Capítulo 10
Jimin abrió los ojos de golpe y se sentó en la cama con la respiración acelerada y completamente avergonzado. ¡Había tenido un sueño húmedo con Jungkook! ¡Diablos, esto estaba mal! Se tocó las mejillas, que estaban calientes, y se pasó las manos por el pelo, tragando sonoramente.
El beso de la noche anterior había sido tan perfecto que lo tenía alucinando y teniendo sueños sucios.
Maldición, Jungkook era solo su amigo. Jimin negó con la cabeza, pasándose las manos por el rostro. No le podía estar pasando esto. La atracción por el guapo doctor era más que evidente, y no solo era sexual. A Jimin le gustaba la forma de ser de Jungkook: era una persona serena, agradable, divertida, atenta, y lo defendía de su familia como nunca nadie lo había hecho antes.
Sin Jungkook, estas vacaciones estarían siendo tan aburridas como todos los años. Pero, por más perfecto que encontrara al médico, no podía enamorarse de él.
—Está totalmente prohibido tener sentimientos por Jungkook, ¿me oíste, torpe corazón? —se dijo a sí mismo.
Jungkook y él eran de mundos diferentes. Tenían menos de una semana de conocerse. ¿Es imposible que pueda gustarte una persona en tan poco tiempo, verdad? Además, la forma en que se conocieron había sido realmente una locura, y no iba a salir nada bueno de eso.
Cuando las vacaciones se acabaran, ambos retomarían sus vidas de forma separada. Y si Jimin se enamoraba de Jungkook, terminaría con el corazón roto... Otra vez.
La tercera es la vencida, dijo una vocecita optimista en su interior.
Jimin apartó ese pensamiento de su cabeza, porque, si le prestaba atención, esta sería la tercera vez que terminaría con el corazón hecho pedazos. Ya había tenido suficiente de eso, y por esa razón no había tenido una relación seria desde su ruptura con Namjoon.
Era mejor bajarse de esa nube y poner los pies en la tierra. Entre él y Jungkook jamás iba a existir nada.
—¿Jimin? —escuchó la voz de Jungkook del otro lado de la puerta, y solo en ese momento se percató del lugar donde estaba. ¡En la habitación! ¿Cómo diablos había llegado allí? Solo recordaba haberse quedado dormido a la mitad de la película—. Jimin, ¿ya despertaste? ¿Puedo pasar?
Era más que obvio que Jungkook lo había llevado en brazos; no había otra explicación. Jimin sacudió la cabeza.
—Sí, uhm, bueno... pasa —dijo débilmente.
Jungkook abrió la puerta lentamente, dejando ver una charola con comida.
—No quise despertarte para ir a desayunar. Creí que sería mejor un desayuno sin ningún desagradable incidente para ti —dijo, carraspeándose la garganta.
Jimin sonrió conmovido. Era muy lindo de parte de Jungkook querer que iniciara su día de buena manera, sin toparse con sus hermanos.
¡Ya por favor deja de ser tan perfecto y portarte así conmigo, es malo para mi corazón! gritó Jimin en su mente.
—Muchas gracias. No debiste molestarte —dijo Jimin, recibiendo la comida.
Jungkook volvió a carraspear, tratando de no mirar tanto a Jimin. Se veía demasiado lindo con su cabello despeinado y sus ojos hinchados por el sueño —No es ninguna molestia para mí. Disfruta tu comida. Hyun Sik me invitó a jugar ping pong. ¿Quieres venir?
—¡Claro! —dijo Jimin de inmediato.
—¿Sabes jugar? —preguntó Jungkook.
—No —Jimin hizo un leve puchero—. Siempre veía jugar a Hyun Sik con Jae Hyun. A mi hermano no le gustaba que tocara sus cosas.
—Lo entiendo, pero, cuando quieras, puedo enseñarte —se ofreció Jungkook.
Jimin asintió, aunque sabía que eso no pasaría—Me aseo, termino de desayunar e iré a ver cómo Hyun Sik te da una paliza en el ping pong —dijo divertido.
Jungkook lo miró, fingiendo indignación. —Nunca me has visto jugar, no puedes decir algo así.
—No, nunca te he visto jugar, pero sí a Hyun Sik, y es muy bueno. —Respondió Jimin, riendo.
—Entonces debo mostrarte lo bueno que soy yo. —Dijo Jungkook en tono coqueto. Estaban desviando la conversación sin siquiera darse cuenta.
Jimin se mordió el labio inferior. —Intenta sorprenderme. —Dijo, humedeciendo sus labios con la punta de su lengua.
Jungkook no se perdió ese movimiento. Sus labios deseaban sentir los de Jimin una vez más. Tragó grueso. —Te espero en la sala, termina tu comida. —Dijo apresurado para salir de la habitación.
Jimin asintió y caminó hasta el baño. Esto sería más difícil de lo que pensaba.
Al menos no habían hablado sobre el beso de anoche; hubiera sido un tema muy incómodo de tratar. Jimin se aseó y terminó su desayuno lo más rápido que pudo. —Estoy listo. —Dijo al salir.
—Bien, vamos. —Jungkook le abrió la puerta.
Jimin salió con las manos en los bolsillos, tratando de despejar su mente. Tal vez ver el juego lo distraería un poco.
Cuando llegaron a la casa principal, Hyun Sik ya tenía todo preparado.
—Buenos días, Jimin. —Lo saludó con una sonrisa.
—Hola, Hyun Sik. —El pelinegro le dedicó una sonrisa.
—¿También vas a jugar?
—No, sabes que no sé hacerlo, solo vine a darle apoyo moral a Jungkook. —Dijo divertido.
—Bueno, entonces empezamos, ¿Jungkook?
—Claro.
Empezaron un juego solo por diversión. Jimin los miraba a los dos concentrados. No podía negarlo, no había nada mejor para un chico gay que ver a dos guapos hombres jugar, aunque sus ojos estaban fijos siempre en el sexy doctor.
El juego terminó para la sorpresa de Jimin, con Jungkook ganando. —Te dije que era bueno, cielo, debiste tener más confianza en mí. —Dijo Jungkook riendo.
—Lo siento, cariño, es que nunca te había visto jugar y Hyun Sik es bueno.
—Soy bueno, pero me falta práctica, Jiminnie. —Dijo Hyun Sik riendo.
Estaban pasando un rato agradable hasta que apareció el resto de la familia. —¿Estaban jugando y no invitaron? —Se quejó Jae Hyun.
—Sí, disculpa, pensé que no estabas interesado, Jae. —Se excusó Hyun Sik.
Jungkook no contestó nada y se acercó a Jimin, rodeando la cintura del pelinegro con su brazo. —Ya terminó el juego. —Fue lo único que dijo.
—Pero puede reanudarse, una nueva partida. —De inmediato Jae Hyun retó.
—Yo no juego más, estoy agotado. —Dijo Hyun Sik.
—Está bien, ¿tú qué dices, cuñado? —Se dirigió a Jungkook.
El castaño torció sus labios con disgusto. Estaba más que claro que no deseaba jugar con Jae Hyun, pero tampoco le daría la oportunidad a ese imbécil de burlarse por no acceder. —Cuando quieras.
—Entonces juguemos ya. —Jae Hyun se encogió de hombros.
—Kook. —Jimin miró con preocupación el rostro del médico. Un nuevo enfrentamiento con su hermano no sería agradable para nadie. Jungkook le soltó la cintura y posó ambas manos en las mejillas de Jimin.
Y unió sus labios en un beso frente a todos. —Para la buena suerte. —Dijo, guiñándole un ojo.
Jimin se sonrojó por completo y una tonta sonrisa se formó en su rostro.
—Tú puedes, hermanito. —Escuchó la voz de DaHyun.
—No te preocupes, Jungkook tiene a Jimin como amuleto de buena suerte, eso le garantiza una derrota. —Dijo burlón.
—Habla menos y juega más. —Dijo Jungkook entre dientes, sintiendo la adrenalina recorrer su cuerpo.
Empezaron a jugar, y desde el inicio, eso estaba lejos del juego que Jungkook y Hyun Sik habían tenido por diversión. Esto parecía un juego a muerte, puntos de ambos lados.
Un derroche de hombría impresionante, incluso Sung-rok estaba atento. En la última fracción del juego iban empatados con 9 puntos. Las miradas que se daban eran mortales, pero Jungkook fue más ágil y anotó dos puntos, ganando el partido.
—¡Sí! —Gritó Jimin emocionado, como si fuera una competencia real, y saltó a los brazos de Jungkook. Este lo recibió con una sonrisa y lo besó de nuevo.
Jimin se derritió contra su cuerpo como la noche anterior, suspirando, olvidándose de que estaban frente a su familia. Los besos de Jungkook eran demasiado buenos como para que la presencia de sus padres le importara.
—Ya está bueno de celebración. —Dijo Jae Hyun, muy molesto por haber perdido. —Quiero la revancha.
Jungkook se separó de los deliciosos labios de Jimin de mala gana y le dio una mirada de suficiencia a Jae Hyun. —Tendremos que dejarlo para otro día. Ahora quiero dar un paseo por el lago con Jimin.
—Es eso, o tienes miedo de que gane esta vez.
—Podemos enfrentarnos de nuevo, cuando desees, sé que el resultado será el mismo, Jae Hyun, pero ahora no se me da la gana de jugar. Quiero pasar tiempo con mi novio, a eso fue a lo que vine en estas vacaciones. —Dijo, tomando la mano de Jimin.
—Perdiste, Jae Hyun, supéralo. —Dijo Jimin con una sonrisita, encogiéndose de hombros, y se alejó de su familia, caminando tomado de la mano de Jungkook.
Cuando estuvieron lo bastante alejados, Jungkook habló. —Siento si te incomodé con los besos. —Dijo casi en un susurro.
—Te correspondí, estaba lejos de incomodarme, besas muy bien. —Dijo Jimin sonrojado. —Ambos nos dejamos llevar por la efusividad del momento.
Jungkook sonrió. Él no se había dejado llevar por nada. Besó a Jimin porque había deseado hacerlo desde el momento en que lo vio todo despeinado al despertarlo. Le había costado todo su autocontrol no acercarse a la cama y besarlo a su antojo.
Estuvieron paseando un poco y hablando sobre cosas tontas, hasta que Jungkook bostezó. —¿Tienes sueño? —Preguntó Jimin.
—Un poco, es que el sofá es muy pequeño para mí, anoche no dormí muy bien.
—¡Oh!, debiste dejarme a mí en el sofá y tú ocupar la cama.
—Tú también tienes derecho a dormir en la cama.
—El sofá es perfecto para mí, incluso más cómodo que mi propia cama. —Dijo Jimin, encogiéndose de hombros. —Regresemos a la cabaña para que duermas un poco, además jugar te debió haber agotado.
—Está bien, no hace falta. En el hospital, a veces tengo turnos nocturnos, estoy acostumbrado a no dormir.
—Pero aquí no hay necesidad de que estés sin dormir, es mejor que descanses, y más tarde podemos hacer algo.
—Está bien, si insistes. —Dijo Jungkook aceptando. —¿Y tú qué harás mientras yo duermo?
—Leer, un poco.
Cuando estuvieron en la cabaña, Jimin buscó un libro en su maleta y se acostó en el sofá.
Jungkook lo miró, arqueando una ceja. —¿Soy el número 4? ¿Eso es lo que vas a leer?
—Sí, ¿qué tiene de malo? —Preguntó Jimin.
—Que ya está la película, y no es muy buena, a decir verdad.
—Nunca juzgues un libro por su película. —Dijo Jimin, rodando los ojos, y centró su mirada en el libro.
Jungkook negó con la cabeza, sonriendo. Jimin era una cajita de sorpresas.
Jimin se perdió en su lectura por mucho tiempo, hasta que sus ojos lagrimearon y las letras se le pusieron borrosas. El sueño se adueñó de él. Cuando volvió a abrir los ojos, ya pasaba del mediodía, y el clima había cambiado rotundamente. Nubes grises amenazaban con otra nueva tormenta. Se puso de pie de inmediato y se estiró. Jungkook debía seguir durmiendo, y no quería despertarlo.
Así que le devolvería el favor y le traería el almuerzo al castaño. Antes de que empezara a llover, salió despacio rumbo hacia la casa principal, entró y no vio a nadie. Debían estar durmiendo o en algún lugar de esa gran casa. No se molestó en pensar en dónde se encontraban, fue directo a la cocina por la comida.
Afortunadamente, su madre les había guardado almuerzo. Se dispuso a empacarlo, pero sintió pasos detrás de él. Se dio la vuelta, encontrándose con los oscuros ojos de su padre.
—Jimin. —Dijo simplemente Sung-rok.
—¿Sí, papá? —Interrogó el pelinegro.
—Quiero hablar contigo, vamos a mi despacho. —Dijo con voz neutra.
Jimin tragó grueso. Su padre nunca lo llamaba a su despacho para hablar. No tenía ni idea de lo que quisiera su padre con él, pero Jimin estaba seguro de que no era nada bueno.
Hola ternuras bellas hermosas, espero que todas estén bien, nos leemos pronto, sigan cuidándose por favor, no quiero que les pase nada y los amo.
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