XII
Los años podrían pasar, pero el corazón tarda en recuperarse. La familia Kim no fue la misma desde la partida de la integrante menor, cada uno se había dejado caer en la tristeza y trataron de salir adelante según como lo creían correcto.
Los padres buscaron por sus medios a través de cielo mar y tierra al culpable, pero aun teniendo contactos y dinero jamás lo encontraron y pedir justicia eran palabras y ruegos que soltaban en vano, pues aunque sus apellidos tenían una gran fuerza en el país, era imposible culpar a algo desconocido.
El desayuno en el comedor jamás se sintió de la misma forma y el escuchar el sonar del teléfono les causaba incertidumbre. Pero la familia cuando se encontraba en el mismo sitio no podían dejar de sentarse juntos en el comedor y perder esa costumbre, aunque las palabras dentro de esta eran casi inexistentes.
— Hola. — contestó Jin su celular atrayendo la mirada de sus padres.
— ¿Rosie? — había recibido la llamada de su amiga, pero no se escuchaba nada del otro lado de la línea. Segundos después colgó.
— Ya me estaré yendo. — le dijo a sus padres para levantarse y salir de ahí. Ellos solo asintieron y siguieron comiendo.
Le devolvió la llamada a su amiga en lo que salía de su casa, y cuando estaba por cruzar la puerta escuchó un celular sonar. Se acercó a aquél sonido.
— ¿Rosé? — ella volteó a mirarlo como si la hubiesen cachado cometiendo alguna travesura.
— Hola... — dijo nerviosa.
— ¿Qué haces acá?
— ¿Yo? — empezó a acariciar su cabello sacando la luz su nerviosismo — Solo pasaba por aquí porque iré a la biblioteca a dejar unos libros. — le mostró los libros que tenía en mano.
— Ya veo. ¿Para qué me habías marcado? — se encontraban en la puerta de la casa, ella afuera.
— Traje algo. — sacó una bolsa de cartón y se la entregó. — Son semillas para flores, trae muchas.
— ¿Para mí? — preguntó extrañado.
— Para el jardín, es que por ahí escuché que a tu mamá le gustan y pues yo sé un poco sobre esto. — para Jin esto le parecía raro, pues no recordaba haber contado eso.
— ¿Gracias?
— De nada. — bajó la mirada — Y deseale un Feliz cumpleaños de mi parte. — dijo por último para retirarse.
Él se quedó parado en la puerta regañandose internamente. Olvidó el cumpleaños de su mamá, aunque por el silencio en la mesa era posible que ella también.
Iba camino a ver a su novia, pero le mandó un mensaje de texto diciendo que hoy no iría. Tomó la bolsa que le dió su amiga y observó como dentro de esta había otras pequeñas bolsas en las cuales se separaban las semillas. Vio cada una de ellas y el nombre de éstas, pequeñas luces de recuerdos llegaron a su mente en ese momento.
“— Se les debe hablar con amor. "
Esa frase vino como susurro a su mente y los recuerdos le quedaban como fotografías. Si bien su madre era la aficionada a las plantas, era Jisoo quién siempre estuvo al pendiente de ellas.
— ¿Estarás bien allá arriba? — levantó su vista al cielo — Aún puedo escuchar tu voz por la casa. — rió ligeramente — Quisiera platicar al menos por último vez. — suspiró
Buscó en Internet como sembrarlas y eso hizo, quería dárselo de cumpleaños a su madre, aunque fuera más tarde. Una vez acabó se metió a su casa, tenía decidido para todo el día con ella.
Kim Jennie era conocida y popular en la facultad, pero se debía a la intriga que todos tenía sobre ella, pues era muy reservada en cuanto a su vida y a la escuela iba solo a estudiar. Pese a haber tenido una pequeña amistad con Taehyung en el pasado, ahora eran como perfectos desconocidos.
Las clases estaban por comenzar, ella se encontraba sentada en su lugar avanzando con sus tareas mientras los demás platicaban. Siempre ha sido una persona muy tímida y le cuesta hacer amigos, pero por su mirada todos creen que es porque no quiere.
— Hola. — con una gran sonrisa, dijo su compañero de mesa y podría decirse que amigo, taehyung. Ella solo le respondió con otra sonrisa.
— ¿Te puedo hacer una pregunta? — preguntó después de un breve silencio.
— Dime. — dirigió su vista a él y cerró su cuaderno.
— ¿Cómo puedo saber si es el momento indicado para declararmele a alguien?
— ¿Te gusta alguien? —preguntó sorprendida en susurro.
— Sí. — esa afirmación hizo que sintiese una punzada en su corazón.
— ¿Quién? — fingió que aquello no le afectó.
— Eso aún es un secreto. — ella rodó los ojos.
— Bueno al menos dime cómo es.
— Es hermosa. — recargó su quijada en su mano — Tanto por dentro como por fuera. Su cabello negro, su sonrisa, todo de ella me gusta.
¿Cabello negro? No quería hacerse ilusiones, pero eso no ayudaba.
— ¿Va en esta escuela?
— Sí.
No pudo preguntar más porque la maestra había llegado y con la firme decisión de impartir su clase.
El chico le gustaba desde hace un tiempo, lo veía de a diario, era amable con ella y siempre le sonreía, esa sonrisa la volvía loca y hacía que su corazón latiera con más fuerza cada vez que pronunciaba su nombre. Pero cuando uno está enamorado, a veces ve cosas donde no las hay.
Esa semana se armó de valor, creyendo firmemente que la persona a la que se refería era ella y escribió una carta en donde abría su corazón y le expresaba todos su sentimientos hacia él.
El lunes llegó, se encontraba releyendo la carta una y otra vez, estaba a la espera de que el susodicho llegase.
— ¿Te enteraste? — escuchó decir a su compañera que se sienta en frente.
— ¿Qué pasó? — respondió otra.
— Taehyung se le declaró a Kim Jisoo. — al escuchar eso sintió como su corazón se desmoronaba.
— ¿En serio? — no era novedad que hablaran de ellos, pues eran bastante conocidos en la escuela; además de ser el amor platónico de muchos.
— Sí y ya son pareja.
— La envidio.
— Lo sé, pero creo que ellos dos son la pareja perfecta.
Tomó sus libros y salió del aula, se sentía fatal. Se dirigió al baño y se encerró en un cubículo, dejó sus lágrimas salir en un llanto silencioso. Tomó la carta escrita con su puño y letra y la rompió en muchos pedazos; la tiró en el inodoro y jaló de la cuerda.
Desde entonces comenzó a sentarse en otro lugar y la poca cercanía que tenían poco a poco se fue desvaneciendo a la nada misma. Ya no volvieron a hablar a menos que fuera meramente necesario.
Taehyung la citó para que llevaran a cabo el proyecto en equipo, por lo que se encontraba sentado esperándola en la biblioteca.
— Buenos días. — dijo ella a su llegada, tomando asiento frente a él en la misma mesa.
— Buenos días. — desvió su atención del libro que leía a ella.
— ¿Cuáles son tus ideas? — era más que claro que ambos querían hacer el trabajo individualmente, pero era también importante aprender a trabajar con otros.
Ambos comenzaron a aportar puntos clave e ideas para llevar emprender un negocio fructífero, de lo cual se trataba su proyecto y pese a haber dejado de tener comunicación se dieron cuenta que no eran tan diferentes y las cosas entre ellos podían seguir igual que antes.
Ella ha lo largo de este tiempo se había percatado que la sonrisa del chico había desaparecido.
— Tenemos que tener mejor porcentaje en efectividad, para así podamos tener más inversionistas.
— También deben subir las ganancias. — comentó él elevando la mirada hacia ella, observando sus facciones mientras se encontraba concentrada pensando, es muy bella.
— ¿Entonces cómo le hacemos? — ahora ella dirigió su mirada hacia él, quién aún la miraba.
— Eso es lo que no sé. — se puso ligeramente nervioso y miró hacia otro lado.
Jisoo, quien se encontraba en el cuerpo de Roseanne había llegado al biblioteca a devolver unos libros que la rubia había tomado. Ya había firmado la devolución, solo faltaba ponerlos en su lugar.
Eso iba a hacer pero entonces los vio, vio como él se dedicaba a mirarla con tanto detalle y una parte de ella le dolía, pero era invadida por la emoción. Estuvo mirándolos hasta que él desvió la mirada y la vio a ella, lo más lógico que se le ocurrió fue levantarle los pulgares y sonreírle, esa sonrisa fue sincera. Con apuro escapo de su visión.
— Entonces ahora eres cupido — esa voz la sobresaltó. Se trata de Yeri, otra alma de ambulante como ella. Fingió ignorarla.
— Sé que me puedes escuchar, te sorprendiste y también sé que eres Kim Jisoo y no esta bonita rubia. No te preocupes, no diré nada. — entonces la miró.
— Qué valiente de tu parte eh, yo no sería capaz.
— ¿De qué?
— De eso. — señaló el estante de libro, pero sabía que se refería a ellos. — Seguro te ha de molestar verlos juntos.
— No es así.
— ¿Ah no?
— No. — negó tajante.
— ¿ni un poquito? — juntó sus dedos para hacer señas refiriéndose a lo poco. Jisoo suspiró.
— Eso es un sí.
— No tan así. — agarró su celular y fungió atender una llamada, pues comenzaban a verla raro. — Él tiene el derecho de salir con alguien más y es lo que he querido, porque no quiero que se cierre a las posibilidades. Es por eso que aunque sí me duele verlo con alguien más, la emoción de verlo avanzar lo supera.
— Pero es feliz sin ti.
— Soy yo la que murió, su vida sigue.
Se fue, porque seguir hablando de eso le hacía un vuelco en su corazón y un nudo en la garganta. Recibió un mensaje.
"¿Cada tanto debo regalas?"
Era de su hermano,sonrió al leerlo. Estaba feliz, porque estaba siendo testigo de cómo ellos iban avanzando. Quizá pronto estría lista para irse de aquí.
¡HOLA!
Mil disculpas, he estado desaparecida y van dos sábados que no actualizo.
No pienso abandonar la historia, pero las actualizaciones van a ser más lentas. He estado ocupadísima con la escuela, demanda mucho de mi tiempo y para escribir me queda muy poco.
Gracias por leerla, espero que hayan disfrutado este capítulo. Ya saben cualquier duda o sugerencia pueden hacermela saber.
Fue el anuncio más largo creo jajaja, espero nos podamos leer pronto.
No se olviden de votar y comentar.
XOXO
-A🌷
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