𝟘𝟡: 𝕊𝕖𝕔𝕣𝕖𝕥𝕤.
—Te lo juro Samantha, me escribió exactamente lo mismo —repetí de nuevo mientras daba vueltas en mi habitación, sosteniendo mi celular con la mano derecha—. Y son extraños, bueno, ambos son lindos y buenas personas, pero a su vez son...
—Raros. —terminó de decir por mí dejando soltar un suspiró—. Oye, Alanna, ¿has tomado tus pastillas? —cuestionó con preocupación y rodé los ojos.
—Eso no es lo importante —aclaré tocando mi frente con frustración—. Lo importante es que tengo unas teorías respecto a lo que sucede.
—¿Teorías? —preguntó con extrañez—. No contestaste mi pregunta, ¿estás tomando tus pastillas?
No podía creerlo, ¿acaso no entendía que necesitaba de su ayuda? ¡Esto era más importante que las pastillas!
Tal vez en otros días y en otras circunstancias, hubiera seguido su consejo de tomar mis pastillas, pero en estos momentos no era adecuado. Había prioridades. Y unas más claras e importantes.
—Las he dejado de tomar —contesté sin más, restándole importancia a eso—. Pero eso no tiene nada que ver, siento que ocultan algo.
Mi amiga soltó un suspiro angustiado y mis nervios comenzaron a aumentar, esperando que no me dejará sola en esto.
—Ya, no hagas tonterías —dijo la mujer restándole importancia—. Te creo en que los vecinos sean extraños y todo lo que dices, pero en vez de actuar como paranoica y acusarlos; investiga.
—¿Investigar? —cuestioné confundida—. ¿A qué te refieres? ¿Cómo puedo investigar este tipo de cosas, yo sola?
Era claro que sabía que era investigar, pero no entendía en que me serviría eso con esto. No era lógico. Además, ¿cómo obtendría lo que quería? ¿No era arriesgado e imprudente? ¿De verdad me había recomendado aquello? Suspiré de igual manera como mi amiga, mientras acariciaba mi frente sudada y comenzaba a dar vueltas por el lugar, sin ningún sentido, esperando una respuesta clara de mi amiga, pero está seguía diciendo cosas sin sentido.
—Lleva otra vez al hombre contigo a tu cama, y pregúntale directamente —aclaró mi amiga con diversión.
—¿Estás demente? —pregunté consternada.
En definitiva, Samantha había perdido la cabeza sí creía que haría eso. Ya le había contado lo que había pasado en la noche, pero eso no quería decir que era una cualquiera que se acostaba con todos. Es más, ni había pasado nada anoche, para empezar, así que no entendía porque realizaba ese tipo de comentarios fuera de lugar.
—Obviamente no harás eso. Estamos en pleno siglo XXI, todo está en internet —contestó como si nada la castaña, que incluso la podía imaginar rodando los ojos con una amplia sonrisa, manteniendo su personalidad—. Solamente coloca sus nombres en Google y te saldrá cosas sobre ellos —aclaró sin más, haciéndome sentir tan tonta por su tono de voz.
Sin embargo, la tecnología aún era un misterio para mí, tal vez era buena idea, pero, ¿era confiable lo que estuviera ahí?
Automáticamente, comencé a morder mis manos con nerviosismo mientras mi amiga seguía hablando, ¿hablaba enserio? Nunca había pasado por mi cabeza el buscarlo de esa forma. Para empezar, nunca había buscado a alguien por internet, es más, nunca había pensado en usar la tecnología para saber sobre vidas ajenas. Ya que no me daba la confianza ese tipo de cosas. Aparte, siempre me había gustado la privacidad y la exclusividad, por ello no tenía en estos momentos redes sociales para buscarlo o cosas por el estilo.
No sabía cómo servía todo esto de la tecnología y cuál era su veracidad.
Era inútil.
—Mira, puede que ambos sean unos dementes peligrosos, e inclusive puede que sólo sea Johnny un hombre buscado —recalcó Samantha y mi corazón comenzó a acelerarse—. O, es posible que sólo estas exagerando, y sería bueno saber cuál es la respuesta.
Aquello último lo dijo con burla ya que según ella eso era lo más probable, pero yo no lo creía así. Sabía que había algo más.
Solté un bufido acomodando mi cabello detrás de mi oreja mientras apretaba mi celular a mi oreja con nerviosismo.
En estos instantes comenzaba a darle la razón a mi amiga, tal vez si necesitaba de mis pastillas. Últimamente mi cuerpo lo había sentido diferente, además de que me había visto más pálida, delgada y ojerosa. Pero antes, no había prioridades que me distrajeran de tomar mis pastillas, por ello, necesitaba resolver este misterio para después ir al doctor a checarme.
Nuevamente, la voz de mi amiga me atrajo la atención y coloqué una mano en mi frente tratando de tranquilizarme, pero no lo lograba. Mi amiga quería cambiar el tema, aunque yo no lograba hacerlo por tener a Araíd en mi mente.
Araíd.
—Araíd no ha aparecido —aclaré alterada interrumpiendo a mi amiga mientras sentía como mi cabeza daba vueltas.
—Tal vez Araíd esté en peligro. Tal vez Johnny sea peligroso —comentó la mujer con fingida exageración—. ¡Nunca se sabe! Así que deberías actuar, pero ya —soltó la mujer seguido de una carcajada que provoco que me molestara un poco con ella, porque parecía no tomarse enserio lo que decía.
—No estoy para bromas, Sam —murmuré con seriedad—. Lo que te digo es enserio.
—Bien, perdón por actuar así. Pero no es broma lo de buscar por internet —dijo con voz tranquila—. Es una buena forma de conocer gente y saber más de ella, podrías aclarar tus dudas...
—Tienes razón —susurré casi inaudible, mientras que Samantha seguía hablando del internet, aunque yo ya no le ponía atención.
Tenía que colgar y lo hice, porque yo tenía que saber que pasaba de inmediato, así que caminé con paso presuroso hacia la salida de mi casa, dejando atrás el celular.
Necesitaba respuestas. En serio, las necesitaba.
Caminé rápidamente hacia la casa que estaba a mi lado ignorando los detalles bellísimos que se habían agregado a su patio, como lo era la silueta de la mujer que había hecho Johnny que parecía tan real. Incluso pisando de su césped y empujando a ciertos gnomos que se encontraban por ahí, hasta estar frente a la puerta y comencé a tocar con fuerza de está.
Toque cinco veces seguidas, hasta que la puerta fue abierta dejando ver al joven misterioso. Y al momento de verlo, la ira y los pensamientos que tenía sobre él, desaparecieron, y fui rodeada por el nerviosismo.
Johnny se miraba relajado portando una mirada misteriosa que hacía que mis piernas temblaran. Sus ojos color chocolate parecían hipnotizarme y su sonrisa de lado era un delirio para mí que provocaban que no me concentrará, pero, aun así, decidí hablar.
—Oye, tengo una duda...
Comencé a decir, pero dejé de hablar al ver como sonreía completamente dejando ver sus dientes perfectos junto con sus labios que hace poco había disfrutado. Suspire dejándome enloquecer por los pensamientos que comenzaban a invadir mi mente, olvidando mi misión principal.
El hombre me sonrió al instante de lado y me miró con ternura esperando que siguiera hablando, aunque yo no lo hice por lo perdida que estaba viéndolo.
—¿Qué pasa, Eliane? —cuestionó el hombre con una sonrisa divertida recordándome al hombre que hace unos días platicaba conmigo desde la ventana.
Al instante, como por arte de magia, recordé a lo que venía, y solté un suspiro bajando la mirada temerosa.
—¿Por qué me dejaste sola? —pregunté finalmente después de estar rodeada de tanto silencio, alzando mi vista para verlo, evitando contemplar sus ojos que me hacían quedar sin habla.
—¿De qué hablas? —preguntó abriendo un poco más la puerta de su casa mientras me miraba con confusión, aunque aquello era imposible, ya que él no podía estar confundido porque Johnny sabía lo que había pasado y a lo que me refería.
—Anoche..., anoche me dejaste sola en la cama —aclaré tartamudeando—. Desperté y ya no estabas.
—No pasamos la noche juntos, sí es a lo que te refieres —contestó de inmediato, pero con paciencia. Tratando de dejarme en claro que estaba mal, sin embargo, yo sabía que él era el que estaba mintiéndome con total descaro—. Tienes pareja y respeto eso. No me gusta la gente infiel —aclaró con una sonrisa tierna, pero no le creía nada. No lo haría para nada, por eso volví a hablar, nerviosa.
—Pero..., dormimos solamente —aclaré mirándolo a los ojos y este seguía mirándome con paciencia. Tratando de calmarme, e inclusive comencé a pensar en que yo estaba mal, sin embargo, eso no era cierto.
Yo sabía lo que había pasado y sabía lo que habíamos hecho. Y no entendía porque Johnny lo quería negar.
¿Qué le pasaba? ¿cómo él podía seguir ahí parado, manteniendo su sonrisa y mirada tierna, sin más? Era patético el fingir, era patético hacer como si nunca hubiera pasado nada, por eso lo miré extrañada sin entender porque actuaba así hasta que Araíd apareció detrás de él y este volvió a su postura de seriedad como cuando lo conocí.
—¿Qué sucede? —interrogó la mujer pálida hasta que me miró—. ¡Oh, hola, Alanna! ¿Qué haces aquí? —saludó con una sonrisa parándose frente a Johnny queriendo dominar la conversación.
Se miraba tan alegre y risueña como cuando la conocí, pero lo malo era que parecía muy forzada y sin gracia a su vez. No sabía si era por lo que estaba pasando por mi mente, o tal vez era porque estaba abriendo más de está.
—¿Dónde has estado? —pregunté con el ceño fruncido.
—¿De qué hablas? —cuestionó de inmediato con una leve risa tratando de calmar su nerviosismo.
En lo personal, yo sabía la forma en la que era mi personalidad, y sabía que era fácil que las personas se aprovecharan de mí. Era consciente de eso, y como lo era, sabía que Araíd también lo era. Y ese era un gran punto a favor en esto.
Miré con detenimiento a Araíd tratando de sacarle una verdad, pero no sabía cómo comenzar. Hasta recordar su "desaparición" en estos días, y probablemente desde ahí podía sacar provecho.
—No te he visto desde hace unos días —recalcé apuntándola y retrocediendo levemente de ellos—. Antier no estabas cuando Johnny se cortó el brazo y después él pasó la noche conmigo.
Johnny soltó una carcajada y al instante se tapó la boca tratando de ocultarlo, para después extender ambos de sus brazos dejando ver que no tenía una cortada como había mencionado.
Lo miré confundida y toqué mi frente verificando que mi temperatura estuviera normal, pero está estaba elevada.
Que extraño.
—¿De qué hablas? ¿Mi hermano y tú? ¡Pero tú tienes pareja! —gritó Araíd tratando de acercarse a mí.
—¡No! Ayer Johnny me aclaró lo de la cortada, pero lo demás es verdad —aclaré mirándolos esperando que me creyeran, no obstante, estos me miraban como si estuviera loca—. ¡Yo sé lo que pasó! —grité sujetando mi cabeza mientras me alejaba de la pelirroja.
—No —contestó siendo paciente, tratando de relajarme—. Johnny y yo nos desvelamos viendo películas.
De repente, comencé a sudar frío mientras los miraba atenta y comenzaba a negar con la cabeza nerviosa sin entender porque jugaban así conmigo. Miré de forma alerta a los hermanos que estaban frente a mí esperando que demostrarán que estaban jugando, pero Araíd se miraba preocupada, aunque también parecía tener comprensión ante mí, mientras que Johnny comenzaba a verse confundido por la situación.
Incluso, acaricio su barbilla mirándome con detenimiento. Parecía que quería hablar, pero no lo hacía.
¿Por qué actuaban como si estuviera loca?
Al instante, dejé de retroceder dejando que Araíd se acercará a mí para que me abrazara, sin embargo, la empujé evitando que me tocará.
No le tenía confianza.
Levanté la mirada y observé a Johnny con atención esperando que dijera la verdad, pero este no lo hacía. Seguía mirándome con confusión, como si estuviera loca, como sino entendiera lo que estaba haciendo, decepcionándome.
Mi corazón se contrajo, sin entender la razón exacta por la cual estaba actuando de esa manera tan descabellada que hacía que quisiera estirarme los cabellos del estrés que estaba provocándome. Me estaba cansando todo esto, y como último intento, uno lleno de desesperación, vi al hombre a los ojos y hablé, esperando que con mis palabras se dignara a decir la verdad.
—Cuando te vi esa noche conmigo, vaya..., sentí tanta calma... —susurré mirando fijamente, penetrándolo con la mirada y este dejó de acariciar su barbilla para mirarme con curiosidad—. Estoy segura de que eras tú —murmuré con una media sonrisa apartándome de Araíd, que nuevamente se había acercado a mí.
Johnny sonrió de inmediato y dio la vuelta sin más, dejándome sola con Araíd provocando que me sintiera mal al notar aquella acción de completo desinterés hacía mí, además de como este había afectado tanto a mis emociones que hice que mi cuerpo enloqueciera, sintiéndome cada vez más cansada y débil.
—Creo que te estás confundida —aclaró Araíd atrayendo mi atención, pero mi sueño aumentaba cada vez más provocando que la escuchará cada vez más lejos—. Deberías irte.
Suspiré y asentí dejándolos atrás, aunque aquello no era porque me lo habían pedido, sino porque de verdad me sentía cansada y mal, y por esa misma razón comencé a caminar hacia mi casa, dejando de ver la casa de los Evanson.
Excelente. En vez de aclarar mis dudas, había quedado en más y con un tremendo dolor en todo mi cuerpo.
Solté un bufido mientras caminaba y me sentía demasiado cansada. Y con sólo cerrar la puerta de mi casa, al ingresar en está, quería tirarme al suelo. No sabía qué hora era ni que día era, me sentía perdida y confundida mientras mis ojos se cerraban cada vez más.
Necesitaba a alguien con urgencias: André.
Caminé a tientas por la casa hasta subir las escaleras con cuidado, tratando de llegar a salvo a mi cuarto para agarrar mi celular. Mientras que todo estaba comenzando a ser borroso.
Me sentía como drogada y perdida, pero a pesar de eso, por fin pude tener el celular en mis manos y como pude le llamé. Llamé, llamé y llamé, aunque este no quería contestar y las lágrimas y la desesperación se hicieron presentes en mí, causando que me sintiera como si me estuviera ahogando.
—¿Estás bien? —preguntó André por medio del celular.
Realmente no sabía cuánto había contestado y cuánto tiempo llevaba escuchándome agonizar, pero agradecía que estuviera aquí.
—Te necesito —murmuré tratando de limpiar las lágrimas de mis mejillas.
—No tengo buena señal. Te hablo más tarde —contestó André y colgó dejándome sola.
Bufé golpeando todo y moviendo mis cosas de un lado a otro con desesperación, mientras sentía que mi cuerpo comenzaba a tranquilizarse con cada vez que destruía algo en mi habitación hasta que finalmente pude tener paz. Y una ocasión más volví a sostener mi celular con fuerza recordando las palabras que me había dicho Samantha, esperando que tuviera razón con lo que decía.
Y decidida, comencé a limpiar mis lágrimas con fuerza y escribí en mi celular el nombre de "Johnny Evanson" esperando terminar con este misterio. Mi corazón al instante se comenzó a acelerar hasta que varias páginas aparecieron, pero en ninguna exactamente hablaba de él o mostraban una foto de él.
Seguí buscando y buscando, recorriendo las páginas y leyendo fragmentos de estas sin encontrar nada con sentido o relación a Johnny. La mitad de las páginas eran algo así:
"Es un hombre buscado, ya que, al parecer es el único testigo de la misteriosa muerte de un hombre. Dice la mujer que fue encontrada en los hechos que su novio casi la mataba, pero el tal Johnny Evanson logró salvarla"
Y la otra mitad hablaban de otras personas llamadas Johnny o personas con apellido Evanson. Hasta llegar a páginas extrañas.
Solté un suspiro cansado y me limpié las lágrimas nuevamente, buscando ahora el nombre de "Araíd Evanson" y nada apareció que fuera relevante. Igual que con Johnny, hablaba de otras personas.
Aunque con ella eran menos páginas porque casi no había personas con ese nombre en Estados Unidos y más con ese apellido, por ello decidí cambiar mi búsqueda a "Araíd casos sin resolver", a ver si salía algo al respecto.
Durante un buen momento comencé a ver escenas de crimen y noticias desgarradoras de mujeres, hasta encontrar una que me llamó la atención:
"Araíd Miller fue encontrada muerta cerca de un río que se encontraba a lado de la carretera, la mujer permanecía desnuda con ciertos moretones y rasguños que recorrían su cuerpo.
La víctima tenía inicios de tortura fuerte, ya qué no contaba con 7 dedos en sus manos y pies. Tampoco tenía dientes..."
Dejé de leer cansada por tantas descripciones de casos terribles que había leído y salí de la página, pero algo dentro de mí me decía que tenía que asegurarme. Así que volví a la página, aunque ahora directamente me fui para las imágenes que había del caso.
Tenía que admitir que en ocasiones odiaba que fueran tan explícitos y no censuraban este tipo de cosas, pero ahora lo agradecía por el descubrimiento que había logrado obtener. El rostro de aquella mujer era idéntico a Araíd.
Bueno, del todo no era algo bueno, ya que provocó que mi corazón se detuviera al instante y busqué el nombre de Araíd Miller en una página aparte, encontrándome varios artículos sobre ese caso, hasta encontrar el anuncio de su búsqueda cuando reportaron su desaparición.
Y en ese mismo instante, en ese preciso momento, me di cuenta de algo espeluznante. De algo tan terrible, que me provocó que un escalofrío recorriera mi cuerpo: mi vecina era idéntica a esa Araíd Miller. No era una exageración, en efecto, eran prácticamente la misma persona.
Y, aunque no me gustará la idea y fuera algo completamente alocado, existía la posibilidad que la mujer con la cual convivía, con la que comí una vez, la que me trajo una comida de bienvenida, la chica sonriente que parecía estar nerviosa, en realidad, estaba muerta. Y aquello, era lo peor que me podría pasar.
Qlsmmb ml vh rtfzo jfm Zizrw. Qlsmmb grvmv nzh hvxivglh wv ol jfm rnztrmzh.
En el misterio, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro