Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

━━𝟎𝟏, 𝐄𝐋 𝐏𝐑𝐈́𝐍𝐂𝐈𝐏𝐄 𝐒𝐈𝐍 𝐃𝐑𝐀𝐆𝐎́𝐍



യ 𓂃꙳ ⋆AEMMA VELARYON, 9 AÑOS.

Aemma miraba sus libros con la misma atención que una oruga arrastrándose por el suelo.

La princesa había intentado concentrarse en los largos libros de guerra que su padre Leonor Velaryon le había dado para estudiar.

Está bien, para ser sincera con ella misma porque mentir era muy feo, ella ni siquiera había abierto una página de aquel inmenso libro. Pero en su defensa los gritos de sus hermanos menores, Jacerys y Lucerys la estaban seduciendo para salir a jugar.

Pero ella no podía poner los pies fuera del castillo, al menos no ese día. Todo esto por llamar perra a la reina Alicent.

Siempre la educaron para decir la verdad, porque a la gente no le gustaría una reina mentirosa que no cumpliera sus promesas, ¿pero cuando ella ponía los aprendizajes en práctica ella recibía una penitencia?

La reina Alicent estaba siendo muy grosera con sus propios hijos, Aemma no era ciega, ella veía cómo Alicent reprendía a Aegon con cada suspiro equivocado o amenazaba con levantar la mano hacia Aemond cuando él no hacía lo que se le decía. Viendo todo aquello la pequeña niña explotó, olvidando sus modales y llamando a Alicent "perra de los 7 infiernos".

Para su crédito, su tío Daemon rió, y después a escondidas de su madre Rhaenyra, él la felicitó.

Aemma siempre se preguntaba, ¿por qué Alicent era tan mala con sus hijos? ¿Sangre de su sangre? Y también eran esos mismos momentos en que Aemma agradecía a los dioses por haberle dado el regalo de ser hija de la princesa Rhaenyra.

Sacudiendo la cabeza ligeramente para espantar todos aquellos pensamientos, Aemma vuelve renuente a encarar su libro, Y luego, después de miserables segundos, su mirada vuelve a mirar de nuevo a la gran ventana de su habitación que le daba una hermosa y gran vista a la parte exterior del castillo donde sus hermanos jugaban juntos.

Mirando desde la ventana Aemma podía ver claramente la felicidad estampada en el rostro de Jacerys, El príncipe ostentaba una sonrisa de orgullo en el rostro, lo que la llevaba a creer que él había domado y conquistado a su dragón, Vermax.

Aemma aún no tenía un dragón, el huevo que había sido puesto en su cuna no había eclosionado, pero le parecía bien. Aemma siempre amó más la idea de que un dragón la escogiera.

La idea por sí sola ya la dejaba eufórica y agitaba su sangre. Encontrar un dragón y demostrar que era digna de domarlo haciendo que se sometiera y la eligiera, era increíble.

Sabiendo que no estudiaría más nada con todos aquellos pensamientos inundando su cabeza, la princesa cerró el libro y entonces se levantó de la silla.

Ella ya sabía sobre la historia de Aegon el conquistador de memoria, así que no le vendría mal pasear un poco por el castillo, ¿verdad?

Aemma tenía una costumbre muy estricta de seguir todo al pie de la letra. Y si lo recordaba bien, su madre sólo le había dicho que buscara un lugar para estudiar porque aquel día ella no podía salir a jugar.

¿Qué mejor lugar para estudiar que la gran biblioteca real en la que podría robar furtivamente uno de esos libros de romance que su madre tanto amaba y escondía de ella?

Decidida a burlar su castigo, Aemma caminó tranquilamente hacia el exterior de su habitación, con una sonrisa serena y gentil ella pasó por los guardias, ellos sabían más que nadie que no podrían impedir a la princesa de salir sin una orden directa de la princesa Rhaenyra.

Rhaenyra siempre confió mucho en Aemma, un gran error dado que su hija había sacado su personalidad completa, siendo dos veces peor.

Solamente cuando Aemma terminó de atravesar la gran puerta de roble blanco de la biblioteca, fue que ella soltó la respiración que ella ni sabía que estaba reteniendo.

Sus manos estaban pegajosas por el sudor, el miedo de ser atrapada por su madre la asustaba.

Pero oliendo todos aquellos libros que estaban perfectamente organizados, suplicando ser leídos, hizo que todo el esfuerzo y el riesgo valieran la pena.

Aemma sonrió mientras pasaba por las grandes estanterías enumeradas por sesiones de libros, ella pasó por cada sección hasta parar en una que particularmente llamaba su atención.

"Romances prohibidos"

Las cejas de la princesa se unieron con curiosidad, ¿Por qué estaban prohibidas? ¿Sera que hubo alguna muerte involucrada?

Decidida a descubrir de qué hablaban aquellos libros para ser gravados como "prohibidos" Aemma agarra uno de los libros que le llamó más la atención. El elegido tenía una capa dura de color rojo, que ostentaba el símbolo de una manzana mordida.

Tan pronto como Aemma tiró del gran libro contra su pecho se congeló.

¿Qué la hizo parar? Un sonido de llanto, algo muy bajo que oídos menos entrenados no habrían escuchado.

Poniendo el libro contra el pecho Aemma siguió el ruido, pero ella no estaba preparada para la escena que presenció.

Un niño de pelo blanco estaba encogido cerca de uno de los estantes, con las piernas pegadas al pecho, mirando fijamente hacia adelante mientras las lágrimas corrían por su rostro, él parecía estar paralizado, ese chico era Aemond.

Su corazón pareció apretarse ante aquella escena, a ella no le gustaba ver a nadie llorar, principalmente a alguien de su familia.

— ¿Aemond ?—  Aemma preguntó calmadamente usando su voz dócil, ella no quería que él se asustara y que eso empeorara su estado.

Su tío no se movió, lo que hizo que una punzada de desesperación apareciera en su pecho. ¿Ella debería llamar a alguien? Seguramente no le gustaría eso ya que vino hasta aquí para llorar a escondidas, pero ¿si necesitara ayuda de algún maestre?

Apretando los labios, Aemma dio un paso más hacia adelante.

━ ¿Quieres que llame a alguien ? —Ella preguntó, sin embargo, no recibió respuesta. Aemond parecía estar con algo que los adultos llamaban "ataques de pánico" y eso hacía que Aemma entrara en pánico también.

No, ella se reprendió mentalmente, ella no se desesperaría ahora.

Ella ayudaría a su tío de alguna manera, de hecho eso es lo que hacía la familia, ¿no? Se ayudaba mutuamente.

Aemma dio un largo suspiro, dando unos pasos hacia adelante, es entonces ella se arrodilló delante de Aemond de manera que ella pudiera verlo y viceversa.

Dos ojos claros la encararon, aún llenos de lágrimas. Pero él hizo un movimiento. Eso era bueno ¿no?

━━ Vamos, tío, mírame e intenta repetir lo que voy a hacer, ¿de acuerdo?— La desesperación y el miedo en su estado más puro me enfrentaron, pero él sacudió su cabeza estando de acuerdo.

Poco a poco, Aemond siguió las instrucciones de la princesa, respiró profundamente, sujetó el aire y luego lo soltó.

Gradualmente el color  natural del rostro de Aemond iba volviendo. Aquella palidez anormal hasta para un Targaryen  iba desapareciendo con el sudor que ahora iba secando en su frente.

Aliviada al ver que su tío estaba parcialmente recuperado, Aemma se levanto y se sentó al lado de Aemond.

Ella decidió no hacer ninguna pregunta sobre por qué estaba llorando, era algo personal, cuando el se sintiera cómodo, lo haría.

Y así fue.

—Me dieron un cerdo— dijo Aemond, aún con la voz entrecortada por el llanto.

Aemma lo enfrentó, manteniendo su máscara de calma, pero totalmente confundida.

—¿Cómo así que te dieron un cerdo Aemond? —La princesa preguntó, mirándolo.

━Hoy temprano, cuando Jacerys fue a la fosa de los dragones a encontrarse con Vermax...— dijo, con su voz fallando. — Me dijeron que como yo era el único que aún no tenía un dragón, habían encontrado uno para mí... Pero era mentira, tenían un cerdo con alas para mí—El príncipe dijo con su voz rompiéndose en la última parte, el corazón de Aemma se apretó nuevamente y entonces ella tomó la mano de su tío dando un pequeño apretón.

━ Si Lucerys y Jacerys están involucrados en esta broma de mal gusto, no te preocupes voy a hablar con mamá ¿está bien?— Aemma se ofreció,  esperando que le diera algún consuelo.

━━ Hey! Todavía no tengo un dragón y los que están atrapados en el foso son cada vez más pequeños, así que una vez que tengamos la edad suficiente para salir solos, encontraremos un dragón para cada uno, ¿de acuerdo?— Aemma sonrió, recibiendo a cambio un ligero intento de sonrisa.

Aun así, lo tomó como una victoria.

—Prometo escoltarte durante nuestra búsqueda, Aemma, y no dejar que nada te suceda. Prometió el príncipe  con un brillo en la mirada.

—Encontraremos dragones más grandes que el mismo Balerion, seremos más respetados que todos los demás por haber domado a nuestros dragones.

—¿Lo prometes? —preguntó Aemond, mirando fijamente a la princesa.

—Promesa de meñique— Aemma respondió sonriendo y entrelazando su meñique con el de Aemond, que la  miró con una expresión confusa en su rostro.

—Eso es cosas de niñas, Aemma.—Aemond dijo, haciendo que la dulce sonrisa de Aemma se convirtiera en un ceño fruncido.

━ Por supuesto que no— Respondió indignada, haciendo que sus mejillas asumieran un tono rosado por el el enojo que comenzaba a formarse. —El  juramento de meñique es tan serio como un juramento de sangre.

Y así Aemond y ella pasaron el resto de la tarde intercambiando momentos y risas, haciendo que todo lo que paso se olvidara. 

Y entonces cuando Aemma se estaba levantando para volver a su cuarto, ya que  pronto su madre Rhaenyra verificaría que estuviera ahí, el libro de la capa roja cayo al suelo.

Aemond que no estaba de pie agarró el libro, examinándolo y luego arrugó las cejas mirando con diversión el libro rojo, y luego sus ojos fueron hacia la princesa delante de él.

—Este tipo de lectura no es adecuado para una princesa— Aemond dijo, mientras pasaba por algunas páginas.

Aemma enderezó su  postura, haciendo un gran esfuerzo para mirar hacia arriba y encontrar la mirada de su tío que encaraba el libro con diversión.

Aunque Aemond era solo 3 años mayor que ella, era increíblemente alto, a comparación de su baja estatura.

—¿Por qué? Una princesa debe expandir sus conocimientos y vocabulario, creo que este libro me ayudará a...

Aemond cierra el libro en la cara de Aemma, interrumpiendo todo su discurso.

━ No creo que tu padre quisiera que lograras este tipo de conocimiento, al menos no aún—dijo Aemond, poniendo el gran libro debajo de su brazo, arrancando un ceño fruncido de la princesa.

━━ ¡Mi padre apoya cualquier tipo de conocimiento! ¡Una dama debe ser inteligente y estar al tanto en varios aspectos! —respondió Aemma, mientras intentaba desesperadamente alcanzar su libro. Pero Aemond conseguía que no lo lograra.

Maldita sea. Debió pensarlo dos veces antes de ayudar a un bastardo arrogante.

━ ¿Estás segura de que apoyaría que la señorita supiera varios adjetivos para el pene, Princesa?— Aemond respondió tranquilamente, enunciando cada palabra claramente, haciendo que Aemma sintiera su piel calentarse  con tales palabras.

—Yo no iba a aprender sobre eso, ahora  dame el libro— Aemma respondió, mientras intentaba agarrar el libro, pero Aemond lo levantó en lo más alto.

━━ ¿Sabes qué? Puedes quedarte con el libro, tú no eres mi sombra. Puedo venir más tarde y tomar otro libro—Aemma explotó, y luego giro sus talones contra el  suelo, yendo hacia la puerta de la biblioteca sin mirar atrás.

Pero Aemma estaba equivocada. A partir de ese momento, Aemond estaba destinado a ser su sombra.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro