𝟙𝟝: 𝕐𝕠𝕦'𝕣𝕖 𝕒𝕟 𝕒𝕟𝕘𝕖𝕝.
Aun todo era oscuridad, porque aún mantenía mis ojos cerrados procesando lo que había sucedido antes de que me desmayara, ¿era probable que mis desmayos sean causa de Johnny?
Sí, tal vez últimamente culpaba mucho a Johnny en todo lo que me pasaba, pero cada que algo malo sucedía, solo pensaba que él era la razón.
Mi cuerpo aún se sentía cansado y todo me daba vueltas, abrí los ojos y no podía ver bien. Tal vez tantos desmayos probablemente me estaban haciendo daño, y por eso me sentía tan cansada, mareada, y con muchas náuseas.
No podía más.
Desde hace ya días, aquella sensación de cansancio y nauseas había sido constante en mi vida, como aquellos desmayos y mi perdida de sentido de lo que era lo real y que no lo era; cosa que me preocupaba en cierto grado. Aun así, trataba de sobrevivir a ello. Sentía que llevaba días fuera de mi casa, sentía que tal vez ahora estarían buscándome preocupados y pronto me encontraría, aunque, de verdad, no sabía si estaba bien o mal. ¿Estaba viva? Ahora ya ni de eso estaba segura, ni del día en que estaba, ni donde estaba; sólo sabía, que estaba en cuidados de Johnny Evanson en un lugar un tanto extraño.
Tal vez en una cabaña, pero no sabía bien las razones de porque estaba aquí y eso me daba miedo, porque a pesar de que Johnny se hacía llamar un salvador del mundo, eso no me demostraba que de verdad hacia el bien.
La cabeza me daba vueltas, mientras ciertos fragmentos que recordaba, los trataba de analizar, pero estos eran un tanto borrosos. De verdad, todo parecía ser un sueño, pero, al parecer, esto era real. Entonces, cerré los ojos tratando de recordar lo que podía, aunque todo era muy borroso y confuso, y eso me cansaba.
"—¿Dónde estoy? —cuestioné con la cabeza doliéndome con cada movimiento que realizaba el carro—. ¿A dónde me llevas Johnny?
Fijé mi vista al asiento del piloto observando a Johnny que estaba concentrado manejando. Este, volteó a verme y regreso a su labor dejándome sin respuestas, mientras seguía con lo suyo. Cuando me desmaye en su casa, había sido todo tan rápido. Tal vez me había dado un mal golpe o mientras Johnny me transportaba, me había lastimado, ya que no soportaba mi cuerpo. En especial, mi cabeza.
Me sentía cansada y abrumada, trataba de cerrar los ojos para poder calmar el dolor, aunque este parecía no quitarse de mí. Estaba perdida y no podía mover ninguna parte de mi cuerpo sin que está doliera o me matara en el proceso.
Era terrible.
Volví a fijar mi vista al asiento copiloto y este estaba vacío y el auto no se movía; así que, cerré los ojos."
Seguí recordando y seguí analizando cada situación que me había pasado para poder llegar a una respuesta del porque estaba aquí, pero nada tenía relación. Johnny no era capaz de hacer algo así, según lo que había argumentado. Y aquel dolor en mi cuerpo era porque me había hecho algo, junto con estos mareos, pero no entendía que era lo que me había hecho. Y eso me frustraba.
"Las náuseas me invadían, desde que Johnny me llevaba transportando en el carro, pero ahora así, en una acción rápida, abrí los ojos soltando todo aquello que tenía en mí en un vomito. Sentía mi pecho arder mientras daba arcadas, aunque nada salía de mi cuerpo.
Toqué mi pecho con fuerza y miré hacia arriba dándome cuenta del cielo azul, miré a mis alrededores observando a Johnny a la distancia abriendo la puerta de una cabaña mientras yo estaba en el suelo tirada.
Al parecer, el hombre me había escuchado y fijo su vista a mí dándome una sonrisa, cuando este comenzaba a caminar hacia mí. Y cuando por fin estaba frente mío, hable:
—¿Qué está pasando? —pregunté con la voz ronca para volver a cerrar los ojos cansada."
Aquellos recuerdos no tenían sentido alguno, no me daban respuestas. Lo que decía Johnny era cierto, ya lo tenía claro, pero, sí él era lo que él decía que era, ¿por qué me estaba haciendo esto Solté un bufido y me levanté de la cama en donde estaba como podía, tratando de soportar el dolor de mi cuerpo para seguir avanzando y buscar una salida, porque ya era agotador solo estar así, con un "desconocido".
Observé con atención la habitación, sujetando con fuerza mi cabeza. Por fortuna, creía poder dar unos pasos sin quedar inconsciente, y eso era bueno, porque por primera vez, después de horas o días sin poder moverme, por fin observaría con detenimiento el lugar.
En la habitación sólo había una cama matrimonial y tenía un tamaño pequeño, pero perfecto a la vez, ya que no había muebles que lo hicieran ver pequeño y amontonado. Además de eso, no había otro detalle ni ningún objeto que me pudieran servir para esto. Suspiré y me levanté de la cama de inmediato, acercándome a la pequeña ventana que había en el cuarto, que ayudaba que este no se mirará tan oscuro.
Aunque, por desgracia, no lograba observar nada en este. Sólo árboles.
Estaba en el bosque. En medio de la nada.
Comencé a caminar hacia la puerta de la habitación, esperando que esta estuviera abierta, pero como si Johnny estuviera pendiente de mis movimientos, el hombre abrió la puerta dejándose ver con su mirada seria como la primera vez. Y, de igual forma, provocó que los escalofríos invadieran mi cuerpo con su simple presencia.
Creí que el hombre tenía algo que decirme, pero no me decía nada. Sólo me miraba como lo había estado haciendo desde siempre, y eso me molestaba porque parecía que sólo quería descifrarme, pero yo también quería hacer eso con él y no me lo permitía. La cabeza de poco a poco dejaba de dolerme, aunque mi cuerpo aún se sentía cansado junto con mis parpados. Y tenía miedo de desmayarme una vez más, por eso, tenía que hablar.
—¿Por qué me secuestraste? —pregunté en un susurró sin apartar la vista de él.
Esperaba que dijera algo o hiciera algo, aunque este parecía no actuar. No sabía que pasaba por su mente, pero me daba mucha curiosidad que fuera tan reservado en ocasiones, y en otras, tan abierto.
—¿Piensas violarme o algo así? ¿Matarme, tal vez? —cuestioné con la voz temblorosa, aunque este seguía con la misma mirada—. Quiero advertirte que sé defenderme —aclaré tratando de que se riera y así saber que no lo haría, pero seguía sin mostrar nada.
Tragué saliva nerviosa y comencé a retroceder mientras este se aproximaba a mí provocando que el miedo incrementará en todo mi cuerpo. Hasta que finalmente choque con la pared siendo acorralada por el hombre sin tener la oportunidad de salir de entre él y la pared, aunque lo que me tranquilizó fue que él negó con la cabeza dándome a entender que no pensaba hacerme daño. Aunque era un poco extraño. Ya que su actitud y la situación dejaban mucho que desear por su respuesta.
—Estás demente —aclaró el hombre frente a mi rostro pegándose a mí—. Eres un poco extraña si crees que pienso tocarte sin tu consentimiento —mencionó acariciando mi mejilla, contradiciéndose así mismo, ya que me estaba tocando.
Por ello, traté de apartarlo de mí para decirle que él era el demente por decir esas cosas y estar tan cerca de mí, pero no podía decir nada. Las palabras no salían de mi boca.
—Y aunque quisiera hacerlo, no podría —confesó, dejándome consternada.
—Hace días casi lo hacíamos —solté sin pensar abriendo los ojos de inmediato por mi insensatez.
El joven sonrió con diversión provocando que mis mejillas se tornaran de roja carmesí al instante.
—Y me detuve por la misma razón —aclaró manteniendo esa sonrisa perfecta—. No te puedo tocar.
El hombre me miró directamente a los ojos, logrando que mi cuerpo dejara de sentir aquel dolor y mis parpados ya no se sintieran tan cansados. Johnny Evanson me estaba dando confianza, y yo... creía en él, comenzaba a creer en él. Y eso era un tanto contradictorio por lo que suelo pensar, pero Johnny Evanson tenía la habilidad de hacerme creer en él sin dudar -en ocasiones-, y apenas me daba cuenta. Pero, a pesar de que él tuviera ese poder en mí, también solía ser muy razonable y no me dejaba cegar por ningún hombre apuesto.
Si todo lo que Johnny dijo era cierto y tenía la habilidad de convencer con facilidad. Además de que existía para salvar a la gente, y todo lo que ya me había dicho con anterioridad; tal vez significaba que él era un ángel o algo por el estilo. No estaba muy bien informada del tema, pero eso podría ser, aunque no tenía aspecto de uno y no le gustaba que lo llamara como tal, pero, entonces, ¿qué era de verdad?
¿Un demonio? No creía que podría ser, y otras criaturas eran un tanto extrañas el imaginar que sea eso. ¿Un viajero del tiempo? ¡Uf, eso es más imposible que lo anterior! Así que no tenía una opción clara de que sea exactamente el hombre que se encontraba frente a mí.
El saber que era realmente Johnny, sería todo un reto, ya que era un secreto de él. Todos teníamos secretos, y estaba dispuesta a saber cuál era el de Evanson.
—Deja de hacerlo —murmuró entrecerrando los ojos, viéndome con detenimiento.
—¿Hacer qué? —cuestioné sin entender, mirándolo con nerviosismo y miedo.
—Pensar en mí.
—Perdona, pero no puedo evitarlo, ¿qué eres realmente? —cuestioné sin pensar, logrando fastidiar a mi acompañante.
Johnny se apartó de mí al instante y me dio la espalda tratando de ignorar mi pregunta, e incluso comenzó a caminar a dirección de la puerta, pero al instante sostuve su mano y lo detuve para evitar terminar la conversación.
—Eso no importa —susurró él soltándose mi agarré.
—¿Cómo que eso no importa? —pregunté evitando que avanzará en su camino—. Es importante que yo sepa con quien estoy.
Johnny volteó a verme y rodó los ojos con fastidio. Era claro que ya lo tenía cansado.
—Lo que importa es que debes saber que tu novio no es realmente lo que crees —aclaró cansado mirándome a los ojos—. Como ya te lo había dicho, ¿es acaso que no escuchas bien?
—¿Qué tienes en contra de André? —cuestioné levantando a la voz.
Entendía eso de que él era una mala persona y malo para mí, pero aquello último que mencionó sobre mí, me había molestado. También sabía que estábamos volviendo a lo mismo cada que discutía con él, y sabía que debería dejar de creer en él para después dudar, pero no podía evitar querer estar en ambos lugares. Todo seguía siendo tan confuso y me aparecían más dudas cada vez más, que no me dejaban continuar con naturalidad mi vida.
—Él no es lo que pretende ser —aclaró cansado sosteniendo mis hombros—. Todo lo que dijo Araíd es cierto.
Suspire mirándolo confundida, no sabía que era lo correcto y que no. En resumidas cuentas, no sabía ya ni que pensaba y ni que hacía; necesitaba mis pastillas. Y por desgracia, Johnny se podía aprovechar de mi falta de estabilidad para contarme estas cosas y creer en él con los ojos cerrados.
Mi cabeza me volvió a doler. De tantas personas en el mundo, ¿por qué me tocaba vivir esto a mí? No era una persona muy estable y siempre las dudas invadían mi mente. Este tipo de situaciones no eran para mí. También era una persona un tanto necia, que necesitaba tener pruebas de todo. Necesitaba algo, aunque por el momento, analizando cada cosa, creía que Johnny no está tan demente como pensaba.
—¿En qué piensas? —cuestionó Johnny atrayendo mi atención, devolviéndome a nuestra conversación.
Y lo miré. Lo miré a los ojos esperando encontrar algo en ellos que me hicieran dudar de él para no hablar de aquello que pasaba en mi mente, pero lo único que alcancé a notar en sus ojos era la pureza. Pureza la cual invadía a Johnny volviéndolo tan único, con sólo ver sus ojos me había dado cuenta que él era alguien especial con el cual, me gustaría creer y hablarle por mucho tiempo más.
—¿De verdad quieres saber? —pregunté tragando saliva viéndolo atenta.
—Por supuesto.
Sonreí y baje la mirada un tanto dudosa por lo que diría, pero ya estaba decidido, le diría lo que pensaba, porque ya no quería que hubiera secretos, y, aunque él aun no me contaba todo sobre él, creía yo, que, de esta forma, mostrándole que yo no tenía secretos para él, Johnny se abriría ante mí.
—Creo que eres un ángel.
Cuando dije esas palabras, esperaba que él se sintiera halagado, pero lo único que recibí de su parte fue una carcajada, pero después me miró con dulzura negando con la cabeza.
—No —dijo aun sonriendo—. Tú eres un ángel.
Y con aquellas palabras, me había dejado sin habla. Porque, aunque me doliera admitirlo, eran esas las palabras más lindas que me habían dicho en toda mi vida. Y, aunque él ya antes me decía ángel, ahora lo sentí tan real.
En el misterio, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro