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La caída del Muro María

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Haru POV.

La brisa era fresca, movía mis cabellos de un lado a otro, no tenía que pensar en nada más. Escuché de repente el ruido de las campanas.

Sonreí.

Ellos ya deberían con las patitas cerca del Cuerpo de Exploración, así es Eren.

—Haru, hija ven... — llamó mi padre. —Hija, se nos ha acabado, ve a traernos más.

—El dinero está en la mesa. —dijo mi madre apuntando esta.

—Pero, mamá, papá. Han estado tomando desde el amanecer, creo que ya deberían ir a la cama...-

Caí al piso por la repentina cachetada que me dio mi madre en la mejilla, llevé mi mano hasta la zona afectada.

—¿Quién te ha pedido tu opinión? Obedece. — dijo papá.

—Hmp. ¿Para eso tenemos hijos? — dijo mi madre con desprecio. —¿Aún sigues aquí? ¡Anda de una vez!

Me levanté del piso y agarré la pequeña bolsa de dinero que había en la mesa, salí de casa y corrí hasta el mercado más cercano.

Casi por la zona de las Tropas de Guarnición, pude ver a Hannes y sus amigos tomando. Siempre era lo mismo todos los días, sólo los podía encontrar tomando y comiendo sin hacer nada productivo.

Estos Muros nos han protegido por los últimos 100 años, pero eso no significa que tienen que hacer el vago todo el día.

Seguí corriendo hasta el mercado y la señora de la tienda me saludó, esa sonrisa que le da a los clientes para que ae acerquen como moscas y compren de sus productos.

—Hola, pequeña Haru. ¿Qué te pasó en la mejilla? La traes roja.

—No es nada, deme algo de Sake, por favor.

—Claro, querida. — compré las que podía y las metí en la bolsa de tela, agarré ambas y volví a correr desde donde vine.

Me detuve y traté de recuperar el aire, era algo difícil de esta forma, el hogar donde vivo está algo lejos del mercado. Bueno, no tanto, pero si es un poco lejos.

Tomé aire para volver a correr, pero escuché bullicio del otro lado de la casa, no tenía que adivinar porque ya sabía de quienes se trataba. Dejé las bolsas a un lado y me acerqué.

—¡Oigan idiotas! — los llamé. —¡Ya dejen de molestar! ¡Estorban!

—No te metas en esto, Haru.

—Me meto porque es mi amigo, así que dejen de molestar. — fruncí el ceño.

Ellos sólo me ignoraron y siguieron golpeando a Armin. Eso me enojó mucho, corrí hasta uno de ellos y le di una patada al culo.

—¡Desgraciado! — grité. Me puse encima de uno de ellos y golpee su rostro. —¡Ahh! — uno de ellos me tomó del pelo y me quitó de encima de su compañero.

—¡Maldita Haru! —limpió su nariz y fue directo a golpearme.

—¡¡Alto!! —levanté la mirada y sonreí de alegría.

—¡Eren! — grité.

—¡Miren es Eren!

—¡Idiota, siempre vuelve! ¡Vamos a darle un buen golpe!

Me fijé bien en quién venía a su espalda, era Mikasa que venía con Eren.

—¡Oigan! ¡Mikasa viene con él!

—¡Corran! — los tres cobardes escaparon al verla llegar y nos dejaron solos.

—¡Lo sabía! ¡Esos tipos se fueron corriendo cuando me vieron! —dijo Eren con notable orgullo.

—No, huyeron porque vieron a Mikasa. — Armin trató de levantarse, pero cayó.

—Oye, ¿Estás bien, Armin? — preguntamos Eren y yo a la vez, las manos de ambos estaban extendidas hacia Armin.

—Puedo levantarme sólo. — dijo.

「•••」

—Entonces, cuando les dije que estos Muros no nos mantendrían por siempre, me llamaron hereje y me golpearon...

—¡Esos malditos! — maldijo Eren lanzando una roca al río. —Lo único que queremos es salir. ¿Por qué todos nos menosprecian por eso?

—Supongo, que estar tras las Murallas, es lo que nos dio este siglo de paz. Si la gente saliera sin cuidado, atraería a los titanes a entrar a nuestra ciudad. Las políticas de Gobierno Real, han dicho que nadie puede salir al Mundo Exterior.

—Poner en riesgo nuestras vidas, depende sólo de nosotros.

—No permitiré eso. — habló Mikasa. —Dije que no.

—Por cierto, dime Mikasa. ¿Por qué me acusaste con ellos?

—No prometí no decir eso. — le respondió a Eren.

—¡Ah! ¿Y entonces?

—¿Cómo te fue, Eren? — cuestioné.

—Pues ellos... Están muy molestos. — respondió.

Armin suspiró. —Lo suponía...

Levanté la mirada al cielo, pude ver las grandes y hermosas nubes esponjosas.

El cielo es hermoso...

—Las personas que creen que estamos a salvo de los titanes tras estos Muros están locas... El que hayan resistido estos últimos 100 años, no significa que no puedan caer. Cualquier cosa podría ocurrir...

—¡Es cierto! ¡Debía de llevar estas botellas a mi padres! ¡Me matarán! - me levanté de golpe. —Debo de irm...-

El viento dejó de soplar, de repente... Un gran estruendo se hizo escuchar en la ciudad. Era demasiado grande como para ser un temblor normal, este nos hizo saltar a todos.

—¿Qué pasó? — dije. —¿Qué fue eso?

—¿Una explosión?

Armin se acercó a los Muros, tuvimos que seguirlo. Agarré las botellas y las llevé conmigo.

—¡Armin! ¿Qué te sucede? — cuestionó Eren. —¿Qué demonios estás viendo Armin?

Levanté la mirada y caí al piso... Una mano estaba agarrando parte del Muro.

—No es cierto... Ese Muro mide 50 metros...

—Es uno de ellos...

—Un... Titán. — era increíble el que fuera más alto que el Muro.

Derribó el Muro de una sola patada, el polvo era muy fuerte y destrozaba todo a su paso.

—Le hizo... Una avertura al Muro...

Los Titanes se dejaron ver, su gran tamaño y sus sonrisas espantaban a toda la gente, pero lo único en lo que podía pensar era en mis padres.

Dejé a mis amigos y me fui corriendo, la gente corría desesperada por varias direcciones sin tener en cuenta que los Titanes se los cometían igual. Había mucha sangre y rocas enormes sobre las casas, quién sabe si habría personas ahí, muertas...

¡Pero mi casa está bien! ¡Cuando yo llegue, mi casa estará intacta!

Mi casa no estaba lejos, pero cuando me acerqué lo suficiente, se me iban las esperanzas al ver que mi hogar estaba destruida... Completamente.

¡Pero mis padres están vivos! ¡Sé que al menos, podré verlos!

—¡Mamá! ¡Papá! — comencé a buscar entre los escombros. —¡Por favor respondan!

No obtuve respuesta de ninguno.

—Respondan... Por favor... — intenté levantar lo que podía, pero era muy débil y mi fuerza no colaboraba, caí de rodillas con las manos en mi cabeza. —No me hagan esto... — mis lágrimas comenzaron a bajar por mi rostro. —¡¡¡Ahhhhh!!! ¡¡Noo!!

Una ola de sentimientos negativos y recuerdos invadieron mi mente y mi corazón... Pero aún así, sólo podía llorar como si el llanto me fuera a traer a mis padres. ¿Por qué? ¿Por qué soy tan débil?

¿Los humanos sólo saben llorar?

Me aferré a las bolsas que contenían el Sake favorito de mis padres, lo último que me dijeron era que fuera a comprar esto... Pero ahora, ya no tengo a mi familia conmigo.

—Haru... Debemos irnos... — abrí los ojos por sorpresa, no podía creer que él estuviera aquí. —Sé que es muy duro... Pero tienes que ser fuerte y levantarte... No dejaré que tú mueras aquí.

—Armin... — voltee a verlo, él sólo me mostró una sonrisa. —Pero...¿Por qué...?

—Levántate, debemos de vivir y ver el mar... — me hizo levantar del piso. —Vamos... Aquí no es seguro...

「•••」

Armin POV.

Haru estaba dormida al lado de mi abuelo, yo aún estaba inquieto. No tenía información del paradero de Eren y Mikasa.

—Armin, siéntate. — me dijo mi abuelo.

—Pero, Eren y Mikasa aún no llegan. — respondí.

Levanté la mirada, sonreí de alegría al verlos entrar al barco.

—¡Eren...!

La sonrisa se me borró, la expresión que ellos tenían era igual a la de Haru cuando la encontré.

—Será mejor que no los llames... — dijo mi abuelo. —Pobres, debieron pasar por lo mismo que esta niña...

Eren y Mikasa se sentaron en un rincón del barco sin decir nada. Lo único que podía hacer era estar agradecido de que sigan con vida.

—Es curioso, tu amiga no ha soltado esta botella desde que cayó dormida. — mencionó mi abuelo.

Volví a sentarme, mi abuelo me dio un golpe fuerte a la cabeza.

—No vuelvas a preocuparme así, hijo. — bajó la mirada.

—Sí, no lo haré abuelo, lo prometo.

Sin más que hacer, el barco comenzó a avanzar para llegar al interior del siguiente Muro. Pero de repente otro temblor inhumano nos sobresaltó.

—Es todo... Los... Los titanes nos comerán a todos...

—Dios mío, salvanos...

La gente se quedó traumatizada al escuchar el tremendo golpe que le dio un Titán al Muro María...

—Se acabó... Es el fin...

—Ese Titán... Acaba de derribar el Muro María...

El Muro María ha sido derribado por ese Titan...

Eren se levantó del piso, con total enojo en su rostro, quería hacer algo. Me levanté y me dirigí a él.

—Eren... — me apartó. —¡Eren!

—Mataré a todos los titanes... No dejaré a ni uno con vida...

—Eren...

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Aquel día... La humanidad
recordó, lo que es
vivir con miedo a los titanes,
el no ser libres al
estar tras estas jaulas,
que llamamos Muros...