No Podía Salir Tan Bien 2/2
Debajo de aquel establecimiento se encontraba el segundo trío, conformado por David, Kevin y Nick. El moreno encapuchado alumbraba a sus dos compañeros con su celular, quienes ponían en sus mochilas todo lo que pudieran sustraer de aquella casa de empeños "mágica".
En aquel lugar se podía encontrar de todo; Pócimas, armas y armaduras aparentemente del medioevo, algunas bolsas con monedas de naciones desconocidas y diversos talismanes y piedras con runas que solo Dios sabe qué significado tienen.
—Seguro se te paró, David. Aquí hay muchas cosas que podrían estar en esos ipepai que ves — Comentó con diversión mientras metía más objetos dentro de su gastada mochila color carmesí.
—Cállate Kev, no seas idiota — Le dijo a su compañero mientras que veía lo que parecía una especie de bola de cristal. Esta era negra como la noche. —Y se dice isekai. Deberías verte alguno, son chingones.
—Nah, me vi Konosuba y algunos más. Son la misma cagada; El prota se muere, reencarna en un mundo mágico, se madrea a todos y se empotra a chicas muy extrañas que le pegan por cualquier pendejada.
—El anime del morro del escudo no es tan así — Dijo Nick en defensa de aquellas obras japonesas. Y, hablando del tema, él cargaba un escudo cuyo aspecto era blanco, con una perla verde en el medio y ligeros detalles en negro.
—¿Cuanto crees que paguen por esa madre, Nick? — Preguntó Kevin con una sonrisa, mientras tocaba aquel escudo.
—Yo digo que unos tres... — En ese momento un estruendo se escuchó en la parte de arriba, sonaba como si alguien abriera una puerta con extrema fuerza. —... Mil...
—A la verga ¿Qué fue eso?
—No lo sé weyes — Respondió David mientras veía la esfera de antea brillar en todos blanquecinos, rozando el plateado, para después guardarla en su mochila.
—Deberíamos revisar, Bruce AJ y Chris están allí arriba — Respondió Nick mientras sacaba una pistola, una simple, vieja y confiable Glock 17. Acto seguido comenzó a subir las escaleras en camino hacia el piso de arriba.
—Espera we, vamos contigo.
~Mientras tanto, en el piso superior~
—Adrien, Bruce... Creo que ya nos cargó la chingada... — Comentó Chris mientras un escalofrío recorría su espalda, sacando su pistola con su mano temblorosa por esa inesperada situación.
—Chicos ¿Por qué demonios prendieron las... — El ladrón de pelo bicolor puso los ojos como platos al ver a aquella mujer escamosa frente a aquella puerta, teniendo la mano en el revólver. —Eh, mira nosotros, eh... — Su mente apuraba el salir de sus palabras en un intento desesperado por tratar de justificar que él y sus amigos estén en un local cerrado a mitad de la noche.
Sin embargo aquella mujer tenía su atención en AJ, el cual estaba en el suelo viendo a aquella mujer en shock. Veía cómo se acercaba a paso lento y calmo y cómo procedía a acariciar su mejilla, con una mirada penetrante de aquellos ojos de reptil azules como el mar los cuales veían los globos oculares del joven líder.
—¿Qué demonios...? — Preguntó AJ a aquella mujer que tocabs su mejilla, la cual se sentía más... escamosa. Sus ojos eran más rasgados y tenía colmillos donde sus caninos deberían estar.
En ese momento los pasos acelerados de sus otros tres compañeros se podían escuchar cada vez más y más cerca, hasta que finalmente llegaron a la escena.
—¡Chicos! — Exclamó Kevin, teniendo su bate listo para golpear, mientras David y Nick tenían sus armas listas para usarse. Sin embargo no esperaron ver a una mujer casi desnuda con partes de dragón tan cerca de Adrien, y menos esperaron que aquella fémina volteara a verlos con esa mirada reptiliana y feroz, casi como si fuera una bestia.
—Oye, oye, oye. Eso no se hace — Dijo con seriedad, como si regañara a un perro, mientras que se levantaba para después acercarse a defender a sus compañeros. Sin embargo tropezó con la larga cola de la mujer dragón, cayendo a espaldas de esta. Sin embargo no la tiró, de hecho, parecía que ella lo llevaba en su espalda alada.
—¿Qué hacen aquí, niños? — Preguntó con calma aquella mujer de pelo pelirrojo con mechones blancos, más su mirada no cambiaba de parecer.
Por unos momentos los seis estaban buscando una excusa, pero no se les venía nada. No había una justificación convincente para que seis tipos con pañuelos en la cara estén ahí dentro a altas horas de la noche.
Cuando el momento de tensión y silencio estaba en su apogeo, se podía escuchar un auto acercarse a aquel local. Era de color negro y parecía que había unas cuatro personas en su interior.
—Creo que tenemos compañía — Avisó Bruce mientras veía por la ventana del local.
—Vas a tener que esperar para comernos, linda. — Dijo Kevin a aquella mujer mientras que sacaba su revólver, para después cubrirse detrás de uno de los estantes. El arma tenía la empuñadura y el tambor de color negro, mientras que el resto del armazón era blanco.
De aquel auto salieron cuatro personas, cuyas vestiduras eran urbanas y negras como la noche. De entre ellos destacaba un joven de tez ligeramente pálida y cabello largo marrón.
—¡Carajo, son los negros culo sucio de la VNW! — Exclamó Bruce desde la ventana. —Y no solo eso, si no que el malparido de Oliver está von ellos...
—Oliver Gachica... — Gruñó AJ de un modo casi animal, mientras de atrás de su pantalón sacaba una pistola de plata, una modificación de la M1911 que lo acompañó por años. —Lo habría matado en esa pelea en Bringard de no ser por los pinches puercos...
—¿Qué ocurre? — Preguntó aquella mujer mientras se acercaba, usando aquel báculo negro como bastón, más no lo necesitaba realmente.
—Unos bastardos vienen aquí a robar, eso ocurre — Respondió AJ con lo primero que su mente maquinó mientras tomaba cobertura en el lado derecho de la puerta. Bruce estaba del lado izquierdo. —Chicos preparense para recibirlos. Recuerden la formación de la que les hablé — Dijo el joven líder a su pandilla, y eso hicieron. Kevin se puso detrás del mostrador, Nick estaba cubriéndose atrás de una estantería, mientras que Chris y David estaban atrás de todo.
—Busca un sitio donde cubrir... — David no terminó el pedido, pues aquella dragona decidió avanzar directamente hacia la puerta, estaba impávida y calmada. Demasiado para este contexto... —¿Qué demonios haces...?
—Encargarme de este problema
— Respondió con tranquilidad mientras su mano izquierda tocaba la puerta, la cual brilló en un tenue color dorado por unos momentos, asombrando al sixteto por unos breves instantes —Mm... Magia de bloqueo, demasiado básico — Dijo mientras abría aquella puerta con lentitud, haciendo que el lugar oscuro sea bañado brevemente por la luz de la luna, la cual era levemente opacada por aquellos hostiles pandilleros vestidos de negro...
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