Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🌶️ Clint Barton 🌶️

Smut















Con un resoplido, tus hombros caen por la  decepción, tus labios se curvan por la frustración. Murmuraste un par de improperios por lo bajo, tu cuerpo simplemente no cooperaba contigo.

Una vez más, habías querido intentarlo, aunque fue en vano, y no tenías idea de qué demonios te estaba pasando. ¿Eran los dedos? ¿No eran lo suficientemente largos? Tal vez lo estabas haciendo mal. Lo que sea que fuera, simplemente no podías llegar. Lo habías intentado innumerables veces, una y otra vez, y se sentía bien, realmente bien, sin embargo, la liberación por la que te habías estimulado nunca parecía llegar. La sensación en la boca del estómago nunca estalló, las piernas no temblarían, esa sensación tan asombrosa, como si estuvieras en llamas. No estaba. Nunca. Sólo  placer y nunca llegaba el orgasmo. Y aunque sabías que no podías evitarlo, decidiste culparte a ti misma, tus dedos jugueteaban con las mantas que apenas cubrían tu mitad inferior desnuda mientras yacías en tu cama.

Te habías estado quedando en un apartamento bastante lujoso con tus compañeros de equipo, Tony insistió en que les acompañaras en sus vacaciones, alegando que sería un buen momento para tener algo de relajación, aunque era un hecho que lo único que quería era un poco de libertad, un poco de sol y mar os haría bien.
Tenías una habitación para ti sola, ciertamente no la ibas a desperdiciar. Te relajarías tanto como pudieras, y tenías un método en mente, pero no había suerte.
Esto no era para nada diferente a cualquier día normal. Suspiraste, frotándote la cara con la mano, las sábanas se movían a lo largo de tus pechos desnudos, las pequeñas gotas de sudor que tenías todavía se acumulaban tu frente.

-¿Necesitas ayuda, cariño? - tu cabeza giró hacia el intruso, tus ojos se abrieron antes de agarrar rápidamente las sábanas sobre tu cuerpo, haciendo tu mayor esfuerzo para no sonrojarte, fallando. Incluso con la habitación oscura, estabas más que segura que él te había visto.

- Por favor, vete - dijiste exasperada, por la frustración acumulada.

Hizo chasquear la lengua con fingida decepción, alejándose del marco de la puerta y cerrándola rápidamente.

- Vamos, nena - la luz de la luna se reflejaba en sus ojos mientras se movía por la habitación - pareces muy frustrada - tenía toda la razón, y la mirada tentadora en sus ojos casi inmediatamente te hizo querer decir que sí. Aunque estabas tan segura, tu mente se imaginaba posibles escenarios de la mañana siguiente. Solo esperabas que no fuera incómodo.

- Podrás finalmente correrte, y yo - sonrió mientras mordía ese bonito labio inferior suyo. - Bueno, puedo ver este hermoso cuerpo tuyo, ¿verdad, preciosa? - gemiste levemente, aunque lo suficientemente fuerte como para que Clint la oyera. Él sonrió, agachándose junto a tu lado de la cama, agarrando las sábanas y quitándolas de tu cuerpo. Estabas completamente desnuda, un ligero brillo de sudor te cubría el cuerpo y te hacía lucir tan deliciosamente sexy que no pudo evitar que su po*la se retorciera bajo sus pantalones ante la vista.

Sus ojos parpadearon al ver tus dos dedos, la mancha de humedad cubriéndolos. Agarrando tu muñeca, se la llevó a la boca, y chupó, haciendo un sonido obsceno al lamerlos.

- Dime, cariño - su mano se deslizó a lo largo de tu mandíbula, el pulgar acariciándote la mejilla - ¿Algún hombre ha hecho que te corras?

Negaste con la cabeza, completamente hechizada por él, tu lado sumiso salió a jugar.

- Bien - sonrió - soy el único hombre que puede - se mordió el labio, mirándote, su cuerpo ahora sobre el tuyo.

- N-no estoy segura de que puedas - murmuraste, sin pretender sonar juguetona ni arrogante, sino más bien insegura y tímida. No querías decepcionarle, y él podía ver eso mientras te miraba con ojos brillantes y labios sonrientes.

- Bueno, ya lo veremos - su rostro estaba a centímetros del tuyo, con la boca sobre tus labios - Voy a hacerte sentir muy bien...

Su boca se unió a la tuya con firmeza, sus labios se juntaron en un beso duro pero apasionado, puso una  mano  sobre el cabecero de la cama, mientras que la otra se entrelazó en tu cabello.

Tu ritmo cardíaco se aceleró, latiendo en tus oídos por la proximidad de Clint. Siempre había sido un coqueto, aunque tenías la idea de que era así con cualquier cosa que tuviera pulso.

Sus manos viajaron por tus costados, apretando tus caderas antes de detenerse en seco, agarrando tus muslos, sintiendo la piel bajo las ásperas yemas de sus dedos. Separando tus piernas con la rodilla, él lo vio, tu c*ño desnudo frente a él, le tomó por sorpresa lo mojada que estabas.

- Oh, cariño - suspiró - estás goteando - Sus manos acariciaron tu espalda desnuda - eres una chica muy traviesa.

Con un rápido beso en los labios y un ligero cambio en la posición, su cabeza acabó entre tus piernas, su boca fue al interior de tus muslos, cambiando de lado a cada beso. Tus caderas se levantaron impacientemente, gimiendo de vez en cuando para que él continuara, aunque internamente disfrutabas la atención que te estaba prestando, el tiempo que se estaba tomando para hacerte disfrutar.

- No tienes idea. Cuánto tiempo. He estado esperando para hacer esto - Su voz fue amortiguada por tu piel mientras hablaba a través de los besos. - Cuánto tiempo he estado esperando para besarte, para saborearte - hizo una pausa en los movimientos, para mirarte a los ojos - Para f*llarte - dejaste escapar un gemido involuntario, con el pecho hinchado de arriba a abajo por lo pesada que se había vuelto tu respiración. Todo fue por él, por Clint.

- Dios, cariño, hemos sido amigos durante años y verte con otros hombres, me ponía celoso - te mordisqueó el muslo izquierdo, tan cerca de tu entrada, casi molesta por lo frustrada que te habías puesto.

- Y sabiendo que no te complacían nena, tengo que hacerte sentir bien, cariño - la mirada en sus ojos cada vez más dura, los iris cada vez más oscuros, sus palabras hicieron  que tu clitoris palpitara.

- Solo yo puedo hacer que te corras, princesa - sonrió - nadie más. Solo yo.

Sin siquiera un indicio de advertencia, sus labios estaban alrededor de tu clítoris, chupando ansiosamente. Su lengua se deslizó sobre su tu botoncito mágico, lamiendo. Tus gemidos retumbaban por toda la habitación. Sabías que estabas perdida en el momento en que su lengua se deslizó dentro de ti, empujando dentro y fuera hábilmente, por un segundo te preguntaste a cuántas chicas le había hecho eso también. Aunque rápidamente se esfumó de tu mente, querías disfrutarlo tanto como pudieras, temiendo no volver a experimentar este tipo de placer nunca más.

- ¡O-oh, Clint! - tu cabeza se echó hacia atrás, tus ojos se cerraron, esos ruidos obscenos de sus labios - Se siente tan bien - podías sentirlo sonreír contra tus partes, feliz de que su chica gimiera su nombre así.

Sabías que era bueno, pero no sabías exactamente cuánto.

- C-creo que me voy a correr, Clint - tu voz salió entre jadeos, la respiración errática mientras te preparabas para el impacto que estaba por venir. Sabías que sería grande, después de todo, nunca antes habías experimentado un orgasmo. - Clint, estoy tan cerca. Estoy tan, tan cerca.

- Lo sé, cariño, déjalo ir - decidió no meter un dedo dentro de ti, sabiendo que si lo hacía, sería demasiado. Nunca te habías sentido tan bien antes, Clint era como un sueño. Por supuesto, habías estado con otros hombres, aunque los pocos con los que habías estado nunca lograron hacerte sentir tan bien como él, y mucho menos hacer que te corrieras. - Quiero que me hagas sentir orgulloso, cariño. Quiero que te corras en mi boca.

Con unos últimos movimientos de lengua, tus piernas comenzaron a temblar. Ni palabras ni ruidos (excepto los pequeños gruñidos que lograron escapar) tu cuerpo entero temblando, el clítoris todavía te palpitaba.

Clint comenzó a reír, su dulce risa se convertió en una nueva forma de música para tus oídos.

-¿Eso ha estado bien, princesa? - te preguntó, ya sabiendo la respuesta, solo queriendo la satisfacción de escuchar lo bueno que había sido, dejando salir lo que sonó como un ronroneo como respuesta a su pregunta. Se subió a tu lado en la cama, teniendo mucho cuidado donde ponía las manos, sabiendo lo sensible que te habías puesto.

- Descansa, nena - Sus manos acunaron tus mejillas cálidamente, acariciando tu nariz contra la suya, aunque sus ojos todavía estaban oscuros con lo que suponías que era lujuria.  - tengo muchas cosas que enseñarte.












En el GIF : Cameron Díaz

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro