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━━.𝟷𝟸

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El juicio

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Narrador Omnisciente.

La albina despertó de golpe, muy exaltada y con sudor por su cuerpo.

—¿Qué pasó...? ¿Dónde estoy?

—Bajo un subterráneo. — habló una voz gruesa.

—¿Tienes alguna queja?

—¿Dónde...? ¿Dónde están mis amigos? — preguntó. —¡Eren!

—No grites, mocosa. Quédate quieta y cállate. — habló un azabache. —Tu amigo está a tu costado.

—¿Capitán Levi...? — entrecerró los ojos. —¿Ya me morí?

¿Qué hace este hombre aquí? Y también está el Comandante Erwin.

—Haru... — la albina se sobresaltó. —¿Estás bien? ¿Estás herida?

—Eren, ¿qué pasó? — la albina intentó levantarse, pero le fue imposible. Estaba sujetada a unas cadenas que le impedían moverse.

—Disculpen, ¿podrían decirme en dónde estoy?

—Como pueden ver, están en un calabozo. Están bajo custodia de la Policía Militar. Con mucho trabajo, se nos dio el permiso de hacerles una visita. — explicó el rubio.

Ambos estaban en el mismo calabozo, separados en cada extremo de la habitación. Eren buscó entre su cuerpo, hasta que Erwin sacó lo que buscaba.

—Esa llave es...

—Sí, sé que te pertenece. Luego te la daré, dentro de tu sótano, ubicado en Shiganshina. Está la respuesta a los titanes. ¿No es así?

—Sí, es lo que creo. Al menos, es lo que me dijo mi padre. — respondió.

—Claro, como padeces de amnesia... Desconoces su paradero. — habló el enano. —Vaya, qué conveniente. ¿No crees?

—Levi, concluimos que este chico no tiene necesidad de mentir. — habló Erwin. —Aunque no sabemos muchas cosas, pero de momento debo preguntarles qué quieren hacer.

—¿Lo que queremos hacer? — preguntó la albina.

—Para ir a tu casa, debemos de recuperar Shiganshina y el control total de la Muralla María. Para bloquear la puerta destrozada por el titán, tomaremos medidas drásticas. Se necesita su poder de transformación en Titán, al parecer, nuestro destino está dirigido por esos monstruos. Tanto como el Titán Colosal y el Titán Acorazado, son seres iguales a ustedes. Tú deseas la llave, para salvar a la humanidad, necesitas tenerla. ¿No es así?

—Lo que yo deseo... — se detuvo.

—Eren...

—Oye, levántate y responde, maldita escoria. — su vista cayó en la albina de ojos rojos. —Lo mismo va para ti. ¿Qué tienen planeado hacer?

—Me uniré a la Legión de Exploración y exterminaré a todos los titanes. — dijo el castaño con su mirada típica de loco suicida.

—Wow, nada mal. — dijo. —¿Tú?

—Deseo la victoria de la humanidad, librarnos de estos demonios que nos arrebataron lo que nos pertenece.

—Erwin, quiero que les digas a los de arriba que yo me haré cargo de ellos. — se acercó a su selda. —No lo hago porque tenga confianza en ustedes. Sino porque si nos traicionan o se salen de control, los mataré de inmediato. No creo que nadie vaya a quejarse, al fin y al cabo... Soy el más apto de para el trabajo. Acepto su solicitud, serán parte de la Legión de Exploración.

La albina se alegró, pero de repente su cuerpo fue cayendo solo hasta quedar en la cama que les dieron. Se había desmayado y su nariz empezó a sangrar.

—¡Haru! — se levantó olvidando las cadenas. —¡Ah! ¿Estás bien? Vamos, despierta de una vez...

—Llamen a los médicos, la niña con cara de ardilla necesita atención médica de inmediato. — los de la Policía asintieron y obedecieron al Capitán Levi.

—Tranquilo cadete, ya van a venir a ayudarla. — Erwin trató de calmar a Eren sin mucho esfuerzo. —Les pido que sean pacientes, sólo será en lo que convencemos a los demás.

「•••」

Luego de un par de días, Haru ya se encontraba mejor de salud. Cuando despertó, dijo que se sentía muy débil, como si le estuvieran quitando parte de su vida. Eso alteró un poco a su amigo Eren, quien se preocupó por el estado de quien considera su hermana.

Cuando ellos despertaron, seguían en el calabozo. Con la cuenta perdida de los días que la pasaron bajo tierra.

—¿Ya despertaste? — preguntó Haru. —¿Tienes hambre?

—Haru... ¿Cuántos días pasaron?

—¿Eh? No sé, me gustaría saber qué pasó con Mikasa, Armin y los otros.

—Creo que están bien. — dijo.

—Eso me gustaría decir... — mencionó. —Son fuertes, pero me preocupa un poco.

—¿Por qué lo dices?

—Porque... Mientras seguimos aquí. Es probable que jamás lo veamos de nuevo. Ya lo escuchaste, estamos bajo la custodia de la Policía Militar. Lo más probable, es que nos maten. Conociendo a esa gente, no querrán que sigamos viviendo. Eso me aterra hasta los huesos.

—¿Y qué tal si no? El Capitán Levi lo dijo, ¿no? Que seríamos parte de la Legión de Exploración.

—Eso... No sé, tal vez fue una simple mentira. — comentó. —Aún no podemos asegurar de que nos van a recibir con los brazos abiertos. "Oye mira, los vamos a recibir en la Legión porque son un arma muy valiosa para la humanidad".

Eren no respondió, era cierto lo que la albina decía, no por ser un arma poderosa, significaba que todos los verían de la misma forma. Siempre hay personas que tienen sus propias opiniones.

「•••」

—Disculpe, quiero ir al baño. — dijo el castaño.

—No, acabas de ir.

—¿Podría darme agua?

—Oye, comprendan cuál es su situación, asquerosos monstruos.

Soy un monstruo, supongo que Haru tenía razón, no todos nos van a ver de la misma forma. Nos temen tanto como para encadenarnos.

La puerta del calabozo fue abierta, una persona se dirigía a la celda de Eren y Haru...

Una mujer apareció de manera tétrica frente a los cadetes Jaeger y Akaime, para luego sonreír con un pequeño rubor en sus mejillas.

—Ustedes son Haru y Eren, ¿no? — preguntó. —¿Están bien? ¿Ya comieron? Perdonen por hacerles esperar, pero creo que estamos a un paso para sacarlos. — dijo a lo que ambos se alegraron. —Por ahora deberán usar esto. — les mostró unas esposas.

「•••」

—Soy líder de la cuarta División de la Legión de Exploración, Hange Zoe. — se presentó. —Él también pertenece a esta división.

Dijo por el hombre que olfateaba constantemente a Eren y Haru, pero a esta última la incomodaba mucho que se acerque de esa manera, no parecía ser normal.

—Es Mike Zacharius.

—O-Oiga... — habló la chica con vergüenza total.

Hange rió un poco. —Él tiene la costumbre de oler a la gente que acaba de conocer. — el hombre sonrió. —Y después hace una sonrisa extraña. Aunque en realidad, no sé qué signifique. A pesar de eso, es bastante competente para ser un teniente. 

La líder llegó hasta la puerta y suspiró para agarrar el cerrojo del gran portón de madera.

—¡Ayyy, perdón! Sólo hablamos de cosas banales, bueno ya estamos aquí. — la puerta fue abierta y los dos cadetes vieron el interior con preocupación. —Oigan, no se preocupen. Creo que lo mejor es que no les explique nada.

Los dos policías que iban atrás de ellos, los hicieron entrar, no sin que Eren los detenga primero.

—¡Oiga!

—Lo siento, muchachos, pero no podemos ayudarlos ahí dentro. Les deseo suerte. — cerró la puerta en frente de ellos.

Jaeger y Akaime fueron llevados a unas grandes barras de metal en donde los hicieron arrodillar, para evitar que se muevan.

Haru logró observar al rubio y a la azabache parados como testigos.

Mikasa, Armin... No pensé que de verdad fueran a llevar nuestro caso a la corte, ¿qué van a juzgar?

—Bueno, daremos inicio. — habló el señor juez. —Oh... Ustedes son los cadetes Eren Jaeger y Haru Akaime. ¿No es así? Cadetes que dieron su vida por la humanidad.

—Así es. — respondieron.

—Este es un caso especial. En este juicio, la ley común se va a aplicar. Así que se hará una corte marcial, en otras palabras... Que la decisión final la tomaré yo. En esta corte juzgaré si merecen vivir o morir.

—Como lo sospeché. — habló el rubio para él mismo.

—¿Tienen alguna objeción?

—No, señor.

—Agradezco su rápida comprensión. — dijo. —Iré al grano, como era de esperarse. Fue imposible ocultar su existencia, lo cual desataría una nueva amenaza. Y no, no será por los titanes. Hoy decidiré a que división militar se quedará con su custodia, la Policía Militar o la Legión de Exploración. — carraspeó. —Ahora, escuchemos la opinión de la Policía Militar.

—¡Sí, Comandante de la Policía Militar, Nile Dok! Yo seré quien tome la palabra. — dijo. —Señor, todos nosotros hemos determinado que debemos deshacernos de ellos. Una vez concluido el análisis de sus cadáveres. — leyó sus papeles. —Es cierto que gracias a estos soldados, logramos defender Trost de los titanes. Sin embargo, su existencia puede ser la causa de un conflicto interno. Por esa razón, después de obtener toda la información. Los soldados Eren Jaeger y Haru Akaime serán enterrados con honores.

—¡Eso no era necesario! — gritó un pastor de la Iglesia. —¡Esas plagas son infiltrados de las murallas, creadas por la mano divina de Dios!

—Por favor, le voy a sugerir que guarde silencio. — habló Nile.

—Ahora vamos a escuchar a la Legión de Exploración. — habló el juez.

—Sí, Comandante de la Legión de Exploración, yo Erwin Smith, voy a tomar la palabra... Nosotros aceptamos a Eren y Haru como miembros oficiales de la Legión de Exploración. Y queremos su poder de Titán para recuperar la Muralla María, eso es todo. — concluyó.

—¿Es es todo, Smith?

—Sí. Si usamos su poder, podremos recuperar la muralla María. Nos parece que es claro lo que debe priorizarse, señor.

—Comprendo, por cierto... Me gustaría saber en qué lugar quieren realizar la ejecución de su plan. — miró al hombre. —Comandante Pixis, ¿ya fue sellada la abertura de la muralla?

—Sí, y creo que nunca más volverá a abrirse.

—Partiremos desde el este al distrito de Karanese. Desde ahí, iremos a Shiganshina. Sin embargo, vamos a seguir buscando rutas alternativas-

—¡Esperen un momento! — Erwin fue interrumpido. —¿No sería bueno utilizarlos para sellar todas las puertas? ¡Sólo el titán Colosal ha podido destruir las puertas de las murallas! ¡Si nosotros mismos la reforzamos, ya no volverán a atacar!

—¡Cállate, maldito perro! ¡Si usamos su poder de Titán, retomaremos la muralla María!

—¡A partir de ahora, nosotros no volveremos a seguir con sus arrebatos!

—No sabía que los cerdos podían hablar. — dijo Levi. —Si reparamos los muros, no hay garantía de que los titanes no nos ataquen. Y ese nosotros que tanto repiten, son nuestros compañeros que mueren mientras ustedes engordan. Son unos cerdos ciegos que no ven como los demás luchan para mantener las tierras que nos alimentan.

—¡N-No, yo sólo decía que si sellamos las puertas, seguiremos con vida!

—¡Tú cállate! ¡Eres un hereje insolente! ¿Estás pensando en manipular la sagrada muralla Rosé con las sucias manos humanas? — gritó el culto. —¡Las murallas son una creación divina de Dios que trasciende el entendimiento de los humanos! ¡Las murallas son un regalo de Dios, no se tocan! ¡Maldito hereje!

—¡Cállese, pastor estúpido!

—¿Qué dijiste?

El juez golpeó unas cuantas veces la mesa para calmarlos.

—Orden en la corte. Quiero que ambos dejen las opiniones para luego. Jóvenes Jaeger y Akaime, quiero continuar algo. Díganme, ¿su lealtad y corazón siguen de lado de la humanidad y nos ofrecen su habilidad de Titán?

—¡Sí! ¡Lo juro!

—Oh... Sin embargo, en el informe oficial de la batalla del distrito del Trost decía... "Después haberse convertido en Titán, atacó sin piedad a la soldado Mikasa Ackerman". — Ambos miraron a la azabache impactados.

Ella tapó parte de su rostro con su pelo donde le hicieron una herida anteriormente. Mikasa miró con total enojo a Rico que también era testigo en el juicio.

—Tch.

—¿Por qué me miras así? ¿Querías que mintiera o qué? Ocultar la verdad de lo que sucedió no le hará ningún bien a la humanidad.

—¿Mikasa Ackerman?

—Sí. Soy yo, señor.

—Quiero que respondas, ¿es verdad que los soldados Jeager y Akaime te atacaron? — la azabache posó su vista en ellos dos.

—Te recuerdo que si te atreves a mentir, no ayudarás en nada a Eren y Haru. — habló Rico.

—... — bajó la mirada. —Sí, es cierto.

¿Qué? ¿Traté de matar a Mikasa? No puede ser verdad...

—Sin embargo, ellos salvaron mi vida en dos ocasiones. Y lo hizo mientras estaban en su forma de Titán. La primera vez, yo estaba acorralada en manos de un Titán. Y en ese momento, ellos me ayudaron. La segunda, nos protegieron de la bala de un cañón. Me gustaría que mi testimonio quedara como una evidencia, señor.

—Alto, objeción. — interrumpió el Comandante de la Policia. —Creo que las declaraciones del soldado interfieren con el juicio por ser demasiado subjetivas. Mikasa Ackerman perdió a sus padres desde niña y fue acogida por la familia de Eren Jeager. A través de nuestras investigaciones, hemos descubierto unos hechos que nos parecen muy impertinentes como para decirlos ahora. Eren Jaeger y Mikasa Ackerman, a la edad de nueve años, apuñalaron a muerte a unos hombres buscados por robo y secuestro.

Eso ya era algo que iba en contra de Eren.

—Aunque fue por defensa propia, nos hace dudar de su humanidad. ¿De verdad podemos confiar el destino de la humanidad en alguien como ellos?

Maldita sea... Esa vez, sólo los maté para salvar a Mikasa.

—¡Ella también! — apuntaron a la azabache. —¡No podemos saber si ella es una humana!

—¡Cierto, también deberíamos meterla al juicio!

—¡Esperen un segundo! — gritó el castaño. —¡Es probable que yo sea un monstruo, pero ella no tiene nada que ver! ¡No le hagan daño!

—¿Cómo sabremos que dices la verdad?

—¡¿Pero tan siquiera se han puesto a pensar el por qué los mataron?! — gritó la albina callando a todos. —No se han puesto a pensar... ¡Del por qué los mataron! ¡Eran niños! ¡Si los dejaban salirse con la suya, ella ya estaría muerta! ¡Lo que hizo Eren, fue acto de valentía, no porque le guste asesinar, fue por defenderse de animales asquerosos como ellos! ¡¿Qué clase de persona se podría quedar quieta esperando a que los de la Policía lleguen?! ¡Ellos sólo hicieron lo que debían hacer! ¡Acabar con esos animales para evitar no sólo sus muertes, sino de muchas vidas de cualquier persona que pudieron caer en sus manos!

—¡Si los defiendes, es porque también es un monstruo!

—¿Quién nos asegura que tú, niña, tampoco hayas pasado por algo igual? — habló otro hombre.

—Es verdad. — dijo el Comandante de la Policía. —Ella proviene de Shiganshina, vivió con sus padres y su hermano mayor, quien falleció a manos de su hermana menor, Kiara Akaime. — los demás la vieron con temor. —A la edad de 15 años, Haru Akaime fue miembro de la Policía Militar, se le asignó una misión traer a un hombre que en ese entonces se pensó, que saldría de los muros. Sin embargo, Kiara Akaime lo asesinó, impidiendo que se lleve a cabo su misión. — dijo viendo sis papeles. —El familiar de este hombre, es un cadete de su generación, Armin Arlert.

—¿Está Armin Arlert aquí?

—Sí, señor.

—¿Es verdad lo que dice? ¿La cadete Akaime asesinó a su hermano por el intento de secuestro a su abuelo?

—Eh... Sí, pero ese día... Mi abuelo iba a ser asesinado. El rumor se esparció y llegó a oídos de la Policía Militar, luego de eso. Haru, perdón... La soldado Akaime fue a rescatarlo. Al ver que estaba por asesinarlo, no bastó con atarlo a una silla, porque eso sólo les iba a dar problemas. Por eso, al intentar dañarla, el cuchillo le dio directo al cuello, y terminó muriendo.

—¿Y entonces por qué tomó el nombre de su hermano?

—Eso... No lo sé, pero todo lo que dije es cierto. Ella es inocente. Deseo que lo que dije se tome en cuenta, para ayudarlos.— dijo el rubio casi con la voz rota.

—¡Es mentira! ¡De seguro es parte de sus planes! ¿Qué no vieron sus ojos? ¡No se suelen ver ojos de ese color! ¡Es un fenómeno, es el mismo demonio encarnado en esa mujer! — habló el pastor.

—¡Tú, apunta! — mandó a un soldado apuntarlos con el arma.

De repente, Eren y Haru sintieron un dolor latente en sus cuerpos. El Capitán Levi los estaba golpeando sin descanso ni dejando que siquiera respiren.

Levi le dio una patada al rostro de Eren del que salió una muela, una muy mala idea por parte de Hange al decirle que los golpee. Luego, le tiró de los cabellos a la chica, para luego levantar su rostro y darle un puñetazo que la dejó moribunda.

Mikasa al ver como los golpeaba, trató de ir ella misma a matarlo, pero Armin con lágrimas en los ojos lo detuvo.

—Mikasa, p-por favor...

Levi le dio unos últimos golpes a los dos, hasta dejarlos casi muertos.

—Tengo una hipótesis. Creo que el dolor es la mejor educación, lo que necesitan estos cadetes... No es educación verbal, sino un castigo. Y esta posición es más cómoda.

Levi tenía un pie sobre la cabeza de Eren y a la albina la tenía de los pelos con su nariz llena de sangre.

El Ackerman mayor continuó con los golpes, la albina gritaba por el dolor que sentía, Eren también se quejaba de sus golpes, claro que con menos dolor al ser más fuerte.

—O-Oye... Un momento...

—¿Qué quieres?

—Es peligroso, dime, ¿Qué es lo que harás si se enojan y se transforman?

Estos dos recibieron un golpe más, pero esta vez fue un poco más suave con la albina que ya parecía estar inconsciente.

—¿Qué dices? — levantó de los pelos a ambos cadetes. —Ustedes quieren matarlos, ¿no? Si se volvieran nuestro enemigo, su inteligencia resultaría un peligro. Pero a pesar de todo, no son rivales para mí. Así que díganme qué van a hacer. Aquellos que quieran que desaparezcan, díganlo. ¿Creen ser capaces de matarlo?

—Comandante Supremo. — Erwin levantó la mano. —Tengo una propuesta.

—¿Cuál es?

—El poder de ellos es incierto, lo que los hace una amenaza. Podemos aprovechar eso, por ejemplo... Investiguemos fuera de las murallas con Eren y Haru a cargo de Levi.

—¿Llevarlos afuera?

—Sí, me gustaría que ellos puedan controlar su poder se Titán. Y lo usen para el beneficio de toda la humanidad. Podrían ser juzgados dependiendo de los resultados.

—Habría que vigilar a los soldados. Dígame, ¿puede hacer eso, capitán Levi? — preguntó el juez.

—Estoy seguro que podría intentarlo sin problemas... Pero si los mato, no recaerá la culpa en mí.

—Mmm... He tomado una decisión.

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