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Aniversario

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Narrador Omnisciente.

Luego de unos días, el poder de manejar la cristalización de Eren se llevó a cabo, y también... El poder del titán Demonio.

Casi todas las noches, Haru sentía que podía recordar algunas cosas con el tema de su titán.

デーモンタイタン。

Así es como era llamado. Las características del titán:

Es de 15 metros de largo, de su cabeza sale un cuerno rojo muy brillante y vibrante a la luz de sol, la gran parte de sus brazos y piernas está cubierta por espinas duras como el del Titán Acorazado, posee un látigo que forma en sus manos con la materia, y su cabello y ojos son iguales a los de su portadora.

—¡¡Haruu!! ¡Déjame tocar ese látigo! ¿Cómo lo haces? ¿Puedes hablar?

—Sa... Sargento... — dijo con la voz algo aspera. —Sí.

—¡¡¡Whoaaaaa!!! — gritó. —¡Estoy hablando con un titán! ¡Moblit, anota cada uno de sus movimientos!

—¡Señora, es la quinta vez que escribo lo mismo!

Haru cristalizó su cuerpo como lo ordenó su sargento, logró conseguir su objetivo luego de varios días de experimento, Haru salió del interior de su titán, se sentía algo cansada de tanta experimentación.

—¡Haru! ¡Intenta meterte otra vez e invocar tu látigo!

—¡Sí!

Luego de tanto experimento, por fin dejaron descansar a la albina.

Haru se tiró a la cama, tenía tanto sueño... Armin entró junto a ella, se habría ofrecido a cuidarla las 24  horas del día.

—Armin, quiero dormir... Vamos a dormir. — dijo entre bostezos. —Ya extrañaba esto a lo que le llaman camas...

—Eres muy chistosa, Haru. — rió. —Está bien, dormiré contigo.

Armin se metió a la cama junto a ella, la chica lo abrazó y apegó su rostro a su pecho.

—Eres como almohada... — cerró los ojos al instante.

Armin sintió su corazón acelerado al tener a Haru rodeando su cuerpo con sus brazos, le gustaba eso.

「•••」

Al día siguiente, en su día libre. Haru quería prepararle algo al rubio, no sólo por tomarse la molestia de cuidarla, ese día también porque era aniversario. Quería preparar algo especial para él, algo que no habían comido desde hace muchos años.

Consiguió ingredientes, casualmente también a un conejo blanco. Su carne debía saber bien.

—¿Dónde dejaron el ají colorado? — se preguntó.

—¡Haru! ¡El olor a carne llegó a mis narices! — gritó Sasha. —¡Ayyy! ¡No debiste, recordaste que me encanta la carne!

—¡No! ¡Aún está crudo y no es para ti! — le arrebató las presas.

—¿No? ¿Entonces para quién?

—Es para Armin, hoy es nuestro aniversario... Y quería prepararle esto para darle las gracias por sus cuidados. — dijo con una sonrisa y las mejillas rojas. —Iré por el ají colorado, trata de no comer la carne, ese conejo me sacó que quicio al no quedarse quieto. — se alejó de la cocina.

—Haru, que no me dejes probar esta carne es imperdonable. — dijo la castaña indignada. —¿No recuerdas lo que pasamos? Las dos somos la combinación perfecta de almuerzo. Yo soy comida y tú bebida, estamos destinadas.

Sasha buscó algunos ingredientes que no eran muy buenos como para que Armin comiera.

—En ese caso, te ayudaré... — agarró quién sabe qué y lo agregó en el tazón donde estaba el conejo en partes. —Ya me agradecerá luego.

Sasha agarró una papa, se lo metió a la boca y se retiró de la cocina.

「•••」

Haru estaba en el mercado, tenía que evadir a los demás y no llamar la atención, no por la gente. Era por sus compañeros, no quería que ellos sepan su plan.

—Señora, ¿tiene ají colorado?

—Claro, querida. — dijo. —Eso es una moneda.

—Gracias. — se retiró.

Puedo conseguir té, frutas y esas cosas... Ah, pero mi sueldo de la Legión es un asco... ¡Me da igual! Todo sea por Armin y que esté sea un gran día.

Haru consiguió las peras y el té, casi se pelea con un hombre que quería conseguir la última fruta.

La albina volvió a la cocina y se puso a cocinar, el típico aderezo de ajó y cebolla, el ají y el conejo medio frito. Todo iba bien, ya casi estaba lista para salir.

Aunque claro que no sabía de lo que Sasha tramaba, las consecuencias podían ser muy inesperadas y a la vez increíbles.

—Ah... — suspiró y limpió la gota de sudor en su frente. —Al fin, ahora... Debo encontrar a Armin.

Haru salió junto a la canasta, estaba algo llena por la comida y bebida.

—Oh, Jean. ¿Viste a Armin?

—¿Qué huele tan bien? — olfateó, era mala señal, por lo que escondió la canasta a su espalda.

—¿Qué? Quiero saber en dónde está Armin.

—Fue a ayudar a Eren y Mikasa con los costales de suministros.

—¿Sabes si ya terminaron?

—Sí, cuando pasé, ya faltaban muy pocas cosas.

—Gracias. — se retiró.

Haru buscó al rubio, al dirigir su vista al almacén, dio con él. Se sorprendió un poco al ver la pose en que se quedó sin darse cuenta, la luz lo iluminaba como a un Dios, su forma de limpiarse la frente lo hacía ver tan... sexy.

Haru se escondió y puso su mano en su corazón, estrujó justo ahí y dio ligeros golpes para calmar sus nervios y hormonas. Suspiró como loca enamorada y abrió sus ojos.

—A ver, otra vez... — volvió a mirar al rubio, su forma de darse aire con una mano le resultó más sexy aún. —Ah...~ Es demasiado... Parezco una loca acosadora, pero es mi novio, tengo derecho a ver todo lo sexy de él... Mierda.

—¿Haru?

—¡A-A-Armin! — se sobresaltó. —Te estaba buscando. Feliz aniversario.

—Feliz aniversario. — besó sus labios. —Eso es...

—¿Lo recuerdas? Tu abuelo me enseñó a preparar de estos cuando éramos niños, sabía que te gustaba mucho y quise aprender.

—E-Eso es... Tan lindo de tu parte. — la abrazó.

—Te invito a comer, ahora. — dijo. —Es nuestro día libre, ¿qué hacías trabajando?

—No era trabajo, son cosas que necesitamos.

—Mmm... Bueno, entonces vamos. — lo tomó de la mano. —Te llevaré al campo donde sólo estaremos tú y yo, e-es una cita. — sonrió.

Haru se llevó a Armin al campo, en donde no había una sola mosca. Era muy pacífico y relajador a vista de los dos. Ese era el tipo de aire que necesitaban respirar.

—Ven, siéntate. Vamos a comer y a hablar de nosotros. — sonrió como una niña.

—Es muy bonito lo que haces, eres muy linda. — acarició su rostro. —Soy tan afortunado...

—No, yo soy afortunada.

—No, yo.

—Yo.

—Yo.

—Prueba esto. — le entregó su conejo a la olla. —Especialidad de la futura señora Arlert.

Armin casi se atraganta luego de escucharla y sentir todos los colores que se le subían al rostro. Sonrió con ternura al escucharla decir eso de ellos, claro que eso también iba en sus planes del futuro.

—Me gustaría... Formar un familia en un futuro, estaría feliz.

—Claro que podremos, pero aún somos algo jóvenes. Tampoco dudes de que pasará. — sonrió. —Ahora, come. — observó al rubio.

Armin llevó un trozo de la carne del conejo a su boca. Saboreó hasta dar una sonrisa de oreja a oreja como una aprobación.

—Es como la del abuelo, me atrevo a decir que mejor... Está muy rico.

La albina observaba atentamente cada expresión del rubio al comer, no dudaba de lo que decía, sólo disfrutaba ver que le gustó.

De verdad le gustó... Se ve tan lindo comiendo, sus manos son igual de sexys... Concéntrate, niña.

—Oh, también preparé té. — buscó en la canasta. —Está caliente...-

La albina fue interrumpida por el rubio que se colocó encima de ella repentinamente y sin previo aviso.

—A-Armin...

—Ah... Ah... Ah, Haru... De repente... Siento calor. — su rostro estaba muy rojo y jadeaba constantemente. —Siento que no tengo control de mí... 

Armin está muy cerca... No debería sentirme nerviosa, somos pareja.

Armin acercó su rostro al cuello de la peli blanca, se estremeció al sentir la respiración entrecortada del chico en su cuello y oreja. Una mano suya sujetó la muñeca de la albina evitando que se separe de él.

—Huele a... Manzanilla... Haru...~

¿Qué mierda le puse a la comida? Lo hice como el señor Arlert me enseñó esa vez. ¿Será que...? ¡Sasha! ¿Qué es lo que hiciste?

Desde el cuartel general de la Legión, una castaña que seguía comiendo estornudó.

—¡Achu! ¡Mátese, perro! — soltó con su acento norteño.

—Salud.

—Gracias, Mikasa. — sonrió.

「•••」

Armin suspiraba mucho y repetía el nombre de Haru constantemente, sólo había una explicación para eso.

Erección.

—Armin, te juro que no le puse nada al conejo, bueno... Al menos yo no.

—Siento mi cuerpo... Muy caliente, no tengo el control de mi cuerpo... — suspiró tiernamente.

—Armin, tranquilo...

Armin llevó su mano al muslo de la albina, cabe resaltar que ella tenía la ropa de civil, en ontra palabras...

Falda larga azul, camisa blanco y sus zapatos se cuero.

—Ah...~ — la albina se tapó la boca con su única mano libre, se sorprendió por ese gemido que le salió natural.

Acaba de tocar mi muslo, ¿qué es esto? ¿Por qué me siento tan rara? Es la primera vez que siento algo como esto... Por alguna razón, no quiero que se detenga...

Armin subía su mano cada vez más a la zona íntima de Haru mientras ella apretaba las piernas al sentir su mano encima, su rostro se acercó jadeando hacia ella, no podía hacer más que tapar su boca.

¿Qué hará? ¿Qué pasará conmigo?

—Lo siento, Haru... — se detuvo. —No puedo... Si no me detengo ahora, podría hacerte daño, y no quiero... Todo por esta erección.

—¿Una qué cosa? (๑•﹏•)

—Ah... Eres tan pura... — se sonrojó. —Nunca escuchaste esa plática con el abuelo... Perdona a este idiota...

Besó sus labios.

La albina se acomodó el cabello y la falda correctamente. Debía, sentía, tenía que hablar con las chicas apenas llegue al cuartel.

—B-Bueno... Parece que el conejo se pospone. — dijo. —Siento mucho lo que pasó, en serio...

—Tranquilo, Armin. — sonrió. —Pero se sintió raro. ಠ◡ಠ

—¡Ah, perdóname! — la abrazó y la llenó de besos por todos lados de su rostro. —No pasará otra vez sin tu permiso, te lo prometo.

—No hay nada qué perdonar, la culpa es de Sasha.

—¿Por qué?

—Hoy en la cocina, quería comer el conejo que fui a cazar. Le dije que era un regalo especial por nuestro aniversario, así que supongo que se enojó y le puso algo súper fuerte como para que te pique el bastón.

—¡N-No lo llames así!

—¿Entonces cómo? ¿Armin junior?

—¡Eso es igual o peor que bastón! — ella rió por su expresión. —¡Haruu! — se quejó.

「•••」

Al volver, cada unos de fue con sus amigos. Chicos con chicos y chicas con chicas.

—A ver... ¿Qué significa erección?

—¡¿Qué?! — exclamaron Mikasa y Sasha.

—¿O era, elección? Nah, sin dudas era Erección...

—¿Qué pasó en su cita?

—Pues... Creo que alguien aquí lo puede explicar, ¿no es así, Sasha?

—Ah... — suspiró rendida. —Perdón, es que tenía mucha hambre. No creí que Armin fuera capaz de...

—Ah... No sabía qué hacer, estaba nerviosa, algo asustada, me sentía extraña. — dijo.

—¿Qué tanto hizo?

—Pues... — la albina comenzó a explicar con detalle cada acción que Armin hizo luego de probar la carne.

Sasha y Mikasa se sorprendieron mucho, jamás creyeron que alguien como Armin llegaría hasta ahí, no... Ni siquiera era capaz de iniciar con algo así.

—Me llevo gran parte de culpa, perdón, Haru.

—La próxima, traeré conmigo tres conejos, uno para ti, otro para ti, y otro para Armin.

En otro lado, con los chicos.

—No, hermano. ¿Casi te le subes a Haru? Sabes que a pesar de que parezca pervertida, es inocente. Ella es la descripción completa de un ángel. — dijo Connie.

—Mi cuerpo actuó por su cuenta, no podía detenerme. — confesó. —Pero. Me sentí bien...

—Armin, no quiero ser tío muy temprano, más respeto con mi hermana. — dijo Eren con un rostro de desaprobación.

Armin respondió rápido a lo dicho de su mejor amigo.

—Perdón, lo mismo va para ti con mi hermana Mikasa, Eren.

—Uhhh, contraataque. — dijo Connie dándole suaves codazos a Jean. —¿Eh, eh?

—Cállate.

—Pero en serio, ¿Armin? ¿Intentar montarte a Haru? ¿Qué tanto le puso Sasha a la comida?

—No lo sé. Como dije, mi cuerpo se movía sólo... Además. — sus mejillas se tornaron rojas. —L-La oí...

—¿Qué? — Connie se limpió las orejas.

—La oí...

—¡Más fuerte!

—¡La oí gemir! — se tapó la boca.

Esas palabras les cayó como balde de agua fría a sus amigos, imaginar a la albina borracha gemir era algo que nunca les cruzó por la mente.

—A ver, espera, Armin. ¿La hiciste gemir? Noo, te pasaste.

—Lo sé.

—¿Y si se quedó con las ganas?

—La conozco bien, sé que nunca le pasó eso, por lo que no creo que tenga la necesidad de ir más allá.

—Armin tiene razón. — dijo Eren.

Con las chicas...

—Bueno, mañana es otro día. Vamos a dormir, chicas.

—Hasta mañana, Haru.

—Hasta mañana, Sasha.

—Duerme bien, Haru.

—Descansa, Mikasa. — apagó las luces. —Ah... — bostezó.

Fue un día hermoso y a la vez muy extraño. Claro nada de eso estaba de acuerdo al plan, ¿verdad?

「•••」

Esa escena la saqué de un anime que ví hace unos días, quise intentar hacer algo parecido, claro que le agregué otra cosas.

Y como siempre, terminando casi con lo que es la primera parte de la tercera temporada.

De estos ya los tengo terminado hasta la cuarta temporada y una pequeña pausa, en donde vamos a concentrarnos en Kikyo, sobrina de Kuro.

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