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•○°-Capitulo 12-°○•

[Narrador/a POV]

Victim se movió con rapidez hacia la cocina, tratando de ocultar el ligero temblor en sus manos. Aunque su tono había sido firme, las palabras que había dicho pesaban en su mente. No era fácil dejar atrás los recuerdos de su pasado, ni las decisiones que lo habían marcado. Pero no quería seguir profundizando en ello, no ahora, no mientras alguien lo observaba con tanta curiosidad.

Orange, por otro lado, no dijo nada más. Lo observó de reojo mientras Victim preparaba el desayuno, la tensión palpable entre ambos. Había algo en Victim que no terminaba de encajar para Orange, algo que no podía ver por completo, pero que de alguna manera lo atraía. Quizás era esa mezcla de dureza y vulnerabilidad, esa fachada fría que se rompía con solo un gesto, una palabra sincera.

- ¿Te preocupa algo? -preguntó Orange, rompiendo el silencio, sus ojos fijos en Victim mientras él tomaba una sartén del armario.

Victim se detuvo por un instante, mirando la sartén antes de responder con una sonrisa tensa.

- No, no realmente. -Su tono fue algo evasivo, pero no lo suficiente como para que Orange no notara que algo lo había molestado. Sin embargo, no insistió. Sabía que las preguntas directas a veces solo lograban crear más distancia.

El sonido de la comida cocinándose llenó la habitación, y el ambiente se volvió menos tenso, aunque la sensación de incomodidad seguía flotando entre ellos, como una niebla invisible. Orange intentó concentrarse en el momento, en disfrutar de la calma momentánea, pero no podía evitar preguntarse cómo terminaría todo este caos con Chosen y Dark.

Unos minutos después, Victim sirvió dos platos en la mesa. Se sentó, observando a Orange mientras le ofrecía un tenedor.

- No esperes que sea un banquete de lujo -bromeó, alzando las cejas con una sonrisa pequeña.

Orange aceptó el tenedor y comenzó a comer, disfrutando del desayuno a pesar de la atmósfera algo densa.

- No me quejo, es lo que más me gusta: lo simple. -respondió, sonriendo ligeramente.

Ambos comieron en silencio durante un rato, el sonido de los utensilios contra los platos siendo lo único que interrumpía el tranquilo ambiente. Pero la paz fue breve, como siempre. Un estruendoso golpe en la puerta los hizo saltar de sus asientos, y antes de que pudieran reaccionar, alguien irrumpió en la casa.

- ¡Chicos, estoy harto de estar encerrado con este lunático! -gritó Chosen, quien apareció en la entrada, aún atado por la cuerda. Su rostro estaba teñido de irritación, y su mirada reflejaba una mezcla de frustración y cansancio.

Victim suspiró, levantándose rápidamente de la mesa y caminando hacia la puerta.

- Te dije que no salieras hasta que te calmaras. -dijo con voz firme, su mirada fija en Chosen, quien solo lo miraba con incredulidad.

- ¡Cállate, Victim! Ya basta de tus órdenes. ¡Tengo mis propios límites! -exclamó Chosen, intentando liberarse de la cuerda sin éxito.

Orange, que observaba en silencio, levantó las cejas.

- ¿Por qué siempre tienen que hacer todo tan complicado? -preguntó, frunciendo el ceño.

Victim no respondió de inmediato, solo miró fijamente a Chosen, como si intentara medir hasta dónde podría llegar. El ambiente se llenó de una tensión palpable, como si cualquier palabra equivocada pudiera desencadenar otra pelea.

Finalmente, Victim rompió el silencio.

- Lo que te molesta no es la cuerda ni estar encerrado... -dijo, su voz calma pero firme-. Lo que te molesta es que sigues sin comprender que no puedes hacer todo lo que quieras sin consecuencias. Tienes que entender que hay momentos en los que simplemente... no puedes tener todo bajo control.

Chosen lo miró, sus ojos llenos de rabia, pero también de algo más, algo que podría ser desesperación o un intento de aceptación. La lucha interna era evidente.

- ¿Sabes qué? -dijo Chosen, bajando la mirada, un tono más suave en su voz-. Tal vez tienes razón. Pero no quiero seguir así, siendo el único que tiene que cargar con todo.

Orange observó la escena con una mezcla de confusión y comprensión. Había algo en la manera en que Chosen había hablado, como si, finalmente, estuviera empezando a ver las cosas desde otra perspectiva.

Victim, viendo la oportunidad, soltó la cuerda con una sola mano y dio un paso atrás.

- Piensa lo que quieras. Pero las peleas no nos llevan a ninguna parte. -dijo, dejando que Chosen tuviera el espacio que necesitaba, por fin.

Ambos se quedaron en silencio por un momento, el ambiente más calmado, pero no sin una sensación de incertidumbre flotando sobre ellos. La relación entre los tres no estaba clara, pero cada uno comenzaba a entender un poco mejor las motivaciones y frustraciones del otro.

- Bueno, ¿qué hacemos ahora? -preguntó Orange, mirando a Victim con una expresión algo cansada, pero curiosa.

Victim observó a Chosen por un momento más, antes de responder con una sonrisa tranquila.

- Ahora... ahora veremos qué pasa. -dijo, sin más explicación, mientras volvía a sentarse a la mesa.

Orange lo siguió, y Chosen, con un suspiro, fue donde Dark que solo estaba sentado a lado de closet, aunque todavía con el peso de las tensiones no resueltas sobre sus hombros.

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[The Chosen's One POV]

Dark se cruzó de brazos, mirando hacia un lado como si no quisiera estar allí. Pero yo sabía que no era así. Era su manera de ocultar lo que realmente sentía.

-¿Por qué siempre estás tan a la defensiva? -le pregunté suavemente, aunque mi paciencia ya estaba al límite.

-No estoy a la defensiva -bufó él, sin mirarme a los ojos-. Solo...

Dejó la frase a medias, y eso era lo que más me frustraba. Siempre que estábamos a punto de hablar de verdad, algo lo detenía.

Di un paso hacia él, ignorando la distancia que intentaba poner entre nosotros.

-Dilo. Dark, no podemos seguir así. Cada vez que hablo con alguien más... ¿te pones celoso?

Dark finalmente me miró. Sus ojos, normalmente llenos de orgullo y desafío, mostraban algo más esta vez. Vulnerabilidad.

-Sí. Me pongo celoso. ¡Siempre me pongo celoso! -explotó-. No soporto cuando hablas de Freedom, de One o de cualquiera de esos stickfigures. Ni siquiera puedo soportar que Orange te mire demasiado.

No esperé esa confesión, y durante unos segundos no supe qué decir.

-Dark... ellos no son tú -dije al fin, acercándome más. Mi tono era tranquilo, como si estuviera hablando con alguien que necesitaba ser reconfortado, porque sabía que era así-. Nadie podría ser tú.

Dark se tensó al principio, pero luego dejó escapar un suspiro largo y pesado.

-No quiero perderte otra vez, Chosen. Ya lo hice una vez y... no sé si podría soportarlo de nuevo.

Mi pecho se apretó al escuchar eso. Nunca había sido bueno expresando lo que sentía, pero en ese momento no podía dejarlo sin respuesta.

-Dark, nunca me vas a perder. Lo que pasó antes fue mi culpa, lo admito, pero estoy aquí ahora. No importa lo que digan los demás o con quién hable, siempre voy a volver contigo.

Se quedó en silencio, sus ojos buscando los míos como si necesitara asegurarse de que lo que decía era verdad.

Sin pensarlo demasiado, tomé su mano.

-No puedo prometer que no hablaré con los demás, pero sí puedo prometer que tú eres el único al que miro de esta manera -dije, apretando ligeramente su mano.

Dark finalmente sonrió, aunque solo un poco.

-Eres demasiado cursi -murmuró, pero no soltó mi mano.

-Y tú eres un cabezota, pero aquí estamos -respondí con una sonrisa.

Nos quedamos así, en silencio, pero era un silencio cómodo, lleno de cosas que no necesitaban ser dichas.

Un ruido nos interrumpió. Victim, al otro lado de la habitación, se había levantado bruscamente de su silla. Su rostro mostraba una mezcla de asco y resignación.

-Voy a salir. Esto es demasiado para mí -murmuró mientras se dirigía hacia la puerta.

Dark se rio entre dientes, pero yo no pude evitar sentir un poco de vergüenza.

-Al menos nosotros no somos como Orange -dijo Dark, señalando con la cabeza al stickfigure naranja que seguía comiendo tranquilamente, completamente ajeno a lo que acababa de pasar-. Ese tipo podría estar en medio de una guerra y ni se daría cuenta.

-Quizás deberíamos aprender un poco de él -dije, aunque no podía evitar sonreír al ver a Dark más relajado.

Y por un momento, todo pareció estar bien entre nosotros.

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[Victim's POV]

El aire fresco de la tarde era lo único que lograba calmar mi mente. Sentado en un columpio viejo, me balanceaba suavemente, con la mirada perdida en el suelo. No podía quitarme de la cabeza la escena de Dark y Chosen, su constante tira y afloja. Siempre parecían al borde de destruirse o arreglarlo todo en un segundo.

El rechinar del columpio de al lado me sacó de mis pensamientos. Levanté la vista y allí estaba Orange, tranquilo como siempre, como si nada lo perturbara jamás.

-¿Estás bien? -preguntó con su tono calmado, balanceándose ligeramente.

Por un momento, no supe qué responder. Me limité a observarlo, esperando alguna señal de que entendía lo que pasaba por mi cabeza. Pero Orange, siendo Orange, simplemente me miró con esa serenidad que siempre parecía acompañarlo.

-No lo sé -admití al fin, soltando un suspiro largo-. Supongo que sí, pero... a veces me gustaría que fuera tan fácil como parece para ellos

Orange ladeó la cabeza, confundido.

-¿Fácil? -repitió, como si intentara descifrar lo que quería decir.

Cerré los ojos un momento, intentando encontrar las palabras.

-Hablar con alguien. Expresarte. Hacer lo que hizo Dark, ¿sabes? Decir lo que sientes sin miedo a que la otra persona te rechace o te malinterprete.

Orange dejó de balancearse, pero no respondió de inmediato. Simplemente se sentó allí, en el columpio junto a mí, mirando al horizonte como si buscara alguna respuesta en el cielo.

-No creo que sea fácil para ellos -dijo finalmente, su voz más baja de lo normal-. Dark no es exactamente el rey de las palabras, y Chosen... Bueno, él tiene su propia forma de complicarse las cosas.

Me reí, aunque fue un sonido amargo.

-Y aún así, lo hacen. Siempre encuentran la manera de arreglarlo. Yo ni siquiera sé por dónde empezar.

Orange se giró para mirarme, sus ojos llenos de una calma que, en lugar de irritarme como solía hacerlo, esta vez me reconfortó.

-Tal vez no necesitas empezar ahora mismo. A veces, solo sentarte y dejar que las cosas pasen es suficiente.

Fruncí el ceño, confundido.

-¿Eso te funciona a ti?

Orange se encogió de hombros, como si fuera la cosa más obvia del mundo.

-La mayoría del tiempo. Pero si no funciona, bueno... siempre puedes intentar de nuevo más tarde.

No supe qué responder. Había algo en su simpleza que era frustrante, pero al mismo tiempo, no podía negar que tenía razón.

Nos quedamos en silencio después de eso, balanceándonos suavemente en los columpios como dos niños que habían olvidado el mundo por un momento.

Y, por primera vez en mucho tiempo, sentí que no tenía que decir nada más.

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[Continuará...♡]

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