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Erase una vez una pareja, en un principio dispar, por ser él un coloso mecánico de metal y ella una humana de carne y hueso; pero a pesar de tan desfavorables diferencias, y tras varias adversidades enfrentadas, por fin ambos concretaban su armoniosa unión; ya que aún cuando ella fuese deseada y galanteada por otros con gran fervor, la fiel dama siempre eligió a su caballero azul, y este agradecido, abandonó a sus impíos camaradas en función de reivindicarse para compartir su vida a su lado. Sin embargo, incluso cuando su compromiso fue aprobado por el bando que protegía a su amada, su antiguo amo y señor recibió el asunto con disgusto, desatándose su ira, pues su servidor más leal y de mayor confianza había desertado a causa del amor; sentimiento que él tanto aborrecía.

     —¡Esa mujer logró despojarme de mi mejor confidente y uno de mis comandantes! —exclamó furioso—. Pagará muy caro esa osadía —afirmó Megatron cerrando los puños.

     —Entonces asumo que tú la ejecutarás. —Se jactó Starscream—. Un tiro de tu cañón neutralizaría sin problemas a esa aberración híbrida que engendraron los Autobots.

     —No... eso sería brindarle misericordia —caviló Megatron—. Ella sufrirá un escarmiento ejemplar y así aprenderá a temerme y a respetarme.

     Decidido, el tirano emprendió un malvado plan en venganza de aquella quien le arrebató, no sólo a su agente estelar, sino también a uno de sus altos oficiales militares. Y avispado por el anterior fracaso en su ostentoso intento por secuestrarla, en esta ocasión él mismo efectuaría la maniobra de un tajo.

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     Mientras tanto, inadvertida del peligro que se cernía sobre ella, la femme mimaba las bellísimas flores en los jardines de su mansión donde en un ayer viviese como humana. Ahí mismo, en las cercanías, un discreto séquito la custodiaba a petición de su líder, Optimus Prime, quien ahora fungía como su mentor y padre adoptivo.

     El humilde conjunto que velaba por su seguridad lo conformaban Ironhide, Red Alert e Inferno, sumándose a estos su perseverante cortejador y guardaespaldas personal, Thundercracker, y por supuesto, su Conjux, Soundwave.

     No obstante, en medio de esa amenidad, un escuadrón aéreo Decepticon formado por Ramjet, Thrust y Dirge atravesó las nubes del cielo arremetiendo en picada contra los tres Autobots; acto que puso en alerta al trío de celestes.

     —Ustedes protejan a Lunatic, nosotros nos encargaremos de estos granujas —ordenó Ironhide repeliendo las ráfagas enemigas.

     —Aléjense de aquí y pónganla a salvo —añadió Inferno.

     El par de Ex-Decepticons apartaron a la femme del fuego cruzado procurando resguardarla en la espesura del bosque que quedaba colina abajo; mas fueron emboscados por Starscream y Skywarp, quienes apenas consiguieron contener la ferocidad de Thundercracker. E inmediatamente después, un impetuoso Blitzwing tomó por sorpresa a Soundwave, sometiéndolo en el suelo con rudeza.

     —¡Soundwave!, ¡Thundrecracker! —Corrió la femme a socorrerlos.

     En su labor de rescate, Lunatic fue impedida por la intervención de un par de intrusos que emergieron del boscaje.

     —Coopera, primor, o me forzarás a lastimarte —le advirtió Breakdown, inmovilizándole las muñecas por detrás.

     —¡No la toques, paranoico infeliz! —vociferó Thundercracker enfurecido, forcejeándose en vano.

     —Un paso en falso, preciosa, y tu novio se muere —añadió Dead End apuntando su pistola en dirección a Soundwave.

     —¡Libérenla!, su problema es conmigo. —Prorrumpió Soundwave.

     —Tranquilos, galanes, su manceba será un excelente espécimen de laboratorio —Río el cínico de Starscream.

     —¡Basta! —imploró Lunatic—. Hagan lo que quieran conmigo, pero a ellos déjenlos en paz.

     —A eso hemos venido, muchacha —declaró Astrotrain tras aterrizar frente a la dama junto a Megatron.

     En respuesta a sus valientes palabras, las burlescas carcajadas del infame conquistador cimentaron el orden entre los hostiles.

     —No comas ansias, mi niña. —Megatron sonrió malicioso, acariciándole una mejilla—. En su momento te acogí entre mis filas gracias a tus excelentes resultados y aportes científicos; pero me traicionaste. Eso amerita un castigo —se mofó artero—. Despídanse de su amiguita, inmundos desertores. Si tratan de detenernos o de seguirnos, yo mismo la asesinaré de un disparo en su pecho —amenazó a Soundwave y a Thundercracker, dándoles la espalda con desdén—. Astrotrain, transfórmate y volvamos al cuartel —enfatizó severo—. Ya conseguimos el botín que buscábamos.

     Abordando a Astrotrain, Breakdown y Dead End secundaron a su jefe, llevándose consigo a su rehén. Una vez despegaron y se alejaron lo suficiente de la zona, Blitzwing, Starscream y Skywarp soltaron a sus ex-compañeros y emprendieron la huida, notificándoles al grupo de Coneheads la retirada.

     Y fue así que la villanía perpetuó impune su crimen al separar a los felices enamorados, sumiéndose en impotencia y tristeza aquel caballero azulenco, quien sin su princesa se sentía agonizar tras ver cómo su vida de ensueño se desmoronaba entre sus dedos cual granos de arena perdidos y entremezclados en las dunas del desierto.

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     Luego de que se revelasen tales hechos al tutor de la raptada, este convocó a una reunión de emergencia, preocupado por los males que pudiesen hacerle durante ese tiempo. Y los recelos de Optimus Prime no eran infundados, porque Megatron ya había probado la amargura de una humillante derrota en su asalto pasado, de modo que en esta ocasión que se pintaba todo a su favor, él no desaprovecharía ni un segundo.

     En cuanto al dirigente Decepticon, predecible tal como su acérrimo enemigo sospechara, los discursos e interrogatorios suyos hacia su prisionera no demoraron; valiéndose de la persuasión y maniobras manipuladoras para sacarle información relevante de sus contrarios, o tentándola a aliarse a su grupo a cambio de perdonarle sus agravios y bajo promesas de grandeza. Mas la entereza de Amaris, denominada con la designación Lunatic Hope, dignificaba sus nombres, resistiéndose a ceder a cada uno de los señuelos, intimidaciones o engaños pretendidos por el grisáceo sayón al que encaraba briosa e indomable.

     —Siendo mi invitada de honor, te otorgaré la prorroga de un día para que recapacites —aconsejó firme—. Reflexiona muy bien tu decisión definitiva, querida. Mi paciencia se agota, y con ella, lo que te resta de vida.

     Marchándose frustrado, Megatron dictó que se le encerrase en el cubículo donde se le mantuvo cautiva la primera vez que la secuestraron. Y allí, devuelta a ese espacio, ciertos recuerdos la invadieron, lo que le generaría una deprimente añoranza de regresar con su amado caballero de cobalto. No obstante, al otro lado del ventanal cuyo vidrio rectangular sólo la reflejaba a ella cual espejo, unos curiosos traviesos la observaban en secreto murmurándose cosas.

     —Cambió mucho desde la última vez que la vimos —cuchicheó Frenzy asombrado—. Los experimentos Autobot rebasan los límites de la rareza.

     —Sí... y aunque sigo sin entender qué le atrajo a Soundwave de esta mujer, admito que en esa forma luce muy guapa —asintió Rumble convencido—. Pero... también noto que se encuentra muy desconsolada.

     —¿Deberíamos hacer algo al respecto? —preguntó Frenzy—. El jefe siempre nos procuró con esmero, por lo que asumo que esta chica es demasiado importante para él como para que se atreviera a renunciar a su cargo, ¿no lo crees? —comentó ambiguo.

     —¿Insinúas que la ayudemos a escapar? —farfulló Rumble desconcertado—. Megatron nos cercenará la cabeza.

     Los mellizos se miraron en silencio por varios minutos, escapándoseles un suspiro sincronizado.

     —Por Soundwave... —confirmaron al unísono en acuerdo mutuo.

     —Hablémoslo con Laserbeak, Buzzsaw y Ravage, fugarnos con ella no será una tarea sencilla, y requerirá de trabajo en equipo... Además de mucha suerte —concluyó Rumble.

     Escogida su tan heroica aventura, se escabulleron en búsqueda de sus colegas antes mencionados para sumarlos a su lista de cómplices en su arriesgada «fechoría».

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