𝟘𝟞: 𝕎𝕠𝕦𝕟𝕕.
Un día más comenzaba y estaba lista de volver a mi rutina diaria de soledad. Hoy, nuevamente se iría André por sus viajes de negocios, cosa que me preocupaba un poco, por los constantes que podían ser estos.
Muchas veces no entendía por qué frecuentemente tenía salidas de viajes por varios días, aunque, al parecer, todo era por su trabajo que se había vuelto un poco pesado, y por ello, este tenía que esforzarse el doble o el triple de lo que debería, haciendo que cada vez él estuviera más estresado que de costumbre provocando disgustos entre ambos. Pero, aunque los cambios entre nosotros eran un poco más notorios, yo quería estar para él el tiempo que sea necesario; apoyándolo y queriéndolo. Además, André tenía sus momentos en que era un amor, y cada uno de ellos, los disfrutaba completamente.
Sabía que él no tenía una buena reputación entre las mujeres y que este había tenido problemas con sus ex novias, e incluso, mi hermano llegó a conspirar contra él; a pesar de todo eso, yo sabía que él era buena persona. Sólo que había sido descrito de mala forma por las personas incorrectas.
—¡Eliane, ya es tarde! —gritó André sacándome de mis pensamientos—. ¡Perderé el vuelo!
Suspire y agarré mi bolso de inmediato para agarrar mis llaves y dirigirme a la puerta principal de la casa, para cerrar de está y dirigirme al carro donde André ya se encontraba en el asiento del piloto con la cara de desesperación por lo tarde que era.
Bufé molesta y corrí a dirección del automóvil, no sin antes fijar mi vista al patio de los Evanson. En donde, Johnny permanecía con unas enormes tijeras cortando de sus arbustos, siendo tan cuidadoso y delicado con este mientras trataba de hacer figuras para decorar su jardín.
Era notorio su dedicación y su amor que le daba a su jardín, y eso me fascinaba.
—¡Te voy a dejar aquí, Alanna! —volví a escuchar a André gritar y, de inmediato, dejé de ver a Johnny para subirme al automóvil.
Al momento de hacerlo, André arrancó el carro con alta velocidad, evitando que yo volviera a mirar hacia la dirección de Johnny Evanson. Pero, aun así, pude distinguir que mi vecino parecía molesto.
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Finalmente estaba en casa. El camino de la casa al aeropuerto no había ayudado a que mejorará la situación que tenía con André, de hecho, el camino había sido demasiado tenso. Cuando llegamos al aeropuerto, él se bajó del auto y se fue corriendo adentro del lugar dejándome atrás.
Intenté seguirlo, pero este desapareció sin más en el aeropuerto y decidí volver a casa resignada. Más tarde, podría hablar con él por llamada para saber si llegó con bien.
Era cierto que, aquella acción fue un tanto inusual, pero no le quería dar más vueltas a ese asunto por el momento. Porque no me quería arruinarme la noche yo sola.
Entonces, permanecí sentada en el auto mirando hacia mi casa cuando froté mi rostro frustrada tratando de ahogar un grito con mis manos por el cansancio y el estrés que me recorría.
Definitivamente, no sabía qué hacer y no sabía cómo entender a André.
Necesitaba volver al doctor.
Antes de conocer a André yo tenía problemas graves de ansiedad, y con la llegada de él, mi vida había sido un alivio total. Ya que él había reducido mis problemas, pero desde que en mi vida entro Johnny junto con los cambios de actitud de André, había vuelto a caer en esos malos hábitos que nunca soporte vivir ni un solo segundo.
Limpié rápidamente las lágrimas que comenzaban a recorrer mis mejillas y me miré en el espejo retrovisor del auto, dándome cuenta de lo pálida que me miraba y las ojeras que comenzaban a salir en mi rostro. Cerré los ojos con fuerza y al abrirlos, un mareo me invadió, pero salí del auto tratando de actuar normal, dejando pasar aquel malestar.
Comencé a caminar a dirección de mi casa hasta fijar mi vista en mi vecino que seguía en sus arbustos con las enormes tijeras, aunque ahora, el arbusto en el cual él estaba trabajando, se había convertido en algo precioso. Ahora, ese arbusto parecía la silueta de una mujer joven. Posiblemente estaba recreando a su hermana Araíd, o incluso a una novia suya; pero, sea la que sea a la cual este recreando, lo estaba haciendo muy bien.
Era impresionante la forma en que se movía y le daba forma a su creación; él era todo un artista.
Lo miré asombrada abriendo mi boca levemente por la sorpresa hasta que Johnny levantó su mirada y me sonrió alegremente, apartando su vista de los cortes que hacía. Y, por ello, de repente el hombre mostró una mueca de dolor y de su mano comenzó a salir demasiada sangre que trato de contener con su otra mano sujetándose con fuerza.
—¡Oh no! ¿estás bien? ¿no te duele nada? —exclamé corriendo a su patio con preocupación—. Dios mío, ¡es mucha sangre! —volví a gritar de forma aguda comenzando a temblar al ver todo ese líquido bajando por su mano.
Y, cuando estuve frente a él, este me sonrió como si no estuviera pasando nada, mientras que yo no sabía qué hacer, ya que nunca antes en mi vida había visto tanta sangre como lo estaba haciendo en este momento, y aquello me aterraba.
—Tranquila, he pasado cosas peores —mencionó tratando de taparse el corte y ocultando el dolor que sentía.
—Déjame ayudarte llevándote al doctor —susurré acercándome a él para sostener su mano—. Necesitas ir al hospital. A urgencias.
Johnny soltó una carcajada y volteé a verlo de forma seria sin entender su actitud. Es que, maldición, estaba sangrando demasiado y él actuaba como sí nada; estaba demente sí no lo tomaba enserio esta situación.
—Tranquila, Eliane. He pasado cosas peores estando solo —aclaró con una leve sonrisa—. No necesito ir al hospital.
Bufé molesta al darme cuenta que compartía la misma actitud que André en estos casos. Que desagradable.
No me gustaba que la salud y los accidentes los tomarán como si nada, realmente era terrible que una persona hiciera eso, ya que, un corte que derrama esa cantidad de sangre, era un tema muy delicado, como para dejarlo pasar.
Entonces, resoplé frustrada levantando la mirada en busca de que algún vecino que estuviera presente para ayudarnos, pero al parecer, nadie estaba cerca. Y eso era malo.
Muy malo.
—¿Dónde está Araíd? —cuestioné de inmediato volteando a ver su casa.
—Araíd tuvo que salir —contestó sin más volviendo a mostrar el dolor que sentía con su mueca.
Tragué saliva nerviosa sin saber que hacer nuevamente mientras pensaba la forma de ayudarlo. Es que definitivamente no podía dejarlo solo, simplemente no podía, pero tampoco me dejaba llevarlo al hospital.
No tenía muchas opciones.
—Vamos a mi casa —solté sin más llamando su atención.
En la casa no estaba André y no se daría cuenta de esto. Además, era una emergencia. Posiblemente Johnny era alguien extraño y la gente lo miraba raro cada vez que estaba conmigo, y también solía hacer comentarios extraños, pero después de todo, él era una persona. No podía dejarlo solo en esta situación en donde estaba perdiendo demasiada sangre.
Johnny asiente y de inmediato lo agarró del otro brazo para comenzar a caminar lentamente hacia mi casa. Y, al estar frente a la puerta, la abrí con las llaves que tenía en mis bolsillos, para que después Evanson entrara al lugar sentándose en el sillón más cercano que había, mostrándose cansado y sin ánimos, mientras que yo corrí al baño por el botiquín que tenía.
Al tenerlo en mis manos, corrí hacia Johnny y abrí el botiquín sacando el alcohol y las vendas de este, junto con unos cuantos algodones. Si era sincera, nunca había utilizado un botiquín, ni mucho menos había atendido una cortada de esa forma, pero tenía que hacer el intento por mi vecino.
El joven parecía adolorido provocando que mis nervios aumentarán y mis manos comenzarán a sudar por los nervios que tenía mientras que seguía sin saber que hacer primero.
—Esto te va a doler —aclaré nerviosa colocando los algodones con alcohol en su cortada, mirando como este demostraba su desagrado, pero traté de ignorarlo, para seguir con mi deber.
Comencé a limpiar la sangre de su brazo con el algodón, hasta acabar y comenzar a vendarlo como podía. De verdad, me sentía demasiado torpe en esto, pero era mejor que nada.
—Listo —susurré después de cubrir su cortada finalmente.
Volteé a mirarlo de inmediato y este permanecía con una sonrisa mirándome fijamente, eliminando aquella mueca de desagrado y de dolor, además de mantenerse viéndose bien.
Que extraño. Usualmente la gente se veía pálida cuando perdía mucha sangre, y Johnny se mantenía igual. Por eso, estaba a punto de decirle algo sobre aquello, pero este me interrumpió.
—Eres muy dulce por querer ayudarme —comentó provocando que mis mejillas se tornaran rojizas por su inesperado halago—. Creí que tu novio no le gustaba que me hablaras.
Y con aquellas palabras, me elimino aquella felicidad que sentía, y solté un fuerte suspiró, bajando la mirada acomodando las cosas en el botiquín para no verlo a los ojos.
—Él no está —contesté—. Además, él no va a saber sobre esto.
Evanson levantó mi rostro con delicadeza —tomándome por sorpresa—, dándome una enorme sonrisa mientras acariciaba mi mentón viéndome con dulzura a los ojos.
—Nunca creí que eras de las mujeres que les ocultaban las cosas a sus parejas —susurró mirándome con curiosidad y acariciando levemente mis mejillas con ternura.
—Tienes una perspectiva extraña de mí —aclaré con una leve sonrisa mirándolo divertida.
Entonces, de repente, el hombre dejó de tocar mi rostro y se apartó de mí con rapidez mientras negaba con la cabeza divertido.
—Lo admito. Pensé que eras diferente —aclaró con una sonrisa—, y por eso estaba pendiente de ti.
Lo miré extrañada por sus palabras sin entender completamente a lo que se refería. Tenía que admitir que nuestras conversaciones en ocasiones eran muy extrañas, demasiadas extrañas que provocaban muchas dudas en mí, y está era una ocasión.
Por ello, aclaré mi garganta tratando de despejar mi mente de esos pensamientos para enfocarme en la plática.
—Entonces, ¿te gustan las que se dejan dominar? —cuestioné confundida.
Bien, esa no había sido una buena pregunta.
El hombre volvió a sonreír, pero ahora de forma extraña, haciéndome sentir extraña, porque aquella sonrisa no era la típica juguetona que solía darme, sino, era una indescifrable y misteriosa.
—Estás actuando frente a mí —mencionó acercándose de nuevo—. Tú no eres así.
—Tú no sabes como soy —contesté de inmediato acercándome a él de igual forma.
Johnny soltó una carcajada provocando que la confusión volviera a invadir mi cuerpo mientras este se acercaba más a mí y a mi rostro, haciendo que sintiera su aliento.
Tragué saliva nerviosa secando mis manos en mi vestido esperando lo que fuera a decir o hacer, pero este se mantenía callado.
—André sabe manipularte —susurró acercándose a mis labios con rapidez, impactándome por aquello—. Sabe tus debilidades, sabe todo sobre ti. No es de confianza, así que deberías cuidarte de la gente que te rodea Eliane, puede ser peligrosa —murmuró y me alejé de él al instante, recordando el mensaje que había recibido hace unas noches.
Un escalofrío invadió mi cuerpo mientras observaba a Johnny atenta, al igual que su mirada que comenzaba a darme temor. Así que me levanté del sillón y retrocedí unos pasos de inmediato sin apartar la vista de él, que aún se mantenía sentado en el sofá.
—¡Lárgate de mi casa! —grité con temor de él.
El hombre en cambio me miró con burla, pareciendo ser otra persona distinta a la que era Evanson. Posiblemente esto sea una pesadilla, o una broma de mal gusto, ya que no creía que Johnny sea así. Y esperaba que no lo fuera.
—¿Por qué tan a la defensiva? —preguntó manteniendo esa mirada escalofriante dándome a conocer que esto era real.
—Lárgate, por favor —susurré con lágrimas comenzando a derramarse en mis ojos tratando de calmar mi miedo.
—Sólo te estoy cuidando —dijo el hombre levantándose del sillón y comenzando a caminar hacia mí—. Él es malo para ti.
Trague saliva nerviosa y comencé a derramar más lágrimas bajo su atenta mirada, esperando que pronto se fuera, pero no lo hacía. Se mantenía en el mismo lugar, dándome temor.
—Por favor... —susurré aun asustada, pero él sólo me miró con lástima. Pero después, aquella reacción se transformó en un momento a otro en furia, asustándome y haciéndome quedar perpleja por ello.
—En vez de correrme, deberías comenzar a pensar en que podrías hacer para cambiar tu vida.
El hombre soltó aquellas palabras con tanta brusquedad que me tomo por sorpresa, pero antes de que pudiera decirle algo sobre sus palabras, él salió de la casa de inmediato, dejándome sola y con dudas.
Nota: ¡El shipp se llama Joliane! Llegue ha pensar en Johanna pero ese es un nombre de niña común jaja
En el misterio, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧
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