Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝟙𝟞: ℝ𝕖𝕧𝕖𝕝𝕒𝕥𝕚𝕠𝕟𝕤.

No sabía cuánto tiempo llevaba dentro de la habitación, pero comenzaba a sentir hambre. Era cierto que, hace unas horas había compartido una conversación interesante con Johnny, que inclusive me saco varias sonrisas, pero aquello no significaba que la incomodidad de estar secuestrada por mi vecino se me hiciera del todo normal y conviviría con él como si estuviéramos viviendo una situación común, porque no estábamos en una. Era todo lo contrario a una situación que harían unos vecinos normales y unidos, pues el secuestrar a alguien era digno de un completo psicópata y demente que me hacía arrepentirme de haberme enamorado o cautivado por aquel hombre.


Pero, a pesar de eso, tenía que salir de la habitación para buscar alimento, entonces, cansada y temblorosa caminé hacia la salida del cuarto, observando a Johnny frente a una mesa acomodando los platos y recipientes que desprendía un vapor y olor increíble.


Bien, puede que sea un tanto poco creíble que el hombre tuviera ingredientes y materiales para cocinar en un lugar como este, y que todo esto fuera real. Pero tenía que seguir dejándome llevar por esto, hasta que encuentre una salida o esté segura de todo lo que sucedía era algo real y no parte de una imaginación mía.


Entonces, observé al hombre, que parecía estar atento en la comida y en el acomodo de los platos, esperando que todo estuviera perfecto. Hasta que levantó la mirada y me miró con una enorme sonrisa, viéndose satisfecho y alegre ante mi presencia.


—Apenas iba a ir a hablarte —aclaró Evanson con una sonrisa con la mirada fija en la comida—. Creí que deberías estar hambrienta.


Y sonreí ante el gesto gentil, porque a pesar de los sucesos y de las palabras, Johnny tenía una buena vibra que podría sentirme en confianza, pero, a la vez, sentía que él no me mentiría. Caminé hacia Evanson, dispuesta a sentarme en la mesa y disfrutar la comida, pero me detuve. No podía. Quería, pero no podía. Y, aunque el tema ya fuera repetitivo, quería tener las cosas claras ahora. Tenía que hacerlo porque no podría permanecer tranquila, manteniendo aquellos pensamientos en mí.


—Creo que tú sabes que es lo que necesito en estos momentos —aclaré atrayendo su atención, provocando que este me mirara un tanto cansado como solía hacerlo, sin embargo, aquello no me importaba.


—¿Estás lista? —preguntó relamiendo sus labios, mirándome a los ojos con atención y asentí.


Asentí porque estaba segura de lo que quería, y sabía que podría enfrentar lo que me diría aquel hombre.


—Quiero saber todo sobre André, Araíd y tú —demandé de forma seria—. No quiero que me ocultes nada, sólo quiero la verdad. Pero la verdad completa, quiero algo más, porque a pesar de que has sido claro conmigo y me has mencionado muchas cosas, siento que, en lo personal, aun no me has revelado todo; que hay algo más, además que necesito creer en ti, necesito que hagas que crea en ti —solté cansada, mirándolo con suplica a la vez, pero aquel hombre sólo me sonrió con burla como solía hacer, aunque al menos ahora, asintió ante mis palabras, sacándome un suspiro y calmando un poco mi impaciencia—. Sólo... pido eso. Hazme creer en ti, Johnny Evanson...


Y al decir aquello, al soltar eso de mi boca una vez más, él acepto a mi petición, y aquello era suficiente para mí, por ello, en el momento en que señalo la silla cerca de él, yo corrí hacia está sentándome allí, para después, él sentarse a mi costado provocando que me sintiera ansiosa por lo que pasaría.


Evanson no me apartaba la mirada en ningún minuto mientras permanecíamos sentados en la mesa con la comida frente a nosotros. El ambiente se sentía más tenso con cada minuto que pasaba, pero ninguno de los dos parecía querer dar el primer paso. Ni yo me pensaba rendir, ni él pensaba decir nada al respecto. O eso creía hasta que él soltó una palabra por fin.


—Alanna, Araíd era una víctima...


—Basta —solté soltando un bufido a la vez, cansada de lo mismo.


Sí, Johnny decía que todo eso era verdad, pero yo le estaba pidiendo detalles, yo le pedía que me hiciera creer, sin embargo, básicamente esto era lo mismo siempre, siempre decía lo mismo. Convirtiendo todo esto en algo tan repetitivo, que era frustrante.


—¿Qué quieres que diga? —cuestionó estresado—. Sea lo que sea, y la forma en la cual yo lo mencione, no vas a creer porque no eres capaz de expandir tu mente.


—Yo soy capaz de esto.


—¿Entonces por qué no te conformas con lo que te digo?


—¡Porque eso no es suficiente!


¿Por qué Johnny era tan necio? ¿por qué no podía decir las cosas en el momento para dejarnos de tonterías?


Estaba harta, cansada y frustrada de la misma respuesta. Sí, André era malo. Sí, él era alguien bueno. Sí, Araíd era un fantasma. Pero eso no era todo, sabía que había algo más y sabía sobre el pasado de Araíd y André, pero a la vez no sabía nada. Sentía que aún había cosas que aclarar, sentía que había algo más que me escondían, pero no entendía porque Johnny no era capaz de aclarar todo más al fondo, dándome la oportunidad de creer en sus palabras.


Yo necesitaba respuestas claras que me hicieran sentir segura, necesitaba saber más al fondo sobre Johnny y necesitaba aclarar ciertas cosas con André. Además, tenía que saber que pasaría después y por cuanto tiempo me tendría retenida en este lugar.


En definitiva, aun había cosas que aclarar y ya no me quedaría con la duda; ya no más dejaría que me dejaran con la incertidumbre de lo que pasara. Ya no me dejaré por nadie, eso era claro.


Así que, con dureza, comencé a hablar para tener mis respuestas al fin.


—Quiero toda la puta verdad —aclaré colocando mis brazos arriba de la mesa sin apartar mi mirada de él, provocándole una sonrisa.


—Eres una necia —mencionó Johnny viéndome con diversión, como si fuera un juego esto, pero no era así.


La boca la sentía muy seca y observé las copas que había en la mesa con agua, deseosa de dar un enorme trago a estas, sin embargo, no lo haría por ahora. El hombre me miró y al darse cuenta, extendió la copa hacia mí y yo negué de inmediato tratando de no ceder por la necesidad de bebida y comida que comenzaba a invadirme.


Suspire cansada cruzando los brazos en mi pecho con la mirada fija hacia él en busca de respuestas nuevas, pero parecía no querer soltar nada, y eso me frustraba.


—Si no estoy preparada, ¿por qué me tienes aquí y me revelaste parte de la historia? —cuestioné dándome un giro inesperado a la plática por darle la contraria al hombre que estaba frente a mí, y este sonrió divertido provocando que el silencio invadiera la cabaña.


No sabía con exactitud que pasaba por la mente de Johnny, por más que intentaba darme una idea, no lo lograba y el misterio invadía mi cuerpo al sentirme perdida y confundida de los sucesos que pasaban dentro de mi vida que provocaban esta curiosa y terrible duda que surgía en mí.


El hombre parecía no querer decir nada, pero como siempre estaba equivocada en mi intento de descifrar a Evanson, porque este decidió hablar.


—André está enfermo, es un demente... —soltó atrayendo mi atención completamente, estaba dispuesta a hablar para pedirle más, pero este me tomo la palabra: —Él te acosaba, siempre estuvo detrás de ti hasta el día en que interactúo contigo por primera vez.


¿André era un acosador? Una nueva duda invadía mi cabeza provocando que el dolor en esta incrementará sin saber con certeza que sucedía realmente en mi vida.


—Siempre hace eso —dijo Evanson sin despejar sus ojos de mí—. Conoce una mujer, la sigue por todas partes, después la enamora y surge una relación. Al fracasar está o cuando este deja de sentir algo sobre la muchacha o piensa que ella lo engaña, él quiere deshacerse de ella. Todo es un círculo vicioso para él —aclaró sin apartar su atenta mirada de mí.


Nada de lo que decía parecía tener sentido. Principalmente porqué André no era un acosador, lo conocía desde hace tiempo y nunca había visto que actuará de una forma extraña o inusual. Tenía que admitir que siempre fue muy atento y desde que lo conocí sabía descifrarme, pero eso no significaba que me acosaba.


Posiblemente Evanson tenía razón, pero debía de haber alguna razón con la cual él supiera todo esto, y la única era que él también fuera un acosador. Era lógico. Toda persona que sabe mucho de los demás, era porque los acosaba.


Y yo no me podía quedar con esos pensamientos, tenía que decirlos y expresarlos lo más pronto posible, porque yo ya no me dejaría intimidar.


—Si sabes todo eso, es porque tú también eres un acosador —acusé entrecerrando los ojos esperando su reacción, pero este sonrió como solía hacer cada que yo abría la boca.


—Lo hago por el bien de la gente —aclaró dándole otro trago a la copa.


—Eso es lo que diría un acosador.


—No es así...


—No quieras engañarme, Johnny. Eres un acosador tú también.


—No sabes lo que dices.


—Tal vez, como tal vez malinterpretas todo —solté de repente con un tono burlesco para ver su reacción.


—Te dije que no estabas lista para esto —mencionó con una risa burlona. Ignorándome e ignorando mis intenciones que tenía, ignorando todo. Y dejando pasar mis comentarios anteriores, actuando como siempre lo hacía, evadiendo todo. Logrando que el silencio nos invadiera una vez más, ocasionando que mi mente no dejara de trabajar.


—Tú eres sólo parte de un rompecabezas de una mente criminal —aclaró con su voz tan seria que ocasiono un escalofrío en mí—. Eres una víctima más de un asesino de mujeres como Araíd. Y mi misión es acabar con él.


—¿Y por qué no salvaste a Araíd?


Mi pregunta pareció haberlo herido o hacerlo sentir incomodo, porque no dijo nada. Se mantuvo serio. Aun así, esperaba que pronto me contara como estuvo esa historia.


Sabía sobre cómo había quedado el cuerpo de mi amiga, pero no la historia detrás de ello, con detalles. Podría ser inadecuado saberlo, pero necesitaba tener esas respuestas.


Johnny no hablaba, sólo soltó un suspiro cansado, como si aquello no era algo que le gustara revivir. Aunque, ya no tenía otra opción. Ya lo había dicho.


—Lo que importa es que todo está hecho ya —soltó mirándome—, lo único malo es que estas aquí conmigo.


—¿Cómo que está todo hecho ya? —cuestioné, porque sus palabras y la forma en que me miraba, me hacía creer que no se refería a la pelirroja. Sino a mí.


—La vida ha seguido mientras te desmayas —comentó, logrando que mi corazón comenzará a latir sin parar, sintiendo el miedo por todo mi cuerpo de lo que dirá—. Finalmente pude hacer que la policía se diera cuenta de quien es el verdadero criminal, aunque por desgracia, ahora piensan que son dos.


Sus palabras parecían ser confusas, e inclusos perdí el apetito y la sed por aquellas palabras.


—¿De qué demonios hablas? —pregunté alterada, mirándolo con temor—. No te estoy entendiendo.


—Lo hecho, hecho está —soltó, sin más. Dando finalizada la conversación y enfocando su vista a la comida que había en la mesa: — ¿Quieres que te sirva de todo un poco...?


Trato de preguntar con un plato en la mano mirando las cacerolas con comida dispuesto a servir, pero aquel plato que tenía en sus manos se lo arrebate tirándolo al suelo, logrando que este partiera en pedazos. Convirtiendo el lugar en uno tan tenso, que hizo que Johnny me mirara perplejo ante mis acciones.


Pero no me importaba sus miradas o lo que pensará de mí, pues eso era causa de que nunca más dejaría que él se saliera con la suya, no dejaría que otra vez me dejara con dudas. Y, aunque mis pensamientos sobre mi pareja cada vez iban siendo más negativos, tenía la duda de que le pasaba y donde estaba. Porque a pesar de todo, yo no era una mala persona para desear el mal a cualquier persona que conociera.


—¿Dónde está André? —pregunté levantándome del asiento, logrando que solo él me mirara con detenimiento.


Parecía no dispuesto a hablar, aunque tal vez por la forma en que lo miraba y la seriedad de mis palabras, accedió.


—Con la policía —soltó con seriedad ocasionando que me sentara en mi asiento sorprendida, sin creer en lo que escuchaba—, por fin junte las pruebas suficientes y las he enviado. Y no te preocupes, cuando aparezcas, no te culparan de lo sucedido. De hecho, creen que eres una víctima, lo malo es que tus declaraciones sobre mí y Araíd han confundido a la policía —mencionó con total naturalidad, como si fuera una conversación normal, mientras mi corazón parecía querer explotar—. Unos creen que estas drogada y otros que existe un cómplice.


—No puede ser...


—Complicaste mi deber.


Evanson era un idiota. Aquellas palabras las decía como si todo fuera mi culpa. Era consciente que era un tanto lenta para entender las cosas, ahora imaginar el procesar toda esta información era imposible para mí. Y si tanto le molestaba todo esto, ¿por qué demonios no fue claro desde el principio? O, mejor aún, ¿por qué no fue directamente con las autoridades? Sabía que a veces no eran justos, pero pudo haber intentado aquello.


Aun así, no me sentía bien conmigo misma y con todas aquellas revelaciones y la explosión de sentimientos que sentía estallo en ese momento provocando que no me sintiera bien conmigo.


—¡¿Qué demonios eres?! —pregunté una vez más. Porque aquella pregunta cada vez era más frecuente en nuestras conversaciones.


—Tú ya tienes una definición clara.


—¿El hombre buscado? ¡Por favor, sé claro de una vez! —solté cansada y con las lágrimas a punto de salir de mis ojos.


—Un ángel.


Sus palabras fueron tan secas e insignificantes que para nada me hicieron sentir feliz de tener la respuesta al fin, porque sabía que esa era una verdad a medias o una que comenzaba a sospechar desde hace mucho.


—¿Estas jugando? ¿tan difícil era decirlo?


—Sí —dijo con media sonrisa y solté un soplido frustrada levantándome de la silla dispuesta a irme—. Bueno... no del todo lo soy.


—¿Entonces?


—Soy un... arcángel.


—¿Quieres que crea esa mentira? —cuestioné cruzando mis brazos en mi pecho mirándolo con una ceja levantada.


—No me importa —dijo frotando su rostro con fastidio y cansancio—. Ya estoy harto de serlo.


Lo miré atenta, sin saber a qué se refería, provocando que mi cansancio desapareciera, pero mi curiosidad aumentara junto con las dudas, aunque no podía estar aquí. No ahora. Por eso me fui a mi habitación.


Hui de aquella situación, porque todo esto era demasiado para mí.


En el misterio, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro