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Recuerdos desconocidos

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Narrador Omnisciente.

━💥🔫

Kenny usó la silla como escudo, pero eso no evitó que salga volando fuera del bar. Entre tanto humo, uno de sus hombres casi le dispara pensando que se trataba de Levi.

—¡Espera! ¡Es el capitán!

—Le agradezco por la ayuda, anciano. — Levi devolvió el arma al dueño del bar.

Este lanzó una silla por la ventana, y rápidamente se escucharon los disparos. Levi salió de su escondite después de confundir al hombre, le dio con su cable al cuello y lo usó como escudo humano para escapar.

—¡Dispara! — ordenó el compañero del otro hombre.

Levi puso el cadáver delante de él, éste recibió todos los disparos, soltó el cuerpo del hombre y con su cuchilla le dio al cuello a esos dos que faltaban.

Mientras tanto con el escuadrón de Levi...

Sasha, la más intuitiva entre ellos logró escuchar los disparos de no muy lejos de su posición.

—¡Hubo disparos! — les informó asustada.

—¿Qué?

—¡Por allá! — señaló la dirección, Connie puso sus manos a los oídos para escuchar mejor. —¡Estuvieron disparando varias veces!

—Oye, ¿crees que haya pasado algo malo? — preguntó Jean desde otro tejado a la azabache.

—Probablemente. El mensaje que nos dejó el capitán era... "A partir de ahora, no serán sólo los titanes, lucharemos contra otros humanos."

—¿Qué? ¿Significa que-? ¡Oye!

Mikasa descendió del tejado con el equipo de maniobras. Los demás no tuvieron más opción que seguirla.

—¡Son los chicos! — les informó Connie. —¡Y el Capitán!

Tras decir eso, un hombre apareció detrás de Levi, dispuesto a matarlo.

—¡¿Qué diablos sucede?!

Levi le clavó su gancho del cable en la costilla y lo acercó para matarlo con sus cuchillas, eso dejó a su escuadrón sorprendidos, era la primera vez que habían visto a su capitán matar a un humano como si fuera un Titán.

—¡Sigan a la carreta!

—¡Sí!

—¡Escuchen, ellos suelen matar a otros humanos, ya mataron a tres de los nuestros! ¡Para recuperar a los chicos, no podemos dudar! ¡Si tienen la oportunidad, mátenlos! ¿Me han comprendido?

—Sí, señor. — respondió Mikasa con la mirada gélida.

Levi se impulsó del toldo de una tienda de verduras y mató a otro hombre que estaba sentado en el carruaje.

—¡Armin, Jean! ¡Suban a la carroza! ¡El resto, cubranlos!

—¡Sí, señor! — dijo el rubio.

—Ay, ahí hay otro muerto...

—¡Jean! — le gritó el rubio al ver a su compañero distraído con un cadáver en el piso.

Cuando la mujer que conducía sintió la presencia de Armin y Jean, les apuntó con su arma. Pero antes de que jale el gatillo, Mikasa le dio una gran patada a la cabeza que la hizo caer delante de ellos, Armin tomó el mando del carruaje.

Jean apuntó a la mujer, con miedo, estaba temblando y comenzó a dudar en querer matarla.

—¡Alto! — la mujer no obedeció y se fue incorporando. —¡O-Oye!

La castaña lanzó su cuchilla fuera del carruaje, lo que dejó a Jean en total desventaja, se levantó y volvió a apuntar.

—¡Jean!

━💥🔫

—Armin...

—¡Mierda! ¡Armin, Jean! — gritó el capitán.

Levi cargó a Jean, Sasha hizo lo mismo con Armin. Los tres hombres que faltaban volvieron a adueñarse del carruaje, pasando por la puerta y alejándose con unos últimos disparos para que ya no los persiga la Legión de Exploración.

Mikasa iba a ir tras ellos otra vez, pero el capitán la detuvo poniendo sus brazo en medio.

—¡No los sigas, debemos retirarnos!

—¡No! — insistió. —¡¡Eren!!

Luego de ese momento tan terrible para ellos, Armin corrió al río que estaba al lado del establo para ir a vomitar. Mikasa lo siguió, puso su mano en el hombro de Armin para consolar a su amigo.

—Mikasa... Pasaste por lo mismo... — la azabache ya había quitado su mano del hombro de Armin, este al darse cuenta de su error, se disculpó con ella. —Lo siento...

—Tranquilo...

—Lo siento... Lo siento...

Por la noche, Armin lloró en total silencio y con la mirada baja. No se atrevía a ver a nadie, no tenía ganas de comer. Otra vez se sentía un total inútil por no poder salvar a Haru.

—¿Qué ocurre? ¿Les da asco comer en un lugar tan sucio? — preguntó Levi luego de soportar el ambiente tenso en su escuadrón.

—No, señor... Jean, hay algo que aún no logro entender.

—¿Qué, Armin?

—Cuando apunté el arma para salvarte, había creído que ya era demasiado tarde. Perdón, pero... ¿Por qué fui yo el que disparó antes? — Jean bajó la mirada con el ceño fruncido tras recordarlo.

—Fue porque...

—El enemigo dudó en disparar por un segundo, ¿no fue así? — les dijo Levi.

—Armin, discúlpame... Yo debí haber disparado esa arma contra esa enemiga.

—Entonces eso pasó... — cambió de tono. —La mujer a la que maté, ella debió ser una buena persona. Apuesto a que ella era mucho más humana de lo que soy yo. Jalé el gatillo sin siquiera pensarlo, fue en automático. Yo sólo...

—Escucha, Armin. A partir de ahora tienes las manos manchadas de sangre. — dijo el capitán. —Así que no volverás a ser la misma persona.

—¿Por qué le dice eso? — preguntó Mikasa con algo de enojo.

—Debes aceptar en quién te has convertido. Si tus manos nos hubieran ensuciado con la sangre de esa mujer, tu amigo no estaría aquí para contarlo. La única razón por la que disparaste, fue para que no mataran a tu compañero. Armin, gracias a que te ensuciaste las manos, no perdimos a otro compañero del equipo. Así que gracias.

De alguna manera, las palabras del capitán le subieron los ánimos, un poco...

—Capitán Levi, yo siempre... Creía que pelear contra otros humanos estaba mal, y que usted se equivocaba al ordenarnos hacerlo. Tenía mucho miedo de herir a una persona, pero... Fui yo el que estuvo siempre equivocado, la próxima vez no voy a dudar en matarlos.

—Nunca dije que lo que yo hago fuera lo correcto, no sé si matar esté bien o esté mal, por lo tanto... No pienses que tu pensamiento está equivocado.

「•••」

Tras pasar las horas, Haru despertó encadenada en un gran calabozo oscuro y sin nada de luz.

—¡Mmm! — trató de liberarse.

—Vaya, veo que al fin despertaste. Eres muy dormilona, ardilla albina.

—¡Mmm! ¡Mmm!

—Oh, cierto... Olvidé eso, ya te lo quito. — el azabache se acercó a ella y le quitó el bozal.

—¡Ah! — trató de morder su mano. —¿Dónde están? ¿Qué hiciste con ellos? ¡Responde de una vez!- ¡Mm!

Kuro volvió a callarla con su mano y ella forzó sin obtener nada, estaba atada de manos y pies, era algo inútil forzar.

—Eres igualita a él. — susurró. —Bueno, como sea... Vamos, debo prepararte de una vez. — quitó su mano y Haru volvió a poner su mismo rostro de rabia.

—¡No me voy a rendir! ¡Me iré de este lugar con mis amigos!

—¿Tus amigos? ¿Te refieres a la niña rubia y el que tiene cara de un loco suicida? ¿Esos?

—¿Dónde?

—Están con el viejo, no te preocupes por ellos. Aún no es su momento de perder su humanidad, pero el tuyo sí. — volvió a mirarla.

—¿Qué? ¿A qué te refieres con...?

—Shh... Ve a dormir. — le dio un golpe en la nuca que la dejó en el piso, dormida. —Creció mucho, es más terca de lo que creí.

Kuro se levantó y suspiró con total fastidio, le quitó sus cadenas y la cargó como a un costal de papas.

—Tranquila... No te haré ningún daño, no podría hacerle eso a una pariente mía. — recorrió con ella los feos pasadizos, mientras susurraba.

Rod Reiss apareció en la puerta junto a su hija, quien veía con pena a su amiga.

—Tranquila, ella no va a morir. — le calmó su padre al darse de la preocupación de su hija.

—Pero ella es mi amiga... No me gustaría que algo malo le pase, ella siempre fue muy buena conmigo... Y yo le estoy quitando su humanidad... — excusó.

—Historia... Sin ella, no podremos salvar a la humanidad. — le dijo su padre. —Confía en mí, hija. Tanto como tú y ella, somos los buenos de la historia.

—Sí, padre. — soltó.

Kuro la llevó a la gran cueva hecha de cristal, en donde la dejó en el piso, la expresión del chico por fin cambió a una de arrepentimiento. Tenía miedo, no lo podía dudar.

—Es hora, ¿tienes el suero contigo? — preguntó Kuro.

—Sí, ¿tienes la sangre? — cuestionó.

—Sí, aquí está. — sacó la muestra.

—Bien. — miró a su hija. —Historia, ayúdame.

—Sí, padre.

Historia amarró de manos y pies al azabache oscuro con las cadenas en la cima de esa piedra de cristal, este temblaba y no podía hacer nada más que sonreír de la manera más triste.

Podría decir que no tenía ningún remordimiento, bueno... Sí tenía uno, no haber podido acompañar a su hermana mayor en el hermoso nacimiento de su sobrina.

Kikyo.

—Bien, ahora me encargo yo, hija. Mantente alejada de aquí. — ordenó su padre.

Historia vio a su amiga tendida en el piso, con total pena pronunció...

—Perdóname, no quiero ser yo la que te quite tu humanidad... Haru, espero que lo entiendas y no me odies. — soltó una última lágrima. —Es mi culpa... Que tengas que pasar por esto... Perdóname.

—Historia.

—Sí, ya me voy. — dijo.

Rod Reiss sonrió inconscientemente, llevó la primera jeringa a la boca de la albina con total lentitud, su alegría aumentó cuando la sangre cayó a su boca, luego procedió con llevar la última jeringa al brazo de la albina, y se alejó de su vista.





























































—¡Agrhhh! — un pequeño titán común de cabellos blancos y ojos rojos creció hasta ser una de unos 5 metros. —¡Argh!

—Ja... ¡Jajajaja! — Kuro empezó a reír, no podía hacer más que reír de su propia muerte. —¡Vamos, come! ¡Aquí me tienes, preciosa!

El Akaime llamó la atención de Haru en su forma de Titán común, esta al ver a su presa, se acercó a él y sacó sus cadenas de ahí con su fuerza bruta, algo natural en los titanes por su tamaño superior a la de un simple humano.

—¡Jajajaja! — seguía riendo.

La albina llevó al chico a su boca con lentitud, desde una esquina, su amiga Historia lloró en silencio al verla de esa forma.

—¡Kagami, perdóname hermana! — esas fueron sus últimas palabras.

Haru se lo comió completo, mientras la sangre caía por su boca y manos. Al pasar un rato, su cuerpo caía con cansancio total, hasta que la nuca del Titán comenzó a moverse, la albina salió de ahí.

—¡Haru! — la rubia no aguantó más y corrió para auxiliar a su amiga.

—¡Historia!

Ella se acercó a su cuerpo a paso apresurado y ella cayó en ambos brazos de la rubia, estaba desnuda, por lo que la cubrió con unas prendas iguales a las que ella tenía.

—Haru. — revisó su pulso. —Está con vida... Qué alivio.


















































La albina abrió los ojos, estaba en un lugar desconocido, no sabía en donde, pero era como un campo de batalla.

—¡Akaime, no te detengas! ¡Sigue, maldito demonio!

—¿Qué? ¡Ahh! — un azabache de ojos iguales a los de ella recibió un gran puñetazo de una persona que tenía en frente. —¡Auch!

—¡Levántate! ¿No quieres ser un ****** honorario?
































—¡Maldito demonio, no me toques con esas manos sucias!

—¡Perdón, perdóneme la vida!

—Maldito demonio, agradece que hoy estoy de buen humor.

—Gracias, señor. — hizo una reverencia y se alejó.
























—Akaime, se te asignó heredar el poder del Titán Demonio. Todos contamos con tu juicio.

—¡Sí, capitán! — respondió.



























—¡Kuro, ya sé que nombre le voy a poner!

—¿En serio, hermana?

—¡Sí! ¡Se llamará Kikyo!

—Es buen nombre, hermana. — le sonrió. —Será una niña igualita a ti.

—¿Dices que será hermosa como yo? — presumió.

—No, será igual de terca que tú. Eso es seguro.

—Cállese. — le dio tremendo golpe a la cabeza.




















—¡Kagami, perdón! Juré que yo estaría ahí para cuando tu hija naciera, pero lo ignoré... ¿En qué estaba pensando?

—Lamentarlo en la tumba de tu hermana, carajo. Estoy dolido, no creí que Kagami moriría en el parto... Mi hija, está en buenas manos. — cayó al piso junto a su hija, mientras lloraba. —Perdón... Mi amor, creo que ya no podrás experimentar el tener a una madre quien te abrace y cuide, pero yo estaré ahí para ti.

—No te disculpes... No es tu culpa, ella quería que yo estuviera ahí para cuando Kikyo naciera, jamás imaginé que no iba a soportar el parto, ella estaba tan emocionada por ser madre.














































—¡Kuro, te estaremos esperando! ¡Cuídate, confiamos en ti!

—¡Volveré, mamá! ¡Lo juro!















































—¡Mmm! — la albina despertó. —¿Mmm? ¡Mmm!

¿Qué me pasó? ¿Dónde estoy?

—¡Mmm!

La vista le fallaba, veía todo negro. Sintió que alguien se le acercó, y le sacó el trapo que tenía amarrado, al verla ahí, se alivió completamente.

—Haru, perdóname...

Historia le sacó el bozal y ella sonrió aliviada de verla con vida.

—¡Historia, qué bueno que estás bien! ¡Estaba preocupada por ti y por Eren! ¡Oh, cierto...! ¿Dónde está Eren? — preguntó.

—Haru... Es que acaso, ¿no puedes recordarlo?

—¿Rocordar? Claro que sí, nos han capturado y ahora nos tienes de rehén.

La rubia la abrazó y comenzó a llorar, pensó que lo recordaría, que se transformó en un Titán por su culpa.

—Haru... Perdóname. — repetía eso varias veces. —Yo no quería que tú... Te puse en peligro, perdón.

—¿Por qué te disculpas? Historia, ¿por qué lloras?

Historia le contó todo lo que ocurrió hace varias horas, que ella se transformó en Titán y devoró a un humano para adquirir su poder. Cuando ella terminó de explicar, la albina no podía creerle. Sintió algo amargo en su garganta y comenzó a vomitar.

—¿Me... Me estás diciendo que yo... Yo me convertí en un Titán?

—Sí. — respondió. —Pero lo hice para salvar a la humanidad, mi padre es bueno.

—¿Dónde está Eren?

—Ah...

Historia palideció, ella no era capaz de explicarle que sería responsable de matar al castaño, si le decía eso... Jamás le iba a perdonar. Ni en un millón de años.

Su familia era lo más importante para ella.

—Historia... Responde, ¿dónde está Eren? ¿Qué hicieron con él?

—Te llevaremos con él. Ya no hay más tiempo que perder. — habló un hombre viejo de ojos azules.

—Padre...

—Historia, lleva a la invitada junto a su amigo. — dijo. —Que lo vea por última vez.

—¿Última vez? Historia, ¿de qué está hablando este viejo? ¡Historia!

Ella no respondía.

—¡Historia! — gritó. —¡Dime qué carajos pasa! ¡Contéstame!

Rod Reiss y su hija llevaron a Haru a rastras hasta la dirección de Eren. Quien se encontraba amarrado de pies y manos en el medio de la gran cueva de cristal brillante.

—¡Eren!

—¡Mmm! — gritó.

—Eren... Despertaste. Por favor, resiste un poco más, todo estará bien. — habló. —Eren, escucha. Mi padre siempre será aliado de la humanidad, él es el último apoyo que queda aquí dentro de las murallas. Lo que está pasando no es más que un mal entendido, es verdad que él se opuso a la Legión, y sus hombres mataron al pastor Nick. Pero mi padre no tuvo otra opción, todas las acciones que realizó fue por el bien de la humanidad.

—Historia, a partir de aquí seguiré con la explicación.

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