sin pensarlo mucho y volvió a abrazarlo, le dio un beso en la mejilla y se dejó consumir por el fuego sintiéndose muy mal por no poder salvarlo, el dolor era desgarrador.
—¡No!— gritó, sus ojos vagaron por todo el lugar y ahora se encontraba en la habitación del castillo, no había bosque ni nada parecido.
Fue todo una pesadilla, aunque su respiración estaba errática, aún podía sentir el humo calándole hasta los huesos y por eso no pudo evitar ponerse a llorar. La puerta de la habitación fue azotada en cuestión de segundos y por ella entró Agust, su presencia no hizo diferencia. Sin embargo, eso cambió, cuando el vampiro se acercó y al verlo mal no dudó en acostarse a su lado para abrazarlo.
—Ya pasó, JiMin.
—No pude salvarlo.
—Tranquilo, fue solo un sueño.— repitió Agust, dejando caricias en su espalda.
—Era solo un niño, lo dejé en el bosque y el fuego...— balbuceó JiMin y se detuvo porque tal vez sus palabras no podrían tener sentido para él.
—¿Qué niño?— preguntó Agust, tomándolo por la cintura y apegándolo lo más posible a su cuerpo, como si quisiera fundirlos en uno mismo —¿Cómo era?
—Tenía el cabello café, sus labios eran pequeños como los tuyos.— respondió JiMin, tocándolos al instante —Su nariz también se parece y sus ojos.— se congeló, recordando el precioso color verde que poseían, eran tan parecidos.
Agust tomó su mano y detuvo el toque de sus dedos, la apretó un poco y lo miró con los ojos cristalizados. JiMin no comprendió por qué estaba reaccionando tan cariñoso y fue cuando lo recordó, Hilda estaba embarazada cuando murió ¿JungKook era su bebé?
—"Lo atrapó el gigante, devuélveme a mi bebé, por favor"— repetió, recordando sus palabras en el sueño.
—Capcaunul.
—¿Dijiste algo?— dudó JiMin, creyendo haber escuchado algo.
—Capcaunul, es el juego que solíamos jugar todos los niños del pueblo, se trata de una clase de atrapadas típicas de aquí en Rumania.— informó Agust, dejando un casto beso en mi dedo índice y medio —Se supone que la mamá lleva a sus hijos a jugar, les dice que pueden ir a donde quieran, pero que no se acerquen a la cueva del gigante porque se los puede llevar.
—Era algo así.— comentó JiMin un tanto inseguro —Hilda los tenía en un círculo, ellos se fueron y luego uno no regresó... JungKook.
—JungKook.— repitió Agust, sus ojos parecían brillar — Esta vez dormiré contigo y me encargaré de que duermas bien.— agregó, mirándolo con ternura.
JiMin no se pudo negar y tampoco quiso hacerlo.
Después de mucho ya merecían una actualización ^^
*Mama putem sa mergem afara sa ne jucam: ¿Mamá, podemos salir a jugar?
*Da, puteti, dar un va apropiati de pestera capcaunului: Sí pueden, pero no se acerquen a la cueva del gigante.
*Copii, venitti acasa capcaumul va prinde: ¡Niños, vengan a casa o el gigante los atrapara!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro