𝟙𝟜: ℂ𝕠𝕟𝕗𝕖𝕤𝕤𝕚𝕠𝕟𝕤.
"Ooh, my
Do you dare to look him right in the eyes? Yeah
Oh, 'cause they will run you down, down 'til the dark
Yes and they will run you down, down 'til you fall
And they will run you down, down 'til you go
Yeah, so you can't crawl no more
And way down we go"
Way down we go de KALEO.
El hombre seguía con la mirada fija en mí manteniendo su sonrisa tranquila. Parecía que esperaba que yo dijera algo, pero no sabía por dónde empezar, lo que yo esperaba era que él comenzara hablarme sobre él y su historia. Sobre lo que era y el porqué de todo esto, tal vez esperaba que se lo preguntara directamente, sin embargo, tenía miedo de que se negara a contestarme alguna pregunta imprudente que hiciera. Aunque a su vez, eso no tenía mucho sentido, ya que había quedado en decirme todo.
Así que sólo era hablar, cuestionarlo, y él me aclaraba todo.
Pero no podía, y el que Johnny me viera de esa manera tan penetrante, me resultaba un tanto incómodo, que me limitaba a hacer lo que quería en realidad. Y más que nada aquella incomodidad era porque estábamos solos los dos, y en esta situación, no era buena.
Suspire y acomodé mi cabello a un sólo lado para poder jugar con este mientras fijaba mi vista en él, tratando de calmarme y esperando que Evanson hablara, pero este seguía negándose, hasta que soltó un suspiro frustrado y dio unos pasos hacia mí, cruzando sus manos en su pecho con su vista fija en mis ojos.
Parecía dispuesto a hablar por fin.
—Al parecer, no hay dudas —mencionó soltando una leve risa mostrándose autoritario y un poco sexy por su mirada y sonrisa cautivadora, sin embargo, deje esos pensamientos atrás para no quedarme viéndolo fijamente sin hablar.
—No, digo sí —dije poniendo mis labios en una fina línea por lo torpe que me había escuchado—. Sólo esperaba el momento... para hablar.
Johnny junto sus cejas y negó con la cabeza divertido por mis palabras, pero asintió desinteresado dándome la palabra, aunque por una extraña razón las palabras no salían de mí. No sabía si era por la forma en la cual me miraba el hombre o sólo era yo que me mantenía sin hablar.
—¿Qué pasa Alanna? ¿los gatos te mordieron la lengua?
El comentario de Evanson no me había dado gracia, sin embargo, reconocía que lo único bueno de aquello fue que me pude perder en su risa encantadora que parecía hechizar a cualquiera que la escuchara, como si tuviera un poder de atraer a la gente, y eso era fantástico.
—Vamos, Eliane, ¿no hay nada que decir? —cuestionó con diversión el hombre haciendo que volviera al mundo dejando de pensar en él y lo estúpidamente apuesto que era—. Bien, creo que el tiempo de confesarnos se acabó, como quiera Araíd contó lo suficiente.
—¿Qué? —solté con indignación después de minutos en silencio—. No, yo tengo mucho que decir.
—Se acabo el tiempo, Alanna —dijo levantando sus hombros con diversión mirándome con una sonrisa.
—No es así, no creo que Araíd me dijera lo suficiente, porque no aclaro todas las dudas que había en mí. Además, siento que faltan cosas por decir —comenté extrañada, tratando de hacerlo hablar. Dando un paso hacia él—. Y otro punto, es que siempre es bueno decir tu versión.
La desesperación era notoria en mí, y esperaba que con aquello y con las palabras que había dicho, Johnny se atreviera a seguir contándome sobre él, pero este siguió sin decir nada, permaneciendo callado como si no quisiera hablar sobre ello, sin embargo, eso no tenía sentido, porque, ¿para qué aceptaba aclarar mis dudas si al final no haría nada? No tenía sentido esa acción.
Aunque eso no importaba, yo intentaría sola procesar la poca información que tenía para poder hacerlo hablar en base a eso, no obstante, mi mente parecía no funcionar porque permanecía en blanco, y ahí fue cuando decidí observar a Johnny que seguía con su mirada de diversión.
¿Era posible?
Tal vez sí, tal vez él podía hacer que la gente se quedara sin ideas o no pudiera hablar, porque si él era alguien tan increíble como pretendía, probablemente podía hacer aquello, y más que eso.
Johnny me miró con curiosidad manteniendo su sonrisa perfecta, sin apartar los ojos de mí, con diversión, disfrutando del momento hasta que comenzó a acercarse a mí con seguridad mientras que yo soltaba mi cabello, dejando atrás aquella manía de tocarlo por la desesperación, enfocándome en el hombre que estaba frente a mí. Este detuvo sus pasos cuando estuvo a unos centímetros de mí, mirando con aquella sonrisa burlona que tanto lo caracterizaba que lograba que mis piernas temblaran.
—No hay mucho que decir sobre mí, olvida aquello, déjalo pasar y estarás bien —mencionó el hombre de una forma tan pacifica que perturbaba, para después alejarse de mí unos centímetros permitiéndome volver a respirar.
Solté todo el aire que había contenido y lo miré atenta, observando cómo había mantenido nuevamente su mirada seria. Ocupando una vez esa fachada de misterioso dispuesto a mantenerse callado, pero yo no lo permitiría.
A pesar de su petición, yo no me quedaría con la duda, por eso mordí mi mejilla por dentro tratando de pensar que decir o cómo actuar para atraer su atención una vez más, aunque no lo obtenía.
No sabía que decir hasta que recordé sus palabras y recordé su forma tan extraña de a veces hablar o de expresare, un poco antigua como el idioma en el que hablo la otra vez, y su comentario anterior... tal vez con un poco de humor, él me haría caso otra vez.
—¿Acaso dirás una frase célebre de un antiguo filósofo? —cuestioné divertida recordando mis viejas clases de filosofía cuando hablaban de Sócrates. Aunque él no reacciono al instante como me lo esperaba, haciéndome sentir torpe por mi comentario estúpido.
Pero después de unos segundos, Johnny soltó una carcajada divertido negando con la cabeza y atrayendo mi atención. Al menos le había dado gracia.
—Te sorprenderías si supieras... —agregó con una sonrisa atrayendo más mi atención.
Realmente no lo entendía y no entendía su forma de expresarse y de actuar. Era un hombre tan... misterioso y peculiar.
—Eliane, no hay mucho que decir sobre mí —aclaró al darse cuenta de mi duda y confusión—. Lo importante es que fui... "creado" para proteger a las almas bondadosas, por ello siempre hay gente que sale con vida de cosas inexplicables —declaró haciendo comillas mientras hablaba, dando una pequeña mueca pensativo—. Eso es lo único que debes saber sobre mí para entenderme.
¿Almas bondadosas? ¿salvador? Definitivamente este sujeto se acababa de drogar o algo por el estilo. Tal vez haya tratado de entender las anteriores confesiones, pero aún no comprendía del todo lo que sucedía, y por eso solté una carcajada inmensa atrayendo su atención y su mirada severa que logro eliminar mi risa en un instante.
—No te estoy pidiendo que me creas de un momento para otro, sólo quiero que me escuches.
El joven se miraba tan serio que un escalofrío me invadió por la seriedad que tenía. Tragué saliva nerviosa y lo miré atenta, esperando entenderlo. Ya que eran demasiadas extrañas sus palabras; no sabía lo que significaba todo lo que decía.
Era extraño.
—¿Eres una especie de ángel?
Logré preguntar, tratando de comprender un poco la situación, aunque él solo sonrió.
—No. El único ángel que hay aquí eres tú —susurró provocando que todo mi cuerpo se removiera y mi corazón se acelerara—. Una alma tan tierna y pura que tengo que proteger.
Tenía que admitir que lo que dijo era perfecto, aunque sus magníficas palabras, no me convencía completamente todavía. Necesitaba más que un halago, necesitaba explicaciones. Además, era imposible que todo lo que dijeran fuera real; simplemente imposible y me miraban como una tonta si creían que iba caer en sus trucos. Tal vez mi novio se había aprovechado de lo ingenua que podía ser, pero ya no dejaría que nadie más lo hiciera.
—¿Por qué Araíd y tú me mienten de esta forma? —pregunté con extrañeza y enojo a la vez, por el cansancio de oír tantas verdades a medias o mentiras en mi vida.
Era claro que sus jueguitos no eran de mi agrado. Odiaba eso, odiaba que creyeran que soy una ilusa para creer todo esto. Odiaba esta mentira que a la vez parecía tan real. Quería creer, pero era imposible. No podía hacerlo.
—No te estamos mintiendo —defendió el hombre mirándome con confusión y preocupación a su vez—. Esto es real. He vivido por años protegiendo y cuidando a la gente que se lo merece —aclaró alzando la voz y acercándose a mí provocando que los escalofríos invadieran mi cuerpo—. En ocasiones, he fallado, pero siempre trato de lograr que se cumpla la justicia —mencionó él de forma alterada con cada palabra que decía y yo sólo asentí tratando de que se calmara.
Parecían reales sus palabras, que incluso llegué a creer en Johnny, pero todavía la desconfianza invadía mi cuerpo. Era posible que nada de esto fuera real, existía una gran posibilidad de eso, aunque siempre existía la posibilidad de lo otro y eso me preocupaba. No sabía que creer.
—Sé que pensaras porque no he salvado a todos los que sufren y hago el mundo a uno mejor, pero no puedo estar en todos lados —aclaró atrayendo mi atención una vez más—. Sé sobre ti, sé cómo es tu relación con André...
—¡Tú no sabes nada sobre mí! —exclamé de inmediato.
Probablemente me había alterado de más, pero necesitaba respuestas y pruebas que me aseguraran que esto era verdad. Ya que, si lo que decía Johnny era real, ¿por qué no empezaba a ser más claro conmigo?
Necesitaba hacerle preguntas.
—¿Y qué pasa con Araíd? —cuestioné tratando de que me dijera la verdad, pero parecía no acceder.
Sí, ya me había hablado sobre ella, pero, tal vez todo esto sea un juego. Sino lo fuera, no trataría de ocultarse lo que es, o solo que... lo hiciera por algo en específico, pero no estaba segura de aquello.
—Ya te lo he explicado —aclaró nuevamente alejándose de mí con su rostro cansado.
—Quiero escucharlo de nuevo —mencioné haciendo que el hombre volviera hacia mí.
—Ella no es real —susurró acercándose nuevamente a mí haciendo que un escalofrío invadiera mi cuerpo—. Hace tiempo estaba aquí con nosotros, pero ahora está muerta y por fin está descansando en paz.
¿Descansando en paz? Sabía que no era difícil de entender, pero si era de asimilar. Estas cosas no pasaban todos los días y menos en la vida real.
El hombre que estaba frente a mí era alguien único que hacía que mi cordura desapareciera. Johnny Evanson era misterioso, y yo un tanto torpe. Solo estaba obteniendo respuestas a preguntas que ya había dicho.
—Johnny, necesito... —aclaré después de unos minutos cruzando mis brazos en mi pecho con el miedo acumulándose en mi cuerpo.
—¿Me crees? —preguntó al instante de forma seria—. ¿Confías en mí? —cuestionó con su mirada profunda.
Está bien. Trataría de confiar en él. Trataría de estar un tiempo sin respuestas, poco a poco debería dármelas. Aunque, aun así, quería las respuestas a otras cosas. No podía vivir con la duda por mucho tiempo más de cosas como estás y tenía que hacérselas saber a Johnny.
—¿Por qué me dices todo esto? —pregunté mirándolo a los ojos.
—Ya no quiero está vida.
Su revelación me había tomado por sorpresa. De verdad no me la esperaba, era un tanto inusual.
—¿De qué hablas? —pregunté extrañada y más porque no creía que él fuera de esas personas que quisieran acabar con su vida.
—Es una constante rutina de la cual me quiero librar —confesó el hombre soltando un suspiro. De verdad, parecía cansado—. Amo esto, pero hace poco, quise huir de hacerlo.
—¿Quieres una vida normal?
La pregunta salió de mis labios de forma involuntaria, aunque era clara su respuesta. Por la forma en que se había expresado, se había mostrado cansado de vivir en una rutina salvando vidas, sin poder vivir la suya. Era un deber hermoso, pero tan difícil a la vez.
Johnny seguía serio. Parecía negarse a hablarme, y cuando estuve a punto de hablar, él tomo la palabra.
—No quiero hablar de esto por ahora —mencionó con cansancio—. No me apasiona compartir sobre mi cruel vida, porque, aunque no parezca, es un castigo eterno que quiero dejar de vivir.
A pesar de sus palabras, él seguía mirándose seguro y transmitía la misma confianza de siempre. Johnny se aproximó a mí y acaricio mi mejilla apreciando mi rostro con una sonrisa, acercándose a mí un poco más, como la otra vez.
El hombre parecía querer besarme, y estaba a punto de dejarme llevar cuando las dudas volvieron a invadir mi mente, provocando que me alejara de él. Era claro que las dudas seguirían apareciendo en mí por un buen momento.
—¿Cómo sabes que alguien está en riesgo? —cuestioné y él sólo rodo los ojos cansado—. Si eres lo que dices, debe de haber una forma de saberlo.
Johnny me miró frustrado y cerró los ojos colocando sus manos en el puente de su nariz.
—Por favor, Eliane...
—¡Vamos! Contéstame esto, por favor.
—No quiero...
—Dijiste que no querías hablar de lo que eres —aclaré apuntándolo con mi dedo de forma acusadora—. Puedes contestar esto.
Era consciente que Johnny parecía cansado de hablar conmigo mientras me miraba fijamente, pero finalmente asintió a mi petición y soltó un gran suspiro. Aceptando a contestarme.
—Cuando los miró, tengo el presentimiento de que los conozco —dijo sin tomarle importancia al tema—. Y desde ahí investigo sobre la persona.
Un escalofrío recorrió cada parte de mi cuerpo y el ambiente nuevamente lo sentí frio y tenso por aquella revelación tan peculiar, porque, a pesar de que no sea tan significativa, era interesante que con solo una mirada él lograra saber aquello.
—Hace ya unos meses te vi llorando dentro del centro comercial por los pasillos de una tienda —aclaró mirándome atento—. Querías ocultar tu rostro, pero logré verte. Levantaste la mirada y me di cuenta que me necesitabas.
—Eso es acoso.
Johnny soltó una carcajada mientras yo lo miraba confundida, sin entender la gracia de mis palabras.
—Tal vez no te gustaría saber las otras veces que te he visto.
Está bien, eso había sido suficiente. Eso era tan asqueroso que me daba... no quería estar aquí y más ahora por aquella confesión tan horrible. Otro escalofrío me invadió y me abrace a mí misma con miedo, mirándolo con desprecio, pero este se mantenía tranquilo, sin apartar la vista de mí, hasta que, todo comenzó a darme vueltas.
Traté de mantener mi mirada fija en él y traté de mantenerme consciente, pero todo me daba vueltas y vueltas. La vista comenzó a nublarse y no entendía lo que me sucedía. Hasta que todo estuvo negro.
5-12 16-18-15-20-5-7-5 1 12-1 7-5-14-20-5 2-21-5-14-1
En el misterio, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro