
02
JiMin encontró difícil acostumbrarse a la inmensa soledad que sentía a diario, creyó que sería algo tolerable si mantenía comunicación con sus amigos de Corea, TaeMin y EunWoo. Quizás hubiera sido así de no ser porque en esa zona de Transilvania no había señal y tampoco contaba con acceso a la red, estaba muy lejos de la urbanización.
Cada día era más asfixiante que el anterior, así que intento convivir con su madre a pesar de sus indiferencias, pero querer formar una amistad no funcionó en absoluto. Lamentablemente, ella no ponía de su parte y siempre lo ignoraba, le decía que la hacía perder el tiempo con la excusa de que su nuevo empleo en Brasov la consumía y le quedaba a tres horas.
A causa de eso, JiMin se sumergió en practicar danza con la música que ya tenía descargada en su celular, era repetidamente eso o leer algún libro, cocinar y limpiar. Estar durante dos semanas haciendo solamente eso para matar el tiempo le pareció agotador y empezó a buscar otras opciones para distraerse.
Decidió que explorar los alrededores podría ser entretenido y tal vez conocer a los pocos vecinos que tenía de pasada o llegar hasta el pueblo para buscar red. También podría ver si había algo interesante, aparte de la mansión, que SungRyung le aseguró reiteradamente estaba deshabitada.
JiMin guardó algunas cosas en su mochila como: una linterna, un refrigerio sencillo, un termo con agua, un suéter extra por si refrescaba, un paraguas de bolsillo y un libro por si descubre un lugar decente para continuar su lectura. No obstante, a la vez que se preparaba para salir, le fue inevitable no observar la mansión a través de la ventana y revisar con el telescopio si había alguien.
Durante este tiempo no logró ver a nadie rondando la residencia ni siquiera un auto, lo único extraño hasta ahora era su inmensa necesidad por mirarla cada que podía. Es decir, pasaba horas vigilando si había alguna presencia, pero no ocurría nada y cuando se hastiaba al punto de dejarlo escuchaba que alguien lo llamaba.
Literalmente una voz en su cabeza lo incitaba a hacerlo, diciéndole con demanda "mírame" y terminaba obedeciendo sin ser consciente de ello. Las primeras veces no percibió que algo andaba mal, pero luego comenzó a tener sueños donde entraba a la mansión y se volvió un problema real.
No había una explicación lógica para lo que estaba pasando, la única opción viable que tenía en este momento era que sus medicamentos para la amnesia lo estaban probablemente volviendo loco. Era mucho más fácil creer eso que cualquier otra cosa, pero era particularmente raro que no olvidará la figura de los tres chicos en la ventana y solo pudiera recordar el color de iris que poseían.
Grises, verdes y azules.
Cuando confirmó de nuevo el estado de la mansión, dejó el telescopio y salió de su casa, el aire frío golpeó su rostro y eso provocó que se estremeciera. Sus pequeñas manos temblaron un poco mientras cerraba la puerta y desvió la mirada por el rabillo del ojo al sentir una presencia a sus espaldas. Estaba seguro de haber visto a alguien por un milisegundo, de pie, en el portón oxidado de la mansión, aunque no había nadie y considera que lo alucino.
Prefirió distraerse pensando con el hecho de que el clima nuevamente estaba del asco, pero iba bien abrigado y preparado por si empeoraba. Caminó por la orilla de la carretera, que desafortunadamente solo era piedra y no pavimento. Llevaba sus auriculares puestos y reproducía la única lista de música que tenía sin la necesidad de internet, pura suerte.
Después de veinte minutos llegó a la primera casa, era de solo un piso y de color amarillo desgastado, con un auto muy viejo y empolvado en el exterior. No estaba seguro si se encontraban los dueños, a su parecer no porque todas las luces estaban apagadas y lo más acertado sería que estuviesen encendidas por la espesa niebla que había en estos momentos.
No se atrevió a tocar la puerta y solamente pasó de largo, recorriendo otros veinticinco minutos para encontrarse con la segunda casa. Esta vez era de dos pisos y de color rosa palo, afuera se encontraba una mujer de tercera edad sacando las compras de un auto menos moderno que el de su madre.
—Permítame ayudarle.— dijo JiMin amablemente, acercándose para tomar las bolsas de cartón que ella cargaba con dificultad entre sus débiles brazos.
—Muchas gracias, cielo, debes ser el nuevo vecino.— agradeció ella, sonriendo sin mostrar los dientes y permitió que tomara dos bolsas más con éxito.
—Sí, es un placer, soy Park JiMin.
—Lonela Bogdan y tutéame sin pena, por favor.— respondió, apuntando hacia la puerta de su hogar para que el joven la siguiera —Pasa con confianza, puedes ponerlas en la mesa.— señaló a lo que parecía ser la cocina.
JiMin dejó las bolsas donde pidió, luego se giró para volver a la entrada y sonrió al notar el buen gusto que tenía la mujer. La decoración era alegre y llamativa, el papel tapiz tenía muchas flores, había un candil de luz y lámparas de pie. Lo único que le pareció desacertado fueron las innumerables imágenes religiosas en la sala, como: crucifijos, pasajes bíblicos y veladoras con santos.
—Se nota que no perteneces aquí.— expresó Lonela, llamando su atención.
No parecía decirlo con malicia, o por lo menos su rostro amable no lo dejaba claro del todo. JiMin creyó que hizo hincapié por su cabello teñido o sus rasgos extranjeros, así que respondió con tranquilidad y franqueza.
—Ah, en realidad soy originario de Corea y tengo familia en Rumania.
Lonela asintió a su explicación —Vamos, JiMin, no temas y acompáñame a sentarnos, ya que puedo ver que caminaste desde tu casa.— comentó suavemente, adelantándose a un sillón individual en la sala.
—Claro.— aceptó y se acomodó en uno de dos plazas, el cual quedaba frente a ella —Estaba aventurando un poco, pero mi madre tiene el auto.
—No hay mucho que conocer aquí, debe ser aburrido para un chico como tú.
JiMin solo pudo asentir a sus palabras sin saber qué más decir, no era bueno iniciando conversaciones y se centró en las múltiples imágenes religiosas. Lonela se mantuvo en silencio, valorando su actitud y se sintió incómodo por el escrutinio, eso lo obligó a mirarla directamente al rostro.
La mujer de tercera edad le sonrió a medias, aunque luego la atrapó fijando su mirada a sus espaldas y se giró para ver lo que observaba. No obstante, solamente era una ventana cerrada que daba hacia el patio trasero, no había nada ni nadie.
—Te recomiendo que no andes vagando solo, estamos en un lugar muy alejado del pueblo y si te llegase a pasar algo... nadie lo sabría.— insistió ella con un atisbo bastante extraño que desconcertó a JiMin.
Lonela cambió repentinamente su tono de voz, pasó de amistoso a uno que sonaba amenazador y le causó malestar. Pensó en marcharse, más no podía ser grosero y retirarse así de simple, por lo que decidió quedarse un poco.
—Únicamente quería saludar a los vecinos, aunque aún no he visto a los de la mansión frente a mi casa.— explicó JiMin con doble intención, quería descubrir algo sobre ese lugar y debía aprovechar que encontró a alguien con antigüedad en este sitio.
—¿Q-qué mansión?— tartamudeó Lonela, su rostro se transformó casi drásticamente en puro miedo.
—La negra de tres pisos y con un área verde gigantesca, supuse que la conocería, pues me imagino que tiene tiempo viviendo aquí.— reveló JiMin, sin comprender su reacción porque la mujer parecía estar temblando.
—Querido, no hay ninguna mansión en kilómetros a la redonda.— aseguró ella, ladeando su cuello y sus ojos parecían estar vacíos.
JiMin no supo qué contestar a eso, estaba seguro de que había una mansión frente a su casa y no solo él la había visto, sino que también SungRyung. Se imaginó que tal vez Lonela lo olvidó debido a su edad, se notaba que tenía por lo menos más de ochenta años.
—Quizás hables del castillo Poenari, pero se ubica más adelante y no frente a tu casa.— informó repentinamente, fijando nuevamente su vista en la ventana —Hay muchas leyendas sobre ese lugar ¿Las has escuchado? — preguntó, sonriendo extensamente y mostrando sus pocos dientes podridos.
—En realidad no ¿De qué tratan?— curioseó JiMin sin poder evitarlo, le gustaban las historias.
—Es raro que no lo sepas, los jóvenes de hoy en día no reconocen el peligro.— resopló Lonela, sonando irritada y viró sus ojos hacia él —Es el verdadero castillo del conde Vlad Tepes, el empalador y mejor conocido como Drácula.
—¡Oh!— exclamó JiMin sin interés, claro que como fan de lo paranormal conocía las historias de vampiros, pero no al grado de investigar profundamente al respecto porque siempre le pareció algo poco atrayente —Creo que debo retirarme, ya está por anochecer.— reflexionó JiMin, tratando de no ser grosero y huir de esa situación.
—Es lo adecuado, luego podrías perder el camino y ya no habrá otro jovencito que me ayude con las bolsas.— afirmó Lonela y se intentó poner de pie.
—Descuide, no es nada.— garantizó JiMin, parándose para ayudarla y seguirla hacia la salida de su hogar.
—Gracias por eso.— dijo ella, sin mirarlo y tomó el pomo de la puerta para abrir.
Lonela le dio la pasada libre para que saliera y JiMin pasó por su lado sin ver algo raro en sus acciones. Cuando en realidad ella se mantenía dentro de la seguridad de su casa y sostenía un bendito collar religioso de oro en su cuello.
JiMin solamente dio dos pasos fuera, el clima realmente empeoró, estaba diluviando y había mucha más niebla que antes. Se giró para despedirse y también para sacar de su mochila el paraguas de mano junto al abrigo extra, pero se congeló al ver que la mujer de tercera edad estaba cerca.
—Doamne miluiește-te pe tine.— murmuró Lonela.
—P-perdón, no la escuche.— tartamudeó JiMin, alejándose un poco —¿Qué dijo?
—Avraam a renunțat la fiul său.— respondió ella, tomándolo de la muñeca para retenerlo —Tu ești Isaac, sacrificiul.
JiMin continuó sin comprender, desconocía el idioma que estaba utilizando y no dudó en tratar de que lo soltara. Por su lado, Lonela apretó el agarre, al punto de encajar sus largas uñas en la piel y hacerlo sangrar un poco.
—Con su permiso, fue un placer.— dijo JiMin, usando más fuerza para lograr apartarse, algo que no hizo antes por consideración a la mujer mayor.
Lonela se rió sonoramente y JiMin comenzó a trotar, importándole poco mojarse y probablemente enfermarse después. Pensaba únicamente en alejarse porque se sentía atemorizado y se sobresaltó con los truenos, corrió más desesperado.
Escasamente, tenía visibilidad del camino entre tanta niebla, sus piernas pronto flaquearon como si alguien lo hubiera empujado. Cayó fuertemente contra las piedras del sendero y se volteó sobre sí mismo, quedando boca arriba. Su pecho subía y bajaba de manera errática, estaba demasiado aturdido para reponerse.
—Mierda.— siseó, mirando el cielo y sintiendo su cuerpo magullado.
Entonces se percató del líquido rojizo que se deslizaba por su frente y sus ojos se apretaron ante el punzante dolor, seguramente se golpeó la cabeza al caer. Fue perdiendo la consciencia en cuestión de segundos y lo último que logró escuchar fue el sonido de pisadas acercándose y voces distorsionadas.
El nombre de Lonela significa "la gracia de Dios".
*Doamne miluiește-te pe tine: Dios tenga piedad de ti.
*Avraam a renunțat la fiul său: Abraham entregó a su hijo.
*Tu ești Isaac, sacrificiul: Tú eres Isaac, el sacrificio.
Lo anterior tiene como referencia una parte de la biblia donde Dios puso en prueba la fé de Abraham pidiéndole a su único hijo, Isaac, como sacrificio.
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