Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

02 | Instituto Ocassio

Un enorme grito escapó de la boca de Jimin, su corazón latía descontroladamente y lágrimas brotaban de sus ojos. Sin pensar, dirigió su mirada hacia su pierna izquierda, pero una bata azul y delgada le impedía ver su herida. Fue entonces cuando se dio cuenta de que todo había sido una horrenda pesadilla... Un suspiro de alivio escapó de sus labios, y una sonrisa se dibujó en ellos.

A pesar de que todo había sido un sueño y el miedo ahora parecía lejano, la confusión y la incomodidad persistían en su mente.

Miró a su alrededor, explorando la habitación en la que se encontraba. Era espaciosa, con paredes blancas. A su izquierda, una amplia ventana dejaba entrar la luz del sol y mecía las suaves cortinas, tiñendo la habitación de un cálido color dorado.

La cálida luz golpeó su rostro junto con una brisa suave, llenándolo de paz.

Sin dudarlo, observó el cielo despejado a través de la ventana. Era como un lienzo perfecto, limpio y sin ninguna nube que lo empañara. Parecía una hermosa pintura en un museo de arte.

A su derecha, a pocos centímetros, había una pequeña mesita blanca con tres cajones verdes, junto a varios aparatos cuya función desconocía. La única puerta de la habitación se encontraba a varios metros de su cama.

No sabía dónde estaba, pero tenía la impresión de que era algún tipo de hospital.

Decidió levantarse para buscar a alguien a quien preguntarle por qué estaba allí. No entendía cómo había llegado ni por qué.

Cuando sus pies desnudos tocaron el frío suelo, un escalofrío recorrió su espalda, pero lo ignoró y siguió caminando hacia su destino.

"Todo fue solo una horrible pesadilla...", murmuró mientras llevaba una mano al pecho y sentía que su corazón agitado empezaba a calmarse.

Detrás de la puerta, escuchó pasos. Retrocedió un poco, esperando lo que vendría a continuación.

La puerta se abrió y un hombre entró. Tenía cabello azabache que caía a ambos lados de sus orejas y unos ojos rasgados. Su rostro parecía serio, y llevaba ropa elegante: una camisa negra impecable, pantalones de vestir y zapatos a juego. Su apariencia denotaba importancia y elegancia.

Detrás de él, dos personas más lo seguían. Un hombre rubio, de cuerpo robusto, con una camiseta blanca que resaltaba su forma física y unos pantalones que dejaban ver sus muslos trabajados. Tenía una expresión seria y dura. El tercero era un chico de cabello morado, claramente teñido. Llevaba una sudadera azul oscuro y jeans rotos, y su rostro era sereno y amigable.

—Park Jimin, ¿estás bien? —preguntó el hombre de cabello azabache, preocupado por los gritos que había escuchado momentos antes.

Jimin asintió, aunque no entendía lo que estaba sucediendo.

El hombre pareció darse cuenta de su confusión y sonrió amistosamente.

—Seguramente estás confundido. Te explicaré todo mientras recorremos el lugar. Ven. —Extendió su mano de manera amigable.

Jimin dudó por un momento, pero finalmente tomó la mano del hombre. Después de todo, estaba en un hospital, ¿verdad?

Cuando salieron de la habitación, Jimin vio un pasillo largo que parecía no tener fin. La decoración y los colores eran idénticos a los de su habitación, con ventanas, cortinas y paredes blancas. Todo parecía seguir el mismo diseño.

—Esto es un instituto —explicó finalmente el hombre—. Ayudamos a las personas que padecen amnesia. La amnesia es la pérdida parcial o total de la memoria, lo que impide recordar experiencias pasadas. Esto puede deberse a un accidente o a un evento traumático. Pero no te preocupes, en el Instituto Ocassio te ayudaremos a recordar todo.

—El hombre hablaba con calma.

Jimin murmuró, confundido y triste por las palabras del hombre. Todavía no entendía lo que estaba sucediendo.

—¿Amnesia...?, ¿acaso tengo familia, hermanos o algo? —musitó Jimin, con un nudo en la garganta, incapaz de comprender su situación. No sabía si tenía familia, si sus padres estaban bien o si tenía hermanos. Era una angustiosa incertidumbre.

—Lo siento, no puedo ayudarte con eso. El proceso es lento y debe ocurrir de forma natural. Tú debes recordar todas esas cosas. Nosotros solo podemos proporcionarte las herramientas para acelerar ese proceso.

Jimin sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas y una sensación de soledad lo invadió. Se sentía como la persona más sola del mundo. No podía recordar nada, ni siquiera si tenía familia. Era como si su mente fuera una pizarra en blanco.

Lágrimas empezaron a caer de sus ojos, como pequeñas gotas brillantes que se derramaban accidentalmente.

—No te sientas solo. Aquí hay muchas personas como tú. Harás muchos amigos que te comprenderán. —El hombre intentó reconfortarlo al darle palmaditas en la espalda.

—Lo siento, no pude evitarlo. —Jimin respondió, secando sus lágrimas con pequeños pero fuertes suspiros.

—Terminaré de mostrarte el lugar. Vamos. —El hombre le ofreció un pañuelo para que pudiera secar sus lágrimas con más facilidad.

—Gracias, señor... —Jimin se detuvo al darse cuenta de que aún no sabía el nombre del hombre.

El hombre soltó una leve carcajada al percatarse de que no se había presentado.

—Sí, lo siento. Aún no me he presentado. Soy Lee Dong Wook, mucho gusto. Yo seré tu psicólogo y, en realidad, el de todos aquí —extendió la mano en un gesto de saludo, que Jimin aceptó.

—Mucho gusto, señor Lee —respondió Jimin con una sonrisa.

—Por cierto, olvidé presentar a nuestros acompañantes. Él es Kim Seokjin y el otro es Lee Hoseok, aunque lo llamamos Wonho —señaló al joven de cabello morado y luego al rubio, respectivamente—. Ellos son los encargados de cuidar de todos, la seguridad es lo más importante. Además, pueden ayudarte con cualquier pregunta que tengas. A pesar de que parezcan rudos, son buenas personas.

Después de estas presentaciones, continuaron con el recorrido por el instituto.

El señor Lee le mostró todo el lugar. Primero, el comedor, donde algunas personas desayunaban debido al horario, mientras que otras charlaban. Jimin notó que tres jóvenes lo miraban y susurraban entre ellos, pero decidió ignorarlo.

Luego, visitaron la pequeña sala del psicólogo, un lugar amplio con un escritorio y dos sillas de madera acolchadas. Una lámpara iluminaba el escritorio, y un cómodo sillón se encontraba a pocos pasos. Aunque el lugar era espacioso, no tenía demasiadas cosas, lo que le pareció extraño, pero no le dio importancia.

El señor Lee comenzó a explicar los horarios, pero Jimin se distrajo con un pequeño gato negro que apareció de la nada y ronroneó mientras se restregaba en su pierna.

—¿Jimin? —preguntó el señor Lee al darse cuenta de que no estaba prestando atención.

—S-sí... Claro.

Antes de salir de la habitación, Jimin echó un último vistazo al pequeño gato y al lugar, tratando de descubrir por dónde había entrado, ya que no lo había visto venir con ellos. Sin embargo, su exploración fue interrumpida cuando el señor Lee aclaró la garganta y esperó junto a la puerta.

Visitando otros lugares, Jimin vio la sala de música, donde un piano antiguo ocupaba el centro del espacio. Había otros instrumentos y sillas alrededor. Varias lámparas iluminaban el lugar, y las paredes estaban decoradas con notas musicales. Era un ambiente agradable.

—Si quieres distraerte, puedes venir aquí. La música siempre ayuda a relajarse, incluso si no sabes tocar. También puedes pedirle a Seokjin que te enseñe a tocar el piano si estás interesado; es un buen maestro.

Jimin asintió con interés.

La biblioteca era pequeña, con estanterías de madera y libros de todo tipo, aunque no parecían estar organizados por género o sección.

—Casi nadie viene aquí. Bueno, corrijo, solo dos chicos de todos los que hay vienen. Es una pena que la gente esté perdiendo el hábito de la lectura. Puedes tomar cualquier libro que desees y leerlo todo el tiempo que quieras, pero asegúrate de anotarlo en el libro de registro para que otros puedan pedirlo si lo tienes.

—Está bien, lo recordaré.

Finalmente, visitaron el patio. Era espacioso y los árboles lo decoraban, con uno particularmente grande, viejo y robusto destacando entre todos los demás. Jimin bajó la mirada y vio a un joven absorto en la lectura, con las piernas cruzadas y una camisa blanca que parecía ser su única preocupación.

—Oh, mira quién está aquí... Yoongi. Es uno de los dos que se digna a leer, aunque eso es prácticamente todo lo que hace. Le vendría bien hacer más amigos —comentó el señor Lee, mirando a Jimin.

—Lo intentaré con gusto —respondió Jimin, decidido a hacer nuevos amigos.

Por último, visitaron las habitaciones. Estaban en un pasillo, unas al lado de otras y otras enfrente, como las habitaciones de una universidad. La de Jimin estaba al final del pasillo. Era amplia, con una cama individual en el centro con sábanas de un azul profundo. Junto a la cama había una mesita de noche con una lámpara, y a la derecha había un estante para poner sus cosas y un armario espacioso.

—Eso es todo. Cámbiate y después puedes hacer lo que quieras, pero asegúrate de no causar problemas. Respeta los horarios de comida y las sesiones conmigo, y todo estará bien.

Jimin asintió agradecido.

—El lugar tiene muchas formas de mantenerte entretenido. —El señor Lee finalizó y se dirigió hacia la puerta, cerrándola tras él.

Apenas la puerta se cerró, Jimin se dejó caer en la cama, abrumado por todo lo que acababa de escuchar por parte del señor Lee.

Un suspiro escapó de sus labios.

—Así que... amnesia... —murmuró mientras se tapaba el rostro y las lágrimas comenzaban a fluir nuevamente.




Imagen hecha por mi por la IA, ¿les gusta?

Capítulo editado y corregido.

Espero les guste 💜.

Cuídense.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro