«𝑫𝑰𝑬𝒁»
Cuando finalmente el vampiro y elfo llegaron al instituto cada uno tomó dirección hacia su respectivo dormitorio. No está de más mencionar, que en todo el trayecto hasta llegar a la estancia ambos muchachos no se dirigieron la palabra, aun así el ambiente entre ambos fue bastante ligero.
— ¡Hoseok! —exclamó una voz femenina detrás de uno de los muros del pasillo.
El nombrado miró hacia ambos lados percatándose de que efectivamente el pasillo estaba despejado, así que se acercó de forma rápida hasta el lugar de donde provino la voz.
— ¿Qué quieres Dawon? —musitó una vez estuvo en frente de la chica.
— Háblame con respeto, soy tu hermana mayor.
— Media hermana —murmuró observando el ceño de la chica fruncirse—. En fin, habla. Quiero ir a tomar una siesta.
— ¿Cómo van las cosas con el vampirito?
— Bien.
— Hoseok, necesito detalles. ¿Has avanzado algo?
— Creo que ya no me odia tanto.
Encogió sus hombros con desdén.
— No le estás dando la debida importancia a este asunto, recuerda que tenemos un tiempo límite. Y si no te das prisa nuestro plan se puede echar a perder. Estás divagando mucho, necesitamos resultados.
La pelinegra se cruzó de brazos dirigiéndole una mirada severa al menor.
— Estoy esforzándome ¿sí? —espetó con molestia—. Si crees que es tan fácil por qué no vas y te le acercas tú.
— Ese no es mi rol Hoseok, tú haz tu parte y yo haré la mía, y más te vale que sea pronto.
— Por favor Dawon, el semestre tan sólo inició hace menos de dos meses.
— Y el tiempo sigue avanzando, tik tok —señaló con su mano el reloj de la pared—. Mantenme al tanto, espero que la próxima vez no sea yo quien tenga que ir a buscarte.
El castaño bufó con pesadez una vez su hermana salió de nuevo hacia el pasillo para luego perderse en una de las intersecciones.
Casi nunca hablaba con la chica, y las pocas veces que lo había hecho era porque ella lo ha buscado para "fastidiarlo" —palabras propias de Hoseok— o para recordarle que se diera prisa en cumplir su parte del plan. El elfo sabía lo que hacía, le gustaba ir lento, pero seguro. No iba a dejarse distraer de su objetivo, no defraudaría a su clan.
[⚔]
Al día siguiente, los alumnos de Aestimare se encontraban reunidos en la cafetería a la hora del almuerzo.
Mientras Seokjin permanecía concentrado escribiendo en su libreta, sabrá Zeus de qué. Hoseok intentaba reprimir una sonrisa burlona sin dejar de observar de reojo a sus dos amigos de color anaranjado, los cuales no habían emitido palabra desde que se sentaron en el comedor.
— ¿Puedes dejar de observarnos cómo si fuéramos unos maldito fenómenos? —preguntó el licántropo entre dientes.
El castaño no pudo evitar soltar una sonora carcajada negando con la cabeza.
Seokjin salió de su burbuja al escuchar a sus ruidosos amigos. Dejó la pluma dentro de su libreta y puso la mirada de quien provenía tan estruendosa risa.
— ¿No pueden dejar de ser ruidosos un segundo? —cuestionó frunciendo el ceño.
— Por favor, sólo míralos. Parecen un par de zanahorias, si un sátiro los confundiera podría tragárselos —dijo con burla.
— Ya basta, Hoseok —bramó el pálido lanzado el tenedor en dirección al castaño, el cual esquivó el objeto ágilmente—. Parece que te hubieses tragado un payaso hoy.
— Oye, Jungkook. Aún no nos contaste como terminaste así, tampoco nos dirigiste la palabra ayer en la noche.
— Yoongi me obligó a beber todo el contenido de la botella. —murmuró con vergüenza jugando con su comida.
Ambos elfos intercambiaron miradas unos segundos, y sin poderse contener empezaron a reírse, provocando que las mejillas del novato se sonrojaran, claramente no se podía notar por el color naranja brillante de su rostro.
— Deberías sentirte agradecido, Yoongi podría haberte hecho algo peor —mencionó para luego darle un mordisco a su emparedado de jalea.
El menor abrió sus ojos con espanto observando al mencionado con recelo.
— Hoseok, deja de asustarlo —regañó a su compañero golpeando su brazo—. No lo escuches, Yoongi sería incapaz de hacerle daño a alguien. Al menos no a un amigo, y tú eres nuestro amigo.
El brujo tragó grueso al observar la sonrisa rígida del rubio, el cual apartó su mirada para seguir escribiendo en su libreta.
— A todo esto ¿qué se supone que había en esa botella? Apuesto que era una poción.
— Se supone que era una poción para agudizar el ingenio.
— Pues parece que no te salió muy bien, novato.
Jungkook apartó la mirada del menor de los elfos, concentrándose en su comida, ya lo estaba empezando a irritar tantas bromas.
El de cabellos castaños al verse ignorado, se inclinó sobre la mesa arrebatando la libreta de Seokjin.
— ¿Qué crees que haces? Devuélveme mi libreta —bufó con molestia—. Andas insoportable hoy.
— ¿«Desafío quincuagésimo de hechiceros»? —preguntó leyendo la caligrafía escrita en la libreta.
— ¿Quincua... qué cosa?
— Es la competencia número 50 de magia que se celebra cada década en los cinco mejores institutos de la región nórdica —explicó el menor.
— ¿Y tú cómo sabes eso? Tú no tenías idea sobre nada cuando recién llegaste —inquirió el licántropo.
— Y a mí me sorprende que tú no lo sepas, claro si tenemos en cuenta los años que llevas estudiando aquí.
— Trátame con más respeto, enano.
— Técnicamente Jungkook es más alto que tú —murmuró el rubio entrometiéndose en la pequeña de discusión de sus dos anaranjados amigos.
— ¡Me largo! —exclamó levantándose de la silla.
— Aquí dice que la competencia es en un mes —habló Hoseok quien aún sostenía la libreta.
El pálido tomó asiento de nuevo, esta vez interesado en las palabras del castaño.
— No te lo voy a repetir una segunda vez Jung, devuélveme mi libreta.
— Yo quiero saber de más sobre eso que escribiste —mencionó entregándole la libreta a su dueño—. ¿No es así chicos?
Ambos chicos asintieron fijando ahora toda su atención en el mayor del grupo.
— No me dejarán en paz hasta que les cuente, ¿verdad? –bufó rendido al ver las sonrisas de sus compañeros—. Me delegaron como uno de los encargados de verificar los horarios y organizar el itinerario de la competencia. Desde que inició el semestre se han estado estructurando los escenarios y el recorrido que se llevará a cabo en la competencia.
— ¿Y cuándo nos darán el anunció? —preguntó el menor con curiosidad.
«Todo el alumnado dirigirse al Salón principal en diez minutos. Es de estricta asistencia, el director tiene un importante anuncio que darles». Se escuchó resonar en los altavoces de la cafetería, así como también en cada lugar del castillo.
— Parece que ahora mismo —murmuró el rubio—. Por favor finjan estar sorprendidos cuando den el anuncio. —suplicó a los menores, recibiendo una sonrisa divertida de parte de los tres.
— No te preocupes, soy bueno actuando. Hasta logro fingir que me agradas, Seokjin.
El rubio jadeó indignado, siguiendo los pasos del licántropo fuera de la cafetería sin dejar de reprocharle y repetirle lo grosero que había sido. Ambos siendo automáticamente seguidos por Jungkook, al novato no le gustaba permanecer mucho tiempo alejado de sus mayores.
Hoseok engulló su emparedado para luego levantarse con rapidez de su silla, sin percatarse quien estaba detrás de él, logrando chocar con quien pasaba por su lado.
— Lo siento... —se disculpó el azabache antes levantar su mirada.
Las comisuras de sus labios se levantaron al ver que era Taehyung con quien había tropezado. Por supuesto que la mirada penetrante y filosa del azabache no le transmitía precisamente calidez, pero así era él después de todo, así que su ligera sonrisa no abandonó sus labios hasta que el menor pasó de lado sin emitir palabra alguna.
—Vampiros —bufó el castaño con cansancio antes de dirigirse al salón principal.
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