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Manos a la... ¿Cocina?
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Haru POV.
Año 849... El entrenamiento hasta este punto fue duro y difícil, por un momento pensé en tirar la toalla y dejarlo ahí. Pero no podía quedarme atrás...
—¡Escuchen con atención, cerdos! El entrenamiento para el ataque anticipado sobre Trost tendrá lugar pronto. El Comandante de la región sureña, Don Pixis, también estará presente. ¡Muéstrenles cómo unos cerdos de granja se han transformado en soldados estos últimos dos años! — dijo.
—¡Sí, señor!
「•••」
Las campanas sonaron indicando la hora del ataque a los titanes.
—¡Jean! ¿Estás seguro que se nos permite ir hasta tan lejos? — le gritó Armin mientras este avanzaba y rompía las reglas. —¡Nuestra misión es encargarnos de los titanes que cruzaron la primera líne-!
—¡Deja de ser tan inflexible!
—¡Jean! ¡Estás haciendo esto sólo porque quieres más puntos! ¿Me equivoco? — le grité.
—¡Somos soldados, eso significa que matamos titanes!
Dimos un salto desde el techo para usar el equipo de maniobras.
—Todo lo que quieres hacer es sumar más puntos... — dijo Annie.
—Imbécil, esto nos va a perjudicar. — sólo nos quedó abandonar nuestro puesto para seguir al cara de caballo. —Hay uno...
—¡Es mío! — antes de que Jean corte la nuca del titán, Mikasa se acercó rápidamente dándole una cortada perfecta con sus hojas.
—¡Chicos! ¡Por acá! — avisó.
Logré ver tres más de esos señuelos de titanes adelante.
—¡Como siempre, gracias, Jean! — levanté la mirada hacia arriba, ahí estaba Connie con una sonrisa de victoria. —¡Es mío! — cortó la nuca.
—¡Desgraciado! ¡Tienes que estar bromeando!
Jean... Tú eres el que salió de la línea, ahora te aguantas compadre.
Los otros dos que quedaban fueron cortados por Reiner y Sasha, esta última sólo lo veía como un paseo.
—¡Yuju! ¡Yuju!
Me coloqué en el techo y suspiré...
「•••」
—¡Han jugado sucio, malditos ladrones!
—¿Eh? — voltee.
Jean comenzó a gritarles a Sasha y a Connie.
—¡Los vi primero!
Idiota... Tú hiciste que salieramos de nuestro puesto, responsabilizate.
—¿Jugar sucio? — sonrió Sasha y dejó de comer su patata. —Jean, siempre sales con alguna tontería. ¿Piensas que hay una etiqueta cuando se trata de cazar? — mordió su patata.
Él bajó la mirada. —No te hagas la cazadora conmigo, Chica Patata.
—¡¿Chica Patata?! Pensé que todos se habían olvidado de eso... — esta se levantó. —¡No me pongas apodos!
—¡Sí! ¡Discúlpate con ella! — apoyó Connie.
—Para empezar, toda esa zona estaba en nuestra área. — le dijo Reiner.
—¡Sí, exacto! ¿Sabes? estás actuando extraño hoy, gritando así porque sí. ¿Estás con ganas de ir a ver a mamá? — le preguntó en tono de burla.
—¿Es eso?
—¡No es eso! — le gritó a Sasha. Este iba a lanzar su puño, pero ellos se pusieron en... ¿Guardia? ¿Posición de ataque?
—¡Chaaaa...!
—Basta, los dos. — Reiner trató de calmarlos. —Tú también, Jean. No llegarás a la Policía Militar así.
—Tch. Cuando mañana terminemos nuestro entrenamiento, veremos quién puede tomar más objetivos.
—¡Interesante! — se escuchó a lo lejos.
Al ver de quien se trataba, hice el saludo mostrando mis respetos.
—Comandante Pixis.
—Yo presenciaré ese duelo. — dijo. —Tu espíritu de lucha es sin duda encomiable. Sin embargo, usar un ejercicio de entrenamiento para ganar un argumento es inaceptable. — sacó su cantimplora del interior de su chaqueta y bebió de esta... ¿Será alcohol? —Peleen cocinando.
—¿Disculpe?
—¡Peleen cocinando!
—¿Eh?
—¡¿Cocinando?! — preguntó Sasha emocionada.
—Así es. Cocinando. — su mirada se puso en negro y levantó los brazos hasta la cintura. —¡Una competencia de cocina!
Todos comenzaron a preguntarse el por qué la cocina.
—N-No quiero ser grosero, Comandante Pixis, pero somos soldados. Cocinar no es nuestro-
Sasha puso su patata cerca del rostro de esta. —¡Jean! ¿Cuánto sabes de cocina?
—¡Exacto! ¡De seguro tu mamá siempre te cocinaba en casa! — dijo Connie.
—Jean, muchacho, te enseñaré el verdadero arte culinario. — Sasha mordió su patata, miró a Jean de manera retadora y masticaba con fuerza.
Jean apretó los puños. —¡Bien! ¡Lo haremos! Cocinar, limpiar... Tírenme con lo que quieran. Si gano, ¡tendrás que desaparecer de mi vista par siempre, Chica Patata!
—Bien. — dijo el Comandante. —La batalla será esta noche. Ambos cocinarán y servirán un plato principal para la cena. ¡Traigan su mejor plato a la mesa!
Todos empezaron a gritar de la emoción.
—¡Un duelo culinario entre Sasha y Jean! ¡Valdrá la pena mirarlo!
「•••」
Salimos en caballos al campo, como escuadrón, estuvimos presentes, Jean, Annie, Armin y yo.
—¡Muy bien! ¡Está a la vista!
—Recuérdame por qué soy parte de esto. — dije.
—¿Por qué estamos cazando? — preguntó Annie.
—No quedaba otra, tenemos que trabajar como escuadrón. — dijo Armin.
—Solía jugar en ese bosque de pequeño. Es el lugar donde vive el infame Jabalí Colosal. Si logramos capturarlo y servir su carne, la victoria será nuestra.
—¿Cómo está tu técnica culinaria? — pregunté.
—¡No tengo tiempo para pensar en eso! Puedes encargarte tú, Haru.
—¡El que compite con Sasha eres tú, no yo! — le grité.
—Pues, ¿no es una coincidencia? — voltee a la izquierda, Sasha, Connie y Reiner estaban también en el campo.
—Chicos... ¿Por qué?
—La nariz de Sasha captó el olor de una carne de primera calidad. — dijo el rubio mayor.
—¡No voy a dejar que te lleves toda la carne! ¡Yaju! — avanzó más rápido.
—Maldición...
—¡Vamos, Jean! Este es tu patio, ¿cierto? ¡Tenemos la ventaja!
「•••」
Oe... ¿Cuántas veces pasamos por aquí?
—Jean... Estamos perdidos, ¿cierto?
—No. — le respondió a Armin.
—Pero estoy seguro que ya pasamos por ese-
—¡No lo estamos! — gritó. —¡Miren! Este árbol... — se acercó. —Tal vez hayan visto una marca como está antes, ¡pero definitivamente estamos cerca de encontrarlo!
Perdidos...
Escalamos la pequeña montaña, más cerca escuchamos unos ruidos de más abajo por el bosque.
—¡Ahh...!
Usamos el equipo de maniobras para alcanzar al gran cerdo que teníamos en frente.
—¡Carne! — gritó Sasha, estaba apegada al jabalí sin soltarlo.
—¡Es rápido! ¡Jamás lo atraparemos!
—¡Carne de Jabalí! ¡Filetes de Jabalí! ¡Salchichas de Jabalí! — gritó la castaña mientras se le salía la baba.
—¡Por aquí, Sasha! ¡Unas papas encantadoras para ti!
Seguía distraída... Ni el poder se las papas hacían efecto frente a un jabalí colosal.
—¡Ahumadas! ¡Hervidas! ¡Asadas!
—¡No funciona, Armin! ¡El aroma de la carne es muy fuerte! — le dije.
—¡Tantas manera de cocinarla! ¡El mejor producto alimenticio del mundo! Estoy hablando de la...— dio piruetas en el aire y lanzó su flecha al jabalí. —¡C-A-R-N-E!
Este le dio en la cabeza haciendo que pierda el control de su cuerpo y caiga patas arriba.
「•••」
—¡Contemplen! ¡Hagan paso a la magistral carne de Jabalí!
—¡Carne! ¡Carne!
Los miré desde la distancia, Jean frunció el ceño completamente molesto.
—¡Mierda!
Ya por la cena, nos sentamos los cuatro en el comedor sin decir una sola palabra.
Jean hizo que su vaso se caiga mojando la mesa y su pantalón.
—Tch.
—¿Jean Kirschtein está aquí? — llamó un superior.
—¡Sí, señor! ¡Soy yo! — se acercó.
—Tu madre vino a hablar contigo.
—¿Eh?
—¡Jean-Bo! — se acercó su madre.
—Tú-
—Jean-Bo, ¿por qué no has regresado a casa aún? ¡El hijo de la Sra. Wagner, Thomas, ya ha regresado a casa! — dijo preocupada por él. —Realmente eres un chico problemático. ¿Te has derramado sopa o algo así? — agarró un pañuelo y empezó a limpiar su pantalón. —A veces eres bastante torpe.
Qué escena tan conmovedora...
—¡Basta! — le gritó.
—Pero Jean-
—¡Está bien! ¡Vete a casa ya! — la empujó.
—Entonces... — sacó unas manzanas de su canasta. —Traje esto para tus-
—¡No necesitas hacerlo! — las tiró.
Me levanté y me acerqué a él.
—¡Jean! ¿Qué ocurre contigo? ¿Te das cuenta de cómo le tratas a tu madre? — le dije.
—¡Jean-Bo! — llamó su madre. —Sé que es un chico problemático, ¿pero podrían ser sus amigos, por favor?
—Jean...
—Oh, casi me olvido, Jean-Bo... Traje tu-
—¡Vete a casa! — Jean hizo que su mamá se fuera del comedor quedando exaltado.
—D-Deberías ser amable con tu mamá, Jean-Bo. — le dijo Eren con las manzanas en manos. —Quiero decir, Jean.
Me senté junto a Armin y suspiré.
Jean, agradece que tienes una madre que se preocupa por ti, hay muchos que no tienen esa suerte...
Ya al terminar de comer, Jean nos reunió para idear un plan. Nos mostró la llave de la despensa con una sonrisa nerviosa.
—¿H-Hablas en serio, Jean?
—Al parecer, hay carne de res en la despensa de los oficiales. Usaré eso.
—¡E-Eso está fuera de la cuestión! ¡No puedo robar! S-Siempre he sido lento y torpe. Incluso en carreras, siempre terminaba último. Incluso jugando a las escondidas, jamás podía soportar la tensión y siempre me reía.
—Armin...
—Y que robe algo... ¡No puedo hacerlo! — intentó escapar y subió las escaleras.
—¡Oye! ¿A dónde vas? — Armin tropezó y su pierna chocó con el borde del escalón.
—¡Ahhhhh!
「•••」
Me quedé en la habitación junto a Armin, los dos solos. Él tenía las dos piernas con vendajes y la mirada baja.
—Lo arruiné...
—Claro que no. — le dije. —Jean nos metió en este rollo desde un inicio. La batalla es de él, no nuestra.
—Ah... Siento la pierna adormecida.
—¿Estás bien? ¿Quieres que te frote la pierna?
—Por favor... — dijo. —Ahh-
Me acerqué más y fui frotando la pierna de Armin, él ahogaba sus pequeños gritos, debe ser por el hormigueo.
—Ahh...- se siente bien, mucho mejor...
—¿Ahora está mejor? Sí que está duro... — le dije.
—Por favor, continúa...
—Está bien. — volví a frotar su pierna, Armin se iba sintiendo cada vez mejor.
—Se siente tan bien de esa forma... ¿Quién te enseñó a hacer esto?
—Mamá... Ella me enseñó.
La puerta se abrió dejando ver a Jean completamente sonrojado.
—¡Perdón por la interrupción! ¡Continúen!
—¡Jean! ¿Qué te ocurre? — dije con las mejillas rojas. —¡Armin tenía la pierna adormecida! ¡Baka!
—Ah-Ah... Perdón... — se rascó la nuca nervioso. —Pensé que ustedes... Bueno, como siempre están juntos...
Voltee a ver a Armin, este tenía el rostro completamente rojo como el curry.
—Armin, ¿tienes fiebre? A ver tu frente. — me acerqué. —Diablos, estás ardiendo.
—A-Ah... Haru, estás muy... — me di cuenta de la poca distancia que teníamos ambos. —Perdón...
Jean entró a la habitación y Annie también.
—Lo siento, Jean... Con este cuerpo herido, no creo poder ser de ayuda.
—Yo también me salgo. — habló Annie. —No me puedo arriesgar a ser atrapada.
—Pero, Annie, ¡creía que te apuntabas a unirte a la Policía Militar!
—Lo siento.
Se retiró sin decir más...
「•••」
A la hora de cocinar, Jean parecía otro. Cocinaba con... Sentimiento y gritaba cualquier estupidez.
A la hora de la verdad, los cadetes se encontraban frente al escenario del jurado. El Comandante Pixis.
—Parece que ambos trajeron su carta triunfal al concurso.
—Ahora comenzaremos... Con la competencia de cocina entre... ¡Los miembros de la tropa 104, Jean Kirschtein y Sasha Blouse! — dijo el instructor Shadis.
—¡Hooooo! — gritó el público.
—El primer plato: ¡Sasha Blouse!
—¡Señor! — Sasha avanzó con su platillo a la mesa. —¡Buen provecho!
La carne olía hasta aquí... Se veía realmente deliciosa.
—¡Wow!
—¡Carne! ¡Sirvió carne!
—¿Qué clase de carne es?
El Comandante probó la carne y se quedó en silencio por un buen momento. ¿De verdad le había gustado tanto la carne de Sasha?
Debe estar tan buena como para que deje así al Comandante.
—No se mueve...
—¡Es tu turno, Jean! — dijo Sasha victoriosa de su logro.
Jean nos miró y asentimos con la cabeza. Avanzó y le dio el platillo.
—Buen provecho. — dejó ver el omelette.
—¿Hmm?
Vamos... Pruebe el omelette...
—Pues, ¿no es esto una preciosidad?
—Por favor. Pruébelo.
El Comandante le dio un bocado y dentro de un rato terminó. No decía nada y se mantenía callado. Hasta que al fin se levantó de su asiento.
—Y ahora, mi decisión. El ganador de este concurso es... ¡Es Jean Kirschtein!
—¡Sí! ¡Lo lograste Jean!
—No puedo aceptarlo. — dijo Sasha. —¿Por qué la carne perdió?
—Dime, novata... ¿Qué es exactamente la carne?
—¡La carne es carne!
Vaya... No le encuentro fallas a su lógica...
—Exacto. La carne es carne, ni más ni menos... Es solamente, carne. Por eso perdió.
Sasha soltó lágrimas y cayó al piso dramáticamente.
—¡Fui una tonta! ¡Pasé por alto las zanahorias y las papas en las que tanto había confiado! ¡Traté de ganar con sólo la carne asada!
Jean se acercó a ella y tendió su mano.
—No tienes de que avergonzarte. No eres la única que asó su plato.
—Lo siento, Jean. — aceptó su mano.
—Está bien.
Jean, tal vez deberías pasar por tu hogar mañana... Ahora que puedes.
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