Nick colocó la carta en el lugar de siempre, pero cuando estaba a punto de retirarse la silueta de Lucy apareció por uno de los pasillos del corredor.

abrumado, y sin poder encontrar un escondite viable en ese corto lapso de tiempo, optó por darse la vuelta y hacerse pasar por un alumno que buscaba la llave de su casillero, después de todo, ella no lo conocía, con darle la espalda debía ser suficiente. sin embargo la curiosidad lo carcomía y no pudo evitar verificar por el rabillo del ojo si Lucy estaba leyendo la carta.

fue entonces cuando cayó en cuenta de lo que estaba haciendo, y no pudo evitar sentirse ridículo, ¿qué importaba si leyó o no la carta? frustrado, tomo sus cosas, y sin importarle si lo veía o no, decidió irse, si ella quería responderle, ella tenía que buscarlo, no él.

no le gustaba estar pendiente de nadie más que de sí mismo, ¿la razón? era simple, cuando permites que alguien te importe, te arriesgas a la posibilidad de llegar a quererlo.

y para él, esos sentimientos eran peligrosos.