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Dedicatoria especial a Tanie_love por su apoyo y propina 💖


—Nuestros informantes nos han avisado hace no más de dos horas que el Vaticano está investigando la desaparición de Kim NamJoon, ellos saben que Park JiMin es la reencarnación.— aseguró SeokJin, observando a los hermanos Min.

El neonato Kim llevaba con ellos más de cuatrocientos años, lo habían convertido después de encontrarlo casi muerto en las afueras del pueblo mientras ellos visitaban la tumba de su madre. SeokJin había servido al legado del rey durante su infancia, fue comprado como un esclavo y utilizado para el cuidado personal de ese hombre. Quizás hubiese podido tener una vida decente si tan solo no se hubiera negado a convertirse en su juguete personal. Su atrevimiento tuvo un costo, pues fue condenado a muerte, lo golpearon hasta que se desmayó y lo abandonaron para que muriese comido por los animales salvajes.

Desde entonces ha permanecido a lado de ellos, siendo un fiel ayudante para los hermanos, sobre todo para Agust que fue personalmente quien lo encontró y ayudó a superar su dolor. No es que hubiese mucha diferencia con YoonGi o Suga, simplemente había un lazo directo con quien le había dado primeramente su sangre y el hecho de que le dio la oportunidad de vivir para siempre.

—Ellos están comenzando a moverse, su número es mayor al nuestro.— comentó Agust, llevándose a los labios una copa de vino tinto.

YoonGi bufo ante lo dicho, claro que eran más que ellos, esos malditos cerdos religiosos llevaban años creando su imperio, metiéndole ideas a la gente y lavándoles el cerebro para que les dieran su dinero. Incluso en su momento la familia Min fue devota a la iglesia, el catolicismo fue su hogar mucho tiempo, antes de ser convertidos en vampiros y que los desgraciados mataran a su inocente madre.

—No dejaremos que se acerquen a JiMin.— señaló Suga ante el repentino silencio, se sabía que el Vaticano tarde o temprano sabría del traspaso a su cuerpo y no podían permitir que cayera en sus manos, por el bien de todos.

Los tres hermanos asintieron, aunque Agust lo había hecho de una manera suspicaz, aún no estaba del todo seguro con este eternâ y mucho menos cuando se negaba a aceptar su papel como tal. JiMin era el elixir para sus instintos demoníacos, sin importar cuanto le disgustara, tendría que aceptarlo y afrontar la nueva realidad de su vida, que les pertenecía.

Su lugar era a lado de ellos, de los tres.

—Lo primordial en este momento es mantener a toda la familia en el castillo, gracias a la reunión que realizaron durante la tarde todos están enterados del peligro y también han reconocido al Eternâ.— informó SeokJin, acomodándose sus lentes y observando la tabla en sus manos que llevaba el registro de todo —Tenemos suficiente sangre para quedarnos aquí dentro por unos meses, no se preocupen por nosotros y céntrese en su pareja.

—Lo dices con demasiada seguridad Kim.

—Es porque estoy seguro Yoon, todos aquí sabemos cuántos años llevan esperando por él y nos han cuidado durante demasiado tiempo, es momento de que piensen en ustedes.

Suga sonrió y se le acercó para abrazarlo —Es porque todos los neonatos son como nuestros hijos, somos una gran familia.

—Oh, claro que no, yo no soy fan del incesto.— refuto Agust mirando mal a su hermano menor por esa absurda idea, bueno es que él ya se había divertido con muchos y muchas neonatas como para considerarlos de esa manera.

SeokJin comenzó a carcajearse mientras correspondía el abrazo de Suga, le acarició su cabellera azul y asintió comprendiendo. Todos los neonatos en su tiempo fueron reclutados, aunque no por deseo de poder, sino por empatía. Había otros casos como el de él que fueron por lástima, pero en realidad eran contados apenas con los dedos de una mano.

—Lo que me preocupa es SungRyung.— dijo YoonGi atrayendo la atención de los tres presentes —Ella sabe demasiadas cosas, tiene poderes mágicos que desconocemos y no me agrado el hecho de haber tenido que convertirla en una de nosotros.

—Teníamos que hacerlo por JiMin.

—Podríamos haberla matado si quisiéramos.— siseo Agust alzando sus hombros y restándole importancia a la vieja bruja —Pero no sé a quién se le ocurrió que era mejor no hacerlo y ceder para evitar que el eternâ no nos temiera por dejarlo sin madre.

Suga agacho su mirada y observó sus manos vacías, en este momento extrañaba a Shooky porque siempre lo apretaba cuando estaba ansioso. Demonios, ahora se sentía tan culpable y en parte lo era, pues había sido él quien insistió en no lastimar a la madre de JiMin pensando en su relación a futuro. Aunque no lo pueden culpar, de verdad que no por qué lo había hecho por un bien, no quería herir a su pareja y mantenerlo con ellos bajo el miedo.

¿Quién confiaría de ellos si le mataban a su madre? Claramente que nadie y por eso casi que obligó a sus hermanos a aceptar la demanda de esa ambiciosa mujer.

—No necesitamos culparnos unos a otros, Agust, ya no somos unos niños y los tres aceptamos convertirla en neonata.— lo regaño YoonGi al ver el semblante de Suga, se puso de pie y caminó hacia SeokJin para tomar la tabla de información —El problema es que no podemos confiarnos de ella, ya que no sabemos cuáles son sus verdaderas intenciones.

