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¡Soldados, al ataque!

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Narrador Omnisciente.

El Titán Colosal agarró de los escombros en el piso y los lanzó por todo el distrito para destruirlo.

—Oigan... — habló Connie. —Caen  casas en llamas... — dijo. —Si ahora yo fuera Eren, entonces podría decir... Qué mi casa... ¡Está que arde! ¡Hahahaha!

—Sasha, dale un buen golpe a Connie. — ordenó Jean.

Sasha obedeció a Jean y golpeó la cabeza de Connie con su Lanza Relámpago.

—¡Ayy! — se tocó la zona afectada.

—Parece que el titán no sabe dónde nos encontramos.

—Así es... Está lanzando escombros por todos lados, su objetivo es destruir el distrito Shinganshina.

Ese maldito... Está acabando con mi ciudad como si nada...

—¡Oye, Armin, ya se acerca! ¡Ordena algo! — dijo Connie.

—¡Ya ps' niño!

—... — "Entiendo la situación, no puedes dejar de temblar, porque no pudes hacer nada más." —Jean... ¿Y si cambiamos de puestos?

—¿Qué?

—Es que no tengo idea... de lo que debo hacer. — dijo. —Me equivoqué al preveer lo que haría Berthold y mira todo lo que pasó. Jean, tú eres mejor líder que yo.

Está presionado, tal vez debamos dejar esto en manos de Jean en lo que Armin se calma y concentra.

—El río... Iremos hacia el río. ¡Rápido, todos suban a Eren! ¡Así ahorraremos gas!

Todos le hicieron caso a Jean y se posaron en los hombros de Eren y este se agachó.

—Eren, en algún momento vamos a tener que llamar la atención de Berthold, pero por ahora procura que no te vea. — ordenó el castaño. —Oye, Armin. Yo puedo analizar la situación, pero no soy capaz de crear una estrategia para salir de ella. Al final, seguimos dependiendo de ti.

「•••」

Rosé trató de calmar a los caballos y a sus compañeros, todos estaban algo nerviosos por la explosión del interior de Shinganshina.

Pero de repente, varias casas fueron destruidas por rocas de varios tamaños, las personas también daban sus últimos gritos de dolor.

Creo que lancé demasiado alto esa roca. — dijo el mono. —¿Huh?

El titán cuadrúpedo se acercó a él con una roca del mismo tamaño.

Gracias. Por favor, déjala ahí. — agarró la roca y la hizo escombros entre sus manos. —Bueno, el primer lanzamiento siempre es de práctica. A partir de ahora, lograré un juego perfecto.

El titán Bestia se preparó para lanzar las rocas hacia el escuadrón.

—¡Bombardeará el frente! ¡Cadetes, pónganse a cubierto! — ordenó el comandante.

—¿Qué dijo?

El titán Bestia lanzó la roca, la cual dio perfectamente a las casas y a las personas.

—¡¡AHHHH!!

—Oigan, ¿qué diablos fue todo ese ruido?

—¿Significa que el enemigo tiene cañones?

—Entonces deben tener más de 100.

—Bajen la voz, van a alarmar a los caballos. — dijo la azabache.

—¡El titán Bestia está lanzando rocas! — dijo el Capitán llegando junto a ellos.

—¡Capitán Levi!

—¡Soldados, retírense a la muralla con los caballos! — ordenó.

—¡Sí, señor!

Los soldados se cubrieron los oídos al escuchar las rocas estrellarse con las casas, generando caos.

—¡Ahora! ¡Y no olviden cubrirse!

Entre los soldados, Floch cayó al piso temblando y colocando sus dos manos a los oídos.

—¡Levántate! ¿Quieres morir o qué mierda? — dijo la de ojos ámbar.

—¡No, no quiero!

—Bastardo... Basta con que tú tengas miedo como para que todos los demás tengan miedo. — le tiró de la capa a espaldas de una casa.

—¡Rosé, eso es cruel!

—Pues es mejor que morir, idiota.

—¡Comandante!

—¿Cuál es la situación? — preguntó el capitán.

—La peor de todas. El titán destruyó las casas del frente con sus proyectiles de roca. Sí continúa arrojándolos, terminaremos en campo abierto. No quedará ningún lugar para refugiarnos.

—Entonces, debemos retirarnos al otro lado de la muralla.

—No. — negó. —El titán Colosal se dirige hacia nosotros. Además, viene incendiando todo a su paso. Aunque pudiéramos subir la muralla y evadir los proyectiles, habrá que dejar los caballos. Sí retrocedemos, ya no habrá oportunidad de ganar.

—¿Qué le pasó a Hange y los demás? ¿Haru y Eren están a salvo?

—No lo sé, pero la gran mayoría se encontraba al rango de la explosión. Ese ataque fue realmente devastador. El titán Bestia y a sus titanes más pequeños, para poder arrinconarlos en un solo lugar. Los primeros escuadrones en caer fueron los de Dirck, Marlen y Klaus ya que su objetivo era acabar con los más pequeños. En resumen, los únicos que quedamos de este lado de la muralla, son todos ustedes... Los cadetes de la Legión, el capitán Levi y yo.

—¡AHHHH! — las piedras volvieron a caer.

「•••」

—¡Grita, Eren! ¡No dejes que se acerque a la muralla! — ordenó Jean.

—¡Arghhhhhhh!

Berthold se detuvo, miró a Eren con su expresión de titán de siempre y lo ignoró por completo.

—¿Qué? Ese infeliz, nos ignoró.

—Oye, ¿y ahora qué hacemos, Jean? Sí sigue de frente...

—Sé lo que pasará... — observó a la albina. —Haru, ¿crees que puedas detener sus piernas junto a Eren?

—¿Eh? — lo miró confundida. —¡Ah, sí! ¡Claro que sí!

—¡Eren, tú sigue de frente! ¡Vamos a usar las Lanzas Relámpago contra él! ¡Armin, deberás ver la situación desde lejos y pensar en un plan!

—¡Sí!

La albina se lanzó alejándose más de los demás y se colocó en el piso, llevó rápidamente su mano a la boca y se mordió fuertemente.

Tenía claro su objetivo, detener a Berthold y evitar que siga haciendo daño a su ciudad.

Su cuerpo brilló y sintió como iba creciendo, su vista se posó en sus dos manos enormes y sintió su cuerpo caliente. Ya estaba en su forma de titán.

Avanzó rápidamente y creó un gran látigo con la materia que creó Berthold con la explosión.

¡No te atrevas a subestimarnos, maldito Berthold!

—¡Arghhhh! — enredó su enorme látigo en el pie de Berthold, mientras que Eren detuvo el otro.

—¡Arghh!

Berthold levantó poco a poco el pie en donde Haru lo sujetaba.

¡Maldición, Haru devoró a Kuro...! ¡Maldita desgraciada...!

El Titán Colosal lanzó a Eren por los aires, haciendo que se estrelle contra la muralla. El gran látigo de Haru no soltó la pierna de Berthold por nada.

—¡¡Eren!!

—Eren no se mueve...

—Tranquila, Mikasa, él no está muerto. Concéntrate en el monstruo que tienes en frente. Nos excedimos con una idea tan arriesgada, esto es lo que sucede cuando atacamos sin un plan. Así que... Si no cambiamos está situación a nuestro favor, no sólo la operación, nuestras vidas... Y el futuro de la humanidad estará en peligro, y además, no puedo estar de brazos cruzados mientras somos aniquilados. — dijo. —¡Prepárense para atacar!

Todos excepto Armin subieron con el equipo de maniobras hacia Berthold.

—¡Haru, ve por Eren! — ordenó.

Haru soltó el pie del titán Colosal y se dirigió a la muralla para ayudar al castaño suicida a despertar.

—¡Aún no conoce nuestras Lanzas Relámpago! ¡Connie, Sasha y yo vamos a distraerlo! ¡Mikasa, atácalo cuando esté expuesto!

—¡¡Entendido!!

—¡Oye, estúpido! ¡Estoy aquí para sacarte los ojos!

—¡Tú, enorme imbécil!

—¡¿Qué más ves, gigante pervertido?!

Es una distracción muy obvia, pero si no le damos con una Lanza...

Mikasa apareció detrás de él con dos Lanzas Relámpago, esta le lanzó las dos armas, pero Berthold sintió su presencia y género vapor super caliente. Mikasa se percató que sus dos Lanzas llegaron hasta sus espaldas y explotaron.

—¡Ahhh!

—¡¡Chicos!! — llamó el rubio con total preocupación.

Al final no funcionó, su vapor ardiente también puede repeler las Lanzas Relámpago.

—¡Cof cof! — el oji verde comenzó a toser.

—¡Connie!

—Mierda, inhale un poco un me quema la garganta.

Mikasa llegó hasta atrás de Armin, este al voltear se preocupó por el estado de su amiga.

—¡Mikasa, estás sangrando!

—Sólo fue una herida de las Lanzas que me rozó, ¿aún no se te ocurre nada? — preguntó.

—¿Qué?

—¿Has pensado en una forma de contraatacar?

—Aún no...

Unos grandes pisotones del más allá los hicieron estremecer, pensaron que ya habían acabado con él, pero al verlo caminar se aclararon todas sus dudas... Reiner seguía de pie.

「•••」

El titán Bestia volvió a lanzas sus proyectiles de roca, cada vez eran más cerca. Los soldados cerraban sus ojos y cubrían sus oídos, otros lloraban, otros ni sabían por qué estaban ahí.

—¡Oye, se te escaparon los caballos! ¡Era tu único trabajo! — le gritó el pelo de tazón al pelirojo.

—¡Marlo, ya déjalo! — intervino Rosé. —Todos estamos asustados, lo vas a empeorar.

—Rosé tiene razón, después de todo, ya no existirá persona que pueda escapar en ellos.

—¡Eso no fue lo que dije! — gritó.

—Los de la Legión eran increíblemente fuertes y todos murieron como moscas, ¡tú lo sabes tan bien como yo! — gritó. —¿O lo niegas?

—La Legión aún no está muerta, aún quedamos personas como tú o como yo. Dime, ¿acaso todas esas personas han muerto para que a estas alturas estés llorando? — acercó su rostro de forma tétrica. —Deja de llorar como un maldito cobarde, Floch. Tú ya sabías que en algún momento llegaría este día, y aún así te uniste a la Legión conmigo. Dime, ¿qué harás al respecto? ¿Llorar como un cobarde hasta morir? ¿O morir peleando por el futuro de la humanidad? ¡Responde!

Fue una gran sincronización, todas las rocas cayeron cerca apenas ella terminó de gritar.

—Ella grita y las rocas caen... — dijo Marlo. —Rosé, ¿qué es lo que vamos a hacer?

—Debemos luchar. — dijo el Comandante Erwin. —Rosé tiene razón, moriremos luchando.

Rosé suspiró y se levantó, otorgó valientemente su corazón al mayor y a sus compañeros para darles más ánimos de luchar.

—Será nuestra última operación. ¡Todos en formación! — ordenó a los que aún estaban en el piso llorando. —Será un ataque frontal a caballo. El objetivo: rodear al titán Bestia. Por supuesto, nosotros nos convertiremos en los blancos. En el momento en que el titán lance los proyectiles, dispararemos las bengalas de humo. Así disminuirá la precisión de su puntería. Vamos a distraer al titán Bestia, mientras que el Capitán Levi será el que acabe con él. Ese es todo nuestro plan.

Una chica al lado de Rosé cayó de rodillas a vomitar, ella la ayudó poniendo su mano en el hombro, pero la mujer se la quitó de inmediato.

—¡Aléjate! ¡Estás loca!

—Atención. — volvió a llamar. —Si nos quedamos aquí parados, vamos a morir. Así que prepárense de inmediato.

—Comandante... — llamó Floch. —Díganos, ¿vamos a morir?

—Exacto.

—Entonces... Como no tenemos forma de escapar... ¿Nos pide morir... luchando?

—Exacto.

—Claro, si no sobrevivimos... Entonces no importa desobedecer sus órdenes, ¿o me equivoco?

—Lo lamento, pero así es... Está batalla no tiene sentido. No importa los sueños o esperanzas que tengan, tampoco importa si sus vidas estuvieron llenos de privilegios. Las rocas de ese titán nos aplastarán. Algún día moriremos, por lo tanto, nuestra vida no tiene sentido. ¿Acaso carece de significado haber nacido en este mundo? ¿Ustedes dirían eso de sus amigos? ¿Esos soldados dieron su vida en vano? — frunció el ceño. —¡Claro que no! ¡Nosotros somos los que le dan sentido a su sacrificio! ¡Todos nuestros soldados lucharon con valor, el deber que tienen es recordar a sus caídos! ¡Aunque terminemos muriendo aquí, los vivos le darán sentido a nuestra muerte! ¡Es la única forma en que podemos revelarnos contra la crueldad de este mundo!

Los soldados se levantaron contra el destino y cabalgaron directo a su propia muerte, ya no había otra cosa por hacer.

Estaban muriendo valientemente, obedeciendo las órdenes de su jefe al mando. El Comandante Erwin aún mantenía su actitud de soldado frente todos... Pero ya estaba muy corrompido.

Rosé soltó ligeras lágrimas de pena por ver al Comandante Erwin en frente, ella conocía a Erwin y a Levi desde que era joven. Tenía miedo, miedo de morir junto al rubio.

Cerró sus ojos mientras el miedo se hacía mayor por cada paso que daba a caballo.

—¡¡AHHHH!! — gritaban los demás.

—¡¡Adelante!! — ordenó Erwin.

Bueno, sabía que no iban a morir sin pelear primero, pero... Un ataque suicida... — se levantó. —En realidad esperaba que hicieran algo mejor que eso...

—¡¡Ahora!! — ordenó Erwin.

Los soldados lanzaron señales de humo al cielo mientras gritaban y lloraban.

¿Eso es humo? — se preparó. —Es el que usan para dar señales.

—¡¡Dispersense!!

—¡¡AHHHH!!

—¡¡Soldados, adelante!! ¡¡Soldados, no dejen de gritar!! ¡¡Soldados, al ataque!!

La primera roca le llegó a Erwin, y al igual que a varios soldados. Rosé giró estupefacta al ver a Erwin caer.

—¡Comandante!

—¡No miren atrás! ¡¡Adelante!! — ordenó Rosé.

—¡¡AHHHH!!

Las siguientes rocas caían sobre los soldados, pero ni con eso podían caer totalmente. Debían distraer a ese desgraciado para que Levi sea capaz de matarlo.

—¡¡No se detengan!! ¡¡Lancen más bengalas de humo!!

—¡¡AHHH!!

Las bengalas volvieron a dispararse en el momento en que el titán Bestia apuntó a los soldados.

Las rocas cayeron sobre los soldados, una de ellas le llegó cruelmente al rostro de Marlo.

—¡Marlo! — en el momento en que él volteó, se distrajo de su objetivo. Una roca le dio a su caballo, lo que la hizo caer. —¡Muchachos! ¡Ah–!

Rosé rodó por el piso, perdiendo poco a poco el conocimiento y lastimándose la frente en la caída.

La vida ya no tenía sentido para ella, sentía su cuerpo liviano, la sangre bajar y no era capaz de saber el por qué seguía luchando...

No, sí sabía la razón... Su madre. Una de las mujeres más fuertes que obtuvo la humanidad, murió en batalla valientemente. En el día de su cumpleaños...

Su padre le dijo que tenía que ser fuerte, que como soldado, murió valientemente por el futuro de la humanidad.

Eso era lo que la motivó por la que luchaba, fue obligada por su padre a unirse a las Tropas de Guarnición porque no quería repetir la misma tragedia.

Esa era su razón para seguir frente a todo, su ganas de avanzar la hicieron llegar a ser una de las mejores soldados junto a Rico.

Pero eso ya no importaba, este podría ser su último día con vida, su Comandante estaba muerto y todos aquellos que le importaban morían a cada segundo.

—Mamá... ¿Fui una buena niña? — preguntó. —¿Podré irme contigo...? Jugar a las muñecas... Escuchar tus aventuras en la Legión...

Rosé dejó de escuchar ruido, las rocas caían por todas partes y de poco a poco perdía el conocimiento.

—Srta. Haru... Por favor, no se olvide de mí...

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