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XIV


Se escuchaba el chillido de las llantas por la tan alta velocidad a la que manejaba, su mente divagaba una y otra vez entre recuerdos que todos estos años no han hecho más que atormentarla.

Detuvo su lujosa camioneta y soltó un grito lleno de rabia y desesperación, se encontraba en un lugar aislado de la ciudad por lo que nadie podía ver en el estado tan vulnerable que se encontraba.

— Yo no fui, yo no hice nada malo... — lágrimas salían por su rostro rojizo de las emociones contenidas.

Jennie Kim fue una niña caprichosa, todo lo que quería lo tenía, por lo que Taehyung no era la excepción, pero hoy en día mirar hacía atrás solo le hace querer lavarse la memoria y dejarla en blanco.

Ella ya no era así, jamás quiso realmente que algo le pasara a Jisoo.

" — ¿Puedes hacerlo? Solo tienes que asustarla y decirle que no se acerque a él... No, no, no, mejor solo asústala, con eso me conformo."

Debía saber que su hermanastro no era alguien de fiar.

Como si fuese una niña pequeña, Jisoo corría por toda la ciudad. Estaba sumamente feliz y emocionada, podía sentir una vez más y por fin recordaba lo que era tener vida. Detrás de ella iba su hermano, tratando de seguirle el ritmo, iban a casa pues sus padres estarían ausentes.

Al llegar esa chispa de alegría se apagó, su casa estaba tan triste y apagada que contagiaba, ella ya sabía las condiciones de esta, pero su inconsciente la engañaba creyendo que así como su cuerpo de alguna forma volvió a la vida, su casa también.

Jin no decía ni una palabra, claro que tenía tanto que contar, pero aún se encontraba sorprendido y no quería abrumarla.

— Todo está justo como lo dejé. — comentó Jisoo al entrar a su habitación. Su familia no encontró la resignación y lo único que los hacía sentir su cercanía era ese rincón, solo quitaban el polvo.

Sus libros estaban acomodados justo como la última vez que los usó, las sábanas que cubrían su cómoda eran las mismas y las cortinas jamás fueron cerradas.

Comenzó a desempolvar y arreglar un poco.

— ¿Qué haces? — sorprendido pues él tampoco permitía que se hicieran cambios en la habitación.

— Arreglo, cuando me fui dejé un total desastre y sigue igual. —tosió un poco por inhalar polvo.

— Si mamá se entera me va a regañar. Mejor déjalo así.

— No.

— Jisoo...

— No pasará, sé el apego que le tienen y por eso debo hacerlo. — continuó limpiando mientras que no dejaba que su hermano le ayudara.

Al regresar a la vida, la gente lo primero que haría sería comer y disfrutar de lo que no pudieron hacer, no era muy distinto a los deseos de Jisoo, sin embargo esto era algo que sentía debía hacer. 

Las horas pasaron, ellos disfrutaron el limpiar la habitación, en realidad fue terapéutico para ambos. La noche por fin llegó sin que ellos se dieran cuenta, los hizo volver a la realidad el sonido de la puerta principal.

— Dijiste que no vendrían hoy. — dijo la pelinegra asustada.

— Ellos me dijeron que demorarían al menos unos cinco días.

— ¿Qué hago? No quiero que me vean.

Asustados comenzaron a buscar soluciones y lo que mejor se les ocurrió fue que Jisoo se escondiese en el armario.

— Bajaré, no tardarán en irse a dormir, yo te aviso cuando puedas salir. — ella solo asintió y cerró la puerta.

Sus padres se veía agotados, era claro que el viaje fue desgastante. Jin de la emoción de ver a su hermana de nuevo se olvidó de un pequeño detalle, mismo que es la razón del regreso tan repentino, se acercaba el aniversario luctuoso de Jisoo.

— Jin, pedimos pollo frito ¿Te nos unes? — sonrió aceptando la oferta.

Disfrutaron de su comida mientras él a escondidas guardaba piezas para subirselas a su hermana.

Sus progenitores bebían licor, pese a haber tenido una cena divertida y armoniosa con su hijo, les faltaba su otra hija, era una pieza que nada jamás logrará llenar y era en fechas como estas en donde el vacío se
sentía más amplio.

Jisoo escuchó unos pasos e inmediatamente corrió a esconderse en el armario. Al sentir la puerta de este abrirse sonrió ampliamente, pues era su comida favorita.

— No te preocupes, ellos están abajo bebiendo, dudo que suban. — ella no contestó, simplemente comenzó a comer.

— Sabes, como fantasmas no podemos comer. Al menos en fechas específicas, así que extrañaba tanto esto. — si bien no lo miraba a los ojos, Jin no pudo evitar desviar su vista hacia otro lado. Quizá es algo menor, pero eso le partía el corazón.

— Iré a mi habitación, tengo unas cosas que arreglar, vuelvo en un rato. — Jisoo solo asintió con una sonrías y un bocado en boca.

Ya era de madrugada, aproximadamente las 2 a.m. Escucho unos pasos aproximarse, pero ella no se escondió confiada en qué sería su hermano. Dirigió su mirada a la puerta la cual rechinaba al abrirse, sus ojos chocaron con los de una mujer, se veían rojos y cansados. Era su madre.

Cerró la puerta y se acercó a Jisoo, ella estaba completamente quieta pues su plan había fallado.

— Jisoo... — tocó sus manos y con lágrimas las miró, después las desplazó a sus mejillas y las acarició. — Mi jisoo.

La abrazó con fuerza y soltó el llanto, era una mezcla de tristeza con alegría.

— Mamá... —correspondió el abrazo y aunque trató de retener las lágrimas, fueron más fuertes que su voluntad.

La llevó a la cama, su madre era consciente que esto era producto de su imaginación debido al alcohol, aunque esto era erróneo.

— Sé que cuando despierte no estarás aquí, pero quédate conmigo hasta que me duerma. — como madre quisiera verla todos los días, se supone que son los hijos quienes deben ver partir a sus padres, no al revés.

— Mamá — estaba entre sus brazos, por lo que se separó un poco de ellos para poder verla a los ojos aunque fuese en la oscuridad.

— Dime

— Por favor, sé feliz. Sé que ya no estoy y comprendo que es difícil, pero mi hermano aún te necesita, necesita tu amor y tu atención. No te preocupes por mí, yo estoy bien, pero estaré aún más sí ustedes lo están. —nuevamente se acurrucó en sus brazos. — Te amo.

— Yo más. — no podía decir nada más, se dedicó a acarciar su largo cabello hasta que el sueño la venció.

Jin entró a la habitación y vio la escena, se sorprendió y ayudó a Jisoo a levantarse. Una vez en la puerta la vio por última ocasión, dormía tan a gusto.

— Vamos.

— Papá se quedó dormido, es seguro salir por la puerta principal.

Ella quería verlo por última vez, quería la misma oportunidad que tuvo con su madre, siendo consciente del peligro.

— Espérame afuera. — dijo sin pensarlo.

— ¿Segura? — asintió.

A pasos suaves se acercó a él, observó las botellas vacías a su al rededor. Al llegar a lado suyo comenzó a acariciar su cabello mientras susurraba unas palabras.

— Papá... Te he extrañado mucho. Sé que tú a mí también. — sonrió, se puso de cuclillas y acarició sus manos. — Algún día nos volveremos a ver y cuándo ese día llegue quiero que me cuentes lo feliz que fue tu vida, así que por favor, mantente sano y sé feliz. Por mí, por mamá, por Jin y sobretodo, por ti. — se levantó y comenzó a caminar hacia la puerta.

Su padre escuchó inconscientemente esas palabras, al abrir los ojos sólo observó su silueta alejarse de él, pero su estado era tan pésimo que no pudo hacer algo al respecto.

Ambos pudieron recibir unas últimas palabras de su hija, pero para ellos esto fue solo un sueño.


Antes que todo quiero pedir una disculpa por la demora y la espera tan larga.
Han sido tiempos muy difíciles para mí, que hubo un punto que consideré borrar la historia, pero me daba cosa borrar todo el esfuerzo invertido, así que después de mucho tiempo aquí estoy de nuevo.

Gracias por esperar y seguir apoyándome, lqm.

Trataré de no demorar para un próximo capítulo.

-A🌷

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