Todos voltearon sus cabezas evitando ver la escena y dejaron que el chico peliplateado respirara, esa situación debe de ser algo que nadie debería de vivir, mucho menos alguien que parecía ser el bueno en la situación, ser humillado en público debería ser un pecado capital.

Jake pensó por un momento, "ese chico malvado, ¿no es un cliente regular?"

Ese lindo chico con una sonrisa hermoso y contagiosa de cabello rosa, siempre lo saluda muy atento por las tardes cuando Jake estaba en turno. Se preguntaba "¿qué rayos le paso para que cambiara tan dramáticamente de actitud o solo fingía ser amable? Oh, pero recuerdo haberlo visto con bastantes personas, venir y tomar cafés cómodamente, tal vez es una persona sociable, demasiado sociable, tanto que siempre estaba sobre ellos dándose muchos cariños y..."

En fin, el no tenía respuesta para incógnitas sobre la vida de otras personas, pero una fuerza le hacía sentir y querer hacer algo por ese chico qué pasó un momento terrible.

Cada quien decidió dejar el asunto por respeto al muchacho que seguía con la cabeza gacha y seguir con sus vidas, pero Jake no podía dejar a esa pobre alma en desgracia en la miseria, tenía que hacer algo para por lo menos calmar su propio inquieto corazón.

Miró a un lado del mostrador y tuvo una idea.

Espero a que pasaran los minutos, pero el chico no se movía.

Se acercó poco a poco, ya nadie tomaba en cuenta esa zona, los que presenciaron la humillación ya se habían marchado pero el chico seguía allí, completamente vacío, tocó su hombro ligeramente con un dedo, haciéndolo voltear lentamente.

El chico de verdad era guapo, muy guapo, piel pálida y un seductor lunar en la nariz, pero en este momento parecía ser que el alma del joven hubiera sido consumida por un dementor y estuviera ido en una realidad alterna.

Jake lo miraba detenidamente, tal vez si se hubieran conocido en otro momento hubiera quedado encantado con el chico, pero ahora no, solo lo observaba con ojos de empatía.

Él en realidad sabía que se sentía ser humillado en público por alguien a quien aprecias, no tenía conocimientos si ambos chicos alguna vez se amaron, pero se notaba que el de cabello plateado apreciaba al malvado ser arroja americanos.

—Emmm... toma.—noto que el chico no consumía nada—es vanilla latte, va por la casa, espero que te anime un poco.

El chico solo lo miro y luego a la bebida en sus mano repetidas veces, lentamente la tomo entre las suyas.

Jake pudo observar que el chico sintió la calidez del vaso, pues no lo había dejado en la mesa, lo sostenía tratando de calentar sus dedos.

"Que bueno que le calente mi bebida"

—Ah, toma esto también, la tarde en un poco fría.

Le extendió un par de pañuelos para secarse y una chaqueta con una camiseta negra.

—...Gracias.

—De nada.

Le sonrió y volvió a su puesto esperando de verdad que se sintiera mejor.

Cuando comento que le daría la chaqueta al pobre chico, Hoseok se ofreció a darle una camiseta nueva de la cafetería, daban gracias al cielo, que no tenía un estampado extravagante con el nombre de la cafetería en colores fosforescentes, solo tenía un pequeño logo en la parte inferior de la camiseta.

Jake le dio su propia chaqueta, Sunoo le consiguió pañuelos de tela y Niki le pasó a Jake un suéter extra (nada cálido) que tenía en su mochila. Jake agradecía no vivir tan alejado de la cafetería.

Suspiró ahora un poco más relajado, se sentía bien hacer una pequeña buena acción, claro que deseaba tener más para darle más al pobre chico pero no culpen a un estudiambre, era lo que había y él estaba feliz con eso.

Le dio un último adiós a su linda chaqueta de color café afelpadita, sintiéndose triste pues era su favorita, pero pronto se le pasó cuando pensó que en su próximo día de pago podría comprar aquel nuevo suéter que vio en el centro comercial.

Tenía orejas de osito, afelpado y se veía muy cálido, siempre se detenía para no hacer gastos innecesarios diciendo que tenía uno igual, pero ahora ya no, nada lo detendría de poner en sus manos aquel lindo suéter de osito.

Sus pensamientos divagaron por un largo rato pensó en adelantar su proyecto de física y luego en hacer unas galletas para cenar, de repente no se podía quitar aquella canción del comercial de aromatizantes para el hogar de la mente y luego pensaba ¿si la arena al calentarse se hace vidrio, la playa está llena de vidrio?

Era algo típico en él, pensar demasiado.

Y la mayoría de veces era bastante distraído.

Además como la cafeteria estaba tan llena olvidó por completo al chico, trabajaba sin parar gracias a ese evento y tomaba pequeños respiros cuando los clientes pensaban en que ordenar.

Suspiro cansado, de verdad quería comerse lo que le sobró del brownie.

Ya faltaba unos pocos minutos para que el día laboral terminara, Jake limpiaba la entrada, despidiendo a los clientes que salían.

—Que tenga linda noche, muchas gracias y vuelva pronto. —le regalo una sonrisa a un chico con sombrero y tapabocas que se iba.

—Ah, si- gracias.—el chico se sonrojó por completo y salió corriendo.

—¿Eh?

Jake no entiendo nada, pensó que había hecho algo mal, solo siguió haciendo su trabajo.

—¿Entonces que haré? —llegó Niki de la nada con un puchero en sus labios, haciendo brincar a Jake del susto.

—Niki, estoy más solo que un calzón miado, no creo que te pueda ayudar en eso de los consejos amorosos.

—Hyung, al menos dame un consejo por sentido común.

Jake lo pensó por un rato—Pues habla con él.

—Me ignoró todo el día. —seguía con su puchero.

—Cómprale 100 bebidas de choco mint.

—Mmm, eso funcionaría, pero no tengo tanto dinero, ¡que sean 10!—salió corriendo.

—¡De nada! —gritó Jake pero Niki ya estaba muy lejos para oírlo.

"Niño malagradecido"

—Mañana le cobraré. —susurró.

Terminó el día, cerraron la cafetería y camino hacia su departamento en la noche helada, no podía evitar emocionarse por llegar a su hogar y arroparse en su cómoda cama con sus cobijas afelpadas y completamente limpias, olerlas profundamente para consolidar sus dulces sueños.

De verdad necesitaba descansar sus pies y el frío lo mataban.

Tengan lindo día y gracias por apoyar la historia 💕