«𝑽𝑬𝑰𝑵𝑻𝑰𝑪𝑼𝑨𝑻𝑹𝑶»
Las campanas del mediodía resonaban y con aquél sonido se anunciaba el cierre de otra semana de clase.
Hoseok sopló entre sus manos intentando entrar en calor, pues la temporada de invierno ya había llegado a Aestimare, cubriendo la edificación de piedra con gruesas capas de hielo, al igual que ya no se lograba contemplar la fina hierba a las afueras del instituto, pues estas ahora sólo eran un gran manto blanco en la tierra.
Introdujo ambas manos en sus bolsillos y empezó a caminar fuera del castillo mientras observaba a su alrededor en busca de algún tipo de distracción, la clase de Magia rúnica lo tenía física y mentalmente agotado, así que tal vez no era mala idea sólo buscar un lugar donde relajarse.
Entrecerró sus ojos al ver una silueta familiar sentada debajo de un sauce no muy alto. Agudizó más su visión y pudo distinguirlo, Taehyung, sonrió de manera discreta al reconocer al chico de cabellera oscura.
Había transcurrido una semana desde el día en que tuvo ese extraño, pero conveniente momento con Taehyung el día de la entrega de cartas. Desde ese día el ambiente entre ambos se sentía más ligero e incluso aunque no fueran muy largas sus conversaciones, no existían riñas o palabras filosas de por medio, al menos no en serio.
Tal vez podría postergar su tiempo de descanso y molestar un poco al vampiro, después de todo no creía que le fuera a incomodar demasiado, pensó antes de empezar a acercarse de a poco hacia el muchacho.
Afortunadamente, los elfos solían ser bastante sigilosos y agiles, por lo cual logró acercarse por detrás al pelinegro sin ser notado. Permaneció unos segundos de pie observando la elegante caligrafía grabada en una de las hojas de la libreta, en la cual una pluma se deslizaba con gracia y sutileza.
Se cansó de estar parado e intentar descifrar el manuscrito, pues aún estaba a una distancia considerable que le impedía observar con claridad, así que...
— Hola —saludó de repente.
Reprimió una risa al notar como el cuerpo contrario se sobresaltó por la sorpresa.
— ¿Qué haces aquí? —cuestionó Taehyung un poco tosco, mientras observaba al mayor parado a unos centímetros suyos.
— Sólo caminaba por aquí —respondió con fingida inocencia antes de arrebatar la libreta de las manos del dueño—. ¿Qué escribes?
— ¡Dame eso! —exigió el vampiro colocándose de pie.
El castaño ignorando los alegatos del menor dirigió a toda prisa al árbol más cercano, empezando a escalarlo, para después deslizarse hasta una de las gruesas ramas del sauce. Se removió un poco acomodándose en su lugar haciendo que la poca nieve reposada en la rama cayera sobre la cabellera de quién permanecía aún debajo de árbol.
Rió por lo bajo al escuchar como el azabache refunfuñaba mientras murmuraba maldiciones, las cuales claramente el que permanecía colgado en el árbol seguía ignorando.
— "Somos ángeles y demonios al mismo tiempo. No somos un solo ser, sino una contradicción, una complejidad de fuerzas que luchan dentro de nosotros".
Una expresión de asombro se asomó en el rostro de Hoseok mientras sus ojos seguían cada palabra escrita en el pergamino.
— No te di permiso de leer —dijo intentando llamar la atención de quién no aparta la vista de su libreta.
— "Tiempo, dicen que lo curas todo, lo que no dicen es que destruyes todo lo bueno que hay en el mundo, que conviertes la belleza en cenizas".
El elfo parpadeó varias veces y sacudió su cabeza al sentir como una bola de nieve había impactado en su rostro.
— Te voy a matar si no me devuelves mi libreta ahora mismo.
La voz de Taehyung sonaba amenazadora, pero eso no convenció al mayor, pues había notado como el más joven mantenía con su vista caída, se sentía avergonzado, lo sabía.
Decidió que tal vez había sido un poco —demasiado— pesado, así que tomando impulso saltó de donde se encontraba sentado, cayendo con sus pies firmes en el suelo.
Se encogió de hombros al sentir el libro ajeno siendo arrebatado de sus manos mientras recibía una mirada con enojo.
— ¿Escribes poesía? —preguntó arqueando una ceja.
— Eso no te interesa —respondió a la defensiva—. Si te vas a burlar mejor lárgate.
— ¿Por qué me burlaría? Escribes muy bien.
La mini-discusión a la que estaba dispuesto empezar el vampiro fue interrumpida al sentir un fuerte calor en sus mejillas, para su suerte tenía una bufanda cubriendo gran parte de su rostro, tapando lo que de seguro se trataba de un sonrojo.
«¿En serio te vas a sonrojar ahora Taehyung?» se reprochó a sí mismo.
— Yo... —aclaró su garganta a lo que desviaba su mirada—. Gracias.
— No es nada.
Taehyung miró unos segundos extrañado a quién tomaba asiento con total parsimonia en una de las rocas mientras le dirigía una mirada, como si lo estuviera invitando a sentarse junto a él.
— Últimamente no te veo con tus amigos cerca —comentó observando como el menor tomaba puesto a su lado.
— A veces me gusta pasar tiempo solo.
— ¿Molesto? —inquirió, y a la vez sorprendiéndose de recibir una negativa del azabache.
— Bueno, sólo un poco... pero está bien —respondió encogiéndose de hombros como si no fuera al gran cosa.
Unos escasos minutos transcurrieron antes de que el vampiro decidiera hablar de nuevo.
— No se lo digas a nadie.
— ¿Sobre los poemas? —preguntó observando al contrario asentir— ¿Alguien más lo sabe?
— Sólo Jimin... y ahora tú. Y eso es porque eres un entrometido.
— Me disculpo, a veces soy un poco curioso.
— Yo diría más bien cotilla —bromeó sintiéndose extrañamente cómodo.
Silencio.
— Tú... ¿has escrito sobre cosas más felices? No me malentiendas. Sólo que... es todo un poco depresivo.
— Oh, cállate. No te permito entrometerte en mi perspectiva creativa. —dijo en un intento de sonar serio, pero una sonrisa colada en sus labios le hizo perder la credibilidad.
— Está bien, no interferiré con tu espíritu creativo —levantó ambas manos en redición—. De verdad eres una caja de sorpresas ¿No es así, Kim?
El vampiro presionó sus labios sin emitir respuesta ¿Desde cuándo él era tímido? demonios.
— Taehyung —murmuró.
El mencionado levantó su mirada sobresaltándose un poco ante la poca distancia en la que se encontraba su rostro del contrario.
«¿En qué momento se acercó tanto?» se preguntó internamente al sentir como sus respiraciones se entremezclaban.
— Estás muy cerca... —musitó de manera casi inaudible.
Podía sentir el latir de su corazón en sus oídos.
— Me gustaría seguir descubriendo más de ti, ¿podría?
El vampiro se sintió descolocado al escuchar y sentir la aterciopelada voz de Hoseok chocando contra sus labios. Los cuales ahora estaban descubiertos después de que el castaño bajara su mullida bufanda hasta su barbilla.
Hoseok observó por unos segundos los finos labios frente a él, lucían un poco pálidos y con un ligero tono violáceo por el helado viento digno de la temporada invernal. Subiendo su mirada de a poco encontró con el desconcierto reflejado en los ojos del pelinegro, aun así notó como este no hacía ningún movimiento por alejarse, al contrario, este se estaba encargando de reducir aún más el espacio entre ambos.
Un mínimo de valentía se asomó en el azabache, quién estuvo a punto de protestar por aquella cercanía si no fuera por la suavidad del tacto que sintió en sus labios, después de eso su mente quedó en blanco.
Sus labios juntos se movían a la perfección, sus respiraciones iban al mismo compás, y es como si para ambos en ese momento no encontraran un mejor lugar que los belfos contrarios.
Un sutil suspiro brotó de los labios de Taehyung al sentir como las manos ajenas tomaban su cuello acercándolo más y haciendo que el beso se tornara cada vez más profundo.
Intentando recuperar un poco la cordura y buen juicio, a regañadientes el vampiro colocó sus manos en el pecho frente a él, para así de a poco separarse.
Taehyung respiraba con dificultad debido al oxigeno que se le había sido negado por varios segundos. No quería abrir sus ojos, no aún, ridículamente se sentía demasiado nervioso y agitado en ese momento. No estaba seguro si fue una locura lo que acabó de suceder, pero al demonio, había sido demasiado bueno, y de seguro lo podría repetir más de una vez sin objetar.
El castaño admiró por unos segundos cada facción del rostro del muchacho que permanecía aún con los ojos cerrados; sus largas y finas pestañas, su nariz perfilada, el tenue color carmesí acentuado en sus mejillas del cual muy pocas veces pudo presenciar, pero apreciaba poder verlo en ese instante.
«¿Tal vez fui muy lejos? No, esto fue un buen paso, fue lo correcto.» debatió Hoseok en su cabeza unos instantes.
— ¿Por qué hiciste eso? —preguntó por fin levantando su mirada.
— ¿Y por qué no?
El más alto bufó por lo bajo negando, la situación era tan extraña que resultaba cómica.
— Estás completamente loco, Hoseok.
— Tal vez... y con la pregunta que te hice anteriormente ¿qué dices? —preguntó de manera picara.
¿Hoseok estaba tentando demasiado su suerte?
— ¿Conocerme? —cuestionó dubitativo recibiendo un asentimiento como respuesta—. Tal vez —respondió con una leve curva en sus labios.
Nah, al parecer sí era el día de suerte de Hoseok.
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• Las frases escritas en la libreta de Taehyung son propiedad del escritor colombiano Mario Mendoza, y de la película "La belleza oculta", en ese respectivamente orden.
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