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𝟙𝟛: 𝕋𝕙𝕖 𝕨𝕒𝕟𝕥𝕖𝕕 𝕞𝕒𝕟.

"I'm a wanted man

I got blood on my hands

Do you understand

I'm a wanted man"

"If you ask me to change

I don't know, if I can

I'll always be, who I am"

I'm a wanted man de Royal Deluxe.

¿Ángel?

Mi corazón seguía latiendo sin parar por lo extraño e inusual que se estaba convirtiendo todo esto, mi corazón latía como si fuera una bomba a punto de explotar por descubrir todas estas situaciones que comenzaban a aparecer en mi vida y tenía que soportar. Porque tenía que pasar a adelante este suceso que provocaba que mi cuerpo se estremeciera y tuviera mucho miedo, porque el escuchar la voz de Johnny era algo que, aunque me negara en admitir, no era una gran sorpresa, pero sí, me asustaba el imaginar que la persona a la cual comenzaba a sentir afecto resultaba ser una persona de total desconfianza.

Johnny Evanson era aquella persona que me mando esos mensajes tan extraños, sin embargo, a pesar de que eso abría una posibilidad de que todo lo que leí era real, me aterrorizaba, porque todo aquello, además de traerme una decepción enorme de Johnny, me hacía pensar en la rojiza.

¿Qué sucedía con Araíd? ¿Qué sucedía con todo?

Las preguntas seguían pasando por mi cabeza sin obtener una respuesta de ella, porque aún, varias piezas del rompecabezas permanecían perdidas, y aquello era una total tortura para mí, y más porque eso significaba que yo aún no estaba segura de todas las cosas que sucedían. Y, por más que intentaba, pensaba y analizaba, no encontraba el sentido a la situación, porque todo estaba muy mal.

Me sentía aterrada e indefensa mientras oía la respiración de Johnny por el celular, como si estuviera esperando que hablara, a pesar de aquello, aun se oía como tranquilo. Por otra parte, yo aún me encontraba intranquila, y más por la forma en la cual el hombre se había dirigido a mí.

¿Por qué me decía ángel?

Quería preguntarle, de verdad quería hacerlo, pero las palabras simplemente no fluían de mis labios. No sabía que hacer ni que pensar, ¿qué había pasado en mi vida para que todo lo que creía no fuera lo que pasaba? Todo había sucedido tan rápido y sin explicación que comenzaba a dudar de lo que era real e irreal, pero estaba segura que esto de verdad estaba pasando.

Dime algo, ángel. —volvió a llamarme el hombre manteniendo su voz neutra y pacífica.

—¿Johnny? —me atreví a preguntar mientras caminaba hacia la ventana en dónde anteriormente me comunicaba con el vecino, dándome cuenta que está permanecía cubierta y cerrada.

Necesito que vengas a mi casa —mencionó de lo más normal.

—¿Ahora?

Por supuesto —dijo con voz ronca escuchándose tan malditamente irresistible—. Necesito hablar contigo, solamente..., no hagas escándalo y no vengas acompañada.

Mi corazón se estremeció al oír sus condiciones, pero tenía que seguirlas, tenía que hacerlo para saber la verdad.

No tardes —soltó Johnny para después cortar el teléfono sin decir nada más, dejándome con mi corazón dando brincos sin parar.

Tic, tac. Tic, tac.

Mi corazón era como una bomba de tiempo a punto de estallar mientras más permanecía en la duda de que me pasaría en unos minutos cuando vaya a la casa de los Evanson. Sin embargo, tenía que dejar de retrasar lo que el destino tenía preparado, por eso deje mi celular en la cama mientras comenzaba a estirar mi cabello con el estrés y la frustración invadiendo todo mi cuerpo.

¿Realmente tenía que ir?

No sabía lo que me esperaba ahí, posiblemente todo sea una alucinación y Johnny no me hablo. Estaba perdiendo la cabeza y eso me comenzaba a preocupar, ¿qué tenía que hacer? ¿qué era real?

Ahora dudaba de ciertas cosas que había visto provocando que la incertidumbre invadiera mi cuerpo. Coloqué las manos en mi rostro, mientras analizaba la situación. Lo cierto era, que si iba a la casa de Johnny podría aclarar ciertas incógnitas, pero también existía la posibilidad de que pudiera morir está noche.

Como había muerto Araíd. ¡No! Johnny no había hecho eso, ¿o tal vez sí?

En mi mente no paraba de visualizar el cuerpo inerte de la fémina, era un terrible recuerdo que invadía mis pensamientos.

Yo no quería terminar así.

Trague saliva nerviosa tratando de eliminar de mi mente el cuerpo sin vida de Araíd para comenzar a pensar en lo que haría. Era sencillo. Iría.

Suspiré y comencé a caminar a dirección de la puerta para abrir de está, para comenzar a caminar hacia las escaleras tratando de ser cuidadosa para que mis pisadas no sean detectadas por André —aunque no sabía realmente en dónde estaba mi novio—.

Empecé a dudar mientras bajaba con lentitud tratando de cuidar las pisadas que daba para no ocasionar rechinidos, hasta que finalmente logré bajarlas e ingresé a la sala de estar dándome cuenta que André permanecía acostado en el sillón. Lo miré con una sonrisa al ver lo tierno e indefenso que se miraba, pero a la vez sentí lástima y rabia, pero no hacia él, sino hacia a mí. Estaba enojada con él, no debería de verlo de esa forma; con lástima.

Él no era un buen novio, y apenas estaba reaccionando a ello.

Sonreí cansada sin más dirigiéndome a la puerta principal, la cual, abrí lentamente para no ocasionar ningún ruido. Finalmente estaba en el exterior, suspire caminando rápidamente por mi patio acercándome al patio de los Evanson, tratando de resistir la brisa helada. Y, al llegar a la puerta de su casa, no sabía que hacer ni cómo actuar.

¿Era adecuado tocar la puerta?

Trague saliva abrazándome a mí misma, tratando de evitar el frío dispuesta a tocar la puerta, pero la miré con duda, temiendo el tocar de aquella puerta por el temor de que algo malo me sucediera, por ello retrocedí tres pasos dudosa de mi decisión, aunque, cuando di el tercer paso, alguien me agarró por detrás y tapó de mi boca y nariz con un trapo blanco con un olor extraño, pero fuerte.

Traté de patear y luchar para salirme de los brazos de mi captor, sin embargo, todo de repente se desvaneció dejándome indefensa.

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La cabeza me daba vueltas, pero eso ya era algo normal. Aunque lo que no era común era estar amarrada en una silla evitando que pudiera mover mis manos y piernas. Abrí los ojos de golpe dándome cuenta que todo esto que sentía era cierto, pero Araíd estaba frente a mí con una mirada atenta. La miré de la misma forma tratando de moverme de la silla, pero no lo lograba.

¿Qué estaba sucediendo?

—Araíd, ¿qué haces? —cuestioné mientras me movía de un lado a otro tratando de liberarme, para después fijar mi vista a ella y mirarla con desesperación—. ¡Ya suéltame!

—No, todavía no —contestó la mujer atrayendo mi atención mientras esta se acercaba cada vez más a mí. La mujer se miraba más pálida que de costumbre, y más con aquel vestido blanco largo que traía puesto—. Has cometido un gran error —declaró relamiendo sus labios—. Lo más peligroso es que él te ame.

La fémina mantenía su rostro serio, siendo todo lo contrario a la mujer dulce que había conocido hace un tiempo. El ambiente entonces se tornó frio, y un escalofrió invadió mi cuerpo.

Esto no era normal.

—¿A qué te refieres? —pregunté alterada volviendo a intentar liberarme—. ¡Sólo busco salvarte! —grité a punto de empezar a llorar.

La mujer me miró detenidamente mientras yo dejaba de moverme. Tratando de tranquilizar la desesperación que comenzaba a sentir en todo mi ser, ¿qué estaba sucediendo? Tenía muchas dudas y muchos pensamientos que no me ayudaban en nada para pensar con claridad sobre lo que sucedía ahora.

Necesitaba pensar.

—Yo no quiero una salvación, pero tú sí —aclaró la mujer manteniendo su seriedad—. Estuviste en riesgo al decirle todo a tu novio, ¿qué no entendiste los mensajes? —preguntó atrayendo mi mirada.

¿A qué se refería?

Entendí cada uno de los mensajes, pero era ilógico seguirlos. Ni aunque me lo dijera ella tendría que seguirlos, ella no era nadie para mandarme. Sí, mi novio actuaba mal, pero no por ello ella tenía que amarrarme.

—Oh, por Dios, necesitas entender muchas cosas, Eliane —mencionó mirándome con comprensión, pero yo seguía sin entender de lo que hablaba—. Yo no estoy en peligro, llegué a estarlo en el pasado, pero ahora soy libre.

¿Libre? No. Ella estaba demente.

—No debiste decir que Johnny es un asesino y ni debiste mencionar mi nombre —aclaró acercándose más a mí, al punto de estar cerca de mi rostro para acariciarlo con ternura, pero yo me aparté volteando a ver a otra dirección—. Johnny es un salvador y él no me hizo daño, mucho menos te hará daño a ti.

¿En serio estaba escuchando bien?

En mis tiempos libres solía ver programas de religiones que solían ser muy extrañas, tal vez, ellos eran parte de una, porque no encuentro el sentido en que Johnny sea un salvador.

Miré incrédula a la mujer, pero esta mantenía su rostro sereno. Y yo no podía quedarme con esta duda, no podía, necesitaba preguntarle.

—¿Un salvador? —cuestioné con el ceño fruncido, manteniendo aquella duda. Pero Araíd parecía mantenerse relajada con su sonrisa. Todo lo contrario, a mí.

—Johnny es diferente, él ha tenido muchas vidas —confesó confundiéndome más de lo que estaba, era acaso esto, ¿un sueño?—. Pero en todas sus vidas a rescatado gente, aunque, por desgracia, fue demasiado tarde para mí... —mencionó con melancolía, y, aunque tratará de decirme y explicarme lo que sucedía, yo seguía sin entender del todo—. Lo que quiero decir, Eliane, es que no debe de ser demasiado tarde para ti.

Demasiado tarde para mí..., entonces, ¿sí estaba muerta? Suspire moviendo mis manos tratando de liberarme mientras las lágrimas bajaban por mis mejillas por la desesperación. Me movía de un lado a otro tratando de liberarme, pero me habían sujetado con fuerza. Probablemente Araíd estaba demente y era una estúpida si creía que iba a creer en sus mentiras. Lo que me decía era imposible que fuera real, para nada podía serlo.

La mujer volvió a intentar acercarse a mí, pero yo comencé a moverme a un lado a otro sin parar.

No quería que me tocara, no quería seguir estando aquí. Tenía que escapar.

—Sé que esto suena tan irreal, pero yo estoy muerta —confesó finalmente provocando que dejará de moverme de un lado a otro para escucharla, mientras mis lagrimas seguían bajando por mis mejillas—. Siempre lo estuve..., la verdad, no sé cómo decirte esto, pero... sólo pocos pueden ver a Johnny y lo que lo rodea, por eso has tenido "problemas mentales" —aclaró haciendo unas comillas en sus dedos.

Esto no era real.

Más lagrimas bajaban por mis mejillas, porque lo que decía no era verdad, tal vez mis mismos problemas mentales que según la doctora y mi novio decían que tenía yo, eran los causantes de que estuviera imaginando esto. Que estuviera creyendo que Araíd estaba muerta y que Johnny era un salvador; todo esto era tan extraño.

Nada de esto tenía sentido.

Pero a su vez, lo tenía. Si Araíd estaba muerta, por eso me miró extraño el vecino cuando hable con ella. Si pocos pueden ver a Johnny y lo que lo rodea, por eso me trataban como una demente. Aunque, ¿por qué Johnny tenía que salvarme?

Traté de moverme de nuevo de la silla, pero no lo lograba.

No sabía que hacer ni que pensar. Necesitaba respuestas, muchas de ellas. No podía quedarme así.

—¿Y cómo sé que esto es real? —cuestioné mirándola a los ojos para detectar si estaba mintiendo.

Tal vez no era la mejor opción aclarar mis dudas con ella, pero, era lo único que había en estos momentos.

La mujer pálida me sonrió levemente y se colocó en el centro de la habitación, pareciendo un ángel por su piel y su vestuario. Se miraba mejor que antes..., se miraba con más vida.

—Sólo debes creer —aclaró la mujer con un tono tal dulce que me sorprendió. Ella si era como un ángel—. André fue mi novio —soltó la castaña sin más, provocando que la mirara con los ojos bien abiertos.

¿André conocía a Araíd? Tal vez por ello se había alterado al escuchar su nombre, además que ese nombre era un poco inusual. De hecho, ella era la primera Araíd que conocía, ya que su nombre era poco común en nuestro país.

—André tiene problemas mentales —mencionó con media sonrisa—, o no lo sé con exactitud. Nunca entendí completamente su mente y nunca lo intenté hacer —aclaró con los ojos llenándoseles de lágrimas. Al parecer, si me estaba diciendo la verdad—. Él sólo quiere tener una historia feliz, pero al no lograrla quiere deshacerse de su pareja. Es alguien inestable.

Y Araíd comenzó a llorar sin más, provocando que sintiera lástima. Ella se estaba rompiendo frente a mí y yo no podía hacer nada al respecto, ni sabía que tenía que hacer.

—Johnny intentó salvarme, pero yo no lo escuche —confesó limpiando sus lágrimas, dejando de ser aquella mujer tan viva que acababa de ver—. Y por eso estoy muerta, y ahora ambos tratamos de evitar que tengas mi destino.

Parecía tan real, de verdad, parecía que en serio sentía aquel dolor, pero a la vez tan falso. Eso no me convencía del todo. Y era inadecuado jugar con este tipo de cosas.

—¿Qué ganas diciendo esas mentiras? —pregunté alzando la voz para que me mirara, provocando que me viera con enojo.

—No son mentiras. Me gustaría decir que lo son, pero no es así —aclaró poniéndose a la defensiva—. Johnny es una persona increíble y todo un caballero; es como un ángel, aunque la mayoría suele creer que es malo y lo tachan de criminal cuando las victimas lo mencionan. ¡Tú viste la información, por Dios, Alanna!

Era cierto. De cierta forma, lo era. Tal vez, Samantha tenía razón. Johnny era...

—Es un hombre buscado —solté en un susurró fijando mi vista al suelo.

Recordé las páginas que había visto, los testimonios, las palabras de Johnny y las confesiones que me había hecho, recordé las dudas de Samantha y mi novio cuando hablaba de ellos, recordé la naturalidad de Johnny y la forma tan peculiar que miraba el mundo, y uniendo cada cosa que me había pasado después de saber de la existencia de ellos, toda tenía sentido. Aunque aún, el rompecabezas no estaba finalizado.

—Algo así... —aclaró—. No es necesario que creas en este momento, sólo estas siendo advertida. Johnny te cuidara desde hoy.

—¿Qué pasa con André? —pregunté de inmediato sin entender del todo sus palabras.

—André ya está planeando como deshacerse de ti, por eso no ha estado en casa últimamente —confesó provocando que un escalofrío me invadiera.

La mujer soltaba todo de una forma tan natural que me perturbaba, todavía me era un poco extraño todo esto que sucedía, para que ella lo mencionara como si fuera lo más normal del mundo.

—Sus viajes de trabajo son sus idas a poder planear el crimen perfecto...

¡Espera! ¿André me quería matar? Otra vez mi cabeza me dolía por cada palabra que escuchaba. Todo esto era un total lio.

Tal vez él no era el mejor hombre, pero lo conocía. Él no era capaz de matarme.

—Estás demente —susurré bajando la mirada sin saber que pensar.

Estaban pasando muchas cosas. Y tal vez todo esto era un sueño, producto de mi encerramiento en mi casa. Era una posibilidad.

—Esas no son buenas palabras para expresarte de la persona de la cual se preocupa por ti —aclaró una voz inolvidable.

Johnny estaba aquí. Y por eso levanté la mirada de inmediato dándome cuenta que sólo estaba con él.

—¿Dónde está Araíd? —pregunté volteando a todas partes buscándola, pero no la encontré.

Y, sin darme cuenta, el ambiente había dejado de ser frio.

—Por fin está descansando, finalmente logró advertirte sobre André —mencionó el hombre acercándose a mí mientras acariciaba sus anillos, fijando su vista a eso, hasta que estuvo más cerca de mí y comenzó a desamarrarme—. Sólo necesitaba eso para dejar está tierra.

El hombre mantenía una voz tan tranquila, parecía que no le importaba que supiera su más grande secreto. Él estaba tan natural. Y eso me daba miedo, ¿de qué forma miraría a Johnny ahora que sabía que no era humano? Bueno, ni sabía lo que era en sí.

—Esto no es divertido —susurré cuando este desamarro completamente mi cuerpo, dándome mi espacio y manteniendo su mirada en el suelo, mientras yo lo miraba a él.

—No busco divertir.

El hombre seguía escuchándose tan calmado que me daba tanta ansiedad que actuara así. Demasiada ansiedad.

—¿Por qué haces esto? —pregunté sujetando mis muñecas y parándome de la silla tratando de calmar el dolor que comenzaba a sentir en mi cuerpo.

Johnny no me miró, es más, seguía manteniendo su vista en el suelo como si estuviera avergonzado de su existencia, y no quería verme.

—Es mi deber —dijo comenzando a agarrar las cuerdas que me habían sostenido anteriormente, para después, colocarlas sobre la silla, sin dejar de mirar hacia abajo—. Aparecí siendo esto y he tenido muchas vidas y he conocido a mucha gente. He llegado incluso a morir, pero siempre vuelvo a nacer.

En su voz parecía estar reflejado el dolor, parecía que no disfrutaba de su destino. Aunque creía que era uno muy cruel y muy bueno a la vez. Pero, ¿qué era en sí? ¿por qué había terminado siendo así? ¿cuál era su historia su historia? Tenía tantas preguntas que hacer, y no quería quedarme con la duda de nada.

—¿Qué eres? —pregunté extrañada sin dejar de ver cada uno de sus movimientos. Esperando que su actitud cambiara, pero esta seguía siendo un tanto triste.

—Por el momento, no lo sé... aunque debo admitir, que me gusta mucho el concepto que tienes de mí en ese aspecto —comentó soltando una leve carcajada que provocó que mis mejillas se tornaran rojas.

—¿Te gusta que te llame "hombre buscado"?

—Por supuesto —dijo con una sonrisa burlona, mientras levantaba su mirada y me observaba, para después, guiñarme un ojo—. Gracias a ti, ahora volvieron hablar de mí como el hombre misterioso.

Y volvió a ser el mismo Johnny desde hace unos instantes, pero después, volvió a bajar la mirada. No lo entendía, no era del todo mala su historia. Además, si había pasado por esto varias veces, ya debió de acostumbrarse.

El hombre me dio la espalda de repente, parecía no querer mirarme ni hablar conmigo, parecía querer permanecer solo, pero yo no lo quería. Yo aun quería aclarar dudas, y tal vez este era el momento para hacerlo. Johnny soltó un suspiró y me miró fijamente, y yo di un paso al frente tratando de parecer segura en lo que diría.

—Háblame sobre ti. Quiero entender esto —solté sin dudar, sin titubeos.

Al principio, él me miró con extrañez, para después sonreír y asentir. Había aceptado.

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En el misterio, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧

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