Estando en el medio del conflicto que estaba por estallar se encontraba Iris, con Elton en su lomo, viendo atenta y ferozmente a ambos bandos.

—¡Chicos! — Exclamó Elton mientras bajaba del lomo de la dragona, viendo las peleas con preocupación.

—¿Elton? No me digas que ahora estás con los furros esos — Exclamó Tomás mientras que veía con horror el cómo había cambiado su compañero.

—Creo que sí lo está... — Comentó Pedrito mientras veía tanto a la dragón como a Elton; Él se dio cuenta que su compañero tenía más semejanza con la bestia que con un ser humano.

Mientras tanto aquel fantasma observaba la intervención de Iris con calma; La ferocidad y rapidez con la cual había intervenido para frenar la pelea.

—Décadas sin verte, Iguaniris — Comentó aquel espectro de ropaje oscuro mientras se acercaba a la dragón, dejando una estela de aquel humo negro a su paso.

Al escuchar aquella voz espectral la dragona volteó a ver de quien se trataba, por su repentino accionar se podía notar que estaba sorprendida de verlo.

—Erik... — Dijo reconociendolo en ese momento.

Sin embargo no hubo tiempo para más palabras, pues el poderoso sonido de las sirenas de policía se escuchaba no tan lejos.

—Chingada madre, ese plomazo alertó a los vecinos — Murmuró Chris mientras se comenzaba a levantar. No sin antes, y en un acto de maldad masculina pura, pisarle los huevos a Tomás. Haciendo que este grite del dolor mientras él se iba con sus compañeros.

—¡Ahh! Enano hijuepu-

—¡No hay tiempo cabros, ya viene los cochinos puercos! — Dijo el Pedrito comenzando a correr hacia el auto, mientras que Oliver seguía allí pasmado por la escena que acababa de presenciar.

—Oliver, tenemos que irnos — Dijo Elton mientras iba con su líder, para luego de llegar con él agarrarlo de la mano y comenzar a correr, haciendo que este espabilara finalmente. Mientras corría, el peliazul mitad dragón agarró a Tomás de la capucha, prácticamente arrastrándolo hacia el auto con una facilidad inhumana.

Iris solamente se resignó a ver cómo Elton y sus amigos hacían todo lo posible por escapar de ese lugar, con un sentimiento entre tristeza y confusión en su ser.

—¿Cómo carajos pasó esto? — Preguntó David mientras se acercaba junto a Adrien a ver a Kevin y a Chris.

—Bueno, nosotros estábamos llegando al lugar este por la puerta de enfrente, cuando en ese momento el viejo pendejo de seguridad nos quiso detener y ¡Pum! El Kevin le metió un pinche batazote en el coco y- ¡Auch! Que pinche aburrido... — Dijo sobando su cabeza por un zape cortesía de Kevin.

—Cuando estábamos por entrar el auto de esos cuatro nos vio y... Bueno, pasó lo que pasó... — Respondió Kevin mientras que se ponía el bate al hombro. —¿Y dónde putas están Nick y Bruce?

—Ya no hay tiempo, ya casi están aquí — Dijo David mientras veía a la distancia las luces intermitentes color azul y rojo de la policía acercándose a una velocidad trepidante.

—Vamos a necesitar tu ayuda ¿Si? — Le habló AJ a Iris, sin que se dé cuenta aquel brillo azulado volvió a aparecer en sus ojos. Aquel brillo que hacía que sus palabras no pudieran ser ignoradas. —Sácanos de aquí, linda — Le pidió, viendo a Iris a los ojos.

La dragona, hechizada por aquel mestizo, solamente pudo asentir, para después convertirse en dragona allí mismo, para la impresión de los cuatro jóvenes presentes.

—¡Subanse que la tira ya está aquí! — Exclamó David mientras que se subía encima de la dragona usando su cola para subir, guardando aquella esfera negra en su bolsillo.

Chris, Kevin y Adrien se subieron al lomo de la bestia, justo cuando dos autos de la policía se detenía en las puertas del cementerio.

De cada vehículo bajaron dos policías y les apuntaron con sus armas; Dos iban con sus pistolas reglamentarias mientras que los otros dos iban con escopetas. No podían salir del asombro y el terror de tener que ver una escena de ese calibre, pero aún así iban a cumplir con su deber.

—A ver si puedo hacer lo que creo que puedo hacer — Dijo AJ con una enorme y colmilluda sonrisa, para después inhalar profundamente por la boca y después exhalar con todo lo que tenía.

Lo que Adrien creía que sería una poderosa llamarada de fuego proveniente de su boca al final resultó ser apenas unas pocas chispas acompañadas de humo negro, dejando a un Adrien totalmente decepcionado y a los otros tres completamente muertos de risa, mientras que Iris tomaba vuelo.

—Qué. Mierda. De. Noche — Dijo Kevin mientras se sentaba en el lomo de Iris con evidente frustración, marcaba un número en su celular. —Primero nos encontramos con una vieja dragón de la nada, luego nos vienen Oliver y sus novios y cuando creemos que esto no puede ir peor, perdemos contacto con Nick y Bruce.

—Al menos tenemos un chingo de- —En ese momento que Chris seguiría su frase David le tapó la boca, indicándole con la mirada la presencia de la dragón.

—¿Puedes dejarnos por aquí, eh...?  — Le preguntó AJ a la dragona mientras tenía la vista en su celular, concretamente en busca de una dirección en Google Maps.

—Iris — Respondió mientras seguía su vuelo, su voz ahora sonaba ronca, casi como si fuera una bestia la que estaba hablando.

—Sabía que eras tú, iguana — Se volvió a manifestar aquella voz fantasmal, mientras que de la esfera comenzaba a salir ese mismo humo negro, dando lugar a la manifestación de aquel espectro de antes.

—Erik... Hace siglos que no tenía noticias de ti... ¿Cómo fue que tu alma terminó ahí?

—Esa pareja de exiliados, los Keyru, me buscaron y me sellaron después de nuestra batalla con ellos, tú y ¿Cómo se llamaban esos dos humanos...? ¿Elijah y...? ¿Gabriel? El chico que está con esa cosa rectangular pudre cerebros de este mundo se parece mucho a él, a decir verdad. — Comentó haciendo referencia a Adrien—

—Si... — Respondió Iris, aunque su tono decayó un poco por la tristeza que esos nombres le producían. Sin embargo, ese segundo nombre hizo que Adrien frunciera el seño volteando a ver al espectro.

—¿Cómo es que conocen a mi padre? — Preguntó a Erik y a Iris, quienes se habían quedado callados por un incómodo momento. En aquel momento el celular de AJ estaba comenzando a sonar, como si alertara de algo.

—¿Adrien? — Preguntó David al escuchar ese ruido.

—Puse la dirección de Finn hace rato, el nos está esperando — Le contestó a su amigo, para después dirigirse a la dragona. —¿Nos bajas aquí?

Iris, sin mediar palabra, comenzó a descender hacia tierra firme. A los pocos minutos de empezar se encontraban en lo que parecía ser un vecindario casi rural, como casi todos los vecindarios alejados del centro de Detroit. Muchas de las casas parecían viejas, algunas parecían abandonadas, y esta no era la excepción.

Sin embargo no se esperaban que un perro proveniente de aquella casa comenzara a ladrar por la llegada del grupo. En aquel momento la luz en su interior se encendió, para a los pocos segundos la puerta abrirse, dejando ver dos siluetas; Una humana y otra perruna.

—Finn... — Dijeron los cuatro pandilleros al unísono, en forma de saludo, mientras se bajaban de Iris, quien al poco tiempo volvió a su forma humana.

Finn era un joven delgado de tez morena, ojos cafés y pelo teñido de rubio por arriba, atrás y a los lados tenía negro, su color natural. Portaba una pistola Glock cuya corredera era blanca, y a su lado estaba un pitbull con un collar azul, cuya placa tenía el nombre "JAKE"

—¿Qué carajos, chicos? — Preguntó sorprendido por la escena que estaba viendo, en especial a Iris y a Erik. Su perro Jake estaba totalmente atento y curioso ante los visitantes —¿Quienes son esos dos?

—Te explicamos adentro, amigo. Y ponte cómodo porque no vas a creer la historieta que acabamos de vivir — Dijo AJ mientras los demás comenzaban a entrar a casa de su amigo, a la vez que le hacía un gesto con la cabeza apuntando a ambos entes. —¿Pueden pasar?

—Bien... Pero mantenlos vigilados, amigo — Dijo Finn tras pensarlo un momento, para después hacerle una seña con la mano para que vengan con ellos adentro.