XXI
El día comenzaba una vez más, desde que despertó había estado evitandolo, hasta que Némesis la encontró en el patio, se preguntaba porqué actuaba así
-Sariatu, mi amor, ¿qué pasa?- preguntó tomándola suavemente del brazo
-Mi Señor... creo que... será mejor que acepte el tratado con el sur- dijo triste
-No, Sariatu,no voy a aceptar eso, no pienso dejarte-
-Némesis, sabes que es lo mejor, no quiero que tengas problemas con ellos por culpa mía... mejor acepta-
-Sariatu... no lo haré-
-Por favor.... tienes que entender, eres tan terco a veces- dijo dándole lo que sería el último beso.
Sariatu, con lágrimas nublando su vista, se fue, dejando al Rey sólo, era como un mal sueño.
La semana había pasado y el Rey del sur pronto llegaría. Amaris estaba nerviosa, el Rey no la había tocado en lo más mínimo.
Nuevamente la noche había caído, como siempre, Sariatu estaba viendo las estrellas, deseaba que el Rey estuviera con ella, presenciando la hermosa lluvia de estrellas
Pero no se podía, el Rey estaba con la princesa y probablemente la tomaría como suya. Era la última noche que tenían para que Amaris y él se unieran. Estaban en la litera, pero el Rey sólo lo hacía para que no la mataran, en cambio ella, creía que lo hacía por amor.
Némesis estaba cubierto de la cintura para abajo, Amaris se atrevió a recostarse en su pecho, a lo que el Rey se levantó y se puso su gabardina para después salir de la habitación.
A la mañana siguiente, el rey del sur llegó al castillo. Amaris se vistió y se preparó para recibir a sus padres, cuando salió vio a Sariatu con el Rey, pero sabía que la Valkiria había estado llorando, tenía que hacer algo, no podía separarlos por un simple tratado.
Estaban en el salón del trono, Sariatu estaba ahí, acompañada por Elita, el Rey y la princesa estaban juntos, Sorbus y su reina estaban hablando con ellos. Némesis se sentía bastante mal por lo ocurrido, pero no había alternativa.
-Bueno, la tradición de nuestro reino es que se hagan una cortada en sus muñecas y luego serán atados de la mano con un listón rojo-
-Bien, ¿cuándo se llevará a cabo?- preguntó con pesar el Rey
-Será hoy por la noche, es la tradición- explico Sorbus
-De acuerdo-
Durante el día, Amaris estaba buscando la manera de impedir la boda, el Rey amaba a Sariatu, y ella no podía romper ese lazo, así que decidió hacer algo al respecto.
La hora había llegado, estaban en el patio del castillo para llevar a cabo el ritual. La reina le hizo una pequeña cortada en la muñeca del Rey autobot y después a su hija, pero antes de que ataran sus manos, Amaris se hizo hacia atrás, confundiendo a los invitados y a los reyes
-Amaris, ¿qué haces?- preguntó extrañado Némesis
-Lo lamento mi lord, pero usted ya tiene pareja- fue y tomó a Sariatu de la mano y la acercó a Némesis -No puedo romper un lazo ya formado- tomo la daga de su madre y le hizo una pequeña cortada en la muñeca a Sariatu -Disculpa madre- dijo tomando el listón rojo de las manos de su madre
-Hija, ¿qué haces?- preguntó un tanto molesto el Rey del sur
-Ellos merecen estar juntos- dijo mientras ataba el listón encima de las cortadas, atando las manos de Némesis y Sariatu
-Él ya se apareo contigo...- fue interrumpido por su hija
-Porque yo sé lo pedí, y porque él es tan noble que lo hizo por salvarme... mi lord sabía que me ejecutarian si no presentaba signos de haber sido tocada-
-¿Es cierto?- le preguntó Sariatu a Némesis
-Sí, lo es- dijo con la mirada agachada
-No, yo no apruebo esto- exclamó el Rey furioso
-Pues yo sí, padre- dijo retadoramente
El Rey del sur sabía que su hija era muy defensora de las parejas y no sería fácil convencerla
-Padre, el amor.. no se exige.. eso se gana- dijo viendo a la pareja -Todo esto.. por un simple tratado... no vale la pena-
Todos se quedaron impresionados, Sorbus recapacito y decidió dejar las cosas como estaban, sin retirar el tratado que tenían con el reino autobot, por lo que el Rey se retiró con sus tropas y con su familia, entendiendo finalmente.
La Valkiria estaba sola afuera, viendo la lluvia de estrellas, cuando sintió unos brazos en su cintura, eso la tranquilizó. Hizo su cabeza hacia atrás para recargarla en el pecho del Rey, quien comenzó a besar su cuello, sabía lo que quería, pero no sabía si estaba preparada o si quería intentarlo
-No te preocupes amor, no haré nada si tú no quieres- dijo acariciando su abdomen
-Es que... tengo miedo... a que... si es posible... se volviera a repetir ese dolor- sabia su temor y por ello, la esperaría
-Te esperaré el tiempo que sea necesario,no voy a presionarte a hacer algo, lo único que quiero.. es poder dormir contigo... a mi lado- la reina se giró para verlo
-Yo también... no quiero separarme de ti- lo abrazo por la cintura
-Te prometo que no pasará- la abrazó de forma protectora y le dio un beso en la cabeza.
Las cosas estaban como antes, calmadas, la pareja volvió a estar unida, su amor era muy fuerte, que no se podía romper con nada.
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