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«𝑻𝑹𝑬𝑰𝑵𝑻𝑨 𝒀 𝑼𝑵𝑶»


{Capítulo largo}


— ¿Cuánto falta Taehyung? —preguntó el peliazul observando el frondoso paisaje de árboles bajo sus pies.

— Ya llegamo. —anunció empezando a descender junto a sílfide, para después tomar su forma humana, cayendo así de rodillas al terroso suelo.

Los ojos del sílfide se abrieron con sorpresa al ver donde se encontraban, esa torre sólo la había visto en los libros de la biblioteca, pero era imposible que fuera el mismo lugar... ¿verdad?

— ¿Dónde estamos? —susurró—. ¿Por qué estamos aquí?

— Aquí es donde vive la líder del reino —respondió tomando el brazo de Jimin, atrayéndolo a su altura—. Necesito que confíes en mí y hagas todo lo que te diga.

— Sabes que confío en ti. —frunció su ceño—. Pero no moveré un dedo hasta que me expliques que sucede.

El azabache suspiró con pesadez, señalando a quienes se encontraban haciendo guardia en la entrada del alto edificio de piedra. A diferencia de lo que creyó hallar, en el lugar de los súbditos de la líder (centauros) ahora se encontraban una pareja de drows vigilando el perímetro —sin soltar sus filosas espadas y escudos—.

— Debemos burlar a esos drows —sentenció el vampiro notando como su amigo lo miraba como si hubiera dicho una locura.

— ¿De qué hablas? ¿Te has dado cuenta que estamos desarmados? ¿Cómo se supone que vamos a hacer eso?

— Tranquilízate, Jimin. No necesitamos atacarlos. Tengo un plan.

— Muy bien, te escucho —respondió el mayor cruzándose de brazos.

— Yo me ocuparé de distraerlos, mientras que tú te encargarás de volar hacia la parte alta de la torre —tomó los hombros de su amigo, mirándolo fijamente—. Debes sacar a la líder de ahí. Estoy seguro de que ya deben haber drows subiendo la torre, pero tú podrás llegar primero volando.

— ¡Espera! ¡Espera! ¿Por qué debo sacarla de ahí?

— Vienen por ella, nosotros no somos su objetivo. Si llegan a su recamara primero que nosotros... la asesinarán —explicó atropelladamente—. Ya no más preguntas, necesito que hagas lo que te dije.

— ¿Estarás bien? —preguntó con unos ojos cargados de preocupación.

— Sí, sí. Ahora vete —dijo, a lo que empujaba al peliazul, pero deteniéndolo cuando lo vio colocarse de pie—. ¡Jimin! Casi lo olvido, no la mires a los ojos. Y vete ya —ordenó esto último antes de que el sílfide intentara replicar.

Jimin vaciló un poco en sus primero pasos, sintiéndose aún confundido por la situación. Pero finalmente emprendió su vuelo sin objetar, acatando las órdenes del vampiro.

Unos segundos después de que el chico alado se alejara; Taehyung se alertó al ver como uno de los drows se había percatado de un ruido ajeno al silencio, así que volviendo de nuevo a su forma de murciélago se acercó velozmente hacia la pareja. Empezando a revolotear entre ellos y dejando escapar chillidos que: distrajeron —y también irritaron a los drows—, los cuales comenzaron a dar manotazos al aire, intentando alejar a la criatura.

Apartando la mirada del vampiro, Jimin fijó de nuevo sus ojos  hacia la punta más alta del castillo. Una vez estuvo ahí se acercó hacia la ventana, observando así una figura femenina recostada en una silla, dándole la espalda.

— Pssss —siseó por lo bajo, no hallando otra forma de llamar la atención—. Pssss, oiga, señorita...

«Perfecto, ni siquiera sé su nombre». pensó Jimin rodando los ojos.

Decidió tocar un par de veces en el cristal de la ventana abierta, provocando que la mujer se sobresaltara girando su rostro; acción que hizo que el sílfide agachara su mirada rápidamente.

— ¿Quién es usted? —resonó una voz suave, pero firme y autoritaria a la vez—. ¿Cómo me encontró?

— S-su majestad —balbuceó haciendo una leve venia—. Mi nombre es Park Jimin... usted no me conoce, pero tengo que sacarla de inmediato de aquí, si usted corre peligro, todo el reino lo hace.

— Jovencito, necesito que sea claro.

