
08
—¿Entonces ganaron la guerra? — preguntó JiMin, realmente curioso al respecto.
Los hermanos Min asintieron al mismo tiempo, aunque guardaron unos segundos de silencio al recordar aquel tiempo tan difícil y se miraron entre sí. Era extraño verlos hacer eso porque JiMin se imaginaba que hablan entre ellos por la mente o algo, ya que desconocía cuántos poderes poseían en realidad.
—La ganamos, pero el costo fue alto. — comentó YoonGi, cerrando el viejo libro y cruzando sus largas piernas —A pesar de que llevamos la paz al pueblo y logramos volver con nuestra madre, todos los demás parecían temernos.
—Descubrieron lo que éramos y dijeron que estábamos poseídos, los creyentes se nos lanzaron encima.— agregó Agust, apretando sus puños con rabia —El rey nos mandó llamar diciendo que intercedería por nosotros, ya que habíamos sido héroes de guerra, pero solo fue una nube de humo.
—¿Nube de humo? — dudó JiMin, sin comprender a qué se refería con eso.
—Cuando volvimos a casa, habían incendiado nuestra granja, los de la iglesia acusaron a nuestra madre de brujería. Además, convencieron a los ignorantes creyentes del pueblo para llevársela, crucificarla y quemarla viva por sus actos satánicos. — respondió Suga con lágrimas brotando sin cesar, sus ojos estaban en un tenue rojizo y apretaba su peluche con enfado.
Irremediablemente, JiMin también llegó a sentir su coraje, el corazón se le apretó ante su trágica historia y comenzó a llorar sin importar que lo juzgasen de ser alguien sensible. Los hermanos Min habían pasado por demasiadas cosas en la guerra para que su propia gente tuvieran el valor de traicionarlos y les arrebataran lo que más amaban, sencillamente no era justo.
—El sacerdote de la iglesia no estaba contento con hacer solamente eso, sino que también fue por nosotros. En nuestra depresión nos dejamos arrastrar y torturar porque creíamos que lo merecíamos, pero hubo algo, o más bien alguien, que nos hizo cambiar de parecer.
Las palabras de YoonGi hicieron que JiMin levantara la vista y pudiera ver cómo los ojos azules lo observaban con un destello distinto, uno que no sabía qué significaba. Entonces se dejó llevar por su curiosidad, limpió sus lágrimas y dejó que prosiguiera hablando sobre ellos. Realmente no es como si pudiera hacer algo más, aunque quisiera escapar, no lo haría hasta saber toda la verdad sobre su supuesta amnesia y luego se marcharía.
—Hilda, la hija del sacerdote y quien cuido de nuestra madre ante nuestra ausencia por la guerra, se antepuso por nosotros diciendo: que habíamos sido castigados lo suficiente, que Dios jamás lastimaría a sus creaciones de tal manera y que quizás habíamos cometido un error, pero que merecíamos perdón como todos. — JiMin asintió, no era creyente, pero estaba de acuerdo con la creencia de aquella chica —Sin embargo, nadie la escuchó, dijeron que le habíamos lavado el cerebro y la tomaron para asesinarla junto a nosotros por órdenes de su propio padre.
—Eso es estúpido. — exclamó JiMin con irritación.
Agust rió —Lo es, pero los creyentes en su mayoría son ciegos y tontos que se dejan utilizar por "los elegidos de Dios", en este caso por el padre de Hilda.
—Fue por ella que decidimos vivir, nos liberamos y la llevamos con nosotros. — dijo Suga, sonriendo levemente y limpiando sus húmedas mejillas, borrando el rastro de su dolor —Matamos a muchos para lograrlo, así que nos escondimos de las tropas en la cueva del ser y vivimos juntos por varios años, hasta que ella pereció por un brote de viruela.
—¿No pudieron salvarla? — cuestionó JiMin con suma confusión —Son vampiros, pudieron haberle dado inmortalidad, ¿No?
—Lo intentamos, queríamos convertirla, pero no lo logramos y buscamos ayuda. — aclaró Agust con un tono que dejaba en claro que se sentía impotente por la pérdida —Tuvimos que ir por la bruja que nos habló del demonio y ella nos mostró la forma para mantenerla viva. Debíamos alimentarla diariamente con nuestra sangre, pero eso no la curó de su enfermedad y sufría más estando viva que muerta.
—Entonces la dejaron morir. — exclamó JiMin suavemente, comprendiéndolos.
YoonGi sonrió por su reacción y continuó —Era lo más razonable, no podíamos ser egoístas, así que dejamos que decidiera dónde y cuándo descansar. Eligió hacerlo donde enterramos las cenizas que quedaron de nuestra madre y por eso volvimos al pueblo sin importar el riesgo que significaba.
—Nos despedimos con todo el dolor de nuestros fríos corazones y regresamos a nuestro escondite sin ser vistos. Sin embargo, la bruja apareció ante nosotros, diciéndonos que Hilda había sido condenada por seguirnos y que su padre sacrificó el alma de su hija para mostrarle a Dios su fidelidad. — agregó Suga.
—¿Pero por qué? ¿Qué derecho tenía su padre sobre ella? — bombardeó JiMin alterado y asqueado con tanta barbarie —Ustedes eligieron convertirse en lo que son por el bien de todos en Transilvania y poder acabar con esa estúpida guerra.
—Lo poco que comprendimos en ese momento era que nuestra sangre la había ensuciado y Dios la deshecho del cielo por esa impureza. Eligió que ella y todas sus reencarnaciones fueran condenadas a nuestra compañía y a su vez morirían de formas grotescas; eso nos recordaría nuestro pecado y el suyo. — respondió YoonGi, mirando a sus hermanos —Su sangre se convirtió en nuestra pesada cruz, sus próximas vidas llegaron a nosotros por sí solas y las reconocemos por el aroma a manzanas que desprenden, tal como es el tuyo.
Los ojos de JiMin se abrieron ante la repentina confesión y hasta intentó olerse a sí mismo, aunque no encontraba rastro alguno de dicho aroma. Pensó que le mentían, ya que ni siquiera conoció a Hilda y no hay ninguna persona con ese nombre en su árbol familiar. Por otra parte, si fuera verdad ¿Por qué debería ser él su descendiente o reencarnación? Era un hombre y por lo visto las eternâs eran exclusivamente mujeres.
Agust le leyó la mente y comenzó a carcajearse mientras golpeaba su rodilla con diversión, JiMin al captarlo se sintió realmente ofendido y frunció el ceño.
—Hilda no tuvo hijos, JiMin, lo que te une a ella es su alma, la cual ha estado albergando en cuerpos de varias personas durante nuestra vida y podemos reconocerla en ti.
—Bien, supongamos que es así. — comentó con resignación, tratando de procesar todo y darle un sentido —¿Por qué no solo tomamos caminos distintos y evitamos que todo se repita?— dudó.
—En cuanto Hilda reencarna, su aroma nos llama a ti, nuestros instintos demoníacos se encienden y no paran hasta qué...— YoonGi explicó, aunque se calló repentinamente y prosiguió, pero omitiendo lo anterior que fuese a decir antes —Fuimos hasta Corea del Sur para conocerte y protegerte, no seas mal agradecido. — respondió molesto en cambio.
—¡¿Qué?!— gritó JiMin, creyendo que quizas lo habían estado acosando.
—Encima te salvamos de tu estúpido novio. — agregó Agust en un resoplido.
—Que yo no tuve novio, bueno, no lo recuerdo. — se defendió JiMin, viéndolos con incredulidad y su cabeza punzaba en un costado, como cuando trataba de recordar a su padre, el accidente o cualquier cosa de su pasado.
—Lo tuviste solamente que tu "madre" se encargó de que lo olvidaras. — insistió Suga, jugando nerviosamente con sus manos y Shooky.
—Ah, entiendo. — respondió JiMin sin pensar y luego reaccionó al darse cuenta de lo que había dicho —No, espera ¿Qué?
—Pues...
—¿Pues?
—Únicamente conoces bien a tu padre, ¿Verdad? — cuestionó Suga y JiMin asintio, sintiéndose mareado y con náuseas —Tu madre, Kim SungRyung, es la bruja que nos encaminó al ser. Ha vivido a base de magia, pero se está quedando sin opciones y nos buscó para que le diéramos inmortalidad pura como la de nosotros.
—M-mienten. — balbuceó JiMin, peor de aturdido que antes y es que su madre no puede ser lo que dicen, ella es una pintora y escultora normal, nada más. Nunca la ha visto realizando ningún tipo de magia, no tiene calderos, ni libros cuestionables, porque ingenuamente cree que eso es lo que es ser una bruja.
—¿No encontraste sospechoso que se separara de tu padre y viajara a otro país, así como si nada? — interrogó Agust, sonriendo a medias, dado que había algo que no cuadraba y era notorio.
Un click resuena en la cabeza de JiMin, realmente lo había considerado, que todo era muy extraño, pero no al punto de esta manera. Se imaginaba que se debía a algún problema de diferencias en su relación o que no eran felices juntos, aunque de ser así su padre no tendría por qué haber sido encarcelado.
—Encontró la forma de implantar el alma de Hilda, necesitaba un recipiente que estuviera a su disposición, puro e inocente, y por eso planeo tener una hija.
—Pero soy hombre. — corrigió JiMin, intentando todavía defenderla porque es su madre, ella sería incapaz de lastimarlo y utilizarlo para algo como esto.
—Claro, un detalle que ella no esperaba y motivo por el cual te odia ¿No es así? — tanteó YoonGi sin querer lastimarlo, pero viéndose obligado a hacerlo para que reaccionara y se diera cuenta.
—N-no me odia.— tartamudeo JiMin, más sabía que era verdad, su madre nunca lo había aceptado y siempre lo miraba como si fuese una carga en su vida. Para ese instante sentía que el aire le faltaba en sus pulmones, sus labios se habían resecado y el pecho le dolía, podía palpar la traición.
Eso tocó un lugar sensible en el interior de JiMin que logró dejarlo sin habla durante unos cuantos minutos en los que los hermanos Min estaban pendientes de él, por si se desmayaba o necesitaba algo. Nada de eso ocurrió, ya que su eternâ se recompuso por sí mismo, tragándose la amargura en sus papilas gustativas y observó a YoonGi para qué terminará de hablar.
—Aun así, SungRyung procuro que fueras digno, te quiso mantener limpio y te prohibió muchas cosas. A tus diecisiete años logró implantar a Hilda en ti, pero no esperaba que tu padre descubriera sus intenciones y buscará ayuda en el Vaticano. Muchas cosas empezaron a cambiar tras tu cumpleaños, seguramente por eso tuvo que borrar partes de tu memoria, de lo contrario sus planes se arruinarían.— argumentó el mayor, deteniéndose porque podía ver que sus palabras estaban causándole demasiado dolor a JiMin y en su interior era incapaz de querer verlo mal, ni él ni sus hermanos pretendían lastimarlo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro