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El festival

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Narrador Omnisciente.

Otro día más de entrenamiento para mejorar sus habilidades físicas, esta vez fue una carrera para probar su resistencia. Las maletas pesadas a sus espaldas y sus armas delante.

Kikyo vio como Falco llegó a su lado y luego pasó a Gabi, terminó en primer lugar, ella en segundo y Kikyo en tercer lugar.

Kikyo se detuvo a respirar, estaba tan cansada, sólo caminó hasta colocar su mano en el hombro de Falco.

—Vaya, n-no era broma... cuando dijiste... que querías ganarle a Gabi.

Zofia y Udo también llegaron detrás de ellos y gritaron de emoción por la victoria de Falco. Gabi se sentía muy frustrada de no ganar como siempre lo hacía. El entrenamiento terminó con eso, por lo que podrían tomarse un descanso.

—¡Oigan, enanos! — llamó uno de los porteros, encargados de cuidar la puerta. —¿Por qué están tan contentos?

—¡Al fin y por primera vez, Falco le ganó a Gabi! — dijo Udo.

—¿Qué? ¿En calificaciones?

Zofia negó. —Sólo le ganó en una carrera.

—¡Es un acontecimiento histórico!

—Por favor, chicos. No sigan, me están avergonzando mucho.

—¡Qué increíble, niño! ¡Estoy seguro que serás el próximo titán Acorazado!

Al oír eso, Gabi le dio un cabezazo a Falco, este tocó la zona afectada con una expresión de dolor.

—¡Idiota, ya muy tarde para que creas que puedes competir contra mí! — gritó furiosa. —¡Mis heróicos actos en la guerra demostraron que yo soy la mejor!

—Es verdad... Pero los superiores todavía no anuncian quién heredará al titán Acorazado. Y hasta que llegue ese día, haré todo lo que esté a mi alcance. — se alejó.

—Oigan, parece que a ese enano le gusta hacerse el héroe.

—¡Oye! ¡¿Qué te pasa?! ¡Tu hermano heredará al titán Bestia, así que tú y tu familia podrán ser Marleyanos honorarios! ¡¿Por qué demonios te esfuerzas hasta este punto?!

Falco frunció el ceño y volteó, esas eran malas señales para Kikyo.

Si se confiesa, tal vez Gabi acepte. Y si eso pasa, estaré perdida. ¡Por el amor a Helos, que no lo diga! ¡Por lo que más quieras, no me obligues a tirarte de cabeza al estanque!

—¡Lo hago por ti, tonta!

—Vaya... — soltó Zofia.

—Al fin se atrevió a decírselo, parece que Kikyo será la futura madrina.

—Aquí huele a celos... — canturreó.

Cállese, viejo lesbiano.

—¡¿Pero qué...?! ¡Sí lo haces por mí, ¿por qué demonios te interpones en mi camino, Falco?! ¡Lo que dices no tiene ningún sentido!

Falco sólo escapó del lugar, Kikyo trató de ir detrás de él, pero Udo y Zofia la detuvieron negándole con la cabeza.

—Sabes que él no se dio cuenta, decirle ahora no causará nada en él.

—¡Tonto! ¡¿Cuál es su problema?! ¡¿Qué le pasa?!

Kikyo se soltó y lo persiguió hasta estar a la par con él. Falco sólo sonrió al verla, su presencia era muy agradable.

「•••」

Mientras los demás guerreros fueron a conseguir comida, Falco y Kikyo caminaron por las calles de su ciudad natal.

—Y entonces... Decidiste decirle a Gabi lo que sientes... Pero con unas pequeñas pistas...

—Lo sé, es muy penoso... Ella jamás sentirá lo mismo que yo.

Hay muchos peces en el mar...

—¡Ah, ya sé! — dijo la azabache con una gran sonrisa. —¡Es una gran oportunidad! ¿Por qué no le pides a alguien que te acompañe al festival? Por ejemplo a Gabi.

Ayy, qué idiota, qué idiota soy... Soy yo quien quiere ir al festival con él...

—Es una gran idea. — le sonrió. —Te agradezco mucho lo que haces por mí, mi motivación de acercarme más a Gabi es gracias a ti.

—No es nada, por algo somos los mejores amigos, ¿verdad?

—Oh, por cierto... Nunca te agradecí.

—¿Agradecerme? ¿De qué?

—Ya sabes, en la guerra... P-Por salvar a Gabi.

Gabi esto, Gabi lo otro... ¿Por qué los chicos son tan complicados? ¿Es que todos nacen ciegos?

—No es nada, igual... No podíamos dejar que muera, es una chica muy valiosa. — dijo. —Sabes que heredar al titán Acorazado es su sueño. Ser una Marleyana honoraria...

—No quiero que ocurra, no quiero que muera... Vivirá un corto período de tiempo. Por eso debo subir mis calificaciones, para asegurar la vida de Gabi. Aunque no le guste o me odie más de lo que ya me odia.

—Ella no lo ve de la misma forma que tú. — dijo. —Mmm... Si yo logro convertirme en la siguiente Titán Cuadrúpedo... ¿Crees que alguien se sienta mal por mí? Ya sabes, por los siguientes trece años...

—¿Qué pregunta es esa? — sujetó ambas manos. —Tú papá estaría triste, tus abuelos, Zofia, Udo, Gabi...

Esa no es la respuesta que quería recibir...

—Bueno, Kikyo... Yo, lamento haberte arrastrado hasta aquí. Voy a conversar con ese señor.

—¿Quién es? — preguntó.

—¿Quieres conocerlo? No creo que se enoje, es un buen señor.

—De acuerdo, no tengo otra cosa más por hacer.

Un hombre con muletas y vendajes en el ojo estaba sentado esperando a alguien, como ella misma podría ver, seguramente a Falco.

Kikyo le pareció sentir un pequeño escalofrío, sus ojos verdes hermosos no reflejaban brillo alguno y aunque pareciera un buen señor, no es lo mismo que pensaba ella. Se percató de la cierta mirada que le daba su único ojo a la azabache. Sus ojos se sentían intimidados por él.

—Señor Kruger, ella es Kikyo, es una amiga mía. — dijo.

—Es un placer conocerlo, señor. — dijo. —Mi nombre es Kikyo.

—¿Eres su novia? — preguntó.

—No, ella es sólo una amiga. — dijo Falco.

—Hmm. — soltó una pequeña risa.—¿Eres una Akaime?

—Sí, soy candidata a guerrera.

—Yo también conozco a una chica de apellido Akaime, es muy alegre y siempre se sacrifica por los demás. — miró al cielo con nostalgia. —Es como una hermana para mí...

—¿Se pasa de alcohol?

—Exacto.

—Entonces sí es una de las mías...

「•••」

Kikyo se había quedado dormida en el hombro de Falco mientras este le hablaba al buen señor. Cuando el doctor del hospital salió de ahí, el Grice levantó a Kikyo apresurado y se la llevó lejos de él.

Ya por la noche, el trabajo como mozos empezó. Habían muchas personas importantes ahí, por lo que Kikyo se sentía incómoda.

—Chicos, no se distraigan. Kikyo, deja de mirar fijamente a un punto. — ordenó Gabi. —Miren, allí hay copas vacías, andando.

Los candidatos a guerreros se fueron a servir los más rápido e impecable que podían. Kikyo servía el vino de una manera excelente apenas alguien dejaba su copa sobre la mesa. Sin duda, el servir era su especialidad.

Se dirigió rápidamente a servir en otra mesa, pero la mujer a la que ella atendía la vio con cara de total disgusto al percatarse de sus ojos rubí.

—Ash, una Akaime. Por favor, lleva tu sangre de demonio a cualquier lugar menos a mi comida y bebida. — ordenó con cara de asco.

¡Escúchame bien, fea bruja! ¡Vuelve a insultar a mi familia y mi sangre y te juro que te haré pedazos con el látigo de mi tío! ¡¿Me entendiste?!

—Mil disculpas... — respondió ella totalmente "arrepentida".

—Ya, vete de una vez. — ordenó. —Y bueno, cómo les decía...

Kikyo volteó, viendo en donde veía su compañero Udo. Estaba pálido, parece que tuvo un accidente hace un rato con la mujer de linda ropa.

—Udo, ¿estás bien? — se acercó a preguntarle.

—S-Sí... Sólo que... — volteó. —Esa señora me ayudó a pesar de saber que soy un eldiano.

—¿Qué es lo que hiciste?

—Yo... Derramé accidentalmente algo de vino en su vestido.

—Debes tener más cuidado, yo sé de estas cosas, mejor encárgate de llevar platos y traer más vino del almacén. — dijo Kikyo. —Tranquilo, yo me encargo.

—Pero, Magath nos gritará al saber que sólo tú te encargas de las bebidas, además... Son muchas personas.

—Nadie tiene que saberlo, anda de una vez. — le dio un leve empujón.

—Gracias, Kikyo...

「•••」

A la mañana siguiente, Kikyo por fin despertó sintiendo fuerte ruido en sus oídos. Lo recordó, hoy era el día del festival.

—¡Ahh, es el festival! — cayó de la cama. —Rayos, eso duele...

Su padre entró a la habitación muy contento, pero su sonrisa se esfumó al ver a su hija concentrada en salir otra vez.

—Hija, ¿olvidaste qué día es hoy?

—Sí, hoy es el festival. Iré con mis amigos, voy tarde. — dijo.

—Hija, ¿cómo puedes olvidar algo así? — preguntó su padre muy preocupado. —Es tu cumpleaños.

—¿Eh? ¿Eso es hoy? — preguntó.

—Te preparamos algo de comida abajo, tus abuelos te quieren felicitar. Hoy cumples un año más de vida.

—Gracias, papá. Yo... bajaré de inmediato. — dijo. —¿No viste mi brazalete? No lo encuentro por ningún lado.

—Lo dejaste lavando ayer, debe estar en el baño.

—Gracias papá. — dijo saliendo.

Su papá suspiró, su hija era capaz de olvidar su propio cumpleaños. ¿Quién se olvidaba de una fecha tan importante como esa?

Kikyo bajó con su ropa de siempre y sus abuelos la esperaban desde abajo con un pequeño pastel de naranjas y una pequeña sonrisa.

—Abuelo, abuela... — sonrió. —Se los agradezco mucho.

—Feliz cumpleaños mi princesa.

—Feliz cumpleaños, hija. — dijo su abuelo.

—Gracias, es un lindo detalle. Pero ya debo irme, olvidé que mis amigos y yo queríamos ir al festival. Todos estarán ahí y no quiero perderme nada. — dijo.

Su abuelo se entristeció al oírla, la azabache rápidamente se contradijo.

—D-Digo, bueno... Unos minutos no son nada. Mmm... Este pastel se ve delicioso, mi favorito.

La abuela fue por un cuchillo y partió en tajadas delgadas su pastel, Kikyo comió algo apresurada y se retiró por fin. No sin antes darles un abrazo y retirarse diciendo que ya volvía antes de la cena.

Todo se veía precioso. Habían muchos puestos de comida, música, lindos shows de títeres. Todos los colores adornaban su ciudad.

—¡Kikyo, ahí estabas! ¡Estuvimos esperándote! ¿Qué hacías?

—No es nada importante, Gabi. Yo... Lamento el retraso. — dijo.

—Olvida eso, tienes que probar esto. — Gabi le metió un helado de fresa a la boca de la Akaime, está sintió sus mejillas enrojecer.

—¡Ayyy, qué rico! — agarró una de sus mejillas.

—¡La señorita Pieck y los demás te estamos esperando, te vine a buscar! ¡Andando!

—¡Sí! — gritó feliz.

Ambas corrieron felices por las calles de su ciudad, toda esa comida, la música, los juegos. Sin duda hoy era el mejor cumpleaños de toda su vida. Nada podría arruinarlo.

—¡Kikyo, ahí estabas! ¡Feliz cumpl–!

—Shhhh, no quiero que menciones mi cumpleaños, por favor Udo. — dijo con la mano en la boca del chico. —Quiero concentrarme en el festival, ándale...

—Está bien. — dijo. —Feliz día, eres más terca cada año. — la agarró de una mejilla.

La azabache portadora del titán cuadrúpedo se acercó a la Akaime y la abrazó por la espalda.

—Feliz cumpleaños, pequeña Kikyo.

—Feliz cumpleaños, pequeña. — le siguió Galliard.

—Hmm... Feliz cumpleaños, Kikyo. — le dijo Reiner con una sonrisa de lado.

Kikyo miró de mala cara a Udo, este sólo levantó los hombros.

—¿Pensaste que me iba a olvidar de ti? — preguntó. —Por este día tan especial, Reiner pagará la comida de todos. ¿No es genial?

—Espera, ¿qué?

「•••」

Simplemente no podía seguir gastando su dinero, era muy poca la mesada que les quedaba como para comprar más comida.

Los portadores de titán cambiante vieron a sus guerreros revisar sus bolsas de dinero. No había otra moneda en el fondo por más que revisaran el contenido.

Los cuatro voltearon con cara de cachorros en desgracia y con mucha hambre, Reiner los miró por un momento sin poder creerlo. ¿El debía pagar la cuenta de los cinco?

—Ehh... Reiner, es por Kikyo... — dijo Gabi.

Y así, fue como Reiner terminó sin dinero por comprar tartas, pizza y otras comidas para los más jóvenes.

Reiner se quedó sin un sólo centavo, pero ver la sonrisa alegre de su pequeña prima lo valía.

La noche ya casi había caído, era un lindo color naranja y los demás ya no podían comer más. La que quedó fatal fue Gabi, que estaba siendo arrastrada del brazo por el rubio, este le regañó por comer mucho. Gabi le hizo caso omiso y cantó.

—Es tu cumpleaños, que seas muy feliz, y todos te deseamos, que te crezca la nariz. Abre tus regalos, que seas muy feliz– — fue interrumpida.

—Ay, Gabi. Me sonrojas. — dijo. —Ya basta, mi corazón salta.

—No puedo creer que no nos hayas dicho antes que hoy era tu cumpleaños. — dijo Pieck. —Sabes que mi regalo sería el más lindo de todos. — la abrazó.

—G-Gracias, señorita Pieck. — dijo aún más sonrojada. —Pero con sólo escucharla felicitarme, es el mejor regalo.

—¿Estás satisfecha con la comida? — preguntó Galliard.

—Estoy satisfecha en haber dejado al capitán Braun sin pan para Mayo.

—Jaja, coincidimos bien en dejar a Reiner sin dinero. — Galliard la despeinó con su mano derecha y una sonrisa de lado.

—Pokko, deja en paz al pobre de Reiner. — dijo.

—¡Y-Ya te dije que no me llames así!

—Oh, miren. — dijo Udo. —Ahí es en donde harán la declaración de guerra a la Isla Paradis.

—Ohh, ya quiero estar presente. — dijo.

—Kikyo, ¿tú familia vendrá a ver la declaración de guerra de los Tybur?

—No, de hecho. Les prometí volver apenas y declaren la guerra.

—Es cierto, hoy no pasaste el día con tu familia, ¿no estarán tristes? Creo que deberías volver a casa.

—No se preocupe, señorita Pieck. Lo entienden perfectamente bien. Iré a casa más tarde.

—Mmm... Está bien. — dijo.

—No falta poco para que declaren la guerra a la Isla. — dijo Kikyo. —Esto será tan emocionante, jamás había visto a un Tybur tan de cerca. El tan sólo pensar que entre ellos está el gran Titán Martillo de Guerra.

Sin duda, sería el mejor día de toda su vida. Sí pisaban la isla, Kikyo volvería a ver a su tío.

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