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Un entrenamiento básico
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Armin POV.
Llevé a Haru a su habitación, en donde dormían las chicas. Ella sólo se quejaba, no podía hacer otra cosa más que cargarla como costal de patatas.
—¡Ya bájame Armin! — me dio varios puñetazos a mi espalda.
—¿Por qué no dices nada?
—Robar es malo Haru, además... ya llevabas cuatro horas corriendo. — le dije. —Te vi algo cansada y por eso te llevo hasta los dormitorios.
—Que hermosa vista... — sentí su mano en mi trasero, mis mejillas se tornaron rojas como sus ojos.
—¡H-Haru! — entré corriendo a la habitación de las chicas y la dejé en la cama más cercana. —Te ayudaré con los zapatos. — me agaché y fui quitando sus zapatos, ella sólo se quedó sentada en el borde con su mirada clavada en mí. —¿Pasa algo?
Ella se acercó a mí lentamente, quedando a pocos centímetros de mi rostro y cortando la distancia entre nosotros.
—Tengo sed... — el olor a alcohol llegó hasta mi nariz. —Además... Ese uniforme de soldado te hace ver más guapo~.
—¿Eh? Ah... Ahora voy por tu agua. — me levanté rápidamente del piso y fui por el agua.
Entré a la habitación con un vaso con agua y se lo di, ella agarró el vaso con ambas manos y empezó a beber de manera silenciosa.
—Gracias. — me entregó el vaso y suspiró cayendo de espaldas a la cama.
De la nada, se fue quitando el uniforme, pero antes de que se quite el polo la detuve cubriéndola con las sábanas.
—¿Qué haces? — le dije. —No puedes quitarte la ropa.
—Pero hace calor... — se quejó.
Mi rostro se volvía más roja por la situación, cuando está borracha no se controla y actúa sin pensar.
—¿Es que... no querías verme sin la ropa? — me preguntó. —¿Mmm?
—¡Ve a dormir! — le dije. —Te voy a traer comida cuando termine.
Me levanté del piso y caminé, pero ella agarró la parte baja de mi camisa haciendo que me detenga y voltee a verla a los ojos.
—Gracias.
—¿Por qué?
—Por estar conmigo siempre... — No sabía si estaba roja por los efectos del alcohol o porque estaba nerviosa. Pero se veía tan linda de esa forma. —Recuerdo que desde niños nunca me separaba de ti... Y tú siempre estás a mi lado. Eres... El mejor amigo que una chica podría tener.
Le sonreí. —Siempre estaremos a tu lado, nunca lo olvides. Descansa.
—Hasta mañana...
Haru POV.
Me levanté quedándome sentada entre las sábanas. —¿Ah...? ¿Ya es de día...?
—Haru. Vamos, es hora de cenar. Armin me pidió que te avise, lo vieron en la habitación de chicas y se le hizo vergonzoso.
—Mikasa... -—reí un poco por lo que dijo de él, di un ligero bostezo. —De acuerdo, vamos.
Me levanté de la cama y me puse los zapatos, arreglé mi cabello y me estiré.
Salí de los dormitorios de chicas junto a Mikasa y nos dirigimos al comedor. Entramos y Mikasa se fue por su parte, al parecer Eren ya tenía compañía, agarré mi comida que sólo era guisado y medio pan. Busqué en los asientos disponibles encontrando con varios, pero no quiero sentarme con ningún chico. Encontré uno en la que sólo habían chicas y me acerqué.
—Hola... — saludé. —¿Creen que pueda sentarme junto a ustedes? Mi amigo ya tiene compañía.
—Claro.
Me senté. —Un gusto conocerlos, me llamo...–
—Haru Akaime, eres la Señorita Tequila.
—¿Se-Señorita Tequila?
—Sí, ahora todos te conocen cuando comenzaste beber delante de Shadis. Oh, olvide decirlo, soy Mina Carolina.
—Un placer... — empecé a comer con algo de cansancio. —¿Y tú? ¿Cómo te llamas?
La rubia no respondió. Esperé por unos segundos hasta que respondió.
—Annie. — dijo en tono serio.
Siento que me llevaré bien con ella...
Miré a mi alrededor, encontré a Armin comiendo, de vez en cuando él miraba en mi dirección y me sonreía tiernamente. Le devolvía la sonrisa y luego él miraba a otra dirección.
—Oye, esos chicos tienen una gran conversación de titanes con él.
—Sí, es mi amigo, Eren. Venimos de Shiganshina.
—Oh, ¿entonces tú también viste al Titán Colosal? — me atoré con la comida y empecé a toser por la repentina pregunta. Recordé mi hogar destruido cuando mencionó eso.
—Tranquila. — la rubia a mi lado, quien me dio una palmada fuerte en mi espalda haciendo que deje de toser.
—Perdón, Haru. No debí preguntar.
—Tranquila, no es nada grave. — le dije. —Pues la verdad sí lo vi.
—¿De verdad pasó por encima del Muro?
—No, sólo medía un poco más. — le dije.
—¿Y cómo era?
—Enorme y feo. Prácticamente un demonio sin piel. — Mina comenzó a reír bajo y me miró.
—Oye, sé que esto es muy personal. Pero, ¿algo malo te pasó cuando el Titán Colosal apareció? Te atoraste y por eso pensé que...–
La campana sonó, indicando que ya terminó la hora de comer y que todos los reclutas debían ir a sus habitaciones.
—Mira, qué rápido se va la hora. Debo reunirme con los otros, un placer conocerlas chicas. — dije.
Llevé la charola y me alejé del comedor. —Haru.
—Ah, Mikasa. Qué susto me diste... ¿Sucede algo?
—Ayúdame a cortar mi pelo...
—¿Eh? ¿Por qué...? — prendí el foco. —Déjame adivinar... Eren.
—Bueno, él tiene razón. Debería cortarlo para que no me incomode en el entrenamiento.
—Pero podrías atarlo, casi todas las chicas aquí tienen el pelo atado. — le dije. —Armin dijo que mi pelo se ve lindo estando largo.
—Ya veo... — dijo. —Corta mi pelo.
—Mikasa, ¿acaso no escuchaste lo que te dije?
「•••」
—¡Comenzaré con la evaluación de aptitud! ¡Si se atreven a fallar, ni comida de Titán serán! ¡Y los enviaré a la zona rural!
Me coloqué el equipo y me fueron levantando con la palanca.
—Esto... Es muy fácil. — dije. Mi cuerpo no se caía y se mantenía equilibrado. —Derecha, derecha. Izquierda, izquierda. Adelante, adelante. Atrás, atrás.
—¡¿Qué demonios haces Eren Jeager?! ¡Endereza tu cuerpo!
—¿Eren...? — me bajaron y me quité mi equipo, dejando que los demás lo intenten. —Oe...
「•••」
—Vamos, Eren. Tú puedes. — le dije. —No es difícil, relájate.
—Sólo debes atenerte a lo básico. — le dijo Mikasa. —No te presiones en hacerlo perfecto, ten cuidado al mantener el balance y reparte lentamente tu peso en los arneses de la cintura y las piernas.
—Mantén la calma y lo lograrás. Hasta yo que no soy tan bueno lo hice.
—De acuerdo, sé que esta vez podré hacerlo. Súbeme, Armin.
Este asintió y comenzó a mover la palanca y el cuerpo de Eren fue subiendo.
—Mantén esa postura, tranquilo.
—¡Ahhh! — su cuerpo se fue para el frente y cayó de cabeza fuertemente.
—¡Eren!
「•••」
—Oigan, ese es el tipo de ayer, ¿no? El presumido que dijo iba a exterminar a todos los titanes.
—Bueno, será el siguiente en ir a la zona rural.
Mikasa lo agarró del hombro sacándolo de su trance. —Oye.
—No los escuches. — le dije.
—No sirve de nada estar preocupado. Basta con que te esfuerces más mañana.
—Soy patético... Si sigo así, no seré capaz de matar a ningún titán.
—Creo que lo mejor será que te rindas.
—¿Qué? ¿Cómo dices, Mikasa?
—Dije que será mejor que te rindas en ser soldado. Luchar significa mucho más que sólo sacrificar tu vida inútilmente.
—Oye, Mikasa. ¿Eso significa que no recuerdas nada de lo que pasó? ¿Crees que con eso vas a convencerme de renunciar?
—Pero... Esto no tiene que ver con tu determinación.
—¿Qué? ¿Y por qué no?
—Porque el hecho de convertirte o no en un soldado, no depende de ti.
La campana sonó, la hora de la cena terminó. Llevé la charola y me salí del comedor para ir a dormir.
Entré y me quedé en mi cama esperando a las demás. Cuando Mikasa entró a la habitación me levanté y le pedí que se acerque.
—Oye, dime Mikasa. ¿Era verdad lo que dijiste en el comedor?
—Sí. — me dijo. —No quiero que Eren muera. Él hará lo que sea para ir a Legión, lo tiene pensado desde que eramos niños.
—Mikasa, sé cómo te sientes. A mi, me preocupa que Armin entre a la Legión. De hecho, pensé en que él podría ser Policía Militar. Pero, esa ya no es mi decisión. Sólo puedo decidir estar a su lado y protegerlo hasta que yo muera.
—Armin... Es muy importante para ti. Así como Eren lo es para mí. Yo lo protegeré de cualquier amenaza.
—Es mi mejor amigo... Mikasa, respeta su decisión, sabes lo que pasó con su madre. Él se siente muy débil, y por eso tomó la decisión de acabar con los titanes.
—Está bien. Pero si mañana falla, iré con él a la zona rural.
—Ya lo veremos mañana, si es así. Pues, también a donde sea que ustedes vayan. Son... Lo último que me queda.
「•••」
—Eren Jaeger. — llamó el instructor. —¿listo para evaluación?
—¡Sí, señor!
Vamos Eren... Lo harás, pongo mis manos al fuego por ti.
Eren se fue elevando, puso su mano y pierna derecha adelante, mientras que su mano y pierna izquierda iba atrás. Con eso mantuvo el equilibrio.
—Sí. — dije por lo bajo.
—¡Ahh...!
El cuerpo de comenzó a tambalear, su cuerpo se fue para atrás, cayendo y fallando.
—No, sí puedo... Todavía puedo continuar.
—Déjalo bajar. — dijo el instructor.
Le quitaron a Eren el equipo y este se quedó de rodillas con las manos al piso.
—Pe-Pero yo...
—Wagner, quiero que le des tu cinturón a Jaeger.
—¡Sí, señor!
Me quedé con la boca abierta esperando a que lo suban otra vez, ya cuando tenía el cinturón puesto. No caía... Se mantenía derecho y firme. Como si lo hubiera hecho cientos de veces.
—Tu equipo estaba defectuoso. Todas las hebillas metálicas del cinturón estaban muy oxidadas. Es la primera vez que me percato de este detalle, tendré que añadirlo a la lista de cosas por arreglar.
—¿Entonces ese chico trabajó ayer con un equipo defectuoso?
—Increíble...
—En ese caso, ¿cuál es su evaluación señor?
—No hay problema, esfuérzate en entrenar. — lo aprobó.
—¡Sí! — grité. —¡Lo hizo! ¡Muy bien hecho Eren, ese es mi amigo!
—De alguna forma logró hacerlo. — dijo el rubio mayor, Reiner.
—Nos está retando con la mirada.
—No es eso. — dijo Mikasa. —Ahora que sabe que no tenemos que separarnos, está aliviado.
Miré sorprendida a Mikasa mientras bajaban a Eren.
Le di una gran palmada a su espalda totalmente orgullosa.
—Sabía que lo lograrías.
—Gracias por el apoyo que me dieron.
Ahora... Sólo es cosa de esforzarse y no rendirse. Algo muy valioso, ¿no es así, Eren?
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