—Acepte porque así la tendríamos en nuestra palma, SungRyung necesitará más de nuestra sangre si quiere seguir manteniéndose viva y es una ventaja.— aclaró Agust.

Suga vio a su hermano mayor asentir, demasiado absorto en lo que sea que estuviera leyendo, su curiosidad lo llevó a posicionarse a su lado y leer lo mismo que él. Entre las manos de YoonGi estaba la tabla de neonatos, ellos desde el comienzo por recomendación de SeokJin habían hecho una lista de cada uno para mantenerse al tanto. Con el paso de los años su número crecía y necesitaban asegurarse de su bienestar, se encargaban de que no dañaran a inocentes y les proveían alimento.

Claramente necesitaban sangre, la fuente de la vida, muchos creían que tendrían que robarla o matar gente para obtenerla, pero no. Los Hermanos Min eran dueños de varios hospitales a la redonda, tenían las donaciones a su disposición y cuando escaseaba se limitaban a obtenerla de animales, aunque no era igual de gratificante para su sed.

—SungRyung no fue a la reunión.— SeokJin mencionó con indignación —Tampoco se presentó para la hora del almuerzo, su bolsa de sangre sigue estando en el refrigerador.

—Eso es lo que estaba viendo.— puntualizó YoonGi, cediéndole la tabla de información a Suga —¿La has visto merodeando o algo por los pasillos mínimamente?

SeokJin negó —Solo cuando se presentó en las puertas pidiendo hablar con ustedes.

—Tengo un muy mal presentimiento de esto.— murmuró Suga.

—¿Dónde dejaron a JiMin? — interrogó Agust, poniéndose de pie para ir a buscarlo. Estaba de acuerdo con su hermano menor, todo sonaba sospechoso y SungRyung no le agradaba.

—Está en nuestra recámara principal, te recuerdo que necesitaba descansar porque alguien decidió darle una "probadita", aun cuando no había recibido ni una sola gota de nuestra sangre.— objeto YoonGi, cruzándose de brazos por el errático comportamiento del rubio.

—¿Qué pasó con lo de "No culparnos unos a otros"?

Suga dejo que sus hermanos discutieran, le entregó la tabla a SeokJin y le sonrió a la vez que le indicaba que podía retirarse. Justo en el momento en que YoonGi se abalanzaba contra Agust para golpearlo, el menor de los hermanos sintió un dolor agudo en su pecho.

—¿Suga?— llamó YoonGi, asustado al ver que cayó repentinamente de rodillas en el piso.

Suga comenzó a sollozar porque su corazón había latido y jamás había sentido aquello desde hace quinientos años, cuando era todavía un humano. Era una sensación extraña y dolorosa, las lágrimas brotaron con cada segundo que pasaba y persistía la palpitación.

—¿Estás bien?— insistió Agust, empujando a su YoonGi para ir directo a revisarlo.

—S-sentí.— balbuceo Suga, tan sorprendido —Sentí mi latido, el c-corazón.

El silencio se mantuvo sepulcral, eso fue lo único que hubo durante varios minutos mientras que los hermanos procesaban lo ocurrido. Ninguno de los tres habían tenido reacción antes con los eternâs y ahora uno de ellos estaba latiendo por JiMin.

—Han sido quinientos años, varias reencarnaciones y me estás diciendo que JiMin despertó tu núcleo.— dudo Agust, por qué de los tres era Suga quien jamás lograba formar lazos.

—¡Dije que lo sentí! — repitió el hermano menor en un grito, dándole paso a sus instintos demoníacos, sus ojos cambiando al rojo y mostrando un aura tan aterradora como asesina.

YoonGi se recompuso al verlos enseñándose los dientes, tomó a los dos por las orejas y los arrastró fuera de la sala para llevarlos rumbo a JiMin. No era el momento de ponerse a comprobar si era realidad o no, si había un latido, si el núcleo estaba palpitando es porque su eternâ estaba en peligro y debían ir a verlo.

—Después pelean si quieren, en este momento debemos revisar cómo está JiMin, que Suga lo haya sentido puede indicarnos que tal vez despertó o se encuentra mal.

—Debe estar durmiendo como un bebé después de cómo nos divertimos.— declaro Agust socarrón, fue el primero en saborear a JiMin en todo sentido de la palabra y le gustaba alardear de ello para molestar a sus no tan celosos hermanos.

Los tres estaban cerca de la habitación principal, demasiado confiados, sin saber que para ese instante SungRyung los había escuchado gritar y utilizó su magia para teletransportarse junto a JiMin.

—Cállate o si no...

—¿O si no? — cuestionó Agust, viendo como Suga callaba y empleaba su poder de velocidad para adelantarse porque sintió nuevamente silencio en el pecho.

Tanto YoonGi como el rubio al verlo irse despavorido reaccionaron siguiéndolo y ambos lo encontraron en la puerta de la habitación, observando desde el marco. En una de sus manos colgaba Shooky y la recámara estaba vacía. El aroma de JiMin era abundante, pero estaba también ausente. Era fácil para los tres hermanos darse cuenta de que no había forma alguna para que se marchara por sí solo en su estado, aunque existía la posibilidad.

—JiMin no está.— dijo Suga con dolor mezclado con tristeza, girándose hacia sus hermanos y mostrándoles su peluche —Yo lo dejé para que lo cuidara por mí...


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