𝟙𝟚: 𝕊𝕥𝕣𝕒𝕟𝕘𝕖.
Habían pasado dos días desde la pelea que había tenido con André y no lo había visto ni hablado con él desde ese momento. Cuando escuchaba que salía o iba al baño, yo corría hacia la cocina por un poco de agua o cualquier otra cosa para poder controlar el hambre y la inquietud que abarcaba mi cuerpo, en ocasiones, también iba al baño con rapidez y por cosas que me servían según se me iban ocurriendo.
Hasta que, de repente, él salió de la casa y no entro nuevamente, pasaron varios minutos y la puerta no se había vuelto a oír. Comencé a creer que había sido un truco para que yo saliera y André podría tenerme cerca de él, pero entonces, de repente la puerta se volvió a oír, dándome a entender de que de verdad había tenido la oportunidad de salir bien de la casa, sin miedo de topármelo y no lo había aprovechado, y eso era una total tragedia, al igual que él hubiera ingresado a la casa una vez más. Aunque en esta ocasión, parecía venir acompañado de alguien.
Al principio no entendía la situación hasta que la voz de Johnny atrajo mi atención, provocando que todo en mi cuerpo se alterará.
No entendía que hacía el moreno dentro de mi casa, y mucho menos porqué mi novio estaba platicando con él, cuando anteriormente había negado su existencia. No sabía qué pasaba por la mente de André, posiblemente quería volverme loca con sus cambios de actitud y por la forma en que me trataba.
Era extraño.
La conversación entre André y Johnny era imposible de oír por más que lo intentaba, pero parecía que ambos disfrutaban del momento. Hasta que escuché que alguien subía las escaleras y de inmediato corrí a dirección de la puerta evitando que está se abriera porque el cerrojo estaba puesto, pero necesitaba sentirme segura pegada a la puerta, evitando que el hombre ingresará.
Los pasos de André se detuvieron frente a la puerta y tocó de está un poco, sin embargo, sólo me tape la boca tratando de aguantar cualquier sonido que pudiera soltar.
Sabía lo que estaba pasando dentro de la casa, sabía que André trataba de arreglar las cosas con los vecinos. Posiblemente hasta Araíd estaba aquí, aunque lo que no conectaba en mi mente era porque hacía esto mi pareja. A él le gusta arreglar las situaciones y quedar bien con la gente de alguna forma, pero lo que seguía sin comprender era como él ayer actuó como si ellos no existieran y ahora los había traído, ¿quería confundirme?
Las lágrimas comenzaron a salir de mi rostro sin saber que hacer o como pensar. Lo único que era seguro era que ellos estaban aquí; Johnny y Araíd estaban aquí, habían platicado con André y este último estaba detrás de la puerta pidiéndome que hablará con los vecinos para arreglar el incidente de ayer, y ante eso no sabía cómo actuar.
Necesitaba a Samantha.
Ella me ayudaba a tener valor para realizar las cosas, además de que ella me escuchaba y entendía mejor que lo que hacía André. Ya que este últimamente se enfocaba más en su trabajo.
A mi amiga de verdad la extrañaba, realmente lo hacía, y maldecía el momento en que ella me había convencido en usar el internet para saber más de la vida de mis vecinos, maldecía el haber investigado todo sobre ellos y pasarme horas en el celular tratando de descifrar cada una de las situaciones.
Nunca antes había cometido un error tan fatal como este. Nunca antes había estado tan asustada por saber tanto de la vida de una persona; era oficial, tenía miedo sobre todo lo que me rodeaba.
Tenía mucho miedo.
—Vamos cariño, no puedes dejarnos solos en todo momento —aclaró André tocando la puerta de nuevo, haciendo que volviera a la realidad—. Los vecinos aceptaron venir a la casa, ellos no están enojados contigo.
¿Enojados conmigo? No había hecho nada malo, sólo había aclarado lo que posiblemente serían. Y no encontraba lo malo sobre eso o porque tenía que yo arreglar las cosas con estos, eso era estúpido.
Bufé molesta frotando mi rostro con cansancio, tratando de callar las palabras que amenazaban en salir de mi boca. Todas aquellas maldiciones que quería sacar para Johnny y André. Aunque principalmente a este último que parecía querer enloquecerme, ya que al principio él había dicho que no existían, entonces, ¿qué hacía hablando de ellos?
Últimamente André había sido un poco impredecible, de hecho, todo lo que me rodeaba se podría definir con esa palabra. Impredecible. Definitivamente todo era confuso ahora, ya mis dudas eran frecuentes al querer saber que era real y que no, quién me decía la verdad y quien no.
Suspiré y comencé a morder mis uñas con los nervios invadiéndome.
—Cariño, sólo debes pedirles perdón por tu actitud —mencionó André del otro lado de la puerta manteniendo su voz con dulzura.
Cerré los ojos con miedo sin saber que hacer en este momento, ¿será necesario hacer esto? Posiblemente había actuado mal, pero era porque sabía cosas que los demás conocían. No era necesario hacerlo.
—¿Para qué? —pregunté sin más mordiendo mi mano.
—Tienes que hacerlo cariño —declaró con una voz tan calmada, que inclusive, me perturbo—. No dejaré que esto se arruine... —susurró, dejándome atónica, dejándome con la incertidumbre de si estaba haciendo lo correcto o no, pero, al escuchar la risa de Johnny de fondo, decidí acceder.
Me separé de la puerta con tranquilidad limpiando mis lágrimas, dispuesta a salir finalmente de la habitación encontrándome a André. Y este me miraba de forma seria, hasta que se acercó a mí y me acarició la mejilla con una mirada tierna.
—Pedirás perdón —aclaró con una sonrisa y acepté comenzando a caminar junto él a la sala de estar.
Realmente no sabía si Johnny y Araíd seguían ahí, ya que no los escuchaba. Pero al momento de ingresar a la sala de estar, me encontré frente a frente de Evanson y su mirada penetró todo mi ser.
Los nervios recorrieron mi cuerpo y mi corazón comenzó a latir sin parar, recordándome las noches en las cuales conviví con Johnny y cada platica que había tenido con él. Tenía que admitir que el hombre me llamaba la atención e incluso había estado pensando en él de diversas maneras. Era apuesto y misterioso, y algo extraño hacía que me quisiera acercar a él, aunque a la vez todo esto me hacía querer apartarme de Johnny.
—Me dijeron que querías hablar conmigo —mencionó Johnny haciendo que volviera a la realidad, dándome cuenta que este no estaba solo, sino que Araíd estaba con él.
—No realmente... —aclaré bajando la mirada mientras que André me apretaba un poco por la espalda para que hablará—. Sólo quería pedir perdón por mis terribles palabras y por la forma en que me expresé de ti anoche. No estoy segura de lo que realmente eres, y perdón por todo.
Evanson seguía mirándome atentamente provocando que mi cuerpo se estremeciera, porque Johnny tenía una mirada penetrante que hacía que mi cuerpo reaccionará y temblará ante él, y posiblemente André se había dado cuenta de la tensión sexual que existía entre Evanson y yo. Y me daba miedo eso.
—Bueno, ahora que todo está solucionado, deberíamos ir a comer —aclaró el pelinegro con una sonrisa colocándose frente a mí, interrumpiendo el contacto de Evanson y yo.
Johnny acepto y Araíd lo hizo con él, por ello, los cuatro comenzamos a dirigirnos al comedor para sentarnos en la mesa, en donde, todos tomamos asiento al instante. André se sentó en la cabecera de la mesa, mientras que yo me senté a su lado izquierdo y a su lado derecho se encontraba Johnny, que, por esa posición, terminó sentándose frente a mí, por otra parte, la pelirroja permanecía sentada a lado de su hermano con la mirada baja.
Los platos y vasos ya se encontraban puestos, con la comida en estos, pero realmente la comida en ella no valía la pena comerla, a pesar de que sea mi comida favorita, no tenía ansias de comerla. A pesar de que el espagueti parecía que André se había esforzado en hacerlo, no quería meter ni un poco a mi boca.
Solo quería permanecer allí, sentada, esperando que se fueran de mi casa los vecinos para esconderme en mi habitación.
Al principio creí que la visita de los vecinos sería muy silenciosa, pero Johnny y André lograron establecer una buena conversación que eliminaba ese silencio incomodo en el lugar, y eso era increíble, por los pensamientos que tenían los hombres del otro.
La platica variaba un poco y eran temas muy comunes, como lo era el clima, el vecindario, la ciudad entre los diversos lugares a donde habían ido ambos en sus viajes. Era cierto que, la mejor parte de escuchar las conversaciones de ambos hombres, era que de esa forma podía escuchar de mejor forma a Evanson que solía hacer más entretenida la platicaba, por sus diversos viajes y la forma en la cual se expresaba de todo; era maravilloso. Aun así, me quería ir de aquí, por eso trataba de fijar mi vista a otras partes, como lo era observar a Araíd que sólo miraba su plato y jugaba con la mirada. Parecía triste, pero no era por su hermano, era por André. Se notaba por como cada que él hablaba, ella se encogía más de hombros y bajaba más su mirada observando sus manos, tratando de resistir las ansias de llorar.
Cada que André hablaba la chica se estremecía y parecía querer huir del lugar, era muy extraño. André parecía provocar muchas emociones en ella, y ninguna era buena y no entendía las razones si ellos nunca antes habían convivido.
Los minutos se hacían eternos, hasta que finalmente Evanson se paró junto con Araíd y agradecieron la comida retirándose de la casa, pero parecía que yo era una sombra ante André, porque de mí, ni me dijeron adiós.
Y, al momento en que los hermanos salieron de la casa, y me dejaron a solas con André, yo corrí hacia mi habitación encerrándome en ella. Ya que, por el momento no podía estar con André, porque no entendía lo que pasaba en su mente.
Era tan extraño lo que sucedía y su forma de actuar. Me daba desconfianza.
Suspiré y me acerqué a la cama —no sin antes cerrar la puerta con llave—, para después tirarme en la cama para descansar por fin. Ignorando a André e ignorando todo; sólo quería descansar.
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Abrí los ojos de inmediato mirando el reloj que colgaba en la pared. Eran las 2:37 am y yo ya había perdido el sueño, aunque realmente no había tenido unos buenos sueños. Solo había tenido malos, mejor dicho, pesadillas.
Mi mente parecía no querer liberarse de los vecinos, porque solo pensaba en ellos, y eso me molestaba, y mucho.
Froté mi rostro con desesperación agarrando el celular para navegar entre las páginas para poder releer la información, tratando de procesar toda una vez más, pero no encontraba nada. Absolutamente nada.
Las páginas que había visto hace unos días habían desaparecido y no lo entendía.
Era extraño.
El estrés comenzaba a invadirme una vez más junto con la desesperación mientras recorría mi historial en busca de aquel día en que había visto las páginas, pero no había nada. Parecía que nunca había investigado nada. Me levanté extrañada de la cama, sintiendo mi corazón palpitar cada vez con más fuerza hasta que una llamada entró a mi celular.
Una llamada que detuvo mi corazón, porque yo, conocía ese número.
Aquel número que anteriormente me había estado mandando mensajes aterradores, ahora, me estaba llamando, y yo no sabía si contestar o no.
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En el misterio, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧
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