— Sé que sonará repentino, pero los drows regresaron, y la asesinarán a usted si no viene conmigo en este momento —explicó subiendo su tono de voz—. Por favor, confíe en mí.

La fémina observó con incredulidad al muchacho que permanecía mirando al suelo. No podía confiar de buenas a primeras en un desconocido, sin embargo sus pensamientos se vieron interrumpidos al escuchar como en las escaleras se escuchaba el estruendoso sonido de pisadas acercarse con velocidad.

— Por favor... —suplicó de nuevo Jimin extendiendo sus brazos.

Dos golpes fuertes en la puerta de madera, fue lo que hizo que la mujer no insistiera más y sin vacilación se aproximara al muchacho, quien de manera apresurada la tomó entre sus brazos; saltando de la ventana tan pronto como la puerta fue abierta, y por casi milésimas de segundos librándose de la docena de drows enfurecidos que irrumpieron en la recamara.

Jimin bajó su mirada, encontrándose con los ojos pequeños ojos de su amigo que se hallaba volando en medio de las dos oscuras criaturas, y a la vez huyendo de las ráfagas cortantes de las espadas revoloteando a su alrededor.

Los ojos del sílfide se cerraron al sentir el frío viento chocar contra su rostro. Aferró sus brazos con más fuerza alrededor del cuerpo de la mujer, pero a la vez manteniéndose estático, incapaz de seguir su camino hasta que Taehyung estuviera a su lado. Él estaba consciente de que ninguno de los drows lo iba a alcanzar en esa altura, pero recordando el apuro de su amigo desde el principio, sabía que tenía que darse prisa e irse con la líder —aunque todavía no estaba muy seguro a dónde—.

«Por favor Taehyung, date prisa». suplicó para sus adentros, a lo que ahora dejaba escapar un suspiro de alivio al ver al vampiro librarse de la mini disputa que estaba teniendo, acercándose velozmente hacia él; Jimin lo miró con preocupación al notar como su aleteo era algo torpe y su cuerpecito se inclinaba hacia un lado.

— ¿Estás bien? —cuestionó en voz baja, una vez su amigo se posaba en uno de sus hombros.

— S-sí, no te preocupes. Salgamos rápido de aquí —ordenó notando la inquietud en el rostro de su amigo—. Hacia el instituto, Jimin. Ella tiene que ver que está sucediendo —dijo viendo de reojo a la fémina, antes de inclinar su cabeza en una pequeña reverencia.

Sin más el peliazul acató la orden del menor, y voló apuradamente hacia el castillo; sin prestarle mucha atención a los drows que habían dejado atrás.

[🗡]

Los rugidos cada vez se hacían más constantes; horripilantes aullidos y gritos tan tortuosos como de quienes lo emitían, como para cualquiera que los escuchara.

Namjoon movía sus ojos de un lado al otro, sintiendo su pulso acelerado como el de un caballo desbocado, su respiración entrecortada apenas le permitía acumular el aire necesario a sus pulmones, y sus manos temblorosas amenazaban con dejar caer el arma filosa que cargaba; aún se preguntaba cómo es que todavía seguía de pie, sentía que pronto perdería la cabeza: por más que luchaban, atacaban y eliminaban a sus oponentes, parecía que cada vez la cantidad de ellos aumentaba más. Estaba consciente de que si continuaban a ese ritmo, tanto su fuerza mental como física iba a sucumbir, no sólo la de él, la de todos sus compañeros. Necesitaban refuerzos, cuatro de ellos no eran suficientes para enfrentarse a todo un ejército de drows.

El peliplata se acercó de manera rápida hacia el elfo, el cual parecía bastante ocupado disparando una flecha tras otra a quien se aproximara, mientras Yoongi y Jungkook permanecían cubriéndolo por detrás.

— Seokjin, no lo lograremos. Somos muy pocos —musitó al lado del rubio.

— ¿Crees que no lo sé? —espetó mirándolo por unos segundos con molestia—. Sólo estamos atrasando lo inevitable.

— Escucha, las cosas se ven mal, pero creo poder solucionarlo. Necesito de tu ayuda, sólo debes darme tiempo.

— ¿Tiempo para qué? —cuestionó con intriga.

— Intentaré crear un portal, si puedo traer a alguien útil o al menos que haga frente a la cantidad de drows que ahí, tal vez tengamos una oportunidad —prosiguió al percatarse de la confusión en el rostro del contrario—. Quiero que crees una barrera de fuego que nos separe de los drows, sólo necesito unos minutos para concentrarme, no tengo muy dominado el conjuro aún.

— Pero... ellos pueden contrarrestarlo, tienen las mismas habilidades que yo... —balbuceó con la angustia apoderándose de él—. ¿Cómo se supone que podría retenerlos yo solo?

— No estás solo —intervino una nueva voz.

Ambos muchachos dirigieron su mirada de dónde provenía la gruesa voz; sus ojos se ampliaron ante la presencia de Hoseok frente a ellos. Notaron que el castaño no parecía haber llegado hace poco, lo delataban las casi imperceptibles cortadas en sus manos, su ropa rasgada y manchada por su propia sangre —o tal vez las salpicaduras carmesí le pertenecían a alguien más—.

— Hoseok... pensé que no estarías esta noche en el instituto —dijo el elfo con desconcierto.

— No lo iba a estar... pero me di cuenta de que algo andaba mal por aquí y decidí volver. ¿Cuál es el siguiente paso? —preguntó decidido a prestar su ayuda.

Una pizca de alivio y esperanza se instaló en el pecho de Namjoon, tal vez todo no estaba perdido.

— Tú y Seokjin deben crear una barrera de fuego para limitar el paso de los drows a nuestro lado, traten de mantenerla avivada el mayor tiempo que puedan. Haré todo lo posible para no tardarme con el portal.

Hoseok asintió y tomando el brazo del rubio, tiró de él para correr hasta el límite en donde se encontraban los drows.

— Seokjin, tú empieza por la derecha y yo por la izquierda. Todo saldrá bien, podemos hacer esto ¿de acuerdo? —afirmó con una falsa seguridad, pero intentando ser lo más optimista posible.

El de ojos almendrados sonrió débilmente como respuesta —casi luciendo como una mueca—, y obedeciendo las palabras del menor, se dirigió a toda prisa hacia el lado izquierdo, y antes de que la multitud de drows diera un paso más, extendió sus brazos hacia al frente, logrando así despedir de sus palmas ondas de llamas anaranjadas y rojizas: consiguiendo que estas empezaran a formar una muralla.

El mago observaba con agobio como sus dos compañeros daban todo de sí para mantener avivado el fuego, pues los drows ya había comenzado a contrastarlo con agua, provocando que cada vez fuera más difícil para la pareja combatir contra tantos. Namjoon cerró sus ojos tratando disuadir sus pensamientos negativos, y concentrándose únicamente en la labor que debía de cumplir.

Yoongi giró su rostro percatándose como la situación cada vez se hacía más insostenible. No entendía muy bien que tramaba el mago quedándose parado a la mitad del campo, pero sí sabía que debían moverse más, la lucha cuerpo a cuerpo estaba siendo demasiado lenta. Para su suerte ya no se encontraban casi oponentes desde su lado, la mayoría se hallaba detrás de la muralla de fuego. El licántropo tomó a una de las oscuras criaturas con las que permanecía luchando, y sin pensarlo dos veces lo rodeó con sus brazos y lo apretujó con fuerza —escuchando crujir sus huesos—, para después arrojarlo hacia un lado. Corrió a toda velocidad hacia donde el de cabellos violetas; y de igual manera alejó de un brusco empujón al drow que combatía con el menor, desde hace varios minutos atrás.

Jungkoook estuvo a punto de hablar, pero al notar de que ya no había ninguna amenaza cerca frunció su ceño, desviando su mirada hacia la alta barrera creada por ambos "elfos".

— Debemos ayudar de otra forma —demandó el hombre lobo fijando su mirada en la de su compañero—. ¿Recuerdas cuándo me dijiste que estabas practicando un conjuro estas últimas semanas?

El brujo boqueó abriendo sus ojos con sorpresa, a la vez que negaba repetidas veces con su cabeza.

— ¡Ni hablar! Aún no me sale del todo bien, no... yo n-no puedo hacerlo.

— La poción que preparaste... ¿la traes contigo? —cuestionó el mayor entrecerrando los ojos.

— Siempre la traigo conmigo...

— ¡Entonces úsala! Debes intentarlo, lo harás bien.

Mordió sus labios bajando su mirada ante los ojos suplicantes de Yoongi.

— ¡¿Cómo puedes decir eso?! ¡Nunca las cosas me sale bien, podría echar todo a perder!

— ¿Y si lo logras? Eres capaz de grandes cosas, Jungkook. Lo has demostrado en el poco tiempo que has estado en este instituto. Mira que yo no soy de dar halagos y palabras de aliento, sin embargo, necesito que en este momento confíes en ti.

— ¿En serio crees qué puedo hacerlo? —preguntó con sus ojos vidriosos, recibiendo un asentimiento del contrario—. Está bien, lo intentaré.

El de cabellos violetas retrocedió varios metros, quedando así a una distancia bastante considerable tanto de Yoongi como de sus demás compañeros. Hurgó dentro de uno de los bolsillos de su bata: tomando una delgada botella —increíblemente seguía intacta— entre sus manos.

Vaciló unos segundos haciendo bailar el pequeño objeto entre sus dedos, mientras observaba el líquido verde; cerró los ojos con fuerza y dirigió la botella directo a sus labios, bebiendo así cada gota de la pócima. Hizo una mueca al degustar el sabor amargo bajar por su garganta y sentir como un calor abrasivo de a poco inundaba su cuerpo, sus manos empezaron a ser rodeadas por flamas rojas; su interior vibrar y su corazón golpear cada vez con más rapidez. Levantó su rostro dirigiendo sus ojos al cielo a lo que elevaba sus brazos en una "v"; un ardor horroroso recorrió su cuerpo a la vez que llamas desprendían con intensidad de sus manos: la ráfaga de chispas rojas que comenzaron a acumularse en el cielo de poco a poco adquirió la forma de una gran ave de colores rojizos y anaranjados.

Jungkook se tambaleó en su lugar al sentir toda su energía completamente drenada y siéndole casi imposible alzar su rostro de nuevo. Sin embargo, aún con su borrosa visión logró distinguir como la muralla de fuego unos metros delante suyo se debilitaba —ya casi sin quedar rastro de ella—.

— ¡Ahora! —gritó lo más fuerte que su garganta y pulmones se lo permitieron, y a su vez señalando al campo de batalla, antes de devolverle la mirada a la enorme ave de fuego: un fénix. Desplomándose en el suelo después de esta última acción.

[🔮]

El rubio intercambió miradas rápidas con Hoseok, que al igual que él podían notar la ansiedad reflejada en sus ojos; se encontraban exhaustos y sus cuerpos dolían, no podían mantener más las llamas avivadas más tiempo, pues el contraataque de los drows estaba siendo demasiado fuerte para ellos. El horror que atravesó sus cuerpos al ver la barrera totalmente apagada no duró mucho tiempo, pues esa sensación había sido reemplazada con el asombro de ver sobrevolar la figura de una gran ave arrojando bolas de fuego por su enorme pico. Sin vacilación ambos jóvenes retrocedieron con prisa, alejándose lo más posible de aquella escena.

Ambos "elfos" ahora se dirigían dónde Namjoon, sin embargo el mayor de ellos frenó sus pasos al ver a Jungkook yacido en el suelo, a varios metros de él.

— Tú vuelve con Namjoon, yo iré con Jungkook —le dijo al castaño, para luego retirarse precipitadamente.

Acatando las palabras del rubio, Hoseok se dirigió hacia el mago, pero enseguida quedándose paralizado al ver como dos perfectos círculos destellantes comenzaban a hacer aparición en frente de sus ojos; y sintiendo como el suelo bajo sus pies vibraba observó como de aquellos portales salían un sin número de diversas criaturas: minotauros, centauros, mantícoras y arcontes.

Se podría decir que ahora sí era una batalla justa; la multitud de criaturas que trajo Namjoon combatían cuerpo a cuerpo contra los drows, y por supuesto también  se encontraba la majestuosa ave de fuego surcando en el cielo mientras disparaba llamas a su alrededor.

— Namjoon... ¿algo más que debamos hacer? —preguntó Hoseok aún estupefacto, sin apartar los ojos del caos.

El peliplata giró su cabeza observando como el hombre lobo se acercaba, hasta llegar a su lado.

— ¿Quieren luchar hasta el final? —preguntó a ambos compañeros, los cuales se miraron entre sí, y con una sonrisa asomándose entre sus labios, asintieron—. Entonces hagámoslo.

El licántropo se puso en cuatro patas, el castaño afianzó la empuñadura de su daga, y el mago dándole una última mirada a ambos desenvainó su espada; los tres estaban dispuestos a dejar hasta la última de gota de sudor en la batalla.

[🛡]

Aterrizando sobre el techo del instituto Jimin deshizo el abrazo que rodeaba el cuerpo de la líder, dejándola de pie a su lado; para luego visualizar aquello que se había convertido en un campo de batalla, el ruido del golpe entre metales, bolas de fuego cayendo del cielo y «¿De dónde habían salido todas esas criaturas?» Se preguntó al percatarse de quienes luchaban contra los drows. Desvió su mirada al ya no sentir el peso sobre su hombro, notando que su amigo ya se encontraba en su forma original, parado junto a él.

— Taehyung ¿te encuentras bien? —cuestionó preocupado, al ver como el azabache sujetaba con la mano uno de sus brazos, del cual un espeso líquido rojo caía.

— No te preocupes, sólo es un rasguño —mordió su labio intentando reprimir una mueca de dolor.

— ¿Quién está protegiendo el castillo? —preguntó la gélida voz de la líder por primera vez, sin apartar sus ojos del caos que permanecía debajo de ella.

— Activaron el escudo de protección del instituto mucho antes de que llegaran los drows, no estamos seguros de quién fue, pero creemos que todos los que están dentro se encuentran a salvo.

— ¿Hay algo que podamos hacer? —inquirió el vampiro con su paciencia agotándose al no poder ayudar en ese momento.

— Joven Park, quiero que llames la atención de todos los presentes en la batalla. Necesito que todos levanten sus miradas —ordenó la líder con firmeza.

...

— Jungkookie, respóndeme. ¿Cómo te sientes? —preguntó el elfo con voz temblorosa y con la angustia invadiéndolo.

Se agachó hasta la altura del cuerpo del menor que permanecía tumbado en el suelo, acarició su cabello y sus mejillas, pero no respondía; casi en una pérdida de control momentánea el rubio soltó una bofetada en la mejilla del Jungkook, haciendo que este abriera los ojos en el acto y a la vez soltando un quejido.

— Woah, sí funciona. —murmuró Seokjin para sí mismo—. ¡Casi me matas del susto, te odio! —exclamó con los ojos acuosos, abrazando con fuerza al pelivioleta.

— Lo siento... —dijo en un hilo de voz—. Yo... no siento mi cuerpo... ¿qué ha sucedido?

La respuesta del mayor fue interrumpida al escucharse un estrepitoso trueno resonar en todo el campo, iluminándose así el cielo por una destellante luz.

Los rostros de ambos giraron en dirección a la potente voz que se elevó en medio del enorme silencio —después de caer aquellos relámpagos— que se instaló en el espacio.

— ¡¿Con que derecho se atreven a invadir mi reino?!

En ese momento todos los ojos de los drows se conectaron con los de la líder, los cuales habían volteado sus rostros en dirección a la voz de la fémina. El vampiro al notar a sus compañeros girar en la misma dirección, intercambió miradas con Hoseok, y en una sutil seña demandó que agachara su rostro, lo cual por supuesto el castaño entendió de inmediato y haciendo que sus dos compañeros junto a él lo imitaran.

Los drows fueron incapaces de apartar la mirada una vez vieron los intensos e  incandescentes ojos verde zafiro de la líder; no bastaron más que pocos segundos para que aquellas criaturas oscuras empezaran a perder la sensibilidad en sus extremidades ascendiendo desde sus pies hasta sus cabezas, quedando así completamente inmóviles.

En el momento en que la líder puso los pies sobre la tierra —con ayuda de Jimin— observó a lo que ahora sólo eran estatuas de piedra, no obstante su mirada se desvió rápidamente al escuchar un portazo detrás de ella.

— ¡¿Por qué carajos tardan tanto?! —exclamó Dawon cruzando por la puerta principal del castillo, y enmudeciendo en el acto al toparse de frente con aquellos ojos zafiro—. Oh..., demonios —fue lo último que logró salir de sus labios antes de que su cuerpo —ahora de piedra— cayera al suelo.

Los rostros de todos los presentes, a excepción de Taehyung —y de la líder, claro— observaban la escena con total estupefacción.

A pesar de que su rostro mantuviera agachado, el mago notó la mirada de la fémina puesta en él, entendiendo de inmediato a que se refería. Giró sobre sus pies y abriendo el portal que anteriormente había creado, permitió que todas la criaturas —al menos la mayoría— regresaran de dónde habían venido, para luego cerrar el portal por completo.

— ¿Qué v-va a pasar con ellos? —Hoseok fue el primero que decidió romper el silencio.

— "Con ellos" —repitió la mujer caminando con elegancia, hasta posicionarse en frente del castaño—. Querrás decir "con ustedes" —sus últimas palabras provocaron que un escalofrío recorriera por toda la columna vertebral del castaño.

— Su majestad... yo no entiendo qué trata de decirme... —se interrumpió a sí mismo en el momento que vio avanzar a la líder un paso más.

— Lograste engañar a muchos aquí, pero a mí no. Sé que no eres uno de nosotros, eres igual que ellos. —dijo señalando a todos los drows convertidos en piedra.

Namjoon, Jimin y Yoongi intercambiaron sus miradas sintiéndose extrañados con lo que acababan de escuchar. Incluso el desconcierto se vio reflejado en el rostro de Seokjin y Jungkook —este último venía casi a rastras, apoyado en el hombro del rubio—.

— Eso es imposible, él no... ¿Hoseok? —el licántropo dirigió su mirada al mencionado, pero este apartó la suya como respuesta.

— Tú y todo tu clan será desterrado de mis tierras esta misma noche. —decretó la mayor sin titubear.

El vampiro mordió su labio con fuerza al notar como el cuerpo de Hoseok temblaba. Taehyung quería decir algo, quería contradecir las palabras de la líder, quería gritar, decir que era injusto; sin embargo... sabía que no podía defender lo indefendible, no había ninguna justificación que lograra salvarlo.

Fueron envueltos por un silencio, un silencio tan ensordecedor que casi parecía que no hubiera un atisbo de vida alrededor.

— Su majestad, pero ellos están... bueno, usted sabe... son unas rocas —musitó el chico alado en dirección a la fémina.

La mujer sonrió de medio lado, para luego negar con su cabeza.

— Es un hechizo temporal, tardará lo suficiente como para alejarlos de nuestro reino; y no está de más aclarar que esta vez no habrá conjuro que pueda romper la barrera que crearemos entre el mundo subterráneo y el de nosotros —sentenció—. Tú jovencito, levanta la mirada —le ordenó al castaño.

Hoseok se tropezó con sus pies tan pronto como intentó hacer un mínimo movimiento; reprimiendo una mueca de dolor, y llevando una de sus manos a su costado: debajo de sus costillas. Mordió el interior de su mejilla mientras cerraba sus ojos con fuerza.

— ¡Te he dicho que me mires! ¡¿No me has escuchado?!

— ¡Está herido! —exclamó Seokjin corriendo hacia Hoseok, acuclillándose junto a él. Y alarmándose al ver como la mano que tenía en su costado se encontraba manchada de sangre.

— Cuando sea una piedra no sentirá dolor —dijo la mujer con una voz gélida.

— ¿No puede tener un poco de compasión? —el rubio miró al suelo con sus labios temblando—. Al menos hasta que se recupere, no puede... no puede dejarlo así.

— ¿Por qué debería tener compasión cuándo él no la tuvo con nuestro reino?

— Porque... aunque sus decisiones no fueron las correctas al principio... él al final se unió a nosotros y nos ayudó.

— No hubiésemos logrado rescatarla a tiempo si no fuese por Hoseok —intervino Taehyung conectando su mirada unos segundos con los ojos vidriosos del mayor.

— De acuerdo, seré benévola. Permitiré te quedes esta noche y te recuperes, pero cuando salga el sol mañana a primera hora, te irás. —declaró antes de darle la espalda.

Un barullo y pisadas de un lado a otro provinieron dentro del instituto, provocando que todos los ojos de los presentes se dirigieran al castillo.

El director Kwon salió por la puerta principal agitado, y abriendo sus ojos de par en par al lograr distinguir a la líder; corriendo así con premura hacia ella.

— ¡Su majestad, hemos escuchado ruidos aquí afuera! ¡Todos estamos aterrados, habíamos quedado completamente encerrados! —farfulló volviendo su mirada dentro del instituto: en donde todos los alumnos se encontraban corriendo de un lado a otro.

— Señor Kwon, le pido por favor que se controle. Todo está en perfecto orden ahora mismo, no hay de qué preocuparse —interrumpió harta del parloteo del hombre de barba—. Necesito que le comunique a la enfermera que debemos atender con urgencia a un alumno —ordenó.

El señor Kwon sin rechistar asintió, para después con prisa volver a adentrarse al instituto. Acción que los siete jóvenes imitaron luego de ver a la líder caminar hacia al castillo detrás del director. 




Ya sólo falta un  capítulo. 

El próximo sábado subiré el final 



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