En mi país, Perú, se celebra hoy el Día del Maestro.

Es así que mi pequeña hija ─ya no tan pequeña─, saldrá temprano del colegio, puesto que hay actuación para homenajear a todos los profesores y luego: ¡calabaza, calabaza!

Decía William A. Ward que el maestro mediocre cuenta, el maestro corriente explica, el maestro bueno demuestra, mientras que el maestro excelente inspira.

Así como también alguna vez aquel que andaba más confucio que nosotros, dijera: La educación genera confianza, la confianza genera esperanza y la esperanza genera paz.  Y sí, fue Confucio quien lo dijo.

Todos en alguna etapa de nuestra vida, hemos impartido alguna clase de lección o enseñanza a alguien; sea un hermano, un hijo, sobrino, amigo, o simplemente un desconocido.  Es interesante como la enseñanza es mucho más que impartir conocimiento, puesto que en muchos casos, inspira al cambio.

El activista contra el apartheid, político y filántropo sudafricano, Nelson Mandela, quien nos legara mucha sabiduría, alguna vez  aseveró: "La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo", y esto nunca, pudo ser mejor dicho.

La labor de enseñanza se la encomendamos a las instituciones educacionales; para que un maestro, profesor, educador, instructor, pedagogo, preceptor, mentor o ayo; se encargué de la educación de nuestros hijos, y muchas veces olvidamos que esta educación siempre inicia en casa.

Nuestros hijos son nuestro reflejo, por ello no está demás en reflexionar y considerar que si estás planeando para un año, planta arroz; si estás planeando para una década, planta árboles; si estás planeando para una vida entera, planta educación.

Cuesta, pero no hay mejor satisfacción que invertir tiempo y dedicación a esta magna labor.

¡Feliz día a quienes tienen sus manos el poder de cambiar vidas a través de la educación!

Y para reírnos un rato, acá un chistecito de maestros:

Es el primer día de clases, y la maestra presenta a Susuki, hijo de un empresario japonés, a los chicos de sexto grado.  La maestra les dice:
─ Empecemos repasando un poco de historia americana. ¿Quién dijo "Denme la libertad o denme la muerte"?
La clase se quedó callada, excepto por Susuki: ─ lo dijo Patrick Henry, 1775.
─ ¡Muy Bien! ¿Quién dijo "el gobierno del pueblo, para el pueblo no debe desaparecer de la faz de la tierra"?
De nuevo, ninguna respuesta de la clase, salvo Susuki: ─ Abraham Lincoln, 1863.
La maestra, asombrada, les dice:
─ Chicos, debería darles vergüenza. Susuki, que es nuevo en nuestro país sabe más de nuestra historia que ustedes...
La maestra alcanza a escuchar un susurro: ¡a la mierda con los malditos japoneses!
─ ¿Quién dijo eso? Preguntó la maestra.
Nuevamente Susuki levanta su mano y dice: ─ General Mc Arthur, 1942 y Lee Lacocca, 1982.
La clase queda muda y uno de los chicos alcanza a decir: ─ Voy a vomitar.
La maestra trata de ver quién fue el irrespetuoso:
─ Ya está bien, ¿quién dijo eso?
Y Susuki dice: ─ George Bush padre al Primer ministro japonés, 1991.
Uno de los alumnos, animado, le grita desde el fondo: ─ ¡Chúpate esa!
Susuki, casi saltando en su silla, le dice a la maestra: ─ ¡¡Bill Clinton a Mónica Lewinsky, 1997!!

¿A que les arranco una sonrisa?

https://youtu.be/A3yLoag0O-g

Esta escena me fascina, no tanto por el cuerpo o músculos, e incluso el baile; sino más por cómo él logró arrancarle una gran sonrisa a la joven.

¡¡Nos estamos leyendoooooooo!!