Me encontraba en el instituto, ese lugar en el que, destacas o te hacen bullying por ser "invisible", en mi caso, nunca lo sufrí por haber destacado en varias cosas, pero, ahora todos parecen confundidos por mi actitud, y en verdad, no los culpo, yo también lo estaría.

 -¿Señorita, ____?-  Escuché una voz masculina detrás mía, me giré a ver de quien era esa voz, era de un maestro que nunca he visto, era de estatura alta, de compresión delgada, parecía tener unos... ¿20 o 22 años? no sé.

—Ehm... ¿Si...?— ladeé la cabeza mirándole.

-Soy Thomas, te estaré supervisando de ahora en adelante, por el recreo te estaré esperando en la clase 22 del primer piso, ¿ok?- asentí leve, al parecer Ben tenía razón, iba a supervisarme un maestro..

—Perdona por decir esto pero... No necesito a nadie que me supervicie...— se bajó un poco las gafas mientras alzaba una ceja

-Y... Según tu... ¿Por qué dices eso?-

—Ya tengo suficiente con mi vida, no me hace falta que un maestro me supervise, en mi opinión...—Intenté sonar lo más respetuosa posible.

-Aún así, la necesitas, nos vemos en la clase 22, ___.- acarició mi cabeza con una sonrisa amable y se fue.

Yo seguí mi camino tranquilamente, o bueno, antes de que me haya aparecido Ben delante mía.

-Tienes que actuar normal, no ser tan... Tu, ¿Entendido?- suspiré leve y asentí.

—Sí, si...— miré a un lado con la mirada agachada levemente.

-¿Qué te pasa ahora?- dijo ladeando su cabeza

—Nada, nada..— Suspiré leve y seguí con mi camino, me he fijado en algo, es que, Ben es muy complejo, al principio me ayuda, y dice que voy a estar bien y eso, sin nada a cambio, luego, se peleó conmigo, volvió un poco raro, y bueno, pasaron cosas que aún no entiendo el porqué está haciendo esto, tampoco sé el porque me está dando té todos los días, pero, creo que no es por nada en especial..

Pasaron horas hasta que llegó la hora del recreo, me fui a la clase 22, la cual, era un cuarto muy formal para estar en un instituto como este.

-Oh, veo que viniste, siéntate por favor- me senté en la silla en frente de su escritorio - Bien... Comenzaré a hacerte unas preguntas, luego, si nos da tiempo, veremos si puedo hacerte unas pruebas de inteligencia y emocional, ¿Vale?- asentí - Bien, a ver... Dime normalmente que es lo que haces.-

—Lo mismo de siempre, me levanto, desayuno, me voy al insti, vuelvo a casa, si puedo hago los deberes, me baño, ceno, me duermo y ya esta. Es lo de siempre—

-Ok, ok... Siguiente pregunta; ¿Cuáles son los Componentes de tu familia?-

—Mi madre y mis dos hermanas—

-¿Y tu padre?- me mantuve callada, el captó el silencio -oh, vale, perdoname-

—Tranquilo...—

-Bien, ¿Tus compañeros de clases te acosan?-

—No—

-¿Segura? Sabes que me puedes contar de todo, no se lo diré a nadie- fruncí leve el ceño

—Que pesados sois con que me acosan... A mi nadie me acosa, y deja de decir frases tan mentirosas como esas... Sois unos hipócritas todos...—

-¿Perdona?- dijo serio mientras alzaba una ceja.

-Deja de meterte en líos, ____, ¿O acaso quieres que también mate a este idiota? Jaja- dijo Ben a mi lado mientras tocaba mi pelo de forma sutil.

—Cállate, Ben...— susurre muy bajo.

-Señorita ____, ¿Me puedes explicar el por qué somos hipócritas según tu?-

—¿Enserio tengo que explicarlo...? ¿Tan ciegos sois o tan solo no queréis admitirlo...?— miraba a mis pies con detalle —¿Por qué tanto interés en mi? Si no sirvo para nada, eso es un hecho, y no me vengas con vuestras frases motivacionales sacadas de desmotivaciones...— hubo un silencio.

-Señorita ____, fuera de la clase, mañana si eso seguimos- me levante y en menos que canta un gallo, salí de la clase.

-Vaya, quien diría que el mismo te echo de la clase, bien echo jaja- solo recibió silencio de mi parte - Oye, que te estoy hablando- fruncía el ceño molesto.

—Ben, déjame, no tengo ganas de hablar con nadie... —

-Oh, venga ya, ¿Qué te pasa ahora?-

—¿¡Qué te pasa a ti!? ¡Déjame en paz, Ben!—

-¡Tu a mi no me grites!- dijo mientras su cara se volvía sombría -¿¡Qué mierda te pasa ahora, depresiva!?-

—¡No sé, tu dime! ¡Estoy harta que me estés "Ayudando"! ¡Paso de soportar a un demonio que mata delante de mi, es bipolar, y encima, esta haciendo que todos me vean raro! ¡Si tan solo no hubiera jugado a tu puta mierda de jueguito, todo estaría como siempre, aunque, me sintiera como una mierda!— Las lágrimas caían de mis ojos a gran velocidad, odio pelearme pero tenía que soltarlo ya.

-¿¡Así que crees que si no hubieses jugado al cartucho, estarías mejor!? ¡Déjame reírme de ti! ¡Pero oye, que su quieres me voy y te dejo aquí, sola, como siempre estuviste! ¡Ah, pero luego no me vengas llorando!- empezó a caminar furioso lejos de mí.

—¡No me vuelvas a hablar en toda tu vida!— me limpié las lágrimas pero salían más y más.

-¡No te creas tan importante, no tenía pensando en hacerlo más!- y de ahí, desapareció.

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Ya había pasado unas 5 horas, eran las 17:29.

-¡_____!- escuché a mi madre gritar mi nombre desde el salón, yo acudí de inmediato a ella.

—¿Si?—

-¿Qué es eso de que le llamaste a un profesor hipócrita?-

—Tan sólo dije la verdad... —

-¡Nada de eso! _____, no puedes ir diciendo eso a tus maestros...¿Qué le pasó a la niña tan buena y obediente que crié?-

—Murió hace dos años...—

-¡Pues haz que reviva o hecho a la calle a esta niña tan desobediente! ¡¿Ok?!- asentí, a paso lento camine hacia mi cuarto, nada más entrar, cerré la puerta con llave y me apoye en la puerta, mis lágrimas empezaron a bajar lentamente mientras me deslizaba lentamente hacia abajo.

—Son todos unos idiotas...— me limpié las lágrimas, y miré hacia la mesita de noche, tenía la tácita de té, la miré, suspiré leve.

—Ben, eres un idiota...— agarré el té y empecé a beberlo tranquilamente.